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Los dogmas y creencias religiosas.- ¿Asunto de fe o de razón?


Partes: 1, 2

    1. El saber es una cuestión de estudio
    2. La probabilidad de ocurrencia de un hecho
    3. La fe como consecuencia de la razón
    4. Acontecimientos requieren de razón para creerlos
    5. Creacionismo y Evolucionismo
    6. La creación es un asunto de razón
    7. El estudio para alcanzar la Fe
    8. El concepto racional del Dios creador
    9. Conclusión

    1.- Introducción

    Casi en todas las conversaciones que he mantenido, ya sea con familiares, amigos y vecinos e incluso con visitantes religiosos, me han dicho que la creencia en Dios es un asunto de fe y no hay cabida, en asuntos religiosos, la razón. La Biblia define de manera muy precisa lo qué es la fe. Nos dice: "Es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve." Aunque no es mi propósito realizar un análisis de esta definición, si saltan a luz algunas reflexiones de este mismo concepto: Certeza es la confianza que un hecho tiene que ocurrir y convicción es la seguridad que lo que tiene que suceder sucederá. Ante la creencia convencida de que mediante la razón no se puede llegar a Dios, tengo algunos reparos al respecto que vale la pena ponernos a reflexionar.

    2.- El saber es una cuestión de estudio

    Empezaré con un ejemplo sencillo: Estoy convencido de que, si suelto una piedra que soporta mi mano ésta inevitablemente irá a parar al suelo. El efecto de soltar la piedra hará que actúe la gravedad (que siempre está presente en todos los cuerpos que existen en la tierra) y el objeto caerá en el sitio donde me encuentre situado. Según la física, todos los parámetros que encierra la caída de un cuerpo se la puede calcular (que también se puede decir: predecir); es decir, si mido (conozco) la altura desde mi mano al piso puedo determinar el tiempo que durará la caída, la velocidad con que golpeará el objeto al suelo, verificare que la gravedad sigue actuando, etc. El efecto de que un objeto caiga al suelo es de alguna manera cotidiano, común y hasta vulgar. No se requiere de ningún conocimiento para saber lo que pasará cuando dicho objeto pierda el sostén. El estudio de éste fenómeno físico y el conocimiento de todos los parámetros (misterios) que la envuelven no se hubieran sabido o conocido si Don Sir I. Newton no los hubiera estudiado. Comparar con fe el saber de que un objeto caerá cuando lo soltamos; y con la razón, el conocimiento de los parámetros que hicieron que el objeto caiga, puede no ser aceptado por muchos y puede resultar ofensivo para otros. Sin embargo, con o sin conocimiento de las leyes naturales que gobiernan la caída de un cuerpo, el cuerpo se comportará de manera que se encuentra establecida en la naturaleza; es decir, si lo suelto se caerá. Para llegar a ésta conclusión no se requiere de sabios, pero siendo sabios sabré exactamente (o casi) qué es lo que está sucediendo.

    3.- La probabilidad de ocurrencia de un hecho.

    Ahora bien, qué sucede con un hecho dónde no se puede saber su comportamiento; digamos: el futuro de una persona. Existen muchos charlatanes que nos pueden engañar (de hecho ya engañan a muchos incautos) manifestando que pueden adivinar lo que nos va a suceder en el futuro y nos predicen fortuna, amores, éxitos, etc., de acuerdo con lo que nosotros queramos oír. Para saber el futuro de una persona deberíamos asociar un sinnúmero (casi infinito) de probabilidades de ocurrencia; la gran cantidad de parámetros que influyen directamente e indirectamente en la ocurrencia de un acto vuelven difícil la predicción de un hecho futuro; la probabilidad de ocurrencia disminuye a medida que aumentan los parámetros. Una moneda tiene dos probabilidades de ocurrencia (una cara y otra sello) la probabilidad de ocurrencia al lanzar una moneda, de que ésta caiga en sello o cara es del 50 %. La probabilidad de que un dado caiga en cualquiera de sus números es de 1/6, debido al número de caras de un dado (cubo); mientras más sean los parámetros, menor será la probabilidad de ocurrencia. De hecho que se pueden asociar ciertos hechos significativos y despreciar los no tan significativos e influyentes y, en base de los cuales, realizar una predicción más acertada. Si deseamos saber si el día de mañana será un día soleado o lluvioso, los factores más influyentes que pueden intervenir serán: la estación del año (ubicación de la Tierra respecto al Sol), posición del lugar en el Planeta, altitud, humedad del ambiente, velocidad de los vientos, etc.; los menos influyentes pueden ser: Densidad poblacional, densidad hidrográfica, etc.; conjugando los factores influyentes en base de experiencias pasadas se puede predecir (dar una probabilidad) lo que puede suceder con el clima en el día de mañana. La fórmula que se emplearía sería única para cada sitio de investigación y no sería útil para otra zona.  Predecir, por ejemplo que yo me gane la lotería estará en función del número de boletos emitidos y del número de guachitos que compre, por lo tanto mi probabilidad de que resulte ganador será; número  de guachitos comprados dividido para el número de boletos emitidos. Entonces si tengo un guachito (un número) comprado y se han emitido 10.000 números, mi probabilidad será de 0.0001 o del 0.01 %; o sea, si existe probabilidad que me gane la lotería, aunque mínima puedo ganar. Sin embargo la probabilidad no se incrementará por más "limpias" o "embrujos" que realice.  

    Veamos otro ejemplo, aunque burdo, me parece apropiado. ¿Cuál es la probabilidad que caminando por la calle nos encontremos con un billete tirado en el suelo? La ocurrencia de éste hecho (que no dejaría de alegrarme) estaría en función de un número muy grande de parámetros para que suceda realmente: Tomando como protagonistas solo a las dos personas: La que perdió el billete y él que lo encontró, las probabilidades de ocurrencia son extremadamente altas, ni se diga si involucramos a todas las personas las que instantes antes de la pérdida o del encuentro se cruzaron por sus vidas. Adicionalmente, sin tomar en cuenta de todo lo que involucraría cómo llego el billete a las manos del descuidado transeúnte hasta que lo perdió, sino solamente desde el instante en que ya no lo tuvo en sus manos y el momento en que lo encontré, las probabilidades aumenta pero no en mucho. Sin embargo, la ocurrencia del hecho existe, pero la probabilidad es pequeña a pesar que muchos podemos perder un billete y otros tantos la pueden encontrar.

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