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El remonismo en Panam (página 3)


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La educación no había evolucionado hacia el reconocimiento de los derechos políticos y de las libertades ciudadanas. La Policía, progresivamente, y  siempre con el aval de las fuerzas extranjeras acantonadas en la Zona del Canal, fue asumiendo responsabilidades en el aparato político. Las clases hegemónicas panameñas se aprovecharon del poder armado de la Policía Nacional, para conservar el control del aparato estatal. En el desarrollo de nuestra investigación trataremos de comprobar esta hipótesis.

En Panamá, este peligro potencial empieza a sentirse en forma ostensible, a partir de 1943, cuando el cuerpo policial  toma forma militar.   Renato Pereira, sostiene sobre esta tendencia que: "Con Remón en la dirección efectiva de la policía, el presupuesto de ésta pasa de menos de un millón de dólares en 1939 a más de dos millones y medio en 1942. Oficial de caballería, presta atención especial a dicha sección hasta convertirla en un cuerpo antimotín de temible eficacia. Al pequeño departamento de tránsito lo transforma en un cuerpo motorizado, encasquetado y equipado con armas automáticas. Los agentes más jóvenes son agrupados en varios pelotones de infantería, al mando de oficiales armados de metralleta. Se artilla el cuartel central con algunas ametralladoras de grueso calibre." [54]

El propio Remón expresó que él creía en la libertad, pero también en un gobierno capaz de mantener la autoridad y el orden. En 1952 un columnista seguidor de Remón, definía la palabra libertad según la concepción remonista. Decía "Por eso, los que pregonan   a los cuatro vientos libertad, deben comprender que es la doctrina remonista es la única que puede dar una libertad al pueblo panameño, entendida no como un soberbio dejar hacer, sino como parte integrante de un patrimonio de seguridad a que tiene derecho el individuo dentro de la sociedad" [55]

Remón inculcó el espíritu corporativo [56] de superioridad y de identidad. Sentía que cuando los policías panameños se codeaban con los militares latinoamericanos  en círculos

profesionales o de otra índole, eran disminuidos. En este sentido, quizás su  mayor contribución a la institución fue la imposición de la disciplina y el entrenamiento. Exigió mejores condiciones de trabajo, aumentos de salarios, instructores, vehículos, armamentos, financiamientos bancarios, etc.

La  intromisión de los Estados Unidos en las fuerzas armadas latinoamericanas quedó expresada en los acuerdos, generalmente impuestos, para vender excedentes de material bélico usado a los países de América Latina. Con esta asistencia se inicia un sistemático esfuerzo estadounidense para insertarse en las fuerzas armadas de cada país y que éstas sirvieran a los móviles políticos y económicos del imperio, a la vez se fortalece  el avance de la militarización de los cuerpos armados  latinoamericanos a partir de 1943, cuando ya se preveía el final de la guerra. La Ley de Préstamos y Arriendos (Joint Chief of Staff of the Lend-Lease Policy to other Americans Republics y Surplus War Property Act,   constituyen ejemplos de diseños militares que tendían a la subordinación de las instituciones latinoamericanas al poder de la potencia del norte. Además, dichos planes buscaban monopolizar el mercado de armas por parte de la industria bélica estadounidense.

Con relación a Panamá,  por  razones que analizaremos en otro capítulo, el cuerpo armado panameño no recibió apoyo bélico similar al que los Estados Unidos entregaron  al resto de las naciones latinoamericanas.  La sola presencia de las fuerzas armadas acantonadas en la Zona del Canal  generó  una mística militarista. Debemos entender que la presencia efectiva de las fuerzas armadas estadounidenses en Panamá, hizo innecesario el que Panamá mantuviera un ejército, a pesar de la voluntad del gobierno en participar de la defensa del canal. Los organismos de seguridad  que funcionan en Panamá, especialmente a partir de la Segunda Guerra Mundial  imponen una "atmósfera" militar que se refleja en todos los órdenes de la vida panameña. Estados Unidos emplaza  tropas a través de todo el Istmo mediante el  acuerdo de 1942 llamado Convenio de Bases, puesto en práctica por el gobierno de Ricardo Adolfo de la Guardia. Como hemos citado en la justificación de la investigación, el temor a la influencia nazi fascista durante los años de 1938 a 1940, en Latinoamérica, provoca el acercamiento de Washington a las fuerzas armadas del continente.

La militarización y  fortalecimiento del cuerpo policial  a partir de 1943 produjo oposición en  los movimientos sociales y políticos de la época. Los grupos organizados consideraron  que la política  armamentista de la policía era peligrosa y podía utilizarse para reprimir  las reclamaciones que se hacían en la calle y que eran  contestatarias a la situación de desgobierno y corrupción de las administraciones  contemporáneas.                                                                                                                                 

CAPÍTULO TERCERO

PODER POLICIACO Y DEMOCRACIA EN PANAMÁ.

1.- EVOLUCIÓN DEL CUERPO ARMADO NACIONAL

a.-   Etapa de la Policía Colonial: 1904-1930:

Durante la última etapa de la  vigencia de la dominación colombiana en el istmo de Panamá, la situación política y económica se debatió entre fuerzas sociales que proponían el centralismo y la que apostaban por el federalismo. Esa realidad de luchas entre caudillos, dirigidas desde fuera, no encontraron la necesidad de estructurar una organización militar autónoma, que nos condujera a la formación efectiva de un Estado Nacional.

La inserción del Istmo en el sistema económico capitalista  mundial  mediante la revolución del transporte (construcción del ferrocarril de Panamá a partir de 1850) produce cambios importantes que permiten  la penetración de la emergente  potencia estadounidense en los asuntos istmeños.   La expansión del comercio mundial, pone a los Estados Unidos en condiciones de desarrollar una política de intervención en los asuntos de Latinoamérica. El proceso de consolidación del capitalismo en los Estados Unidos, los llevará a un proceso de expansión territorial y de dominación política.                                                                                    

La entronización legal en Panamá de los intereses de los Estados Unidos mediante el  Tratado Mallarino -Bidlack, significa la pérdida paulatina del derecho de los istmeños a darse su propia seguridad.  El ejército estadounidense, gracias a los acuerdos contractuales con la Nueva Granada, adquiere la facultad de garantizar "positiva y eficazmente a la Nueva Granada la perpetua neutralidad del Istmo, y a la vez garantizan los derechos de soberanía y propiedad que la Nueva Granada tiene y posee sobre dicho territorio".  La Nueva Granada, en efecto, da los pasos preliminares para permitir la legalización de la ingerencia extranjera en los asuntos internos de Panamá.

El ejército neogranadino, a pesar  que mantenía una guarnición estacionada en el Istmo, [57] no muestra mayor preocupación por la seguridad del Departamento. Tanto sus intereses

como los de la potencia imperial,  están asegurados mediante los acuerdos estratégicos de 1846.

Las luchas políticas internas derivadas de los conflictos revolucionarios que degeneraron en la guerra civil entre liberales y conservadores de finales del siglo XIX, traen al Istmo el desasosiego y la intranquilidad. Panamá se debate en una encrucijada entre un ejército extranjero comandado por los conservadores  en el poder y fuerzas revolucionarias irregulares,  dirigidas por los liberales istmeños.

La prolongada contienda interna,  denominada Guerra de los Mil Días, trasladada a Panamá desde el Cauca colombiano, tiene un significativo grado de implicación en la historia militar del Istmo de Panamá. La cantidad y calidad de los cuadros militares que se forman en el transcurso del conflicto demuestran que los panameños, especialmente liberales, se habían adentrado en el conocimiento del arte de la guerra. Istmeños  de diversas procedencias sociales, adquirieron experiencias militares tanto de la guerra convencional, como de las luchas irregulares o guerra de guerrillas.

Una importante cantidad de campesinos y hombres de la urbe citadina, adquirieron experiencia militar y se mantuvieron en reserva prestos a la lucha armada, siempre y cuando los dirigentes políticos- militares, con quienes se codearon durante la guerra civil, los llamaran  al campo de batalla. Esto significa que, para  los auténticos dirigentes liberales istmeños, opuestos a la dominación estadounidense en Panamá y quienes se sintieron traicionados   por  el Tratado de Wisconsin,  que puso fin a la guerra civil,  no les era difícil constituir un ejército nacional de liberación.  Como es lógico, esta situación, a todas luces imaginaria,  hubiera variado las condiciones políticas, económicas y morales en que se da nuestra separación de Colombia en 1903.

El ejército nacional,  finalmente es desintegrado por presión de las fuerzas interventoras. Huertas  debe renunciar por sugerencia de las fuerzas estadounidenses. [58]

Esteban Huertas,   un militar  forjado en la Guerra y cuya decisión de apoyar el movimiento separatista fue fundamental para el nacimiento de la República es, de alguna manera,  desfigurado por la historiografía estadounidense.[59]

Una carta  enviada por Huertas al Presidente Amador  (ver Panamá América del 14 de julio de 1974)  en términos poco comedidos,  manifiesta que su salida del ejército fue dictada por designios "foráneos e interesados", calificándola además, de una "imposición extraña". La carta hace una serie de consideraciones políticas sobre la presión procedente de las autoridades estadounidenses para desmantelar el ejército panameño. El Ministro John Barret (Embajador estadounidense), induce a  Amador a  aceptar la renuncia y a jubilar a Huertas, y a  no ceder de ninguna manera ante  sus " pretensiones insurreccionales ".

"El Ministro Barret  regresó a Panamá…y se encargó del asunto con mano fuerte. Enseguida, visitó a Amador para presentarle sus respetos y para escuchar su opinión sobre la situación .Amador explicó que la crisis tenía que terminar con la jubilación, renuncia o licencia  de Huertas. Sugirió que Panamá se beneficiaría al suprimir el ejército, y le pidió a Barret hacer los arreglos para retener un buque de guerra hasta que se resolvieran las dificultades. Al ser interrogado por Amador sobre cómo tratar al General rebelde y al ejército, Barret le aconsejó obligar a Huertas a renunciar, y disolver el ejército." [60]

Por recomendación del Ministro estadounidense en Panamá, John Barret, el ejército panameño debía reintegrarse en una guardia rural y sus miembros sólo deberían portar revólveres. Creía que la importación y posesión de armas de fuego debería prohibirse, y

recomendó que Panamá almacenara sus armas y municiones en la Zona del Canal. Así se cumplió. El gobierno nacional adscribió  la Comandancia General del Ejército a la Secretaría de Gobierno y Relaciones Exteriores a partir de noviembre de 1904.

En esta circunstancia, la existencia del ejército se constituía en un obstáculo frente a la lógica del imperio. Es sabido que en el ejército heredado de los colombianos existía un inveterado anti-norteamericanismo que era producto de las constantes intromisiones y abusos estadounidenses en el Istmo, durante la parte final del siglo XIX. Además, como hemos dicho antes, había una rica experiencia  político militar y una vasta tradición  revolucionaria entre los componentes militares istmeños, lograda durante la Guerra de los Mil Días. Era un riesgo al cual las fuerzas intervencionistas estadounidenses rechazaban enfrentar. La defenestración del ejército panameño fue una medida de seguridad y de negación del derecho de erigir un estado nacional autónomo.

Pero Barret y los estadounidenses eran conscientes que la abolición del ejército panameño no significaba el fin de las tendencias revolucionarias en el Istmo. Las experiencias abusivas del imperio norteamericano en Panamá no les permitía confiar en que la neutralización de Huertas fuera suficiente para imponer a su antojo las políticas hegemónicas en la recién nacida República. Ya lo decía el Ministro,  el 13 de diciembre en carta al Secretario de Estado  John Hay: "No creo que haya más problemas en Panamá; pero debe recordarse que las masas están entrenadas y experimentadas en toda clases de motines, agitaciones y desórdenes populares, y  alguna ocasión se puede hacer gran daño si no hay una fuerza, como una compañía de marinos convenientemente en Ancón".[61]

"Nace entonces un cuerpo policial cooptado, constituido en un ente instrumental subordinado y disciplinado al poder colonial del estado y al servicio de las clases hegemónicas locales. Esa supeditación lo incapacita para constituirse en poder mediador del aparato coercitivo del Estado y para mantener el orden público que es decantado por el fortalecimiento de las luchas nacionalistas del periodo 1904-1930."[62]

El Ministro estadounidense pidió que se estableciera una compañía de marinos permanentemente en Ancón en lugar de Emperador. Así, las fuerzas militares de la Zona del Canal estarían más cerca de la Ciudad de Panamá para ser eficaces en sofocar desórdenes  o intentos de insurrección. Estas fuerzas, decía, "aunque no participen para preservar el orden mantendrán la tranquilidad o protegerá la propiedad." Luego de licenciar a los miembros del ejército nacional, para cuya aceptación, por parte de los soldados tuvo que mediar una amenaza del Ministro estadounidense, desaparece oficialmente la institución militar.

Como consecuencia lógica,  la extrema sujeción de la naciente República al poder emergente de los Estados Unidos,   la Policía Nacional, luego de la eliminación del Ejército en noviembre de 1904, se convierte en una de las Instituciones más dependientes del tutelaje estadounidense.  Previamente, el Tratado del Canal de 1903 y la Constitución de 1904, habían cercenado toda participación de la Policía en los asuntos inherentes a la seguridad nacional y al orden público. Era una policía supeditada al poder colonial  que debió  afrontar la indigna  imposición de que un ejército extranjero le correspondiera controlar el orden público interno. Previamente, La Convención Istmica de 1903[63] y la Constitución de 1904 habían otorgado a los Estados Unidos, el derecho a intervenir en los nuestros asuntos internos.

"Un año después de consumada la independencia se dictó por motivos de seguridad pública el decreto 194 de diciembre de 1904 por el cual se elevó el cuerpo de Policía Nacional a setecientas plazas…Por considerarse este número insuficiente se expidió el Decreto Número 56, de 23 de marzo de 1905 aumentando el personal en sesenta plazas más,…Este era el total que componía la fuerza pública efectiva del país en los inicios del año 1905."[64]

            Aunque la Policía mantenía formalmente un Comandante Civil designado por el Presidente, en realidad quien la dirigía era el Inspector General recomendado  por los Estados Unidos y contratado por el gobierno nacional.  Este asesor o Inspector poseía un rol hegemónico en el cuerpo armada y   gozaba de gran influencia en las esferas del gobierno nacional. Servía, además, como enlace con el Embajador estadounidense para los asuntos concernientes al orden público. 

Samuel B. Davis, George W. Jiménez, Wallis O. Clark y Rubén Varón, sucesivamente,  entre 1904 y 1910 ocuparon el cargo de Inspectores Generales de la Policía Nacional. Pero fue Albert Lamb[65] el que desempeñó la función por mayor tiempo. Contratado en 1917, se mantuvo como Inspector hasta 1927 cuando el gobierno nacional, incómodo por el control norteamericano del único organismo de seguridad del país, abolió el cargo.

Opacada por la ingerencia estadounidense,  la Policía Nacional desempeñó un papel insignificante y muchas veces, denigrante en la vida política panameña entre 1904 y 1930. Durante dicho periodo, el rol de árbitro en la  política nacional lo viene a ejercer el ejército estadounidense. Su papel se redujo a sofocar reyertas ciudadanas y servir de brazo armado a los partidos políticos de las  clases gobernantes para,  periódicamente, lograr algunas ventajas electorales.

Es importante señalar aquí, que los hombres que formaban el cuerpo de policía, en su mayoría, procedían de las clases populares urbanas. Por su condición humilde y bajos niveles de educación, eran constantemente vejados por los soldados zoneítas.

Sin embargo, la Policía panameña nunca aceptó mansamente la arrogancia estadounidense y los abusos que estos cometían flagrantemente en las calles citadinas. Constantemente soldados y marinos descendía a las ciudades  panameñas como bandas desenfrenadas de piratas,   actitudes que eran recibidas con repugnancia por la población y por la Policía. Ocurrían frecuentes desórdenes callejeros, provocados por militares estadounidenses en las ciudades de Panamá y Colón.[66] Las autoridades de la Zona del Canal siempre acusaron a la policía panameña de ser ignorante y de actuar con  mala voluntad,  exigiendo que se les brindara protección y seguridad a sus soldados.

Cuadro No 2.

Algunas Cifras de los Integrantes  de la Fuerza Pública Entre 1904-1918.

1904…………700      plazas

1905…………760      plazas.

1910…………1098    plazas

1913………….972     plazas

1915………….1146   plazas

1918…….……978     plazas

Fuente: Arosemena González, Carlos … El Cuerpo de Policía Nacional, 1903-1953 . Imprenta La Academia, Panamá 1953.

Otros incidentes como el escenificado en el  barrio de tolerancia de Cocoa Grove  siguieron ocurriendo entre 1914 y 1916. La rivalidad entre policías panameños y soldados acantonados en el canal era  notoria. Siempre quedaba en evidencia la inconformidad de la policía por la actitud prepotente de los soldados y se demostraba algún   sentido de defensa de los intereses de los nacionales por parte de los policías panameños..,  "al terminar un juego de béisbol en el sector atlántico del Istmo al que asistieron alrededor de 1.200 soldados estadounidenses, uno de ellos golpeó con una varita a un policía panameño. Aunque no se puede afirmar que el golpe fue intencional, lo cierto es que el policía devolvió el golpe recibido, lo que dio lugar a otra encarnizada riña que se extendió a casi toda la ciudad de Colón, entre panameños y 1.500 norteamericanos aproximadamente. Un oficial y siete agentes de policía resultaron heridos por el lado de los panameños. Por el de los norteamericanos un cabo del ejército fue muerto y tres resultaron heridos.[67]

            Los   norteamericanos ordenaron el desarme total de la Policía Nacional, el 15 de octubre de 1915  acogiéndose a una interpretación unilateral de la Cláusula VII de la Convención Istmica de 1903. . El gobierno panameño no estuvo de acuerdo con dicha interpretación y presentó reclamos diplomáticos ante el gobierno estadounidense. El Ministro de los Estados Unidos,  William Price y el Secretario de Exteriores de Panamá, Ernesto T. Lefevre se enfrentan en profundas diferencias diplomáticas. Lefevre, trata  de alguna manera,   que la República no sea devorada por la mentalidad colonialista de Price.                                           

Finalmente, Price envía a nuestra cancillería un verdadero ultimátum exigiendo en forma perentoria el desarme de la Policía Nacional, el 9 de mayo de 1916 en las ciudades de Panamá y Colón y el almacenamiento de sus armas en la Zona del Canal. Aún más, el Ministro estadounidense, sintiéndose una especie de procónsul, indicó el tipo de armas que ellos aceptaban que se usaran en la Presidencia de la República y en las cárceles. Y como si no fuera suficiente, en una conferencia que tuvo con el canciller Lefevre, le expresó que nuestro país no requería una Policía armada, por cuanto el gobierno estadounidense sofocaría inmediatamente cualquier disturbio que ocurriera. En nota  de protesta enviada por el Secretario de Relaciones Exteriores de Panamá, Ernesto T. Lefebre al Ministro Price  dice: " En efecto, siendo Panamá una nación soberana e independiente, el Gobierno de los estados unidos no tiene derecho para decidir, si este país puede o no tener una fuerza nacional armada de rifles de largo alcance. El decidir tal punto es una cuestión de política interna del país… Mi gobierno considera ofensiva para la dignidad nacional la solicitud de desarme de nuestro Cuerpo de Policía en las ciudades de Panamá y Colón…" [68]

La intromisión de las autoridades estadounidenses en los asuntos panameños, se completó cuando los estadounidenses sugieren  al Gobierno Nacional el nombramiento de un Comisionado  de Policía norteamericano, con plenos poderes para controlar, instruir y supervisar a la institución armada, responsable solo ante el Presidente de la República. El mencionado Albert Lamb fue designado para ese cargo. Al mismo tiempo se sugirió el nombramiento de un agente fiscal norteamericano para la República de Panamá. Lamb, [69] que no era soldado sino Policía  dio inicio a algún nivel de  profesionalización de la Policía panameña y logró el objetivo de las autoridades estadounidenses: controlar desde dentro a la policía y someter e intimidarla  ideológicamente para evitar su beligerancia en asuntos nacionales y por consecuencia, los enfrentamientos callejeros con los soldados estadounidenses.

La policía, elemento fundamental en la estructuración del Estado Nacional, fue totalmente desactivada de una de sus funciones  básicas. A diferencia de los demás países latinoamericanos, donde sus fuerzas armadas desempeñan un rol aglutinante en el proceso de formación del estado independiente, en Panamá  surgirá un enclave dependiente que controla no solo la actividad económica sino también lo político. Es notorio que la presencia en extremo dominante de los estadounidenses hace muy lenta la consolidación del Estado Nacional.                                                                                                                        

 La intromisión extranjera en las comunes luchas políticas por el poder y la traumatizante actitud estadounidense de controlar el principal recurso económico de la naciente nación, crean un nivel elevado de frustración entre los gestores del movimiento separatista. Las burguesías nacionales latinoamericanas, artífices de sus propios estados y de un  desarrollo autónomo interno apoyaron la creación de ejércitos profesionales que en situaciones de crisis iban a servir de alternativas a los partidos políticos  y a los grupos sociales dominantes. Pero en Panamá,  ese desarrollo de las fuerzas armadas nacionales es imposible por la dominación legal mediante tratados  y de hecho, por la fuerza de las circunstancias por parte de los Estados Unidos.                                 

Sin embargo, la Policía panameña que subsiste  al despuntar la década de 1920, no mantiene similares características a la de la década anterior. Una serie de hechos  tanto endógenos como exógenos ocurren en Panamá que afectan las estructuras mismas de las instituciones y desarrollo de la política estatal.                                                                                                                

La terminación  de las obras del canal y la consecuente disminución de la oferta monetaria; esto,  acompañado por la escasez de mercancías que provenían del mercado externo,  generaron un proceso inflacionario que encarece el costo de la vida. La finalización de la primera Guerra Mundial,  crea una situación de disminución de los ingresos del fisco. El estado panameño deberá crear nuevas fuentes de empleo para soportar la presión de los obreros cesantes del canal y de las actividades bélicas. Los políticos panameños, muy acostumbrados a la  sumisión y dependencia de las autoridades estadounidenses, deberán ahora, afrontar algunas riesgos por sí solos. Los cerrados grupos oligárquicos   que habían estado entretenidos en disputas de naturaleza personal y sujetos a la bonanza que proveía de la construcción del canal norteamericano, deben ahora empezar a tomar decisiones que satisfagan las necesidades de su población.

"En esencia el Partido Liberal o su gama de fracciones unidas en alianzas para los torneos electorales, representaba a la burguesía comercial casateniente o inmobiliaria de la zona de tránsito. Contrariamente, el Partido Conservador o sus fracciones partidarias representaban al gran terrateniente latifundista del campo. Ambas clases, que conforman lo que en el lenguaje popular se denomina la oligarquía panameña, son antinacionales y extranjerizantes; no están  vinculadas a la producción nacional ni al mercado interno"[70]

Ante la crisis económica que afecta al país desde principio de los años 20, los grupos que detentan el poder se aferran a la defensa de sus intereses comerciales. Como es natural, aparecerán tendencias contestatarias en el seno de la sociedad panameña. El alza de los impuestos aplicada por el gobierno a los casatenientes degenera en el aumento de los alquileres a los grupos pobres urbanos. Se atizarán los conflictos sociales a los cuales el gobierno de la oligarquía reprimirá con fuerza. La policía enfrentará un nuevo escenario porque tendrá que desempeñar el papel de cuerpo represor de sus conciudadanos.                                 

"En febrero de  1925,   la situación se hizo más gravosa para los locatorios con la expedición de la Ley 29 que aumentaba el impuesto sobre los bienes inmuebles, dado que los caseros lo asimilaron, pero trasladaron dicho aumento al importe de los alquileres, con lo cual el problema inquilinario hizo crisis." [71]. La Policía Nacional reprimía a los inquilinos de los "cuartos de la gente pobre" de  los barrios del Chorrillo, Marañón, San Miguel, El Granillo etc. que agrupados en la Liga de Inquilinos y Subsistencias, organizada a fines de 1924,  decretaron una huelga de no pago de los alquileres".  Los Jefes policiales para entonces eran connotados miembros de los grupos oligárquicos del país, tales como Ricardo Arango, Archibaldo Boyd; el Alcalde lo era Mario Galindo y  fungían como altos oficiales, Enrique Correa y Joaquín  Alemán.

Es sabido que el débil gobierno de Rodolfo Chiari  invitó a las fuerzas armadas estadounidenses a intervenir en Panamá para sofocar desórdenes provocados por el alza de los precios de la vivienda "Cuando en 1925, por una vez, la policía disolvió por si sola una potente manifestación de arrendatarios de cuartos en huelga de no pago de alquileres , dejando diez muertos sobre el terreno, la reacción que desencadenó puso en peligro todo el sistema…"[72]

Como "caldo de cultivo" de la   evolución de la sociedad panameña, surgirán grupos organizados que al igual que la Liga de Inquilinos, manifestaran su inconformidad con el orden de cosas imperantes en el país. Ya se dan señales evidentes de corrupción administrativa, nepotismo y falta de sensibilidad hacia los problemas de los ciudadanos comunes, pero fundamentalmente la inconformidad por el status semi colonial que se acentuaba en la República. Además, sectores excluyentes y grupos de elite de la sociedad se posesionan de las mejores porciones del presupuesto y de la economía  nacional, mientras   la miseria y el desempleo, se apodera de amplios sectores da la población. Acción Comunal, grupo semiclandestino constituido en 1923; formado por gente de los sectores emergentes de las insipientes capas medias y profesionales empiezan a señalar algunas deformaciones en el gobierno y en la sociedad misma.

Este era el panorama a mediados y finales  de la década de 1920. Florencio Harmodio Arosemena un hombre  incondicional del Presidente  Rodolfo Chiari, candidato oficial  del liberalismo  (chiarista) fue  electo  en 1928 como nuevo mandatario en unas elecciones preñadas de acusaciones de fraudes y de peticiones a los Estados Unidos  para que intervinieran.        

 La Policía, en esta coyuntura, por primera vez, hacia las veces de árbitro de la política nacional [73] porque ya manifestaba su apoyo a uno u otro candidato. También reprimía a los grupos que se manifestaban contra la situación imperante. Pero era inevitable,  en el marco de los intereses de los grupos populares que se observara un progresivo resentimiento contra la hegemonía norteamericana y contra la corrupción y el nepotismo de las clases altas. La crisis económica causada por la depresión de 1929 contribuyó a que el gobierno de Florencio Harmodio Arosemena  fuera aislándose paulatinamente de la población.

b.-Etapa de Profesionalización y Politización: 1931-1942.

  La década de 1920 deja huellas interesantes en la historia panameña. Factores internos y extraños intervienen en la conformación de una nueva realidad en Panamá al despuntar el segundo decenio republicano.. Sectores de las capas medias de la sociedad empezaron a tomar posiciones en la actividad política y social del país; una fuerte depresión económica, procedente del norte, se hace sentir intensamente en Panamá.

Los gobernantes de turno se hacen cada vez más insensibles ante las reclamaciones de los grupos emergentes.

El 2 de enero de 1931, grupos medianamente armados aglutinados en la organización Acción Comunal, derrocan al Presidente Florencio H. Arosemena. Una reacción inusual procedente de profesionales e intelectuales, educados bajo nuevos esquemas nacionalistas y  anti-intervencionistas.  Manifiestan su   desprecio a la corrupción y al mal gobierno,  y subyace entre sus dirigentes un implícito reclamo de los sectores jóvenes, por espacios para participar en  la dirección del Estado. El denominado movimiento reivindicador,  exigía respeto  y apoyo a todos los ciudadanos del país.

El fácil derrocamiento del Presidente  Arosemena, deja en evidencia la debilidad de las fuerzas de seguridad nacional que inveteradamente habían estado  atenidas a la  protección estadounidense. El Estado panameño no se había preocupado por  contar con

un organismo armado  eficaz para garantizar su estabilidad política.[74] Pero es que la estrategia de dominación estadounidense hacia Centroamérica y el Caribe  había variado; un nuevo modelo de dominación estaba apareciendo en el escenario geopolítico latinoamericano. Las tradicionales intervenciones directas  se hacían insostenibles por resultar cada vez más impopulares. Sin embargo, la política del Presidente  Roosevelt, no implica el abandono  de la hegemonía en la región, sino un cambio de estrategia para dar una cara nueva al imperialismo y, a su vez, implementar nuevas formas de  vínculos comerciales, con los países del continente y fortaleciendo   el  plan  de seguridad continental.

El historiador Pantaleón Garcia, uno de los que más ha estudiado este periodo de la historia panameña, dice que una de las preguntas que se han hecho los historiadores y analistas políticos es por qué los Estados Unidos no intervinieron durante los hechos ocurrido el 2 de enero de 1931. . El Profesor García se contesta: "ya desde los inicios de la década del treinta   (los norteamericanos) habían decidido poner en práctica su política de no intervención. Este fue el inicio de la política del Buen vecino y el no intervenir en los asuntos internos de la América Latina, a menos que las vidas y propiedades de los ciudadanos norteamericanos estuvieran en peligro."[75]                                                                                                                           

            Otra de las razones por las cuales se considera que los Estados Unidos no intervino militarmente parece haber sido que, según opinión del embajador Roy T. Davis no hubo tal "golpe de estado" porque la sucesión Presidencial se produjo de acuerdo a las normas constitucionales de Panamá. Vale decir que el Ministro estadounidense,  Davis participó en forma directa en todas las negociaciones que, con motivo del movimiento insurreccional, tuvieron lugar para definir la sucesión gubernamental en Panamá, incluyendo la petición al Presidente Arosemena para que presentara su renuncia.[76]

            "En vez de intervenir y abortar el golpe, los soldados norteamericanos se estacionaron en los límites de la Zona del canal y esperaron por si era necesario ingresar a Panamá para proteger la vida y las propiedades de los ciudadanos de los Estados Unidos. Las autoridades de la Zona del Canal habían sido informadas por los insurgentes de que la seguridad del Canal no estaba en peligro. La misión de los Estados Unidos y su Embajador Roy T. Davis, se limitó a mediar en las negociaciones sobre quién sería el reemplazo del Ingeniero Arosemena en la Presidencia de la República. Finalmente, y más importante, la revolución redefinió la situación socioeconómica del país, incorporando a los nacionalistas de la clase media dentro del grupo de políticos panameños. Una vez en el gobierno, usaron la amenaza de la Policía Nacional, reforzada por la asistencia militar y económica de los Estados Unidos para controlar las protestas de la población…" [77]

Una opinión un tanto contradictoria la produce Víctor Florencio Goytía, quien era miembro de Acción Comunal y participó en las acciones de 1931. Goytía alega que "Contra lo que pueda suponerse, esta urdimbre complicada se tejió espontáneamente, sin conocimiento ni intervención de los Estados Unidos ni de los propios conjurados, como algunos presumen. Las medidas fueron adoptándose a la marcha de los acontecimientos. La mejor prueba de ello es la anticipación de los hechos para el 2 de enero, cuando no estaban completos los planes ni se habían conseguido las armas para el tipo de operaciones a realizar…La toma de los cuarteles de hizo con veinte revólveres y doce escopetas de diferentes calibres y muy pocas municiones, en tanto la Policía contaba con pistolas, fusiles y armas automáticas para dos millares de hombres.[78]

La nueva política estadounidense hacia América Latina se apoyaba ahora en medios más sutiles para asegurarse de un ambiente estable que permitiera el avance sostenido  de sus inversiones. Con una hegemonía  consolidada, se daban el lujo de experimentar nuevas formas de dominación sin comprometerse directamente en los asuntos internos de los países. [79] Pero había quedado en evidencia que los esfuerzos desarrollados en Panamá por

fortalecer a los organismos de seguridad habían fracasado. Los Instructores de Policía recomendados por Washington y nombrados por Panamá no habían tenido éxito en la preparación de un cuerpo de policía idóneo para dar seguridad a la República. El Movimiento de Acción Comunal había puesto de rodillas a los poderes del Estado y puso  en evidencia la debilidad de la Policía Nacional.

El alejamiento simulado de los estadounidenses de los quehaceres políticos panameños deja a nuestra policía al frente de los compromisos de ser guardan de la independencia y del orden público. Liberada de este tutelaje, la Policía Nacional encarará un relativo desarrollo autónomo, pero esto implica, como colofón, que quedará sometida a los caprichos de las fuerzas oligárquicas nativas en sus periódicas disputas por el poder político En definitiva, a esta altura de nuestro desarrollo histórico, la Policía viene a convertirse en el brazo armado de los gobiernos oligárquicos y de las clases dominantes. A lo largo de un periodo importante, que ubicamos a partir de 1932,  se le va  imprimiendo cierto nivel de profesionalización[80]  para que sirva a intereses muy específicos dentro del ámbito nacional. Galileo Solís, Ministro de Gobierno durante la administración del Presidente Harmodio Arias, de alguna manera definía a la fuerza pública como: "un recurso de hecho capaz de ejecutarse con violencia ineludible, y el cual no debe tener otra aplicación que el de servir de respaldo al Gobierno para el mantenimiento del orden público cuando ese mantenimiento es necesario obtenerlo por vía de hecho." 

            La policía, prácticamente desmantelada a raíz de los sucesos de 1931, requiere ahora una reorganización urgente. Surgirá una tendencia notoria hacia su profesionalización, pero a la vez, estará sujeta ahora más que nunca a los avatares de la política criolla. Los políticos panameños perciben que necesitan una Policía fuerte y efectiva para impedir que el mandatario de turno pierda el poder. Se inicia, entonces, el esfuerzo por dar garantía al estado de un organismo de seguridad eficiente  La profesionalización de la policía se constituye en una tarea ineludible para las clases dominantes. Su brazo armado lo será una policía con algún nivel de profesionalismo, pero igualmente, con un aceptable nivel de beligerancia  en la arena política nacional.

Los  procesos de profesionalización y  politización [81] de los  cuerpos armados en América Latina, no siempre se dieron en momentos y condiciones similares en todos los países.  La República de Panamá, con un significativo retraso en la formación del Estado Nacional, respecto a las demás naciones del continente, el proceso de profesionalización de nuestro cuerpo armado se va a producir tardíamente, al inicio de la década de 1930. El absoluto control  estadounidense sobre  los mecanismos de defensa y  seguridad nacional establecidos por los Tratados del Canal, retardó cualquier desarrollo profesional y político de la Policía Nacional. . Por lo tanto, solo cuando  los acuerdos Arias-Roosevelt  de 1936, entran en vigencia, la Policía podrá poner en práctica su desarrollo profesional.

Alguna conceptualización sobre el tema de la profesionalización y politización de los cuerpos armados latinoamericanos aparece en el capítulo segundo de este trabajo.

            Consolidado en el Poder dentro de la Policía, el Presidente Harmodio Arias, inició un programa de modernización del cuerpo armado,  que lo condujera a suplantar con efectividad el vacío dejado por los soldados estadounidenses. Rearmó a la Policía con armas de grueso calibre que habían sido confiscadas por los estadounidenses en 1916. José Antonio Remón Cantera acaba de entrar a la Policía como Capitán y es asignado al Cuartel central de la Ciudad de Panamá y, el Presidente le encomienda la tarea de reorganización para mejorar el profesionalismo de la institución.  "Más allá de comentar el status de Remón como prominente oficial de la Policía Nacional, esas medidas tomadas por él para mejorar el profesionalismo de la Policía, constantemente alteró la función de la Policía en el Istmo de Panamá. Además de convertirse en un vehículo de movilidad social para el selecto grupo de panameños pobres de la ciudad, la nueva imagen de la Policía les dio a sus comandantes un gran poder en la toma de decisiones en los círculos civiles. Bajo la Presidencia de Harmodio Arias, la Policía Nacional comenzó a aparecer como una alternativa a la Presidencia en la búsqueda de dinero y poder en el Istmo, un proceso que llega a su punto culminante a finales de los cuarenta, cuando el primer Comandante Remón quitaba y ponía Presidentes en la República de Panamá". [82]

Advertimos una relativa diferencia entre la concepción que poseía Remón sobre el papel de la Policía Nacional y la función que le pretendían asignar los grupos políticos que detentaron  el poder a partir de 1931. Con una visión más amplia sobre el Estado Nacional; entendiendo la necesidad de reivindicaciones nacionales para lograr la total independencia del país, Remón, en principio, y quizás imbuido por las inquietudes juveniles, pretendió implantar un matiz nacionalista en un cuerpo, constantemente humillado y dependiente del control colonial norteamericano.                                                          

 El Capitán Remón, [83] como oficial de mayor rango militar en el Cuerpo, libre de las presiones políticas a que estaban sometidos los Jefes no militares, se entrega a la tarea de

reestructurarlo. Los amigos y partidarios de los gobernantes dirigían nominalmente al cuerpo armado, pero era Remón quien dictaba las pautas en cuanto a disciplina militar, sentido de identidad y espíritu corporativo. Intervenía directamente en la  formación de oficiales, a la consecución de armamentos,   equipos modernos y el entrenamiento adecuado para la tropa.

Pero los intentos de profesionalización de la Policía emprendidos, por el Capitán Remón, son constantemente limitados por las  disputa partidistas y electorales a que se ve sometida la Policía por las clases dominantes panameñas. En la medida en que el propio Remón se integra y participa  del  disfrute de las "mieles" del poder, la Policía Nacional, a la vez, va quedando inmersa en los conflictos por el poder político.                               

Vale la pena anotar que durante el periodo previo a las elecciones presidenciales de 1936, y especialmente, durante el proceso de selección del candidato oficial, ocurren profundas disputas partidistas por la sucesión del Presidente Harmodio Arias. Incluso, los propios  oficiales del cuerpo de Policía quedaron inmersos en las contradicciones partidistas. Por ejemplo,  el Partido Liberal Doctrinario del Presidente Harmodio Arias se disloca en varias facciones,  cada una de las cuales defiende intereses sobre la selección del  candidato del gobierno. Aurelio Guardia, cuñado del Presidente,  que ocupaba la Comandancia de la Policía Nacional, entra en conflicto con el Secretario de Gobierno y Justicia, Galileo Solís [84] y es relevado del cargo.

Se produce una crisis en el Gobierno y el propio Presidente asume el control de la Policía Nacional. Parece que tanto Guardia como algunos oficiales de la Policía tenían sus preferencias políticas en la selección de la candidatura gobiernista, las cuales no coincidían con las preferencias del Presidente.  El Comandante Guardia favorecía la candidatura de Octavio Méndez Pereira,  mientras que el Coronel Remón patrocinaba la de Domingo Díaz Arosemena.

La profunda crisis política generada por las disputas de las candidaturas alcanza a la Policía y produce el relevo del Comandante Guardia generándose una pugna entre los principales oficiales del cuerpo armado. Los Capitanes José Antonio Remón, Nicolás Ardito Barletta y Abel Quintero son dados de baja en julio de 1935.  Manuel Pino exgobernador de la Provincia de  Chiriquí es designado como nuevo Comandante.

Quizás, la crisis de 1935 le dará el verdadero sentido a una nueva Policía Nacional que ahora pasa a ser deliberante en   los asuntos del Estado.   Un tanto libre de las ataduras coloniales, pero supeditada a los caprichos de los políticos.  La politización del organismo armado ha sido puesto en ejecución      Finalmente,  el Presidente Harmodio Arias impone su propio candidato y próximo Presidente,  en la persona de Juan Demóstenes Arosemena, utilizando todos los medios a su alcance, incluyendo la manipulación de  la Policía Nacional.  Al asumir el cargo, el  Presidente Arosemena decreta un aumento de sueldos  e instituye el Día del Policía. El Presidente fallece en el poder en diciembre de 1939 y le corresponde reemplazarlo a Augusto Samuel Boyd, quien gobernó los nueve meses "turbulentos", previos a las elecciones de 1940.

El año de 1936, como hemos señalado antes,  marca un hito en el desarrollo de la institucionalidad de la Policía panameña. En esta fecha se produce la firma del Tratado Arias-Roosevelt (Tratado General de Amistad y Cooperación) que abroga las estipulaciones de la Convención Ístmica de 1903 en cuanto a los derechos estadounidenses de garantizar nuestra independencia, y a su vez, la  autoridad para intervenir,  para mantener el orden público. La coyuntura se presenta como la oportunidad para el cuerpo armado de recuperar su función de único garante de la soberanía de la República, De allí el impulso para profesionalizar la Policía. Las bases estructuradas  por Remón,  antes de su salida del cuerpo, ahora se vislumbran como elementos de desarrollo institucional.

En las elecciones de 1940,  la Policía participa activamente en las acciones partidarias. Disuelve manifestaciones, persigue a candidatos y reprime a quienes se oponen al gobierno de turno. Ricardo J. Alfaro es obligado a renunciar por la parcialidad del gobierno y de la Policía Nacional a favor del candidato oficial. Arnulfo Arias gana la Presidencia sin oposición en 1940,  mientras quienes pertenecen a los partidos opositores tienen que ocultarse debido a   la represión policial.

Cumpliendo una función propiamente política,  la Policía Nacional, por intermedio de sus dirigentes, delibera sobre la situación nacional y toma partido en la coyuntura electoral de finales de la década. Figuras prominentes del cuerpo armado desempeñan tareas proselitistas en forma beligerante.

Remón reingresa al cuerpo armado en 1940, durante el gobierno interino de Augusto Samuel Boyd, participando activamente  en la represión contra el candidato opositor Ricardo J. Alfaro.  Cuando Arnulfo Arias asume la Presidencia,  lo envía a cursos de Perfeccionamiento en Estados Unidos. Aparentemente, a pesar de que Remón se había destacado en la tarea de represión contra los contendientes de Arnulfo Arias, durante la campaña electoral de 1940, el nuevo Presidente que asume el 1 de octubre de 1940, no le tenía suficiente confianza al Coronel.                                                                                                       

Arias designa a un oficial guatemalteco,  Fernando Gómez Ayau,  como Jefe de la Policía Nacional. Arnulfo Arias  es derrocado en 0ctubre de 1941 y Ricardo Adolfo de la Guardia, antiguo Ministro de Gobierno de Arias, asume como  nuevo Presidente de la República. De La Guardia  nombra a Rogelio Fábrega como Comandante. Remón es nombrado Segundo Jefe del cuerpo armado en 16 de octubre de 1941. [85]  Todo parece indicar  que el golpe de estado gestado contra Arnulfo Arias se realizó con el respaldo y conocimiento  pleno de Remón y de la Fuerzas Armadas norteamericanas. No fue casual que,  Alejandro Remón Cantera, hermano del Capitán,  fuera  designado  como Edecán del Presidente De La Guardia.

Los acontecimientos descritos son claves para entender la toma de conciencia de los oficiales del cuerpo armado como instrumento de poder político y económico. La Policía, ahora plena y abiertamente, inicia su actuación como poder arbitral de los acontecimientos políticos del país. Comenzará la formación de una casta de oficiales que, generalmente, estará identificada con los intereses de los grupos oligárquicos. Ambos, la cúpula civil de la oligarquía y los dirigentes del cuerpo armado, comprenden que el control del poder gubernamental  les garantiza la dominación económica del país.

La llamada democracia panameña estará manipulada por las fuerzas oscuras que desde el Palacio Presidencial y desde el Cuartel Central manejan los hilos del poder. Las

elecciones constituyen verdaderas farsas, caracterizadas por la manipulación de la población en función de los intereses de los partidos políticos quienes, a su vez constituyen cuasi sociedades anónimas al servicio de los grupos familiares que dominan el poder.

La profesionalización va de la mano de la politización de la Policía. Ambos elementos forman parte de la nueva concepción del Estado panameño que requiere de una institución armada y  segura; que sea garantía del desarrollo de la dominación oligárquica, en un Estado netamente clasista. Ambos sectores, el civil y el militar coinciden en la defensa de sus intereses.  Lo que queda por reconocer es que este Estado clasista, que es producto de la coincidencia de intereses, como hemos planteado, es a la vez un avance objetivo en la consolidación de nuestra independencia. Un Estado en el que sus fuerzas armadas adquieren alguna conciencia política y demuestran un nivel evolucionado de profesionalización es,  paradójicamente, un Estado que da un paso adelante hacia su independencia política.[86]

Pero la incorporación de los Estados Unidos al escenario de guerra en Europa, varía un tanto, el panorama autonomista que Remón había estado gestando entre 1931 y 1936 en la institución armada. Hemos sostenido que, en alguna forma la organización y disciplina que Remón intenta imponer en la Policía Nacional, a partir de su ingreso,  se podía inscribir dentro del cuadro de reivindicaciones que estaban inconclusas en la formación del Estado panameño. Desde 1903 se había planteado un estado intervenido y protegido por las fuerzas armadas norteamericanas. La reconstitución de un ejército nacional, quizás, inducida por Remón, trataría de completar la fuerza coercitiva que le era indispensable a un verdadero  Estado Nacional.  Sin embargo, el ascenso al poder de Ricardo Adolfo de la ,  luego del derrocamiento de Arnulfo Arias, involucran  a la República de Panamá y  a sus fuerzas armadas,  en la vorágine de guerra estadounidense.

Con el Coronel Remón como Segundo Comandante, la Policía, plenamente identificada con los intereses de los aliados de Washington en la guerra europea, se  integra a la dirección del estado oligárquico-imperial-militarista.  Las fuerzas armadas acantonadas en la Zona del Canal suplirán efectivamente a las necesidades armamentistas y de logística de la Policía de Remón. Surge una nueva realidad en el escenario político en Panamá.  Los convenios que otorgarán territorio en el país para construcción de bases militares estadounidenses, estarán en la mesa de negociación. Ricardo Adolfo de la Guardia, dócil a los mandatos del norte, negocia el Convenio de Bases  de 1942.

Acompañando a este proceso de dominación estratégica imperial en Panamá, las fuerzas armadas internas también se preparan para reprimir a los grupos disidentes que no aceptan que su territorio sea mancillado por fuerzas extrañas. La militarización y la represión remonista se ponen  en marcha.

c.-    Etapa de  Militarización de la Policía Nacional: 1943-1952.

La verdadera militarización de la Policía se empieza a gestar  con Remón,  cuando es designado como Segundo Comandante durante el Gobierno de Ricardo Adolfo de la Guardia en 1941.  Pero, a nuestro entender, es  a partir del año de 1943 cuando se da en plenitud la militarización   del cuerpo policial panameño.

En este proceso emergente, del fortalecimiento de la fuerza armada, juega un papel preponderante la Segunda Guerra Mundial en la que los Estados Unidos se habían comprometido ya,  en forma decisiva.  El 8 de diciembre de 1941, Panamá  había declarado la Guerra al Japón organizándose inmediatamente la Junta de Milicia Nacional.          

Desde 1941, los Estados Unidos habían empezado una avanzada ideológica militar en América La tina contra la influencia de las  potencias del eje Berlín-Roma -Tokio. Sin ambigüedades de ninguna especie, los dirigentes estadounidenses diseñaron planes que abiertamente tendían a la subordinación de las instituciones militares latinoamericanas.

En mayo de 1941, un comité del ejército norteamericano destinó 400 millones de dólares para equipar con nuevos armamentos a los ejércitos  de las naciones americanas. Mediante la Ley de Préstamos y Arriendos (Lend-Leasi Bill) se equipa con nuevos armamentos a las naciones latinoamericanas. Los más favorecidos serían Brasil (100 millones, Chile (50 millones) y Perú (20 millones). Se dictó además, una Ley sobre excedentes de material de guerra (Surplus War Property Act) que disponía que los Estados Unidos podían vender armas sobrantes o dadas de baja por sus cuerpos militares, a los arsenales latinoamericanos.                                                                                          

Hernán Ramírez Necochea, autor chileno sostiene que: "con estas y otras medidas los Estados Unidos iniciaron sus persistentes y sistemáticos esfuerzos por erigir un sistema militar interamericano en que quedaron insertas las Fuerzas Armadas de cada país y en que éstas sirvieron de manera principal a los móviles políticos y económicos del imperialismo…Es decir, sin ambigüedades de ninguna especie, los dirigentes norteamericanos bosquejaron planes que abiertamente tendían a la total subordinación de las instituciones militares latinoamericanas. Esta subordinación proyectada, aparecía provista de connotaciones técnico -militares, políticas e ideológicas surgidas del conjunto de los intereses políticos y económicos que servían de fundamento a la acción de los gobernantes de Washington."[87]

No obstante, la República de Panamá no fue  una de las naciones más favorecidas  por  el trasiego de excedentes  militares de los estados unidos hacia América latina. Sin embargo, la presencia abrumadora de las fuerzas militares estadounidenses acantonadas en la Zona del canal, determinaba la abrupta militarización de nuestro país. El Convenio de Bases, firmado en 1942 con los Estados Unidos, otorgó 15 mil hectáreas de tierras para establecer sitios militares durante la Segunda Guerra,  las cuales se establecieron fuerzas militares de ese país.

El Profesor Pantaleón García al referirse a esta coyuntura bélica americana anota lo siguiente: " La necesidad de construir bases a lo largo del hemisferio se hizo más urgente durante la segunda mitad de 1940, cuando se pensaba que Hitler estaba preparando una invasión a Brasil y Norteamérica, se  temía un ataque al Canal de Panamá por parte de los japoneses…De lo expuesto hasta aquí se colige que mucho antes de  que se diese inicio al segundo conflicto bélico mundial, los Estados Unidos estaba pensando en la formación de una alianza militar americana…La presencia cada vez mayor de los militares norteamericanos en la región de la América Latina marcó el inicio del militarismo en nuestro continente." [88]

En 1942, en su Memoria del Ministerio de Gobierno y Justicia. El Ministro Camilo                                                                                                                                                                         

de la Guardia, manifestaba " Manteniendo a la Policía Nacional como un organismo militarizado, se ha logrado formar un cuerpo distinguido, cuyos componentes cumplen con su doble función de agentes del orden y soldados de la República con el mayor sentido de responsabilidad, consecuencia precisamente de la instrucción militar moderna, que comprende la disciplina mental y física del individuo".[89]

Para entender con claridad como se refleja en el organismo estatal nacional este proceso de militarización policial, observamos la evolución del presupuesto del Estado durante el periodo señalado.  Así, el presupuesto de la institución armada  aumentó significativamente de 537,678 balboas al finalizar el último semestre de 1940 a 2,687.737 balboas durante el periodo fiscal 1941-1942  y 3,066.040 al inicio del periodo 1943-1944. (ver cuadro) Se incrementó ligeramente el salario de los agentes y se organizó un cuerpo de antimotines, se forman pelotones de infantería, se  artilla el Cuartel Central. Aún sin ser Comandante Primer Jefe, Remón  adquiere un gran poder que lo conducirá a estar siempre

detrás de todo accionar de la política panameña. Su tarea dentro de la Policía, siempre, estará dirigida a militarizar el cuerpo armado. [90]

La evidente  erosión del presupuesto nacional por parte de las actividades dedicadas a fortalecer el escenario militar y represivo, despierta suspicacia entre los grupos civiles que luchan por sobrevivir en un país profundamente segregado por los grupos oligárquicos.

Precisamente en 1943, se celebra el Primer Congreso de la Juventud Panameña (del que surgirá la Federación de estudiantes de Panamá y más adelante, el frente Patriótico de la Juventud). Las   organizaciones emergentes  policlasistas no comprometidas con alguna tendencia política  exigen,  al  igual que lo había hecho Acción Comunal en su momento,  el adecentamiento de las funciones públicas y la apertura democrática a todos los sectores de la vida nacional.                                       

Cuadro No. 3

Evolución del Presupuesto del Ministerio de Gobierno y Justicia ( incluída la Policía Nacional)

Década de 1940

Bienio 1939-1940   (2 años)                                         B/.   4.200.000.00

Bienio 1941-1942   (2 años)                                         B/.   7.112.539.00

Bienio 1943-1944   (2 años)                                         B/.   8.397,606.00

Julio 1945 a Junio de 1946                                         B/.   5.749,731.16

Enero a dic. 1947  (1 año)                                           B/.   6.404,468.35

Enero a dic. 1948  (1 año)                                           B/.   6.574.927.12

Enero a dic. 1949   (1 año)                                          B/.   6.162,743.17

Presupuestos de la Policía Nacional

Bienio   1939-1940                                                                  B/.  2.687,737.00

Bienio   1941-1942                                                                  B/.  3.601,269.00

Bienio   1943-1944                                                                  B/.  4.004,280.00

Salarios

                                              Coronel-Comandante                           Agente de 1ª.

1941-1942                                        B/. 400.00                                B/.  65.00

1943-1944                                        B/. 400.00                                B/.  65.00

1945                                                 B/. 500.00                                B/.  75.00

1946                                                 B/. 500.00                                B/.  75.00

1948                                                 B/. 500.00                                B/.  75.00

Fuente: Presupuesto de Rentas y Gastos de la República de Panamá. Imprenta Nacional. Panamá. Biblioteca de la Contraloría General de la República.

La propia Federación de Estudiantes se plantea en sus normas estatutarias su  carácter laico, antioligárquico, antiimperialista y antimilitarista. Evidentemente, los grupos contestatarios de momento, observan peligroso el encumbramiento militar del cuerpo armado y de sus dirigentes más conspicuos. La Policía y el  Coronel Remón estarán frente a una  disyuntiva histórica: la Policía desempeñará en papel de organismo avanzado de la conformación y fortalecimiento del Estado Nacional autónomo, o por el contrario continuará como establecimiento político militar para fortalecer las relaciones de dependencia. No obstante,   podría ser a la vez,  una  fuerza represiva retardataria de las aspiraciones del pueblo.

La dualidad militarismo-militarización  se pone de manifiesto cuando, mediante el fortalecimiento del aparato armado nacional se imprime mayor fuerza y eficacia al componente represivo como respuesta a la organización de los movimientos populares. La lucha por la reivindicación de la soberanía nacional seriamente afectada por la entrega de territorios para sitios militares y,  los reclamos populares ante  la crisis económica  de la postguerra, generan manifestaciones populares legítimas, que son producto de los avances de la intelectualidad. La creación de la  Universidad de Panamá y la maduración de una  nueva generación de panameños con conciencia crítica provocarán inquietudes  en la sociedad.

"Para los intelectuales formados en el extranjero, la militarización chocaba a sus espíritus demoliberales modelados en las Universidades de Francia, Inglaterra y Chile, donde con preferencia acudían. La izquierda radical, comprendidos los estudiantes, consideraban la nueva orientación de la policía como obra del imperialismo y de la oligarquía, destinada a frenar el desarrollo del movimiento popular y el avance notorio en aquella época, de las ideas progresistas."[91]

Los sectores más atrasados de la oligarquía panameña ven en el  militarismo,  que toma forma a partir de 1943, la oportunidad de conservar su patrimonio político y, la garantía de sus ventajas económicas en la relación con la Zona del Canal.  Por lo pronto, en esta etapa, la continuidad en la Comandancia de un personero de las elites político- oligárquicas los mantiene tranquilos. Es importante recordar que el Presidente Ricardo Adolfo de la Guardia mantiene a Rogelio Fábrega como Comandante titular de la Policía entre 1941 y 1947.

Aunque la reorganización de las fuerzas armadas nacionales, tal como la concebía Remón, poseía un considerable matiz nacionalista, que era producto de la historia  de injerencia e iniquidad desarrolladas a través de la existencia de la Policía panameña, la población panameña y especialmente, los grupos organizados de la sociedad, dudaron en extremo de la  voluntad sana de fortalecer en Estado Nacional y crear una institución independiente  que ayudara a darle orgullo al decaído nacionalismo panameño.  Por el contrario, para las organizaciones populares y la población en general, la Policía, fortalecida por Remón, no venía a ser otra cosa que la caracterización de la represión interna, y en lo externo, confirmar el papel de nuestro cuerpo armado de seguir siendo un  apéndice del organismo hegemónico estadounidense de postguerra en Panamá y en América.

En 1945, durante el periodo crítico de la postguerra en Panamá, el periódico conservador La Estrella de Panamá, que muy ocasionalmente se mostraba en desacuerdo con la posición del gobierno nacional, al referirse a recientes declaraciones del Presidente Enrique Jiménez, en las que defendía a los Comandantes de la Policía, editorializaba así: "El mal que dejamos apuntado y que puede llegar en el futuro a producir desagradables consecuencias, tiene a  nuestro juicio como causa, la creciente militarización de la Policía Nacional y el poderoso armamento de que dispone. Nosotros, dicho en honor a la verdad, no necesitamos para nada contar con un ejército potentemente armado…"[92]

Previo al ascenso de Remón como Comandante titular de la Policía Nacional en 1947, ya él  había desarrollado una intensa tarea de fortalecimiento técnico, logístico, entrenamiento y de bienestar en el cuerpo armado. Existía un mayor espíritu de cuerpo;  sus miembros lograron mejores condiciones de vida (viviendas, esparcimiento, seguridad,  créditos, etc.) Disfrutaban de mayor ingerencia política y económica en los asuntos estatales. Los Comandantes y oficiales ya figuraban en la vida social y tenían oportunidades de participar en actividades que antes les eran vedadas. 

El mismo Remón había adquirido un poder incuestionable en la vida política del país. Sus recomendaciones y peticiones eran ineludibles. Había conducido al cuerpo policial por los escabrosos años de  inestabilidad y desasosiego  del gobierno de Ricardo Adolfo de la Guardia y había mantenido seguros a los intereses de la oligarquía panameña, en periodo en que los grupos organizados populares exigían un mejor gobierno [93]

Remón reemplaza a Rogelio Fábrega como Comandante el 14 de febrero de 1947. Sorpresivamente,  Fábrega  es enviado a Nueva York como Cónsul. Todo hace suponer que el ascenso de Remón  era cónsono con la influencia que el Coronel había adquirido dentro

No.1.- Escenas de la represión en las calles por parte de la Policía Nacional

       (Tomado de La Prensa, Fascículo Mensual de Historia de Panamá, mayo 1993)

del gobierno,  y obviamente,  se había convertido en una pieza clave para manejar con éxito las políticas estadounidenses de la guerra fría. El 16 de febrero, a pocas semanas del  encumbramiento de Remón en la Comandancia, la Junta Interamericana de Defensa con sede en Washington envía  recomendaciones a los ejércitos de las repúblicas americanas, entre las que sobresalen: la adopción de reglas Standard de materiales de entrenamiento, uniformidad en los equipos,  el canje de oficiales de los ejércitos y, que las bases militares debían ser usadas en común  por todas la fuerzas armadas de América.

No parecen casuales las ordenanzas de Washington; además durante esta coyuntura se producen en Panamá las manifestaciones nacionalistas contra el Tratado Filós- Hines que pretendía prolongar la existencia de los sitios militares de los Estados Unidos después finalizada la guerra. Dicho sea de paso, la firma del Convenio generó uno de los más solidarios movimientos de masas conocidos hasta la fecha en las ciudades de Panamá y Colón. La Policía comandada por Remón, se encarga de reprimir a los manifestantes mediante dos organismos fortalecidos por el nuevo Comandante, a saber, el Escuadrón de Caballería y la Policía Motorizada.                                                                                         

            Las organizaciones populares, grupos de las capas medias y partidos políticos no oligárquicos (Magisterio Panameño Unido, Federación de Estudiantes de Panamá, Frente Patriótico de la Juventud, etc.) tienen que enfrentar la capacidad represiva de la Policía y se evidencia la actitud arbitral del organismo armado al entrar a dirimir los problemas nacionales. La Policía se había fortalecido ostensiblemente en base al monopolio de la fuerza y empezaba a perecerse al común de los ejércitos represores de Latinoamérica. Una Policía militarizada por Remón, comienza tomar ingerencia en la vida nacional y pasará  a dar señales claras de  la existencia de un militarismo institucional en Panamá.

Para la contienda eleccionaria del año de  1948, la Policía desempeña un papel preponderante. Para esta fecha, tanto  comandantes como  oficiales de mayor rango  aparecían enquistados en lucrativos negocios, acompañando a importantes personajes  de la burguesía comercial panameña. Tanto el Primer Comandante Remón como el Tercer Comandante Bolívar  Vallarino, poseía intereses en  empresas   de diversos matices. En la elección de 1948,  Remón y la Policía Nacional   apoyaron abiertamente la candidatura de Domingo Díaz Arosemena  en detrimento de Arnulfo Arias Madrid.[94]                                              

Un escandaloso fraude se fraguó y se ejecutó a  favor del candidato oficial. Los Liberales tradicionales, que no habían sabido llenar las expectativas nacionales luego del primer derrocamiento de Arnulfo Arias en 1941, se aferran en  alianza con el Comandante

para controlar el poder y mantener sus pingues negocios. Surgirá una doble razón para que las fuerzas contestatarias (sectores medios, profesionales, estudiantes, masas arnulfistas, algunos empresarios modernos,  Frente Patriótico y los periódicos de la familia Arias Madrid.), manifiesten férrea oposición al militarismo remonista y a la corrupción e incapacidad de los liberales.

La muerte  del Presidente Arosemena en agosto de 1949, crea una situación de inestabilidad en el país. Esta crisis se caracteriza además, en su génesis, por sacar a flote conflictos de intereses entre los clanes oligárquicos que dominaban la economía nacional. Mientras tanto,  Daniel Chanis asume la Presidencia como Primer Vicepresidente. La oposición aún dolida por el fraude perpetrado el año anterior, y ante una alarmante  crisis económica y moral que sumía al país,  empieza a denunciar los grandes negociados de los Comandantes de la Policía  en contubernio con familias ricas de la sociedad panameña. [95]

Se vinculó al Comandante Remón y al Segundo Comandante Bolívar Vallarino con los negocios de la carne (Cooperativa Nacional o Abattoir Nacional), quienes, de acuerdo a las investigaciones realizadas por una Comisión de la Asamblea Nacional, apoyada por la oposición, fungían como socios de  Temi Díaz y Euribiades Jiménez, directivos  del Partido Liberal Nacional (el llamado Partido Liberal del Matadero). El Presidente Chanis ordena la renuncia del Comandante Remón, pero éste no acepta la petición presidencial lo que, obviamente,  produce la profundización de la crisis política.

"Después de minuciosas investigaciones se relacionó insistentemente a los comandantes Remón y Vallarino, así como a prominentes miembros del Partido Liberal Doctrinario con la Cooperativa Nacional……. En estas circunstancias, el 19 de noviembre Chanis convocó Remón a la Presidencia de la Republica y le solicitó la renuncia, so pretexto que la Policía estaba corrompida y urgía reorganizarla….. No obstante, el Comandante no cedió. Acto seguido el Presidente nombró tres nuevos Comandantes: Rogelio Fábrega, Oscar Ocaña y Manuel Palau en reemplazo de Remón, Vallarino y Flores, respectivamente….Chanis ordenó telefónicamente a Vallarino hacer entrega del mismo (el cuartel a  los nuevos Comandantes)….en cuanto Vallarino recibió al Ministro de Gobierno y

Justicia y a los nuevos comandantes no sólo desobedeció a la orden presidencial, sino que los puso bajo arresto".[96]

El destituido del cargo sería el Presidente Chanis [97] ante la amenaza de la Policía Nacional de atacar el Palacio Presidencial. Queda en evidencia la impotencia de los sectores oligárquicos para controlar el poder y la prepotencia  de la casta militar. Ya se manifestaba la autonomía y la beligerancia que la fuerza armada retenía para sí. A partir de ahora los poderes civiles quedaban cuestionados por los Comandantes. La Presidencia de la República le correspondería a Roberto F. Chiari,  sin embargo la Corte Suprema declara vigente el nombramiento de Chanis porque había sido obligado a renunciar. El Vicepresidente  Chiari se declara impedido para asumirla por considerarse ilegalmente ungido. Remón, dueño absoluto de la situación  decide traer a gobernar a Arnulfo Arias aduciendo que en las elecciones de 1948 se había cometido un fraude por lo cual era necesario un recuento de votos.[98]

La Presidencia temporal de Arnulfo Arias pone en evidencia el inveterado conflicto entre el militarismo remonista y el populismo arnulfista. Las tradicionales rivalidades entre  la familia Arias Madrid y Remón afloran inmediatamente manteniendo en vigencia la inestabilidad política, característica de la postguerra en Panamá.   Larry Larae Pippin, en su monumental obra sobre Remón, al referirse a los roces entre las mencionadas familias, diceasí:     

"El poderoso Comandante de la Policía no estaba exento de enemigos. Fue incapaz de establecer una relación cordial y provechosa con la población estudiantil….Sus principales enemigos personales, entre las personas más influyentes de Panamá, estaban los también poderosos hermanos Harmodio y Arnulfo Arias. ..Ambos frustraron las ambiciones de Remón durante sus respectivos periodos presidenciales…Aún después que perdieron la Presidencia no cesaron en su empeño de destruir a Remón….[99]

Al igual que en los años anteriores, los conflictos   políticos, muy comunes en la nación panameña,   ubica  a la Policía Nacional como fiel de la balanza  para que ejerza consecuentemente como garante del orden. Para algunos observadores, parecía que la Policía Nacional podría estar preparada, luego de haber completado un periodo intenso de profesionalización y de haber evolucionado significativamente en el proceso de militarización del cuerpo, para asumir plenamente el destino del país desde los cuarteles. Sin embargo, la propia formación social panameña y la presencia beligerante de las fuerzas armadas extranjeras, no permitía que  a diferencia de otros estados latinoamericanos, la fuerza armada nacional tomara el   control absoluto  del Estado.

Remón y su Policía militarizada atacó a los estudiantes,  que se manifestaban  contra el imperialismo, reprimió a los luchadores contra el militarismo y se alió a la oligarquía para combatir a quienes se oponían a los abusos y negociados de los clanes políticos.  El Comandante, en el ámbito externo, actuaba en consonancia con los intereses estadounidenses en Panamá. No se requería esfuerzo adicional alguno, de parte del poder imperial  porque estaban salvaguardados mediante los esfuerzos del Coronel Remón.

A pesar de que Arnulfo Arias trató de poner en jaque el poder desmedido que había acumulado Remón y el cuerpo armado, esto no fue posible. Arias puso en práctica una serie de medidas para acabar con el monopolio de la carne en el que Remón era accionista; además, fortaleció progresivamente  a la Policía Secreta Nacional para sacarla del alcance de los Comandantes. Finalmente, la situación se hizo crítica y Arias fue derrocado por Remón el 10 de mayo de  1951, luego de darse graves incidentes, en los que fallecieron varios seguidores de Arnulfo y Policías. Un hombre incondicional a Remón: Alcibiades Arosemena asume la Presidencia del País.

No.2.- El Comandante Remón y sus asistentes, Vallarino y Flórez.

Cuadro No 4.

Presidentes de la República de Panamá.

1948-1952.

1 Oct. de 1948  a  julio de 1949                                   Domingo Díaz Arosemena

28 de julio de 1949  a nov. de 1949                             Daniel Chanis

20 de nov. De 1949  a 24 de nov, de 1949                    Roberto F. Chiari

25 de nov. De 1949  a 10 de mayo de 1951                              Arnulfo Arias.

10 de mayo de 1951  a sept. de 1952.                                      Alcibiades Arosemena.

Fuente: Alonso Roy…Los Presidentes de Panamá. Estudio Cronológico y Análisis Estadístico. Ministerio de la Presidencia. Julio 1999.

Algunos autores nacionales [100] centran las causas de la crisis  política social de finales de la década de 1940 y principios de los años 50, en el agotamiento del modelo de desarrollo económico hacia fuera, que se había puesto en vigencia en Panamá desde los primeros años de la República. La finalización de la Segunda Guerra Mundial sume a la economía en una fuerte recesión. La venta de bienes y servicios se reduce en un 50%. El desempleo alcanza un 11 % de la fuerza laboral total……La diversas fracciones productivas burguesas entran en pugna por el control del Estado para que el gobierno fomente y proteja la producción para el mercado interno. Aunque tardío,  se impone un desarrollo económico "hacia dentro". Solo un gobierno fuerte podrá poner al servicio de las clases productivas todo el aparato estatal. Se dará inicio a la política de sustitución de importaciones o el desarrollo industrial.[101]

2.-La Guardia Nacional

El proceso evolutivo que hemos venido describiendo, tiene un alto significativo con la conversión de la Policía Nacional en una Guardia Nacional. Siendo Remón Presidente de la República, hace aprobar la Ley 44  de 28 de diciembre de 1953 que erige una fuerza armada nacional de posguerra. Bajo los parámetros de la política de seguridad hemisférica dictada por Washington, y  por el Tratado Interamericano  de Asistencia Recíproca (TIAR) de 1947, la Guardia Nacional desempeña en rol de guardián de los intereses coloniales y bastión de poder de las clases dominantes,  en el ámbito interno.

Los Estados Unidos se propusieron consolidar los aspectos políticos y militares de las fuerzas armadas latinoamericanas dentro de su estrategia global de postguerra. Se crearon una red  de pactos, acuerdos y resoluciones que, tenían como propósito el control

ideológico de las fuerzas armadas con una,  cada vez más acentuada militarización. Alaín Rouquie [102] en su estudio sobre las fuerzas armadas en América Latina, sostiene que desde fines de la Segunda guerra mundial, cuando los Estados Unidos desplazan a Gran Bretaña y consagran su hegemonía en el continente americano, se instauran una serie de instrumentos diplomáticos y militares para la coordinación de los ejércitos latinoamericanos bajo el "báculo" del pentágono.

Aunque no reconocido como un ejército, por las circunstancias conocidas de la existencia del Comando Sur en la Zona del Canal, la Guardia Nacional, logró su fortalecimiento a través de fuertes remesas de donaciones del presupuesto estatal y de las fuerzas armadas estadounidenses. La conversión plena de la Guardia Nacional en un ejército formal, constituía, quizás la aspiración personal de   Remón, sin embargo, éste  tuvo que ceder ante los dictados de los sectores internos y externos que le  indicaban que no era necesario.

La Ley 44  de diciembre de 1953 incorpora, además un elemento que nos parece interesante, cual es,  la división zonal de la Guardia Nacional. Los Jefes de Zonas Militares se constituyen a partir de ahora en "ojos y oídos" del Comandante en cualquier sitio de la República. Se descentralizan las funciones de  la institución, mediante la creación de cinco zonas: La  Zona Atlántica (Colón y San Blas), Zona Central (Coclé y Veraguas), Zona Norte (Chiriquí y Bocas del Toro) Zona de Azuero (Herrera y Los Santos), y Panamá y Darién. [103]

El pensamiento y la psicología de  quienes habían patrocinado el desmantelamiento del ejército nacional en 1904, aún se mantenía latente en las altas esferas de los grupos que dominaban el Estado panameño. La burguesía se mantenía tranquila con la seguridad brindada por las fuerzas armadas estadounidenses desde la Zona del Canal; no consideraban necesario la creación de un ejército regular que le podía disputar el poder político y económico en algún momento. Igual que medio siglo atrás,  les parecía imprudente la formación de un Ejército Nacional, aún cuando Remón ya mantenía con ellos alianzas de todo tipo.  La formación de una predominante  casta militar dirigida por Remón constituiría   un peligro para la garantía de su  hegemonía dentro de  la sociedad panameña. Esta previsión de la oligarquía panameña,  no se realizó inmediatamente, pero ya para  1968 pudo generar un cambio trascendental en la estructuración del poder político,  habida cuenta, del traspaso total del control del país a los militares.

El autor nacional Renato Pereira considera que: "el empresariado modernista,….aún cuando por primera vez había llegado a controlar la totalidad del poder político gracias a su alianza con Remón, veía detrás del establecimiento de un ejército nacional la formación de una casta militar con peligrosas implicaciones políticas y económicas para su propia hegemonía como sector moderno de las clases dominantes. Tal es el caso del Salvador, por ejemplo, donde la acumulación de las presiones de los altos mandos militares,…terminaron en un pacto sobrentendido en virtud del cual las catorce familias predominantes quedaron excluidas del control político…"[104]

De toda forma, la Guardia Nacional actuaba, aunque   solapadamente como un auténtico ejército. La construcción de barracas, el nombramiento de instructores militares, creación de  campos de adiestramiento y el importante  aumento del armamento de guerra, eran señales fehacientes de que funcionaba como tal. Algunos sostienen que se conformó a imagen de la Guardia Nacional  somocista en Nicaragua, otros aducen que imitaba a la Guardia Civil costarricense.  Lo cierto es que con uno u otro modelo Remón se convertía en el hombre fuerte de Panamá, con una institución que le rendía rigurosa pleitesía, cuyos oficiales, clases y tropas sentían afinidad con su Comandante.  Dio cabida en la institución tanto a oficiales graduados de escuelas militares  como a los no titulados que procedían de las filas policiales.[105] Esto le ganó el aprecio y la lealtad de sus compañeros.  La política incluyente de Remón le da  tranquilidad y confianza  para actuar con manos libres en asuntos políticos y económicos en el país.                                                                                                                                         

La Guardia Nacional aumentó  su rol,  su beligerancia,  como fuerza de represión interna y guardián de los intereses estratégicos e ideológicos foráneos.  Afianzó su carácter corporativo y apuntaló la confianza en sí misma como fiel de la balanza. En el orden interno se dedica a preservar celosamente los privilegios  adquiridos bajo la dirección de su gestor. En el orden externo, la Guardia Nacional encontró en los Estados Unidos favorables y desinteresados apoyos en el contexto de la guerra fría. Mostrada como la garante de una  aparente  democracia constitucional, la institución armada recibió abundante asistencia  y financiamiento para entrenamiento de su personal y para la adquisición de armamentos.

En suma, Remón y Vallarino, ambos favorecidos directamente por el encumbramiento económico y político de la Guardia Nacional, se convierten en fieros defensores del status político militar. Remón se retira, en teoría, del mando de la institución para ser Presidente en 1952, pero deja a cargo a Vallarino. Ambos están incrustados en los

intereses de los grupos oligárquicos y por lo tanto, no se pueden desligar de la alianza política- económica  que habían  concertado y    en la cual estaría involucrada la institución.                                    

El poder le brindó a Remón bienestar y un status social.  Vallarino, por el contrario,  surge de las propias filas de los sectores dominantes de nuestra sociedad. A pesar de que los estudios de milicia no eran apetecidos por los sectores pudientes, por considerarlos como profesiones de baja condición,  Bolívar Vallarino, la eligió graduándose en la Academia Militar de Chorrillos en el Perú y desarrolló su carrera en el instituto armado panameño..

La Guardia Nacional  alcanza su plena militarización mediante el impulso personal que le da  el Comandante. Impuso un control férreo sobre el aparato del estado y manejó a su antojo los resortes del poder en Panamá. Fiel a los dictados estadounidenses de postguerra diseñó un aparato militar muy útil a los intereses de dominación  que se fomentan  desde Washington.

En países que habían adquirido una independencia tardía y en los que la construcción del Estado había empezado a principios del siglo XX (Nicaragua, República Dominicana, Cuba, Panamá), los Estados Unidos había mantenido prolongados periodos de ocupación. Antes de "desprotegerlos" totalmente, Washington se preocupó por dejar organizados "guardias nacionales" independientes que garantizaran la paz, el orden y la defensa de los intereses de los ciudadanos estadounidenses. En varios de estos países (Nicaragua y República Dominicana) dichas guardias nacionales  -legadas por la ocupación- se convierten en ejércitos privados y guardianes de las dinastías impuestas por sus jefes (Somoza y Trujillo). En Panamá en 1952,  algunos titulares  de la prensa acusaban  a Remón de  mantener a la Guardia Nacional como un ejército personal. [106]

 "La Segunda Guerra Mundial dejó como herencia en el Pentágono de Washington la idea de hacer de la América Latina un continente armado. Para esto le dieron y le han seguido dando los créditos más amplios, y las donaciones más generosas. Entre 1951 y 1957 los Estados Unidos le entregaron 284 millones de dólares en armas, como parte de un programa de seguridad mutua. Se repartieron en profusión armas de aire, mar y tierra, armas viejas y nuevas. Los estados mayores de los ejércitos beneficiados quedaron dueños de organismos prepotentes, para el consumo interno. Las maniobras han sido los golpes de

cuartel…Desde sargento hasta generalísimo, militares de todas las graduaciones llenan entonces en un solo fresco el muro de América Latina".[107]

Thomas Pearcy sostiene que los gobiernos militares en Panamá, "no son aberraciones históricas". Si no que "encarnan y recogen una dinámica convergencia de fuerzas sociales, económicas y políticas que han existido en Panamá, desde su independencia.". Este autor relaciona  los problemas civiles y militares  de los estados de América Latina con las relaciones que existían en la antigua Roma, en los que se manifiesta un perpetuo movimiento de golpes y contragolpes militares  que se pueden catalogar  a todos bajo la denominación de "estado pretorianos." [108].  Agrega, "las fuerzas sociales que se disputaban el poder dividieron a  la sociedad panameña y a los políticos durante las primeras décadas de la formación de la República. Como en la Antigua Roma, esta fragmentación social y política marcó las relaciones civiles y militares en Panamá, dándole a la Policía un papel prominente en la política istmeña, en la medida en que los gobiernos civiles utilizaban a la policía como brazo armado para controlar en el  país. Para finales de la década de los cuarenta, todo lo que faltaba para transformar a la Policía Nacional en un régimen pretoriano, y en árbitro fue la crisis económica social y política que se vivió en el país…" [109].

Desde esa orientación ideológica, Remón y la Guardia Nacional reprimieron el  auge del nacionalismo panameño, por considerarlo, ahora,  peligroso para la "democracia y la libertad". Se prohibieron las organizaciones de tendencia izquierdista. Fueron perseguidos y expulsados del país dirigentes  e intelectuales cuyo pensamiento tendía hacia las luchas sociales y movimientos populares [110].  El rediseñado  "ejército panameño", ya no constituiría un símbolo de la soberanía nacional ni formaría  parte de un proceso de modernización del Estado Nacional, como quizás Remón algún día lo había soñado. Vendría a ser en cierta medida, un apéndice del poder estratégico definido por los Estados Unidos, para salvaguardar sus intereses y bloquear cualquier tentativa de cambio social en Panamá.

En el frente interno, en la misma forma que el remonismo trata de apaciguar todo conato  de protesta social y de debate ideológico, el antimilitarismo,  que ya había aflorado durante la década anterior,  se fortalece y radicaliza significativamente  a partir de la creación formal de la Guardia Nacional. Remón encarnaba  la represión y la negación de las libertades  "democráticas" en Panamá. Con él se pone en evidencia el autoritarismo oligárquico militar que se venía gestando desde la  década anterior.  Quizás,  el temor y la suspicacia de un sector de esa aparente unidad – el  oligárquico- termina con el proyecto  remonista  y con la vida de su progenitor.

3.- Grandeza y Desventura del Coronel Remón.

Al final de la Segunda Guerra Mundial pareció abrirse una nueva perspectiva desde el punto de vista político en Panamá. La atención a los problemas sociales de la población en crecimiento parecía tomar una nueva dimensión. La creación de las Naciones Unidas y su compromiso de crear diversas misiones internacionales para estudiar los males endémicos de los países en desarrollo, ofrecen una nueva opción a los pueblos de América Latina. En Panamá, los sectores medios, se muestran conformes con estas inquietudes internacionales.  Existen muchas coincidencias entre las luchas de los grupos de profesionales recién egresados de la Universidad, pequeños comerciantes, estudiantes e intelectuales. En lo político, se clama por el respeto a las leyes, la lucha contra la corrupción gubernamental, contra el militarismo,  por la vigencia de la democracia y la realización de  elecciones limpias.

El resultado de las perspectivas que se abrirían dependerán de tres factores. Primero,  de la reacción de los grupos oligárquicos dominantes en lo interno, muy celosas de dar concesiones a las capas medias consideradas por ellos proclives a la ideologías socialistas. 

No.3.- Últimas Fotografías

             de Remón: antes y

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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