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Perspectivas Teóricas sobre la Adolescencia


Partes: 1, 2

    1. Concepto de adolescencia
    2. Perspectivas teóricas
    3. Perspectiva psicoanalítica
    4. Perspectiva cognoscitiva
    5. Anexos
    6. Conclusión
    7. Bibliografía

    Sigmun Freud

    Jean Piaget

    Erik Erikson

    Margaret Mead

    Stanley Hill

    Ana Freud

    Introducción

    La adolescencia es frecuentemente definida como un período de transición entre la niñez y adultez producto de múltiples fuerzas tanto internas (físicas, emocionales y psicológicas) como externas (provenientes de padres, pares, profesores y la sociedad en general).

    El adolescente ya no es un niño pero tampoco es todavía un adulto. La ambivalencia del adolescente se refiere a esta dualidad niño- adulto donde por un lado necesita ser querido y protegido y por otro lado desea su independencia y autonomía. Así mismo, coexiste la necesidad de auto dirigirse junto a la sensación de no tener aún claridad sobre qué dirección tomar, el deseo de seguir sus propias inclinaciones y el temor a ser rechazado, y la adquisición de capacidades sexuales sin poseer ninguna experiencia previa.

    Concepto de adolescencia

    La adolescencia es un período en donde el adolescente debe ajustarse a los cambios físicos y madurativos que experimenta, alcanzar gradualmente su independencia, establecer relaciones de cooperación con los pares, tomar importantes decisiones sobre su vocación y desarrollar su identidad. En efecto la tarea central del adolescente es consolidar un sentido de identidad personal integrando los cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales que va experimentando.

    Al final de la infancia la armonía de las formas corporales, el alto grado de coordinación motora y estabilidad de estado de ánimo son temporalmente perdidas. Existe una aceleración del crecimiento y un cambio en las proporciones corporales. Emergen nuevos impulsos (en un principio sin orientación a objetos definidos) produciendo una excitabilidad general y cierta impulsividad. En el intento de adaptarse y controlar estos impulsos el joven se vuelve impredecible, hábil emocionalmente y oscila entre polos conductuales (impulsividad-sobrecontrol, euforia-aburrimiento, dependencia- independencia).

    Estos cambios culminan con la adquisición de capacidad de reproducción sexual que a su vez marcan el inicio de pubertad. La pubertad es una fase de integración y de completación de los cambios ya iniciados; comienza en las niñas con la menarquia (aprox. 12 o 3 años), y los varones con la primera polución (aprox. 14 años). Durante la pubertad sigue crecimiento físico acelerado (principalmente del tronco) por lo que se va restableciendo armonía corporal. Aparecen las características sexuales primarias (órganos necesarios para la reproducción) y las características sexuales secundarias (signos fisiológicos de madurez sexual que no implican directamente órganos reproductivos como desarrollo de senos, cambios de voz, vello etc.).

    Típicamente comienza una etapa de distancia, aislamiento y reflexión. Fase de introversión activa -que reemplaza a la introversión pasiva prepuberal.

    El mundo interno adquiere la importancia que el mundo exterior tenía en la infancia. El grado de introversión está sometido a grandes variaciones interindividuales (rasgos de personalidad, historia personal) y culturales (exposición a los medios, niveles socioculturales, ruralidad, etc.) La consecuencia más importante de la introversión, es el descubrimiento del yo. El niño tiene una primera conciencia del yo en la primera edad de la obstinación, donde descubre su yo activo, que vencía o resistía las fuerzas del medio (un yo práctico). En la niñez tardía aparece una actitud crítica que se fija en apariencias corporales, así como en la comparación con otros y las consecuencias de sus actos en el medio, mientras que en la pubertad se mira a sí mismo, observa sus pensamientos, sus sentimientos, sus estados de ánimo. Descubre su yo psíquico. Comienza a vivenciar y a interesarse en su mundo interior, en lo que lo diferencia del mundo exterior y del mundo psíquico de los que los rodean. Esto hace que aparezcan sentimientos de gran soledad, dados por la vivencia de que el que piensa y el que siente, es sólo él, absolutamente distinto de cualquier otro. Es la experiencia fundamental de la individuación. Paralelamente a los cambios madurativos mencionados el joven adquiere nuevas habilidades intelectuales y sociales para ir comprendiendo lo que ocurre e ir adaptándose a su nueva condición.

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