Introducción
En el presente trabajo, se pretende analizar la representación biográfica como posibilidad de constitución de las identidades colectivas, en dos textos literarios: "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz" de Jorge Luis Borges, y "Una chaqueta para morir" de Pedro Orgambide. A partir de los postulados propuestos por Ricoeur acerca de la identidad narrativa y de la memoria, se analizarán dichas obras desde dos ejes centrales: por un lado, el problema de la identidad – tanto individual como colectiva – y, por otro, el problema de la verdad, en relación con el género.
Para cumplir con este propósito, este trabajo se estructuró en dos partes. En la primera, se analiza el cuento de Borges; y, en la segunda parte, la novela de Orgambide, puesto que en ambos textos se pueden reconocer un carácter autobiográfico, que surge de la necesidad de replantear la concepción de identidad nacional.
R. D. M.
Desarrollo
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Los programas narrativos de las posvanguardias se articulan sobre la desestructuración del programa realista y, desde allí, se repiensa la biografía. En los programas narrativos del realismo, el verosímil se construye a partir del supuesto de que los hechos narrados sólo suceden en la trama, puesto que el narrador los ha organizado en una sucesión cronológica. En dichos programas, el narrador se presenta como una voz omnisciente que sabe todo acerca del personaje y su destino. Ese personaje, así presentado, aparece como una construcción homogénea, sin contradicciones, inscripto en la propia trama, esperando ser contado por el narrador. Este programa narrativo suscita, asimismo, una forma de lectura: el lector sustenta la concepción del mundo y de sujeto sobre la certeza del texto. El efecto del cierre implica un cierre en la posibilidad de construir el sentido.
Al modificar el modo de "decir" del narrador, el programa realista se desestructura. La instancia narrativa se presenta como imposibilidad de decir la certeza. Ahora, la verdad se construye bajo la imposibilidad de decirla. Los enunciados ya no describen la verdad, sino que la construyen. Ya no se busca la ficción verdadera sino la verdad de la ficción. Se asiste, entonces, a la pérdida de la identidad del personaje. De este modo, lo que queda al descubierto es la alteridad, es decir, la posibilidad de volverse otro ("ipseidad"). Esto demanda del lector la intervención en la constitución del sentido de la obra.
En este segundo orden se puede leer la "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)". Este cuento – publicado en 1949, en El Aleph – aparece antecedido por un epígrafe de Yeats que, como se verá más adelante, cobrará singular importancia en la interpretación del texto ("I"m looking for the face I had / before the world was made").
Desde el título, se establece un pacto de lectura que guía la interpretación, permitiendo leer este cuento como el relato de una experiencia de vida. Se trata de la experiencia de un sujeto, inscripta en el tiempo. Este hombre, tras vivir un determinado suceso, vislumbra la comprensión a la pregunta "¿quién soy?". Precisamente, la respuesta a la misma da origen a un relato (auto)biográfico.
Al comienzo del relato, el narrador define el campo de lo real al que apunta: "Mi propósito no es repetir su historia. De los días y de las noches que la componen, sólo me interesa una noche; al resto sólo no referiré sino lo indispensable". De esta manera, el narrador – lector de la vida de Cruz focaliza un momento particular de un relato ya evocado en un "libro insigne" para la tradición argentina (Martín Fierro).
Al ser lector de una vida, el narrador se está leyendo a sí mismo y cuenta su propia historia, a través de la vida de Cruz. En otras palabras, el narrador se cuenta como siendo; relata su autobiografía mediante la biografía de Cruz. Esto se ve en la selección que hace, y en el modo en que lee la historia del biografiado. Es decir, el narrador explora su propia vida a partir de la vida del otro; esta intención se torna evidente cuando generaliza el momento más significativo, identificándose con el biografiado: "Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es".
De este modo, los actos del personaje, que no tenían sentido, lo adquieren sólo en ese episodio definitivo, en el cual el hombre se descubre a sí mismo. Así, el hecho de relatar dicho suceso le permite al narrador comprender su existencia. Éste ingresa en un relato ya existente, con el objeto de volver a contarlo. Por lo tanto, se puede observar que la trama narrativa intenta esclarecer la experiencia temporal inherente a la conciencia subjetiva. Es decir, el narrador utiliza la trama narrativa para articular y clarificar la experiencia temporal del ser.
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