Descargar

Doctrinas pitagóricas y del propio Pitágoras

Enviado por Carlos Pineda


Partes: 1, 2

    La primera dificultad con la cual se tropieza el investigador  de las doctrinas pitagóricas y del propio Pitágoras, obedece al carácter más que legendario, quasi-mítico de las circunstancias  que, aun en vida, rodearon a este filosofo, matemático, visionario y gurú. Esta localización entre lo histórico y lo literario, entre hecho y ficción, más que manifestarse como impasible ante la realidad descrita por los historiadores, la abundancia de textos sobre el filosofo, su obra y su legado  comparten con la tradición oral y la literatura de ficción, la sobreabundancia de datos acerca del carácter fantástico del filosofo y de  sus actos. Así todo parece confabularse para transmitir al lector contemporáneo una imagen distorsionada de quien, más que una figura histórica ha sido plasmado en la Historia como un personaje legendario, tan extraño al ideal cientificista de la misma como debió haber sido su propia presencia entre sus contemporáneos.

    • Pitágoras nació en la isla de Samos circa del año 582 a. C. De origen aristocrático, recibió en su juventud una instrucción amplia, que, además de las usuales enseñanzas en gimnasia y música propias de su época, de su etnia y de su alcurnia, incluía las enseñanzas de los primeros filósofos jonios Tales de Mileto, Anaximandro y Anaximenes. Tras verse obligado a exiliarse de Samos por su abierta aversión a la tiranía de Polícrates paso a Crotona, en el sur de Italia circa el año 530 a.C., circunstancia que explica la extensión del pitagorismo de forma preferencial en aquella región de Italia denominada por los romanos como Magna Grecia y habitada por diversas etnias, incluidos griegos, locrios, aqueos y mesenios, entre otros. Es precisamente durante este período cuando funda lo que  fue conocido entre sus contemporáneos como liga pitagórica e históricamente como pitagorismo, una mezcla heterogénea de escuela filosófica, secta religiosa y movimiento político.

        De manera similar a la propia biografía de su célebre fundador, los detalles en torno a la liga pitagórica y al pitagorismo, han llegado de manera indirecta a la Historia del Pensamiento Occidental y pletóricos de fantásticas distorsiones que, debemos admitir, han hecho mucho mas llevadera su lectura. El grueso de esta información procede de las diversas formas adoptadas por el neopitagorismo durante la República  y de los primeros cuatro siglos de la Era Cristiana. Entre las fuentes dignas de ser mencionadas por la magnitud y calidad de sus aportes se hallan Alejandro Polihistor, a su vez una de las fuentes de Diógenes Laercio y uno de los mas fieles y fidedignos representantes del neopitagorismo en Grecia. Porfirio y Jámblico, autores de la "Vida de Pitágoras" y de la "Vida Pitagórica", respectivamente, se valieron de Apolonio de Tiana, Moderato de Gades y Nicómaco de Gerasa como principales fuentes para sus escritos. Ambas obras, caracterizadas por la ausencia de espíritu crítico y una muy marcada tendencia a subrayar lo portentoso e, inclusive, lo mágico han contribuido a legar a las generaciones ulteriores una visión del pitagorismo en la cual es imposible hacer una distinción entre la propuesta original del pitagorismo y la presencia, a lo interno de dicha visión, de la aportación de elementos posteriores, específicamente del neoplatonismo y del estoicismo. Así, desde el período más temprano la propia tradición bibliográfica ha contribuido grandemente a  la diseminación de una visión enriquecida, por no decir falseada, de la vida y la obra de Pitágoras de Samos.

        Convencido de su propio carácter sobrenatural, se ha afirmado que Pitágoras era testimonio vivo de la doctrina de la transmigración de las almas, uno de los pilares del credo pitagórico y que a éste se le había permitido retornar desde el Hades sin beber de las aguas de la mítica fuente de Lethes, como el resto de las sombras que habitaban el submundo, de modo que pudo reencarnar en la Tierra con la memoria de sus todas vidas pasadas alegadamente intacta y ser capaz, entonces, de proclamar haber sido Euphorbus y haber combatido en la guerra de Troya. Unos cincuenta años tras la muerte del filósofo, Emoedocles de Agrigento le considera un ser sobrenatural. Herodoto, sin dudas una de las fuentes mas sobrias en todo lo concerniente a la historia griega asocia a Zalmoxis, maestro y milagrero tracio con el nombre de Pitágoras y señala los paralelismos entre el pitagorismo y las prácticas mágico-religiosas de los egipcios. Con el correr de los tiempos la leyenda acerca de Pitágoras se dilata para extenderse adquiriendo un carácter mítico al que se suscribe el propio Aristóteles, en su libro Sobre los pitagóricos y sus discípulos Dicearco, Clearco y Jerónimo atribuyen a éste haber sido hijo de Hermes o de Apolo, haber descendido a los infiernos y regresar desde ellos, ostentar un muslo de oro y tener dones sobrenaturales, como la ubicuidad y la profecía.

    Partes: 1, 2
    Página siguiente