- Resumen
- El concepto de zona costera
- Problemas costeros y desarrollo sostenible
- Antecedentes del manejo integrado costero
- Propuesta de manejo integrado costero desde la universidad del magdalena
LA PROPUESTA DESDE LA UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA INTEGRATED COASTAL MANAGEMENT THE PROPOSAL FROM MAGDALENA UNIVERSITY
RESUMEN
Este documento inicia con la definición de la zona costera, donde se detallan las bases para su delimitación, sus características naturales más relevantes y su particular administración. La segunda parte aborda el análisis sistémico del espacio costero, con énfasis en los subsistemas físico-natural, socio-económico y jurídico-administrativo. La tercera unidad presenta los principales problemas costeros desde los usos de la costa, la degradación ambiental y la coordinación institucional, para terminar con una definición del desarrollo sostenible. Un cuarto capítulo se centra en los antecedentes del manejo integrado de zonas costeras en el mundo, desde los países industrializados hasta llegar a la realidad colombiana.
Por último se presenta la propuesta de la Universidad del Magdalena con relación al manejo de las costas, la cual se traduce en la creación de la Maestría en Manejo Integrado Costero.
- EL CONCEPTO DE ZONA COSTERA
La zona costera, o área litoral, tiene muchas definiciones dependiendo del autor que la proponga o de la disciplina desde la cual se formuló. De acuerdo con Barragán (1997) es una "zona de contacto, de transición, entre la hidrosfera salada, la litosfera y la atmósfera por lo que a fenómenos físico-naturales y actividades humanas se refiere". Esta definición se centra en la particular interacción que se presenta en la zona costera entre el agua, la tierra y el aire, sin olvidar que hay actividades humanas que afectan esta dinámica.
Otros autores tienen definiciones más ceñidas al ámbito científico, como la propuesta por Álvarez y Álvarez (1984) en la cual determina la costa como "la franja de mar aledaña a la línea de costa y una zona terrestre – no exactamente definida- hasta la cual las acciones e interacciones de ambos medios, el terrestre y el marino, son notables."
Precisamente son los límites de esta zona de interacción marino-terrestre el principal concepto que se debe tener claro para la planificación, ordenación y manejo de las costas. En el documento Medio ambiente y desarrollo de las áreas litorales (Barragán, 1997) se destaca que la costa es un "espacio geográfico concreto aunque de límites ciertamente laxos", lo cual dificulta su comprensión territorial y se convierte en el primer paso a tener en cuenta en un proceso de manejo costero.
Delimitación de la Zona Costera
La zona costera se caracteriza por tener límites difusos, tanto en su lado marino como en su lado terrestre. Se han realizado acercamientos para definir sus límites, especialmente desde la legislación, sin embargo el carácter estático del derecho positivo es insuficiente para explicar la gran dinámica del medio marino.
Es así que se han escrito normas en las cuales se establecen los límites marinos de la zona costera hasta la plataforma continental (200 metros de profundidad), hasta el límite de la Zona Económica Exclusiva (12 millas náuticas) o hasta la línea de aguas interiores, sin embargo ninguna ha sido generalmente aceptada debido al procedimiento arbitrario usado para ser escogida, pues estos límites no tienen relación directa con los procesos ocurridos en la zona costera.
A nivel terrestre ocurre algo similar. Se acostumbra delimitar la zona costera hasta la línea de más alta marea, hasta donde comience la vegetación permanente o, como lo define el Decreto Ley 2324 de 1984, hasta una línea de 2 kilómetros paralela a la línea de costa. Sin embargo estas delimitaciones no logran enmarcar todo lo que significan las áreas costeras.
Desde las ciencias exactas y naturales se han hecho esfuerzos similares, destacándose aquellos que aporta la oceanografía, la cual propone como límite marino el lugar hasta el cual las olas ejerzan influencia sobre el fondo marino y el límite terrestre hasta donde las condiciones oceánicas afecten los ecosistemas del continente.
Este acercamiento de la oceanografía ha sido el más aceptado hasta hace pocos años, cuando las ciencias sociales han postulado que en la delimitación de la zona costera debe ser tenida en cuenta también las actividades relacionadas con el mar y todas aquellas que estén dentro del imaginario costero de cada cultura. Con esta nueva perspectiva las zonas costeras deben llegar hasta donde las personas se sientan ‘costeras’ y sus relaciones con el mar sean indispensables para su desarrollo como culturas.
Por último está la visión económica de la delimitación costera, en la cual prima el concepto de uso de los recursos marinos y las actividades económicas que se puedan ubicar en la franja litoral, como los puertos, la acuicultura o el turismo de sol y playa. En este caso la zona costera llega hasta donde se desarrollen las actividades relacionadas con el mar.
Otra característica fundamental para definir la zona costera es la interacción permanente de la masa de agua marina con el sustrato terrestre y las corrientes atmosféricas. Esta condición de múltiple encuentro hace de la costa un lugar frágil y único, que requiere de acciones de manejo diferentes a las que se llevan a cabo en los ambientes terrestres, fluviales o lagunares.
La dinámica que imprimen las olas al medio costero dificulta fuertemente la predicción del impacto que pueda generar una determinada actividad humana, como la contaminación o la instalación de una infraestructura. No es lo mismo construir un edificio en un área terrestre determinada que hacerlo al borde de la playa, pues el sustrato de esta última está cambiando permanentemente con lo cual se arriesga la seguridad de la edificación.
Igual situación ocurre cuando se detalla el efecto del viento sobre la parte terrestre de la costa, por ejemplo en el caso de las dunas de arena. Las dunas son la reserva de arena de la playa, de manera que cualquier actuación sobre ellas se verá reflejada en la línea de costa, principalmente con la erosión acelerada de las playas.
Como se observa, esta interacción en la zona costera conlleva a proponer actuaciones que tengan en cuenta la tridimensionalidad de sus efectos y la fuerte dinámica que la gobierna, evitando imponer acciones que solo se han probado en ambientes netamente terrestres o acuáticos.
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