La civilización mediática: metáfora narcisista de los espejos múltiples
Enviado por Francisco Rodríguez
El debate político-ideológico es un ingrediente básico en el proceso de la construcción de una nueva sociedad fundamentada en participación activa y libertad. Temas cardinales como: libertad de expresión, papel de los medios en las sociedades democráticas contemporáneas, la propiedad de los medios y sus nuevas funciones en una época de crisis de las instituciones pilares de la democracia; ¿de quién o quienes son la palabra y la voz? ¿Quién es propietario del habla en el espacio público? ¿Hay un sujeto o sujetos con acceso privilegiado a la verdad? En fin, son temas que se discuten en los más diversos escenarios de las democracias occidentales hoy, tanto del mundo desarrollado como subdesarrollado.
En la sociedad contemporánea, los medios de comunicación masiva no son ya meros medios para expresar una opinión, vender productos o influir en la manera de pensar y actuar de la gente. Lo más político que hay en las sociedades democráticas actuales, son los medios masivos; lo cual no quiere decir que deben convertirse en "partidos políticos". Hoy en día, los medios configuran la manera como vemos el mundo, como sentimos, como pensamos, como actuamos. No son simples modeladores de conducta, son constructores de "subjetividad", de cultura (la cultura hegemónica, por supuesto), de estilos de vida, etc.
No creo que esto que hemos denominado como "Mass-mediatización de la sociedad", o "Civilización massmediática", se corresponde adecuadamente con el concepto de "Subcultura massmediática", porque a mi modo de ver el asunto no se trata de una subcultura en el sentido en que Lewis entendía el segmento cultural que generaba la pobreza como estilo de vida, modo particular de adaptación a una sociedad en general. No se trata de un estrato cultural o de un segmento; se trata del más formidable proyecto de reemplazamiento de la subjetividad, la cultura (en sentido amplio) y los "mundos de vida", de la gente hoy.
No es una cuestión del imperialismo, superestructura o infraestructura, de sobredeterminación o determinación en última instancia; ni siquiera del proyecto de una clase específica o fracción de clase dominante que quiere imponer su hegemonía (aunque desde luego esta sea una variable muy importante). Estamos hablando de todo un proceso civilizatorio que responde a la racionalidad de la civilización neo-moderna global y cuya plataforma de lanzamiento son las "estructuras fractales" de una red compleja de modos de producción simbólica. ´Quizás podamos pecar de simplistas y por tanto carentes del método de la complejidad cuando decimos que lo que aquí se juega no es el carácter de meros mecanismos instrumentales de la estructura mas mediática que funcionaliza la acumulación y maximización de la ganancia de algunas corporaciones trasnacionales (aunque esto también esté presente); se trata más bien de una propuesta de re-semiotización de la vida, del inconsciente (individual y colectivo), del deseo, las pasiones; de re-gramaticalización del espacio-tiempo (espacialización del tiempo, el tiempo como eterno presente, etc.), del concepto de realidad; la cual se vuelve una visión "narcisista de múltiples espejos" para el Ego del sujeto cuando se ve a sí mismo en las aguas cristalinas de la realización del deseo y por lo tanto del sentido.
Estamos hablando aquí no simplemente de un proyecto de una clase dominante para mantener la hegemonía de las clases subordinadas en función de la extracción de plusvalía; en todo caso y más que eso (aunque también eso este presente), nos gustaría hablar aquí (parodiando a Ludovico Silva, de una plusvalía simbólica que se concreta a través de un proceso de "racionalización industrializada de la fantasía", que en el fondo es "racionalización del fantasma" individual y societario.
Jamás la humanidad había vivido una experiencia de este tipo porque tampoco el mercado se había transformado de una instancia de realización del valor de la mercancía producida, propio del capitalismo de producción, en el meta-lugar, instancia de realización del sentido por excelencia del capitalismo de consumo; por lo tanto más que territorio de intercambio de mercancías desde el punto de vista material, es un territorio simbólico matriz para toda los intercambios simbólicos en el conjunto total de la sociedad. Eso no lo habíamos vivido antes como especie, de aquí que estamos asistiendo a experiencias que definen "vividos individuales y colectivos", completamente inéditos. Estamos asistiendo a una mutación simbólica de la especie (homo mediático) que es superior a cuantos proyectos de dominación hayan concebidos los diversos imperios, dictaduras y fascismos por los que la humanidad ha pasado.
Desde las primeras décadas del siglo XX, con Orson Welles, sabemos del inmenso poder que los medios tienen. Tanto en Venezuela, como en cualquier otro país del mundo hoy, la política es Video Política. Lo realmente significativo en Política es lo que vemos en la pantalla de la Tv. En vez de la ficción imitar a la vida, es la vida la que está imitando a la ficción. La gente quiere ser como los personajes que aparecen en los medios, no como son las otras personas del medio que los rodea.
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