La guerra de la alianza suramericana contra España (1864 – 1866) (página 2)
Enviado por Patricio Gonzalez
Después del bombardeo, los marinos españoles se sintieron profundamente avergonzados y fueron víctimas del desprecio de los marinos de las escuadras neutrales que los tildaban de "incendiarios cobardes". Consideraron indigno volver a España con ese baldón y decidieron librar un combate con las baterías del Callao. El 5 de abril llegó la fragata "Almansa" con 300 hombres para reforzar la tripulación de los buques y el 10 la escuadra salió rumbo al Callao donde llegó el 27 y comenzó febrilmente a preparar el bombardeo.
Durante sus pocos meses de gobierno, Prado había remozado las baterías con cañones modernos y poderosos y tenía el apoyo de artilleros extranjeros que adiestraban al personal peruano; se trabajó día y noche para completar las fortificaciones.
El 2 de mayo de 1866 a las 11.30 la "Numancia" dio la señal de avance y la escuadra se acercó a la costa hasta casi rascar el fondo con sus quillas; a las 11.50 la "Numancia" disparó la primera andanada y las baterías de tierra contestaron el fuego. Antes de su primer disparo, la "Villa de Madrid" recibió un proyectil de 300 que le abrió una brecha enorme, mató 35 hombres e inutilizó la máquina; fue retirada a remolque por la "Vencedora" . La "Numancia" recibió un proyectil en el puente que hirió al almirante Méndez Núñez y otro oficial; el general Miguel Lobo tomó el mando de la escuadra. Los españoles llevaban la peor parte hasta que el azar vino en su ayuda: una granada de la "Blanca" entró por la porta de la torre de La Merced inflamando los saquetes de pólvora que estaban al pie del cañón, y la torre, cañón y defensores volaron por los aires dejando desguarnecido ese sector de la rada; murieron 27 hombres, entre ellos el coronel José Gálvez quién dirigía la torre; de los escombros se recogieron 66 heridos graves. Acto seguido, la "Blanca" fue en apoyo de la "Numancia" y entre las dos desmontaron algunos cañones y clarearon a sus sirvientes. La "Almansa" recibió un proyectil de 300 en las baterías que inflamó la pólvora y produjo un incendio que la obligó a retirarse. La "Berenguela" recibió dos granadas que abrieron una brecha bajo la línea de flotación e incendiaron la carbonera; también tuvo que retirarse.
La abrumadora cantidad de cañones, la eficacia de sus artilleros y la explosión de la torre de la Merced permitieron a la escuadra española sostener el combate hasta las 4 de la tarde, hora en que se retiraron bajo el fuego de los cañones de largo alcance de las baterías de tierra. Las bajas españolas fueron 5 jefes y oficiales, 189 marineros muertos, tres fragatas fuera de combate y tres con diversas averías. Las bajas peruanas llegaron a 64 muertos y 99 heridos. Aunque los historiadores españoles hablan de 2.000 bajas peruanas, el testimonio de los marinos extranjeros confirma las cifras peruanas.
La escuadra española emprendió la retirada el 10 de mayo de 1866. De las 19 presas que hizo en Chile, incendió 15 por la imposibilidad de marinarlas y devolvió el "Matías Cousiño" a sus dueños. La "Blanca", la "Numancia" y la "Vencedora" se dirigieron a las Filipinas con algunos transportes, donde allegaron con la tripulación diezmada por el escorbuto. Las demás volvieron a España doblando el Cabo de Hornos. La escuadra había cumplido su misión arruinando a Chile y Perú, haciendo desaparecer el floreciente comercio con España y dejando un odio sordo que habría de durar largo tiempo.
El gobierno de Chile decidió fortificar Valparaíso; se construyeron 10 fuertes bajo tierra armados con 85 cañones. Por su parte, el Perú reparó las averías del Callao y completó su armamento. Ambos puertos quedaron en condiciones de repeler la agresión de cualquiera de las escuadras extranjeras que "venían en son de amistad".
En 1864 se habían mandado a construir en Inglaterra las corbetas "O"Higgins" y "Chacabuco". , Por mutua conveniencia, el 8 de febrero de 1868 se celebró en Londres un convenio entre Chile y España que permitía tanto a España como a Chile retirar de los astilleros ingleses los buques que estaban retenidos a causa de la guerra.
El 11 de abril de 1871 por iniciativa de los EE UU, los cuatro países que declararon la guerra a España firmaron en Washington un armisticio con España.
firmó la paz con España el 11 de agosto de 1879, en plena guerra con Chile y aprovechando que la guerra de España con Chile estaba en situación de simple tregua, trató de obtener abastecimiento de armas, municiones y buques; contrariamente a lo que Perú esperaba, España observó una estricta neutralidad.
Esto no trascendió al público, pero fue el inicio de contactos diplomáticos entre Chile y España; pasaron cuatro años más sin que la paz pudiera firmarse porque Chile exigía un desagravio por el bombardeo de Valparaíso y España se negaba a darlo. Sin embargo, algunos sucesos imprevistos allanaron el camino.
Primero (1879) fue la sepultación en Iquique de los restos de Prat y sus compañeros de sacrificio por la colonia española, que creó un profundo agradecimiento en el pueblo chileno. Como se recordará, los cadáveres de Prat y Serrano quedaron tirados en el camino que va del muelle a la aduana.
Después fue la autorización dada el 21 de enero de 1881 a un barco español cargado con mercaderías para desembarcarlas en Valparaíso; en lo sucesivo se autorizó el comercio con España.
Cuando regresaron las tropas del Perú en 1881, en uno de los arcos construidos para el paso de los regimientos, homenaje de la colonia española, estaban enlazadas las banderas de Chile y España.
Más notoria fue la ceremonia del traslado al cementerio público de Lima de los restos de los soldados y marineros fallecidos durante la permanencia de la escuadra española en Perú y en el combate del 2 de mayo, que estaban sepultados provisoriamente en la isla de San Lorenzo. El presidente de la Sociedad Española de Beneficencia solicitó al almirante Patricio Lynch la autorización para el traslado; los restos llegaron a Lima en junio de 1882 en urnas conducidas por los efectivos de las escuadras extranjeras en el Callao y al funeral asistieron los oficiales chilenos de guarnición en Lima presididos por Lynch; los honores de ordenanza fueron hechos por el regimiento 4º de Línea.
Finalmente, el 3 de febrero de 1883 llegó a Valparaíso la fragata española "Navas de Tolosa" y saludó al pabellón chileno con 21 cañonazos, saludo contestado por uno de los fuertes construidos en Valparaíso después de la guerra.
El tratado de paz y amistad se firmó en Lima seis meses después, el 12 de Junio de 1883, diecisiete años después de terminado el conflicto.
Francisco Antonio Encina : "Historia de Chile"
Roberto Querajazu C :" Aclaraciones Históricas sobre la Guerra del Pacífico."
Alcides Arguedas "Historia General de Bolivia"
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Autor:
Patricio González Granifo.
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