- Significado filosófico: cosmovisión y tratamiento de la Naturaleza
- La comunidad turera de San Pedro de la Parroquia Mapararí cuenta su historia
- Calendario de las celebraciones tureras
- Dimensión telúrica y cósmica de estas celebraciones: las turas como círculo mágico
I.- Significado filosófico: cosmovisión y tratamiento de la Naturaleza
En estos días he estado recordando la copia de un audiovisual que grabamos en las celebraciones de Las Turas que tienen lugar en Moroturo, estado Lara y la comparación que quisimos hacer entonces con un fenómeno semejante existente en Cuba, denominado Espiritismo de cordón. Desde la primera vez que asistí a estas celebraciones, se me hizo evidente la base étnica común, de definida raíz aborigen. Deseo concentrarme en la interpretación de esta expresión de alta espiritualidad distinguida como una de las más auténticas de Venezuela. Lamento que se sigan atropellando tradiciones ancestrales que nos remiten al pasado más remoto de la Humanidad por dos impulsos errados, cada uno de los cuales más dañino: por un lado, debido a la ignorancia y, por el otro, a la ligereza al tratar asuntos de extremo cuidado relacionados con la sensibilidad de un pueblo. Por el primero de ellos, se han asumido afirmaciones que todos repiten sin la más elemental y serena reflexión y a la comprobación de lo que la mayoría de la gente ha afirmado hasta aquí, mecánicamente. La primera afirmación es la que vemos en obras recientes y respetables, al alegar que Las Turas son o consisten en un baile o en un ritual. Ante las Turas, estamos en presencia de fragmentos de un todo –cuyo fondo no se visualiza nítidamente– dotados de movimientos y de una dinámica que nos remiten a procesos simbólicos o a sistemas culturales en algunas comunidades lamentablemente debilitados. Específicamente en nuestra región, tenemos la suerte de contar con dignos exponentes, tanto humanos como espirituales, que nos permiten trabajar de caras a su fortalecimiento y a subrayar su trascendencia en muchos y complejos sentidos.
La segunda afirmación se refiere a los "instrumentos musicales" empleados por los tureros u otros miembros de estas comunidades para "interpretar" la música con que se acompañan los movimientos colectivos danzados que, en ocasiones, son ejecutados en parte de sus festividades: algunos distinguidos investigadores, como nuestro coterráneo Luis Arturo Domínguez, los reduce casi a las flautas de carrizo o de bambú y otros, a las de maíz. Hay que añadir los instrumentos en que pueden convertirse los seres vivos, como los propios cuerpos de los tureros cuando se desplazan, acompasadamente, alrededor, de las fuentes de agua, de algún árbol o del espacio sagrado"presidido por un altar de ofrendas frutales con una cruz en el centro"denominado "patio de las turas", semejando danzantes concentrados en su comunicación con las fuerzas trascendentes, ubicadas en la tierra que pisan o que se encuentran en algunos puntos del universo. Asimismo, es tal vez más significativo el empleo de "instrumentos musicales" derivados de seres muertos, como el cráneo astado de venado en cuyo orificio se sopla para producir un sonido único. De modo que la Naturaleza queda plenamente adoptada como el escenario ideal donde tiene lugar estas celebraciones que se realizan cíclicamente, en ocasión del cambio de las estaciones o ciclos astrales, al amparo de la relación íntima y permanente de todo lo que se mueve en la Tierra con el cosmos.
¿Qué son Las Turas realmente, pues? En la visión del común de la gente, son los elementos formales externos que se presentan, en sitios públicos de ciertas comunidades, durante sus celebraciones anuales: el mal denominado "baile de las turas" y los ritos que acompañan a aquéllas. Pero más allá de las apariencias, con Las Turas nos enfrentamos a las huellas y evidencias de un conjunto coherente y unificado de símbolos que es necesario interpretar, porque nos remiten a un estadio muy antiguo de la vida del hombre encima del planeta. Hablo de símbolos, pero también de significados y patrones de comportamiento de la criatura humana que se traducen en el tipo de relación establecida con el resto de los seres vivos que cohabitaban con ella"como las plantas y animales–; hablo de un pensamiento centrado en el mito del nacimiento del Hombre de una planta: el maíz, que aunque nos ha llegado algo fragmentado es uno de los más ricos, complejos y diversos de cuantos formaban parte del mosaico de las diversas culturas originales que existían aquí y que se pusieron en contacto e intercambiaron entre sí en nuestras tierras "americanas", mucho antes de la invasión del conquistador europeo que terminó por dominar a los pueblos nativos que las habitaban a su llegada.
Página siguiente |