Heidegger, la Empresa Científica y el Dogmatismo
Enviado por Jorge Dávila
- Las críticas que fórmula Bunge
- Réplicas a las críticas de Bunge
- ¿Por qué citamos a Heidegger en nuestro artículo?
- Referencias
déniaiser les savants
NIETZSCHE
1. INTRODUCCIÓN
En el último número de INTERCIENCIA del año 1991 se publicó una carta de Mario Bunge (Bunge, 1991a) en la que critica un artículo nuestro (Dávila, Mendoza y Núñez, 1991). Pocas veces se tiene el honor de recibir críticas a un artículo científico por parte de algún filósofo de la ciencia. Para nuestro modesto entender, la crítica de Bunge, que él mismo caracteriza como "excesiva", está cargada de algunas ligerezas y errores que dificultan una desapasionada discusión intelectual y científica. Esta réplica pretende mostrar que esas serias deficiencias en la crítica de Bunge, constituyen una negación del intento de lección de moral científica que subyace en la carta de nuestro crítico.
La crítica de Bunge estuvo más inspirada por una cita con la cual comienza nuestro articulo que por el contenido total del mismo. La crítica fluye así, haciendo constante referencia, por una parte, a la idea central de la cita, a saber: el carácter de empresa de la ciencia y, por otra parte, al autor de dicha cita, a saber: el filósofo alemán Martin Heidegger. La cita en cuestión proviene de uno de los ensayos en los cuales este filósofo se ocupara directamente del tema de la ciencia moderna.
(Heidegger, 1960). A pesar de la insistencia en la cita heideggeriana, en la carta de M. Bunge son claramente discernibles las críticas referidas estrictamente a Heidegger y su obra en general, de las que se refieren a nosotros (más que a nuestro articulo).
Apartando la ligereza de que nuestro artículo "se limita a citar" la frase heideggeriana, las críticas que se refieren a nosotros tienen una estrechísima relación con las que se refieren a Heidegger y su obra. Por ello no podemos obviar estas últimas críticas y, además, porque quisiéramos hacer más explícito el sentido de haber acudido a una cita de Heidegger en nuestro artículo. Aún cuando estamos muy lejos de considerarnos expertos en la obra heideggeriana (62 volúmenes, sin contar la obra póstuma), tendremos que responder a las críticas que Bunge hace de este filósofo y de su obra, al menos en lo que a sus ensayos más conocidos sobre la ciencia se refiere y que tienen que ver con nuestro artículo.
Con el fin de responder a cada una de esas criticas, presentamos en la siguiente sección un breve resumen de las mismas. En posterior sección desarrollamos nuestra réplica, extendiéndonos en la crítica primaria que Bunge hace a Heidegger, pues ello nos permite ser más precisos en las siguientes réplicas. En la última sección resumimos nuestro argumento sobre la razón de haber usado la cita de Heidegger en nuestro artículo.
2. LAS CRÍTICAS QUE FÓRMULA BUNGE
Hemos podido distinguir en la carta de Bunge dos críticas a Heidegger. La primera de ellas se refiere a un aspecto muy particular y preciso de su obra, expresado en una frase que Bunge toma de la cita que utilizamos en nuestro artículo. Bunge afirma que en la frase de Heidegger "…la ciencia en sí como investigación tiene carácter de empresa" se esconde una ambigüedad: esa frase es una falsedad o una trivialidad. La segunda crítica a Heidegger, repetida en tres de los seis párrafos de la carta de Bunge, se corresponde con una muy peculiar caracterización del filósofo alemán y de su obra. Afirma Bunge que Heidegger es "un peligroso charlatán… enemigo de la ciencia y de la técnica… conocido por su obscurantismo y su militancia nazi." (Bunge, 199 la).
Igualmente, hemos podido identificar dos críticas a nuestro artículo y a nosotros. Una se deriva de la caracterización que Bunge hace de Heidegger y de su obra. En efecto, a Bunge le alarma (sic) que en un artículo científico se cite a quien "le vendió a Hitler su propia conciencia moral y su odio a la ciencia y a la razón en general."(Bunge, 199 la). La otra crítica, aunque más conectada con el contenido de nuestra publicación, se expresa por la "alarma" de Bunge en relación con una posible adopción por nuestra parte del "cinismo" de la nueva sociología de la ciencia; en esta crítica, Bunge nos remite a uno de sus trabajos recientes publicado en INTERCIENCIA (Bunge, 1991b).
Creemos entender que la alarma bungeana está motivada por una preocupación de moral científica. Parece creer Bunge que citar a un filósofo como Heidegger y publicar trabajos como los desarrollados por la llamada nueva sociología de la ciencia son "errores" perjudiciales para los miembros más jóvenes e inexpertos de la comunidad científica. El efecto que tales "errores" tendrían sobre los jóvenes científicos sería el de "confundirlos y hacerles perder de vista su misión, que es buscar y difundir la verdad" (Bunge, 1991a).
Veamos cómo en cada una de esas cuatro criticas el filósofo de la ciencia incurre en ligerezas, errores y vicios que son la negación de la misión que él mismo señala para la empresa intelectual: buscar y difundir la verdad desinteresadamente.
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