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Los invasores nunca nos dejaron. Reflexiones docentes con mirada de discentes


    ADVERTENCIA

    Los invasores nunca nos han dejado Tenga cuidado pues al atravesar una simple puerta de escuela, o sentarse a la mesa familiar, o al dialogar con algunos aparentes amigos, o al asomarse en una conversación callejera … en el lugar menos pensado podrá encontrarse con un Invasor … en este librillo digital le ayudamos a desenmascararlos y colaborar en su humanización…

    ¿Veamos si es posible? EDITORA DIGITAL ES!

    S A L U D O

    Estimada Lectora, Estimado Lector, Gracias por tomar esta publicación digital y adentrarse por estos sombríos parajes al que nos llevan los Invasores.

    Pocos han estado libres de su influencia, pocos han sido capaces de liberarse del poder arrollador de estos invasores que siempre han estado por estos lados … nunca nos han dejado.

    ¿Para qué escribimos este librillo?

    Simplemente deseamos ser un foco, un haz de luz que muestre el accionar de los invasores que limitan la enorme potencialidad de nuestros niños y niñas y jóvenes que se entregan en sus manos pensando que les "acompañarán" en su educación… sin embargo los invasores buscan "moldear", manipular, adaptar a sus alumnos y alumnas hacia un "perfil" o "tipo" de alumno con el que esperan estandarizar la enorme riqueza y diversidad que traemos al nacer.

    ¿Qué esperamos de usted?

    Primero, que no abandone la lectura, llegue al final. Que nos ayude a crear focos para detectar esas actitudes de invasores que asumimos padres, madres, profesores, amigos… ¿no tenemos todos un poco de invasores?

    Los autores

    SE INVADE Y SE EVADE

    Invadir v. tr.

    1 Entrar por la fuerza en un lugar para ocuparlo: las tropas invadieron el país vecino.

    2 Llenar un lugar una cosa que resulta perjudicial o molesta: una plaga de langostas invadió los campos.

    3 Introducirse sin derecho en el campo o las atribuciones ajenas: algunos periodistas son acusados de invadir la intimidad de los famosos.

    4 Apoderarse un estado de ánimo de una persona dominándola por completo: le invadió una gran tristeza.

    Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.

    SE EVADE Y SE INVADE

    Evadir v. tr.

    1 Evitar una dificultad, un compromiso o un peligro con habilidad y astucia: evadir la respuesta.

    2 Sacar ilegalmente del país dinero u otros bienes para evitar impuestos o controles fiscales: evadir divisas.

    3 Distraerse o apartar la atención de algo molesto: se fue una semana de vacaciones para evadirse de sus preocupaciones.

    Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L

    Era un día lunes, a comienzo de marzo, como a las 8 de la mañana. El día estaba despejado y en el ambiente parecía que el verano no se quería marchar.

    Era un lunes muy distinto comenzaba el día esperado para estrenar insignias y los uniformes, zapatos y mochilas.

    Había desorden en el ambiente, algunos llantos bulliciosos de niños y otros de adultos avergonzados… la hora tan esperada se acercaba.

    Alguien un tanto distante y ajeno, empezó a golpear sus palmas y con voz altisonante gritó la primera orden:

    ¡Hacer filas de menor a mayor¡

    Y adultos y niños empezaron a moverse al ritmo de la ordenanza primera.

    Los juegos y las sonrisas de los niños y niñas se fueron apagando paulatinamente.

    El silencio marcial ayudó a tomar distancia y a verificar la estatura de unos y de otras. Más de algún niño recién llegado y algo desatento no hizo caso.

    Al verlo una señora se acercó y le repitió el mandato domesticador: Niño acaso eres sordo que no escuchaste, ¡Dije hacer filas de menor a mayor¡

    Para Javier Ignacio y sus ojos nerviosos era su primer día en ese establecimiento. Parecía que de pronto se empezaban a apagar sus inquietudes y expectativas, su ritmo de niño hiperactivo y de súper usuario cibernético de triple pantalla disperso y creativo.

    Javier Ignacio estaba descubriendo que su tan familiar mundo digital, tecnológico y de uso libre y cotidiano no correspondía a este mundo estandarizados para atender a clientes cognitivos y lleno de protocolos diseñados por estos seres grandes y pertenecientes a otro siglo.

    La profesora podía estar tranquila, había dado cumplimiento al primer rito escolar.

    Estando ya en la sala les habló del orden y la limpieza:

    ¡Las manos arriba del banco!

    -­-les gritó mirando al curso-­-

    Veamos, veamos si esas manos y uñas traen tierra y ratones dentro.

    Luego comenzaba el rito de "pasar la lista", esa sagrada acción de ver la asistencia diaria para luego llenar las planillas de la subvención. Era un rito cuidadoso centrado en el conteo y verificación si el nombre correspondía al rostro.

    Lentamente y mirando sutilmente entre sus lentes y sus cejas, iba dando a conocer el listado de apellidos ordenados de la primera vocal hasta la última del niño Zapata.

    Así fueron pasando distintos profesores nuevas listas y registros necesarios.

    Los hombres grandes fueron cumpliendo con la tarea encomendada desde el ministerio.

    En las semanas siguientes fueron "pasando materias" uno a uno fueron repitiendo los mensajes uniformes de acuerdo al cuidadoso sacramental dispuesto en los planes y programas.

    De vez en cuando, los hacían jugar, para que pudieran botar sus energías y para que se olvidaran de alguna forma ese tedioso lugar en que estaban.

    Los niños y niñas con su ingenuidad y sus sueños de conocer esa esperada escuela abrían las compuertas de sus emociones para creer que aquellos contenidos eran necesarios. Total habían sido entregados por sus padres y madres a este ejercito invasor , con la pleitesía que confirmaba que eso era lo correcto.

    Los niños y niñas con sus uniformes escolares fueron dejando su espontaneidad, olvidando sus expectativas iniciales, dejando sus intereses fuera de este recinto enrejado.

    El sistema había logrado con éxito el primer moldaje: que los alumnos llegaran a comportarse como decían los manuales de buena crianza. Y el sacrosanto Reglamento Internoy sus normativas propias de una buena educación. A lo lejos el portero del colegio escuchaba en la radio la antigua canción de Joan Manuel Serrat:

    "Niño deja ya de joder con la pelota. que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca.

    Nada ni nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen en el reloj, que decidan por ellos, que se equivoquen, que crezcan y que un día y nos digan adiós".

    Los niños y niñas fueron dejando de lado sus aparatos tecnológicos hasta llegar a repetir sin errores lo que el profesor les había enseñado, que a su vez el repetía del libro que la noche anterior había estudiado.

    Parecía que la idea era simplemente:

    ¡Abran el cuaderno y escriban!

    ¡Saquen una hoja, tenemos prueba!

    ¡Copien la respuesta en la página 26 del libro!

    Los niños y niñas fueron dejando de ser los que ellos realmente eran hasta moldearse a las medidas y condiciones como les decían los adultos.

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