La terapia de la imperfección de Ricardo Peter: Un aporte latinoamericano
Enviado por J. Alberto Garza del Río
- Introducción
- Generalidades del sistema teórico en su totalidad
- El nivel ético-espiritual: Ética del límite
- Un par de aspectos fenomenológicos, psicológicos y metafísicos de la reorientación al límite
- Conclusión
- Bibliografía
"El amor es por excelencia lo que hace ser"
Maurice Blondel
Actualmente es importante para el hombre superar la tendencia racionalista que, fuera del ámbito de la ciencia en donde ha encontrado aplicaciones magnificas y extraordinarias, la edad moderna, y tal vez la naturaleza temerosa del hombre, condicionan para contentarse con elucubraciones teóricas que nos dejan en las nubes llenos de una alegría fugazmente breve, pero sin cambiar de hecho y en efecto nuestra realidad más inmediata, nuestro aquí y ahora. "Hace más de dos mil años Epicuro afirmó que los argumentos de la filosofía son vacuos si no mitigan ningún sufrimiento humano" [1]
De manera que a grandes rasgos expondremos la aportación de un filósofo latinoamericano a lo que podemos llamar la filosofía práctica. Estamos hablando, del doctor Ricardo Peter Silva, creador de la Terapia de Imperfección, basada en lo que ha llamado la Antropología del límite. Él es un filósofo latinoamericano, específicamente nacido en Nicaragua, que está aportando actualmente al pensamiento antropológico y psicológico terapéutico contemporáneo elementos de una forma de aplicación práctica de la filosofía, aplicado a lo que ha llamado el "ansia de perfección". Esto lo coloca como un pensador contemporáneo que lleva su reflexión filosófica hasta la médula de la cotidianidad.
Generalidades del sistema teórico en su totalidad
La Terapia de la Imperfección forma parte de un marco o estructuración teórica que tiene como eje el concepto de límite y que desde el mismo, se desarrolla en tres niveles: filosófico, psicológico y ético-espiritual. Es la consecuencia obvia y coherente del hombre en sus dimensiones fundamentales. De ahí que:
El nivel filosófico: la Antropología del límite
La reflexión antropológica del límite comienza en Ricardo Peter inspirada ante la constatación de la dificultad de ser humano que el hombre presenta, por su noluntad de ser lo que es, manifestada en sus variadas expresiones como son: la pérdida del sentido de la vida, los trastornos psicológicos, los problemas sociales y políticos, los problemas familiares, la inflexibilidad, la dificultad para adaptarse a la realidad, y para obrar con mayor eficacia existencial, y sobre todo, la más difícil tarea humana de aceptase a sí mismo, que condiciona todo lo anterior.
Sostiene que hay un contenido característico y común en la cultura occidental actual, y que en nuestra opinión subyace ya como predisposición por efecto de una íntima fractura ontológica con la que el hombre nace, ya de hecho misteriosamente instalada en el hombre, a la que Maurice Blondel ha apelado y querido plantear todo un proyecto de restauración por medio del concepto leibniziano de "vínculo substancial" que él descubre en la acción, para abrir al hombre, no sólo al ámbito natural de fidelidad a sí mismo más allá de la fracturas interiores, sino también al sobrenatural desde un apuntalamiento estrictamente filosófico que termina en la reflexión sobre el "Ser necesario de la acción"[2].
Por otra parte y volviendo a la reflexión peteriana, él llama "la tendencia intencional a la perfección" a esa inclinación que es causada por la infiltración del concepto abstracto de perfección que ha permeado todo ámbito cultural planteándoselo, ya sea consciente o inconscientemente, como meta seductora (ya se verá más adelante en qué consiste su seducción). Este concepto alcanza, afirma, a pesar de no ser a veces tan evidente, no sólo el nivel de la personalidad, sino el nivel de la persona. "El concepto de perfección que la cultura occidental considera, desde tiempos inmemoriales, sinónimo de máximo valor en todos los órdenes y que, por si fuera poco, cierta expresión histórica del cristianismo ha exaltado como el imperativo más sagrado para el género humano: ser perfectos como Dios es perfecto"[3]; toca lo más profundo de nosotros, nuestro ser por completo. De ahí que está tensión, no sólo no sea positiva, sino más bien insana en todos los niveles.
"La perfección vuelve agotador el hecho de existir. En perpetuo conflicto con su vida, el perfeccionista termina postrado, abrumado por el hecho de ser limitado y vivir en un mundo defectuoso, abatido, además, por sus propios errores y fracasos. Para el perfeccionista el don del ser y de la existencia es una carga incesante, con todo lo que significa de desilusión y frustración."[4]
La Antropología del límite alza la bandera del ideal de devenir lo más humano posible. Sin embargo la sustitución del ideal de la perfección no conlleva la negación ni la cancelación del "deber ser", sino que lo plantea en términos adecuados de lo humano, esto es, en su coherencia con el ser limitado del hombre, donde el "deber ser" se vuelve accesible. Es decir, no afecta la esencia de la vida moral, sino que reorienta la visión humana de la moral y pretende ligarla a sus raíces más profundas.
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