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Ley de Lenguas ¿Qué hay detrás del proyecto de Ley de lenguas?


Partes: 1, 2

    1. Proyectos de leyes para reglamentar el Art. 140 de la Constitución Nacional
    2. ¿Qué hay detrás del Proyecto de Ley de Lenguas?
    3. La situación actual
    4. Conclusión

    1. INTRODUCCIÓN

                    En esta primera parte haré mención a ciertos hechos acaecidos en la historia más reciente del Guaraní y que, a mi criterio, se convierten en los antecedentes más interesantes y pertinentes del Proyecto de Ley de Lenguas, cuya promulgación el Taller de la Sociedad Civil solicita al Estado Paraguayo.

    En el año 1992, tras una larga y casi agónica batalla, los guaraniólogos logramos la oficialización de la Lengua Guaraní. La cosa no fue fácil, ya que había intereses creados; particularmente, por parte de aquellos compatriotas (si así podemos llamarlos) que sostenían la postura colonialista y antiguaranista de que la oficialización del Guaraní -entonces- no era importante y que habían otras cuestiones más relevantes que tratar en el seno de la Convención Nacional Constituyente. Esos seudocompatriotas se valieron de diarios, radioemisoras y teledifusoras a fín de intentar abortar la idea de la declaración de la Lengua Guaraní como lengua oficial del Paraguay, junto al castellano. Los más osados compararon al castellano con el jet y al Guaraní con la folklórica karréta, además de otros disparates parecidos como que nosotros los "guaraniólogos" éramos un peligro para la socidad por nuestra supuesta condición de nacionalistas a ultranza.

                    Nosotros, en la vereda de en frente, tampoco retaceamos recursos y epítetos para convencer, a cuantas almas se cruzaban en nuestro camino, acerca de la importancia de la consagración del Guaraní como idioma oficial de la República. Hicimos de todo: marchas, reuniones con los Convencionales Constituyentes (de hecho, varios de ellos eran ya amigos del Guaraní), pero sobre todo, utilizamos los espacios que numerosos amigos periodistas (interesados en la oficialización del Guaraní) nos ofrecieron. En esa histórica batalla todo estuvo permitido. El resultado: la Lengua Guaraní, ¡por fín!, se convirtió en idioma oficial del Paraguay, junto al castellano.

                    A partir de dicho acontecimiento, se abrieron las puertas para reclamar más espacios para la promoción y difusión de la Lengua Guaraní, muy a pesar de los ya mencionados seudocompatriotas colonialistas y antiguaranistas, enquistados en el mismísimo gobierno y para ser más puntuales, en el Ministerio de Educación y Culto. En otras palabras, "ilustres" gobernantes para algunos, pero… enemigos acérrimos del Guaraní, en lo que a nosotros respecta.

                    La siguiente batalla se libró ese mismo año, en diciembre y luego en julio de 1993, en ocasión de los Congresos Nacionales de Educación cuando -tras lograr ciertos acuerdos políticos con distintos gremios docentes también interesados en la reivindicación del Guaraní- logramos la inclusión del Guaraní en la Reforma Educativa, iniciada en 1994.

                    Los combatientes en dichas duras batallas enumeramos -entonces- cuatro cuestiones muy importantes a ser tenidas en cuenta en el porvenir: 1)La planificación de fines y objetivos para la reivindicación y progreso del Guaraní y la definición estrategias para la consecución de los mismos; 2)La aceptación y aplicación plena del refrán "la unión hace la fuerza"; 3)Que los enemigos del Guaraní y de la identidad cultural paraguaya debían -y deben- ser enfrentados contínuamente, en cualquier terreno; con fuerza, en forma organizada y con todas las armas lícitas disponibles, sabiendo que varias de las batallas pueden durar mucho tiempo; y 4)La necesidad de incoporporar a más aliados; es decir, reclutar a más combatientes de todo el país y del exterior. Y así lo hicimos y le seguiremos haciendo.

                    El ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANÍ es, en gran medida, la muestra de que esas cuatro cuestiones son factibles de lograr. Nuestra fuerza institucional radica en la mancomunión de esfuerzos de todos nuestros miembros (partes de un mismo cuerpo) que se hallan diseminados por todo el Paraguay y por el exterior. Hemos dedicado mucho tiempo institucional en la formación calificada de los mismos. Ellos hoy se llaman profesores, licenciados o simplemente personas que concluyeron el curso básico de Guaraní o participaron de encuentros de concienciación (congresos, seminarios, foros, etc), y que en su gran mayoría están absolutamente convencidos de que estas batallas, más tarde o más temprano, deben finalizar a favor del Guaraní. Ellos en cualquier lugar: Horqueta, Jataity del Norte, Arroyos y Esteros, Iturbe, Campo 9, Juty, San Pedro del Parana, San Juan Bautista, Aka’ái, Minga Porâ, Villeta, Pilar, Puente Kyha, Villa Hayes, Filadelfia, etc, son actualmente los más celosos defensores, difusores y jerarquizadores de la Lengua Guaraní y están preparados para enfrentar a cualquiera con un discurso científico sobre el porqué debe promoverse la correcta enseñanza y difusión del Guaraní.

                    Una simple muestra lo constituyó en su momento el masivo rechazo al modelo de educación bilingüe (Guaraní-Castellano) que el Ministerio de Educación intentó -vanamente- aplicar en la educación paraguaya, y cuyo oscuro propósito consistió en sustituir al Guaraní por el jehe’a (mal llamado jopara, mezcla de Guaraní y castellano). Bastó, en ese entonces, un pedido institucional para que los combatientes se manifestaran en contra de ese perverso y letal proyecto del MEC, liderado entonces por la actual candidata a presidente de la república.

                    Y tuvimos razón, ya que los propios parlamentarios (de todos los partidos políticos) apoyaron esa postura de no atentar contra el Guaraní; y fueron esos mismos parlamentarios quienes tiempo después otorgaron al ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANÍ, mediante la Ley 2574, el estatus de institución de educación superior, con autonomía y rango universitario; entendiendo que la labor que llevábamos adelante era la correcta; caso contrario, no hubieramos logrado lo uno ni lo otro.

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