Introducción
Las mujeres hoy en día tienen un rol muy importante en los deportes, la mujer hoy en día ha demostrado que ellas son capaces de hacer cosas que se creía que solo el hombre podía hacer e incluso lo hacen mejor que los hombres, pero ahora en día las mujeres han logrado muchos éxitos en la rama deportiva después de ser mucho tiempo excluidas de estos.
Las competiciones deportivas femeninas son existentes desde la más remota antigüedad, sin embargo los encuentros de confrontación mixta sólo se producen en la actualidad en equitación, vuelos transoceánicos, automovilismo y carreras a pie y en esquí con participación bisexual masiva.
En la Grecia clásica se organizaban con frecuencia competiciones reservadas a la mujer, pero como contrapartida, no podían participar en los Juegos Olímpicos.
En Roma, años más tarde, las mujeres sólo participaban en deportes con fines de cultura física en los cuales no existía la competición; (los juegos con aro y pelota, la natación, la gimnasia, la esgrima y los bolos).
Con la llegada de la era cristiana se puso fin al deporte el cual no se recuperó hasta el siglo XIX para los hombres y hasta después de la Primera Guerra Mundial para las mujeres.
Desde el Renacimiento hasta el siglo XVII, las mujeres sólo practicaban el juego de pelota y las aristócratas se dedicaban a la caza y a la equitación.
Las razones que alejaron a la mujer de las competiciones deportivas fueron muchas y aún persisten en la actualidad.
Unas fueron impuestas por el hombre como dictador máximo en la familia.
Otras fueron impuestas por la misma mujer, por considerar al deporte como un obstáculo para la fecundidad, una llamada pecaminosa al sexo por la cortedad del vestido y el resalto de formas corporales agradables, un factor de contestación al poder omnímodo del varón, una práctica que apartaba a la mujer de su papel esencial de dueña del hogar y una pretendida afrenta a su feminidad.
La Iglesia prohibió el deporte por el carácter sangriento y para ocultar la desnudez del cuerpo.
Hoy en día, las mujeres toman parte en numerosas competiciones, a pesar del hecho de ser excluidas de deportes en los que podrían brillar sin peligro, y a despecho de que "el programa de participación nunca ha sido objeto de estudio científico en función de las condiciones del organismo femenino y de las consecuencias a largo plazo que puede acarrear la práctica de ejercicios violentos sobre el cuerpo de la mujer.
Cristina López,(marchista) tras su regreso a la marcha en noviembre de 2004, se convirtió en la primera medallista de oro salvadoreña en los 56 años de vida de los Juegos Panamericanos. La historia de la medalla se remonta a 1998, cuando un profesor de educación física la invitó a ser parte de la selección de atletismo del Centro Escolar Calle Real, en Ciudad Delgado.
La marchista había tenido tres días intensos. El primero, el domingo 22 de julio, aguantó la presión impuesta por la boliviana Geovana Irusta en el tramo final de los 20 kilómetros marcha de Río de Janeiro 2007 y se había quedado con una medalla de oro histórica. El segundo, con la bandera salvadoreña ondeando en lo alto del estadio Joao Havelange, cantando con lágrimas en los ojos el himno nacional y, colgando de su cuello, el primer oro en Juegos Panamericanos para El Salvador.
El triunfo de Cristina confirmó las apreciaciones de especialistas de la marcha mundial, quienes ven en la salvadoreña "a la mejor representante de la disciplina en el continente".
El año pasado, durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena de Indias, Colombia, la marchista se impuso en la prueba con un tiempo de 1:36.26 horas, superando a la guatemalteca Evelyn Núñez y a la colombiana Sandra Zapata.
En abril de este año, López revalidó el título continental en la Copa Panamericana de Marcha Atlética, en Camboriú, Brasil, donde dejó en el camino a la ecuatoriana Miriam Ramón. Ya en la edición anterior de la Copa, en Lima 2005, se había coronado campeona.
La historia de la atleta llamó la atención de los periodistas. A los ocho años, tras la muerte de su padre, José Rodríguez, dejó su natal Ozatlán, Usulután, y se radicó en la casa de su tía Herminia López, en la colonia La Milagrosa, sobre el kilómetro ocho de la carretera Troncal del Norte. Junto a ella iban su madre, Élida Cristina López y tres de sus cuatro hermanos.
El segundo gran cambio llegó cuando conoció el atletismo. Con 14 años, cuando cursaba el cuarto grado, su profesor de educación física, Eduardo Piche, la invitó a participar en el equipo de la escuela del cantón Calle Real; a los 16 años empezó a entrenar bajo las órdenes del cubano Guillermo Hernández Morett, quien la metió a la marcha atlética.
"No tenía ni la más mínima idea de lo que era la marcha. Yo había llegado al Palacio de los Deportes a ver qué disciplinas habían y terminé haciendo marcha", recuerda Cristina. Bajo la disciplina de Hernández Morett, no tardó en destacarse y a los dos meses era parte del programa de becas deportivas del Instituto Nacional de los Deportes: educación a distancia y alimentación en la Villa Olímpica, y su horario diario determinado en función de las horas de entrenamiento. En ese momento llegó la medalla panamericana juvenil de Santa Fe.
En un país donde el deporte no da de comer, la posibilidad de sobrevivir como atleta radicaba en destacarse y obtener resultados rápidamente. Esto, en un primer momento, le aseguraba optar por una beca deportiva.
Más a largo plazo, las victorias en competencias internacionales podían sazonarse con premios en metálico, muchos de ellos con cifras que rondan los tres ceros. Ya que las federaciones salvadoreñas no quieren apoyar el deporte como se debería de apoyar pues aquí ahí atletas que si pueden rendir en un deporte y lograr éxitos para nuestro país pues la realidad de nuestro país el salvador los federativos solo miran sus beneficios pero los del atleta no se olvidan de ellos o se hacen los desentendidos o en algunos casos no corren con todos los gastos que el atleta necesita. Esta atleta tuvo que dejar el deporte por un tiempo por el factor económico, pero cuando regreso al deporte pudo alcanzar su objetivo el cual era ganar medalla de oro aunque con poco apoyo y poca fe de que consiguiera algo por parte de la federación.
Las mujeres han demostrado que ellas son capaces de conseguir grandes éxitos, pese a muchos obstáculos que se les presentan a lo largo de su carrera tal y como le paso a cristina, que a pesar de los problemas por los que pasaba en su hogar y el poco apoyo que tenia de la federación pudo triunfar en su deporte y conseguir por primera vez en el salvador una medalla de oro en marcha, si la federación salvadoreña apoyara mas estos proyectos seguro obtuviéramos buenos resultados pero por falta de apoyo las atletas optan por buscar un mejor porvenir y como dicen por ahí que en el salvador el deporte no da de comer.
Autor:
Carlos Roberto Landaverde Escobar
Fecha de entrega: 28 de marzo del 2016