- Introducción
- Semántica de la geopolítica
- Geopolítica en Argentina
- Geopolítica en Chile
- Conclusión
- Bibliografía
1. Introducción
Atendiendo a la concreta realidad holística de cada uno de los países del extremo sur de América -específicamente Argentina y Chile -, valoramos la viabilidad, entrevista como inestimable anhelo, de alcanzar una tan genuina como perenne armonía entre sus respectivas visones geopolíticas, con la finalidad paradigmática de extenderlo ulteriormente a las demás naciones latinoamericanas.
Aclaramos que esta elección de nuestros países, no es antojadiza; por cuanto, dada la índole de la formulación propuesta, y basados en tangibles razones metodológicas y de orden fundamentalmente históricas nos permitimos circunscribir la exposición a los estados enunciados; es decir, a los colindantes del extremo sur americano, que de alguna manera han ido configurando un destino común, pese a los dilatados y ríspidos desencuentros que afortunadamente hoy parecen ser sólo parte de un pasado conflictivo a causa de una tan prolongada indefinición de sus respectivas fronteras geográficas.
De ahí entonces: hacer realidad la armonía geopolítica argentino – chilena, sucintamente constituye la tesis o proposición que, a través de esta ponencia, presentamos ahora a la reflexión de quienes participan en el IV Seminario argentino – chileno de estudios históricos y relaciones internacionales.
Planteado así el esquema teórico, discurrimos que desde esta enunciación principal y a partir de una concordada inteligencia de la genérica noción de geopolítica, a cuyo impulso aquélla se conforma, procuraremos descubrir, ordenar y evaluar los puntos vitales o neurálgicos de afinidad o coincidencia, que hagan factible arribar o, por lo menos, aproximarnos al equilibrio de referencia, y al que sin dudas aspiramos en nuestra indagación.
2. Semántica de la geopolítica
Trasladándonos ahora al tratamiento el tema central de esta labor, consignamos lo remoto de nuestra disposición el pretender definir con categórica precisión lo que se entiende por geopolítica; y más aún lo que en cualquier estado (con su correspondiente diversidad de autores) se extienda por tal.
Sí en cambio, estamos persuadidos de la existencia de múltiples aspectos concordantes que de manera cardinal allanen la comprensión y el alcance de ese término; vale acotar, la semántica que lo intelige.
Ahora bien, luego de analizar, adecuar y sintetizar los ya de por sí múltiples y heterogéneos significados que se le adjudican (dilatada aunque interesante labor, cuya descripción catalogada, aún con brevedad, excedería las demarcaciones voluntariamente dispuestas a nuestro estudio), estimamos haber perfilado una aceptable definición que en substancia llegue razonablemente a conciliar las diversas concepciones.
Ello siempre, claro está, ciñéndonos con la mayor prudencia a la afinidad política y cultural que deviene temporalmente de orígenes fundacionales convergentes y del verosímil destino común que señalamos.
Semejante realidad de tiempo y espacio, nos sitúa en inmejorables condiciones para instituir de forma simplificada una noción de geopolítica recíprocamente admisible por parte de nuestros pueblos.
En consecuencia, si acordadamente se comienza del hecho de hallarnos frente a aquel saber humanístico que, en líneas generales, enlaza el Estado con la geografía que lo encuadra y sustenta; o dicho de otro modo, a la ciencia humanística referida a la mutua y equilibrada interrelación del poder político estatal con el espacio geográfico que lo contiene y el tiempo efectivo de su evolución histórica, se obtiene una mínima comprensibilidad del asunto objeto de nuestro análisis crítico.
Así orientados, de la profundización y diseño de estas premisas, puede inferirse que entendemos por geopolítica la cosmovisión que vincula al Estado con la geografía que lo sostiene y enmarca, en procura de servir a la Nación como unidad histórica perdurable y al hombre como integrante de una comunidad organizada más justa.
En definitiva, a nuestro leal saber y entender, nos hallamos ante la cosmovisión humanística que con singular maestría interrelaciona política gubernamental, espacio geográfico y tiempo histórico, teniendo siempre presente la vislumbrada finalidad de conducir un país en orden a la verdad, a la justicia. y al bien común.
Percibimos que esta definición puede compatibilizar objetivamente los ideales geopolíticos de cualquier nación soberana. Ideales a los cuales, seguramente, ningún pueblo debería permanecer ajeno o indiferente.
Por lo tanto, si cada estado, con sinceridad y lucidez vislumbrara que sus derechos culminan donde empiezan los del resto, difícilmente acudiese a los enfrentamientos armados para resolver sus diferencias, en nuestro caso, territoriales.
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