- Lo ya conocido
- La picazón crónica
- El misterio biológico del rascado
- La comezón es síntoma muy prevalente
- El caso difícil Número 25
- La Tanorexia, bomba de tiempo.
- La pitiriasis rubra pilaris (PRP)
- En resumen
- Bibliografía
God has given you one face, and you make yourself another (William Shakespeare) Quizás una de las especialidades médicas que más estrechamente se relaciona con la psiquiatría — y asimismo, con las otras ciencias del comportamiento — es la dermatología, ya que ésta se ocupa de las partes más ostensibles del esquema emocional que todos poseemos. Consagrando sus esfuerzos a resolver los problemas que afectan nuestro ego visible y "externo": ocupándose de nuestra piel y de nuestro rostro.
Entonces, hablemos aquí de la picazón como síntoma de presentación
El prurito, o la picazón, es uno de los síntomas de introducción que más a menudo conducen a la consulta a los pacientes de todos los médicos, incluyendo a los pediatras, alergistas, endocrinólogos, generalistas, ginecólogos, los psiquiatras y, por supuesto, los dermatólogos.
Aunque muy común, como síntoma, la fisiopatología de la picazón y sus mecanismos permanecen misteriosos, si bien se reconoce que sistemas neuroendocrinos variados contribuyen a su entendimiento.
Lo ya conocido
Dermatólogos — investigadores de universidades prestigiosas — conceden, sin titubeos que acerca de la comezón, muy poco se entiende. Uno de ellos nos informa, que "para nosotros es tan difícil admitirlo, como imaginamos lo mismo sucede con la obesidad — para nuestros colegas".
"Sabemos que existe, pero no sabemos qué la causa y, mucho menos, sabemos cómo controlarla".
En lo último no estamos del todo de acuerdo, ya que: de la obesidad, todos opinan y pocos saben (Larocca, 2007).
Sea como sea, todos reconocemos que una buena rascada es un remedio efectivo para la picazón, aunque para el sistema nervioso, a veces resulta siendo, peor que el problema que propone remediar.
Si bien hasta ahora se entendiera muy poco acerca de esta sensación molestosa, nuevos avances nos están ayudando a clarificarla.
En esto consiste, en parte, esta lección
Un neurocientífico que estudia la comezón, Glenn Giesler, nos recuerda de que "Nosotros sabemos acerca de la picazón menos que de cualquier otra sensación estudiada".
Giesler, acompañado de un equipo de científicos en la Universidad de Minnesota, ha encontrado que el acto de rascarse se "apaga", o se "inhibe", en sus acciones, por medio de las actividades de algunas neuronas de la médula espinal.
Veamos
Cuando una persona se rasca, en respuesta a una picazón, la señal producida por el prurito se atenúa o desaparece en 30 segundos de promedio.
"Lo que queremos hacer, es determinar el mecanismo por medio del cual, el sistema nervioso, extingue el mensaje de la comezón durante el rascado", nos dice Giesler.
Se cree que si se entiende mejor este mecanismo — o los mecanismos envueltos — que los mismos, a su vez, podrían ser embridados para lograr producir el alivio procurado sin el daño, a menudo, asociado con la rascadera.
Parece ser que los investigadores están convencidos de haber localizado las neuronas específicas responsables por esta sensación tan molesta.
Aunque confiesan que la historia no está totalmente narrada, ya que el rascado no alivia la picazón de manera consistente y porque, a menudo, no sirve ningún propósito, sino que, con frecuencia lo que logra hacer, es que empeora una situación ya mala.
Giesler nos informa de que, en su experiencia, ha visto personas con picazón tan desesperada que hay que "amarrarlas" "para que paren de rascarse sin que logren hacerse daño", nos dice en su artículo reciente.
Además, indica el neurocientífico: "En personas con piel saludable, si uno localiza el estímulo que causa la picazón, rascarse, a menudo lo alivia. Pero, en casos como en la dermatitis atópica, el rascado en sí estimula la picazón, desatando un círculo vicioso".
La picazón crónica
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