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La web como ecosistema virtuoso-vicioso

Enviado por Djamel Toudert

Partes: 1, 2

    Abstract

    A pesar de su crecimiento azaroso la web posee regularidades subyacentes sorprendentes. Ya se trate de la organización de los links o de los patrones de comportamiento de sus casi mil millones de usuarios. Muchas de estas regularidades han sido anticipadas por la mecánica estadística, una de las ramas de la física. Si estas metáforas son válidas será posible diseñar en forma más eficiente el uso de la red. Pero también se comprobará que hay leyes de la forma o de la organización que se aplican a las estructuras mas variadas (trátese de átomos o de infoagentes). Vista de este modo la web es un ecosistema informacional gigantesco que puede ser utilizado como laboratorio físico (y metafísico) para testear el comportamiento humano y la interacción social. Porque contrariamente a nuestras expectativas -y a pesar de su enorme tamaño- la red exhibe regularidades y patrones, y si bien los buscadores son ciegos a una parte significativa de la misma, ello no impide imaginar usos mas inteligentes de recuperación de los datos asi como la creación de nuevos formatos y narrativas que la utilicen y la reinventen de una forma mucho mas inteligente y apropiada que lo que hemos podido/sabido hacer hasta ahora.

    A pesar de su crecimiento azaroso la web posee regularidades subyacentes sorprendentes. Ya se trate de la organización de los links o de los patrones de comportamiento de sus casi mil millones de usuarios. Muchas de estas regularidades han sido anticipadas por la mecánica estadística, una de las ramas de la física. Si estas metáforas son válidas será posible diseñar en forma más eficiente el uso de la red. Pero también se comprobará que hay leyes de la forma o de la organización que se aplican a las estructuras mas variadas (trátese de átomos o de infoagentes). Vista de este modo la web es un ecosistema informacional gigantesco que puede ser utilizado como laboratorio físico (y metafísico) para testear el comportamiento humano y la interacción social. Porque contrariamente a nuestras expectativas -y a pesar de su enorme tamaño- la red exhibe regularidades y patrones, y si bien los buscadores son ciegos a una parte significativa de la misma, ello no impide imaginar usos mas inteligentes de recuperación de los datos asi como la creación de nuevos formatos y narrativas que la utilicen y la reinventen de una forma mucho mas inteligente y apropiada que lo que hemos podido/sabido hacer hasta ahora.

    1. ¿Cómo empezó todo?

    Los diez años de WEB que hemos sabido diseñar, revelan una pantalla convertida en un nuevo soporte intelectual. Como lo fueron en un momento los ejercicios del arte de la memoria de los griegos y romanos, la inscripción en piedra o en cera; el papiro y el papel y mas recientemente los soportes electromagnéticos. Lo que sucedió con/en Internet, refugio del texto y del blanco y negro, que terminó explotando en una paleta de nuevas formas expresivas, de textos unidos a la distancia, de nuevas y divertidas formas de enseñar, aprender, ver, oír, negociar, vender, abusar, entretener y aburrir es lo mismo que pasó con el resto de las tecnologías. Están operando aquí dos principios evolutivos de los medios de comunicación que estamos desanudando permanentemente. El primero es que con cada nuevo avance tecnológico se gana mucho y se pierde también bastante. El segundo es que los nuevos medios generalmente recuperan elementos de la comunicación natural (biológica) eclipsados por los medios primitivos anteriores (que extendieron la comunicación sacrificando algunos de sus beneficios naturales, Grusin, & Bolter (2000)). Pero es imposible entender estos resultados si antes no se entiende qué y cómo se producen. Para ello hay que investigar la infraestructura que hace posible el nuevo medio, y sobretodo las reglas que regulan su emergencia, crecimiento y expansión/declinación (1). Sólo que Internet con su poder e idiosincrasia no es una excepción sino la regla. Se trata de una red libre de escala (Barabasi, 2001), donde la interacción de elementos simples desprovistos de toda inteligencia terminan generando un cerebro y una piel globales inesperada y superpoderosa. Por ello antes de adentrarnos en la red propiamente dicha habrá que examinar una familia de palabras entre las que se incluyen: mundos pequeños, redología, redes libres de escala, regla del 80/20…… que forman su contexto y hacen posible su comprensiónEn el caso específico de Internet sus aspectos lingüísticos o mediáticos han estado sistemáticamente oscurecidos por las narrativas que han dominado su intelección, que han oscilado entre el tecnicismo, el discurso ingenieril y mas recientemente -en la ultima década- los mitos filo-económicos que la habían transformado en Rey Midas. Con la mínima distancia que nos permite haberla recorrido en múltiples direcciones (Piscitelli, 2001; 2002) y con un escepticismo creciente acerca de su capacidad de totalizacion o de anulación de lecturas alternativas, un nuevo recorrido por sus comienzos socio-técnicos (que falta nos hace un Latour de la red (2)) ayuda a poner las cosas en una perspectiva mas moderada y útil.

    2. Los desconocidos de siempre

    Cada vez que se habla de los orígenes de Internet un personaje mítico reaparece en el relato. Se trata nada mas y nada menos que de Paul Baran (Abbate, 1999), quien con sus recién cumplidos 30 años aceptó un flamante trabajo en la Rand Corporation, un think tank creado por el gobierno de USA en 1946. Corría el lejanísimo 1959 y a Baran le ofrecieron un conchabo por demás ambicioso. Diseñar un sistema de comunicaciones que fuera capaz de detener un presunto ataque nuclear soviético. Por esa época la Rand estaba demasiado asociada a las elucubraciones de personajes como Herman Kahn una de cuyas debilidades fue dedicarse a los juegos de guerra -al mejor estilo del Dr Insólito de Stanley Kubrick- calculando la muerte eventual de millones de personas como resultado de un ataque nuclear. A Baran tales elucubraciones no le preocupaban demasiado, y con mucho entusiasmo miró hacia otro lado y se puso a inventar un sistema de comunicaciones totalmente distinto al existente, algo que plasmó publicando una serie de 12 volúmenes que harían historia, aunque con unos cuantos zig zags en el medio. Para Baran la vulnerabilidad de la red de comunicaciones existente derivaba obviamente del sistema de control y comando sobre la que se basaba en los años 50. Dado que una detonación nuclear destruye todo lo que está alrededor de la zona de impacto Baran imaginó como preservar a otros nodos no colindantes de los efectos del ataque. Analizando los sistemas dominantes en la época encontró tres tipos de organizaciones de redes a los que denominó centralizado, descentralizado y distribuido. Obviamente descartó de un plumazo como objeto de elección a las dos primeras configuraciones dado el altísimo grado de vulnerabilidad que las mismas exhibirían ante un ataque nuclear. Para Baran la estructura ideal para esos fines habría de ser una red distribuida en forma de retícula, muy parecida a un sistema de autopistas, con tan alto grado de redundancia, que aun cuando muchos de los nodos fueran borrados del mapa por un ataque, caminos alternativos mantendrían la conexión entre el resto de los nodos sobrevivientes. Primer punto interesante: los militares le pidieron a Baran que diseñara la red alternativa, por lo cual la fantasía o mito acerca de un origen militar de la red tiene un punto a su favor. Pero lo que esta narrativa olvida/oculta es que finalmente los militares no le hicieron un ápice de caso a Baran. Es por ello que la estructura real de la red tal como la conocemos hoy tiene poco y nada que ver con las propuestas concretas de Baran -aunque quienes finalmente la diseñaron por ese remanido mecanismo de equifinalidad– llegaron a un idéntico fin a través de numerosos caminos alternativos.

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