Corrupción y comunicación en México
Enviado por Felipe Gaytán Alcalá
- Transparencia, la alegoría de la política
- De la trascendencia de la política a la política de los trascendidos
- La moral en los medios, el video-escándalo político
Todo se ve, todo se escucha
La vinculación entre política y medios en México ha dado lugar a una metamorfosis
México ha sido protagonista de diversos escándalos políticos, todos ellos transmitidos en cadena nacional en los diversos medios de comunicación. Los actores políticos se saben observados por una opinión pública atenta a seguir las denuncias. Los columnistas tienen material cada semana para reflexionar sobre los riesgos de la democracia. No pocos políticos exigen controles y regulación a los medios, y los medios ejercen su libertad sin cortapisas, a veces sin verificar sus fuentes, dando lugar a verdaderos escándalos. En este país, la vinculación entre política y medios ha dado lugar a una metamorfosis. Los políticos buscan dirimir la justicia en tribunales mediáticos, antes que dar con la verdad jurídica. Su preocupación es el poder de su imagen y no el ejercicio de la autoridad con la que están investidos. Por su parte, los medios dejaron de ser la arena de los asuntos públicos, intermediarios entre la sociedad civil y política. Ahora, ellos son protagonistas y productores de escándalos públicos; la nota son ellos, sus pleitos, las demandas judiciales y la pugna con los actores políticos, asumiendo los comunicadores su condición explícita de ser un adversario político más.
Tanto los medios como los políticos construyen sus expectativas en la inmediatez del presente. Se busca la nota y el escándalo para subir el rating, mientras los políticos están más preocupados por no aparecer en ellas y subir en las encuestas de la popularidad. El tiempo del discurso político es la coyuntura, no el futuro de una democracia ideal.
Transparencia, la alegoría de la política
Desde el inicio del sexenio del presidente Fox, los medios han mantenido una relación ambigua con el poder. Por un lado, el gobierno mexicano ejerce más un poder mediático que un poder de facto. Las intenciones y los planes se difunden ampliamente, pero pocos se concretan. El nuevo esquema de la publicidad oficial es distribuir la propaganda solo en los medios de mayor rating. Por otro lado, la presidencia mediática se enoja y se pelea con la crítica de los medios a su gestión. Durante una gira, el presidente felicitó a dos mujeres analfabetas por ser felices, esto es, el no saber leer los diarios las alejaba de las vicisitudes de la política.
En un afán de volver transparente el ejercicio de gobierno ante la opinión pública, el gobierno federal aprobó dos acciones: una ley de transparencia y acceso a la información pública y la firma del convenio anticorrupción con la OCDE en materia económica. La primera se formalizó en el Instituto para la Transparencia, dependencia que recibiría las peticiones de información, canalizaría éstas a las dependencias y en un plazo de 20 días daría una respuesta (positiva o negativa). Pero son tantos los candados en la ley que el acceso a la información es limitado. La segunda se concretó a través de la firma de un convenio con la OCDE, en el que se señalan prácticas corruptas, y su penalización. Pero este convenio ha sido en sí mismo paradójico. Los escándalos públicos de funcionarios comprando toallas de baño de 200 dólares, colchones y accesorios por 3.000 dólares se dieron durante las negociaciones del acuerdo. Estos ejemplos son anecdóticos en comparación con otros de mayor tamaño.
Cuando se descubrieron estos y otros escándalos, el gobierno federal se defendió, argumentado que ello era una muestra de la transparencia en el ejercicio de gobierno. No se era corrupto sino transparente. Los medios encontraron una veta importante para colocarse como artífices de la opinión pública. Se publicaron libros de escándalo sobre figuras relevantes como Martha Sahagún, esposa del presidente, de Andrés Manuel López Obrador, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, entre otros. Lo central era hurgar en el escándalo, el análisis político vendría después.
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