- Introducción
- Proyecto Mi Familia Progresa
- Razones para el programa
- Resumen de un Evento de Pago
- Cambios Notables
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
El proyecto de Cohesión Social dado en la República de Guatemala conocido como "Mi familia progresa" tiene como objetivo estratégico el Contribuir a generar capital humano en familias de extrema pobreza con niños menores de hasta 15 años y madres gestantes, promoviendo la inversión en educación, salud y nutrición.
Este programa da un incentivo monetario a familias bajo condiciones de pobreza y pobreza extrema por parte del gobierno con tal de: Contribuir a aliviar la pobreza monetaria en el corto plazo de poblaciones excluidas; Promover el incremento de los niveles de asistencia y permanencia escolar del nivel primario en niños de 6 a 15 años; Coadyuvar en la mejora del estado de salud y nutrición de las familias con niños menores de 15 años y mujeres gestantes; Mejorar el estado de salud y nutrición de las familias pobres, con niños entre 0 y 6 años de edad y/o mujeres gestantes.
Las familias beneficiadas por medio del programa son cada vez más, y durante los dos años que se ha mantenido en vigencia, se han logrado ver cambios positivos en las comunidades beneficiadas. Sin embargo, el programa no ha permanecido sin obstáculos, problemas u otras amenazas.
Proyecto Mi Familia Progresa
El Programa Presidencial Mi Familia Progresa (MIFAPRO), fue creado mediante el Acuerdo Gubernativo 117-2008, de fecha 16 de abril de 2,008 . Es coordinado por el Consejo de Cohesión Social del Gobierno del Presidente Álvaro Colom. El Estado guatemalteco tiene el compromiso de contribuir a generar capital humano, promoviendo la inversión en educación, salud y nutrición de las familias guatemaltecas. Por tal razón, se instituye MIFAPRO, un Programa de "Transferencias Monetarias Condicionadas", dirigidos a familias en extrema pobreza que tienen niños hasta de 15 años y/o madres gestantes.
Las familias beneficiarias del programa han sido seleccionadas de los municipios más pobres de Guatemala, las cuales tienen la responsabilidad de llevar a sus niños y niñas a los chequeos médicos y las escuelas públicas de su comunidad. Al cumplir con las corresponsabilidades de salud y educación reciben un bono de Q150 de salud y Q150 de educación, en total la familia recibe Q300 mensuales, los cuales son pagados cada dos meses. Es importante informar que los bonos son por familias, no por el número de hijos que tengan las beneficiarias.
La entrega monetaria se hace a través del Banco de Desarrollo Rural (Banrural), previo a la verificación del cumplimiento de las corresponsabilidades, la cédula de vecindad o DPI y la toma de huella digital del jefe o jefa de familia quien recibe el beneficio. Además, tiene que presentar las partidas de nacimiento de los niños y niñas menores de hasta 15 años, para garantizar la transparencia de las entregas monetarias. Los dos bonos no son mutuamente excluyentes, una familia puede recibir ambos (educación y salud) o únicamente el de salud en caso solo tenga niños de 0 a 6 años o mujeres embarazadas.
Razones para el programa
La desigualdad en Guatemala tiene un carácter multidimensional. Su expresión más flagrante es en el ámbito económico, pero también se refleja en términos de territorialidad, etnicidad, género y por consiguiente, en una profunda estratificación del ejercicio de los derechos ciudadanos.
En el siglo XXI, Guatemala sigue siendo una de las economías más grandes de la región centroamericana, medida según el valor total del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, la distribución de los beneficios del crecimiento económico, sea en períodos de bonanza o en crisis, sigue siendo altamente desigual. Por ejemplo, el ingreso de los trabajadores asalariados entre el año 2004 y 2008 representó, en promedio, el 30.0% del PIB. Mientras tanto, el beneficio de las empresas, en el mismo período, representó el 40.0% del PIB.
A nivel de los hogares, la desigualdad se manifiesta en que el 20% con ingresos más altos, tienen un ingreso 21 veces mayor que el 20% de hogares más pobres. Por su parte, el Estado se financia aún, con menos del 12% del PIB, y con la reciente crisis económica este porcentaje se situó en su punto más bajo desde fines de los ochenta.
Como resultado, Guatemala avanza más lentamente de lo que podría. Entre 1990 y el 2000, la pobreza extrema se redujo en apenas en 2.4 puntos; pero más preocupante fue ver cómo, entre el 2000 y el 2006, período de mediano crecimiento económico, ésta se redujo en 0.5 puntos. Más aún, la reducción de 5 puntos observada en la tasa de pobreza general obedeció fundamentalmente a la inyección de capital derivado de las remesas internacionales. Sin éstas, la desigualdad de ingresos sería 2.9 puntos más alta.
La desigualdad tiene además en Guatemala rostro rural, indígena y de mujer. El 73% de los indígenas y el 70% de la población rural son pobres. La tasa de pobreza rural duplica la de pobreza urbana, y afecta principalmente las regiones Norte y Noroccidente del país.
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