- Agenda 21 local
- Día sin coches
- Crisis y oportunidad de mejora
- El automóvil: el nacimiento de un problema
- España, fabricante de automóviles
- Vehículos híbridos
- Impuesto de vehículos de tracción mecánica
- Utilización de la bicicleta
- Ayuntamiento de Madrid
- Ayuntamiento de París
- Coches respetuosos con peatones y ciclistas
- Conclusión
Es preciso determinar como los atascos, la contaminación y el incremento del tráfico motorizado obligan a las ciudades a promover nuevos servicios e información del transporte público y privado, considerando nuevas opciones para la movilidad y la accesibilidad. Este artículo introduce algunas acciones potenciales hacia el desarrollo sostenible, proporcionando información acerca de experiencias e innovaciones del gobierno local.
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, desarrollada en junio de 1992 en Brasil, los Estados convinieron en el logro de una serie de objetivos, políticas y mecanismos tendientes al desarrollo sostenible, tanto a nivel local como global y con un compromiso intergeneracional.
Se aprobó la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, cuyos 27 principios definen los derechos y responsabilidades de las naciones, distintos según el desarrollo de los países, en la búsqueda del progreso y del bienestar de la humanidad. También, se fijó un vasto programa de acción sobre desarrollo mundial sostenible: el Programa 21. Finalmente, la Declaración de Principios debía orientar la gestión, la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques. Se firmaron además, dos acuerdos internacionales: la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio sobre Diversidad Biológica.
Sin embargo, no son sólo los gobiernos centrales los encargados de poner en práctica lo resuelto en esta Cumbre de Río. El desarrollo sostenible se logrará siempre que exista una activa participación de todos los sectores de la sociedad. Un pilar fundamental de este proceso son los Ayuntamientos.
Dentro de las acciones llevadas a cabo por los Ayuntamientos, se encuentra el desarrollo del Día sin coches, cada 22 de septiembre y la Semana europea de la movilidad. Se trata de una convocatoria de ámbito internacional con amplia repercusión y participación en la Unión Europea. Desde el año 2000, goza del apoyo institucional de la Comisión. Con ella, se conciencia que el incremento del espacio ocupado por los coches no es la solución a los problemas de transporte actuales. Al contrario, reducir la capacidad de las vías destinadas a los vehículos privados es una solución eficiente y sostenible que permite modos de vida más saludables para todos los ciudadanos sin reducir su movilidad individual.
A pesar de sus voluntariosos comienzos, el Día sin Coches ha ido perdiendo empuje y contenido. Los gobiernos municipales, en su gran mayoría, continúan desarrollando cada día una política de movilidad destinada a favorecer la circulación del vehículo particular como el principal modo de transporte urbano. Estos gobiernos democráticos son la expresión de su electorado. A menudo, la pluralidad de intereses escora la balanza hacia la no restricción de circulación en un día concreto. El desarrollo urbanístico e importantes obras en la vía pública anulan la posibilidad de restringir el tráfico.
Durante los años del boom inmobiliario, en el período 1996-2010, cualquier ciudad española ha soportado grandes obras en la vía pública. Por eso, no estaba en condiciones de forzar al transporte público con un incremento de viajeros. En efecto, la suma de obras en la vía pública impedía que se cumpliera con los mínimos parámetros de puntualidad deseables. Prueba de ello es que la mayor parte de los Ayuntamientos improvisaban actividades, que luego no se traducían en la adopción de medidas permanentes, sin apenas cortes de tráfico (verdadero núcleo de la campaña), sin dar prioridad al transporte público ni a peatones y ciclistas.
Crisis y oportunidad de mejora
Hoy, España es un país en crisis. Lo es económicamente con una tasa de desempleo de más del 20 % de su población activa. Para los menores de 30 años, esta tasa asciende al 40 %. Son cifras que rozan el estallido social. Para mitigar estas cifras oficiales, se habla de la existencia de una importante economía sumergida. En el aspecto humano, es una solución para los desesperados. En el plano formal de la economía, es la constatación de un fracaso como país industrializado. La economía sumergida no deja de ser la expresión de la más absoluta explotación de los más necesitados. Por eso, el título de este apartado representa una crítica a los planteamientos clásicos de la economía. Las crisis golpean siempre más fuerte cuanto más débil es el receptor del golpe.
Con esta realidad, cualquier gobierno estaría tentado de alentar cualquier tipo de desarrollo con tal de que sea expansivo en mano de obra. Es un planteamiento perverso porque esto justificaría un retorno a la industria del ladrillo. Esto ha supuesto la urbanización salvaje de las costas españolas y la llamada de mano de obra con escasa calificación profesional.
Página siguiente |