- Relación de las bacterias con el oxígeno
- Recolección y transporte de muestras clínicas
- Flora anaeróbica normal
- Síntomas clínicos sugestivos de infección anaeróbica
- Origen de las infecciones anaeróbicas
- Técnicas para la identificación de bacterias anaeróbicas
- Anaerobios de mayor importancia clínica
- Sensibilidad a los antibióticos
- Métodos automatizados y semiautomatizados
- Bibliografía de interés
- Anexos
" Al inicio todo el mundo fue anaerobio"
"Existen infusorios animales capaces de vivir y multiplicarse indefinidamente en ausencia completa de aire y de oxígeno libre" (Louis Pasteur, 1861)
Introducción
Los microorganismos varían en sus necesidades, o tolerancia de oxígeno. De hecho, los microorganismos pueden ser divididos en diversos grupos dependiendo del efecto de éste.
Los aerobios son capaces de crecer con tensión de oxígeno total (en el aire el oxígeno es del 21%) y muchos pueden soportar incluso concentraciones más altas.
Los microaerófilos, por el contrario, son aerobios que pueden utilizar este gas sólo cuando su tensión es más baja que la del aire, usualmente por su limitada capacidad de respirar, o por que contienen alguna molécula o enzima sensible al oxígeno.
Los organismos que carecen de sistemas respiratorios no pueden utilizar el oxígeno como aceptor terminal de electrones. Tales organismos se llaman anaerobios, pero existen dos clases de anaerobios: los anaerobios aerotolerantes, que pueden tolerar el oxígeno y crecer en su presencia, aún cuando no pueden utilizarlo, y los anaerobios estrictos (u obligados) que mueren en presencia del oxígeno. La razón por la que los anaerobios estrictos son destruidos por el oxígeno, es probablemente por que son incapaces de eliminar algún producto tóxico derivado del metabolismo del oxígeno. Cuando se reduce el oxígeno, se producen algunos elementos tóxicos tales como el peróxido de hidrógeno (H2O2), superóxido (O2-) y radicales hidroxilo (OH-). Muchos anaerobios estrictos son ricos en enzimas flavínicas, que reaccionan espontáneamente con el oxígeno para dar estos productos tóxicos. Por el contrario, los aerobios poseen enzimas que descomponen los productos tóxicos; tales enzimas no están presentes en los anaerobios.
Como ocurre con los aerobios, algunos de ellos pudieron tolerar la presencia de O2 y de substancias oxidantes, pero en la mayoría de los casos, el O2 se comporta como un gas tóxico que provocaba la oxidación de ciertos radicales libres altamente agresivos imposibles de neutralizar. Fusobacterium, Prevotella y Porphyromonas no sobreviven más de 10 a 30 minutos de exposición al aire. Actinomyces, Propionibacterium, Bacteroides y algunos Clostridium, son relativamente aerotolerantes.
El metabolismo anaerobio, pese a restringir la proporción de energía obtenida a partir de un nutriente y estar limitado en el número de substratos que pueden ser utilizados como fuente de energía, tiene una importante ventaja: la capacidad de suministrar energía de forma continua y muy rápidamente en tanto esté presente un substrato capaz de ser fermentado, o bien dos compuestos entre los cuales puedan transferirse los electrones al oxidarse un compuesto y reducirse el otro.
Las bacterias anaeróbicas difieren de las demás bacterias en varios aspectos. Se desarrollan adecuadamente en áreas del organismo que tienen bajos valores de oxígeno (como el intestino) y en los tejidos que sufren un proceso de degeneración, particularmente las heridas profundas y sucias, donde otras bacterias no pueden vivir y adonde las defensas del organismo no llegan fácilmente.
Cientos de especies de bacterias anaeróbicas viven normalmente y sin causar daño alguno sobre la piel y las membranas mucosas, como el revestimiento de la boca, el intestino y la vagina; en un centímetro cúbico de heces pueden existir varios miles de millones de bacterias. Si el ambiente normal de ciertas especies de bacterias anaeróbicas resulta alterado por la cirugía, un deficiente aporte sanguíneo u otro tipo de lesión, pueden invadir los tejidos del huésped, causando infecciones graves, incluso mortales.
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