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Protocolo sobre la biodiversidad marina

Enviado por Ravazzola, Juan

Partes: 1, 2

    Fundamentos

    Los medios tecnológicos utilizados para el estudio científico se actualizan constantemente. A medida que los resultados de tales estudios producen utilidades, las compañías dedicadas a la actividad científica invierten mayor porcentaje de sus recursos en tecnología moderna para poder investigar zonas que en la actualidad no pueden ser estudiadas por el hombre.

    La zona por excelencia aún no humanizada en términos geográficos es la denominada por la Convención del Mar de Montego Bay (1982) como "LA ZONA", y esto es así por la carencia de recursos tanto tecnológicos, cómo humanos para poder acceder y permanecer en ella realizando las investigaciones citadas.

    Esta región submarina se caracterizaba por su riqueza mineral, pero con el avance de la ciencia y sobre todo de la biotecnología adquieren relevancia los seres vivos situados en ella. Tales organismos poseen características genéticas únicas, claro ejemplo de esto es su capacidad para resistir temperaturas inauditas para el resto de los seres vivos o la presión que son capaces de soportar viviendo en tal profundidad o la habilidad de los vegetales de tal región submarina de sobrevivir sin la necesidad de realizar fotosíntesis, característica genérica del reino vegetal.

    Teniendo en cuenta estas características y su potencial manipulación genética por el hombre es evidente que estamos frente a una estupenda posibilidad de aplicación científica y biotecnológica, pero sobre todo a el desarrollo de un gran mercado novedoso capaz de generar utilidades incalculables.

    Entendiendo lo explicado se plantean las siguientes problemáticas a resolver:

    º El acceso a estos recursos para poder realizar las investigaciones

    º La protección y preservación de los mismos

    º La fiscalización de las investigaciones

    º La equitativa distribución del resultado de las investigaciones practicadas

    En primer lugar considero que para poder resolver estas cuestiones es imprescindible la creación de un organismo que autorice y fiscalice las investigaciones que se realicen en las regiones marinas y submarinas.

    En segundo lugar estas cuestiones deben ser resueltas por el derecho y considerando que en estas actividades participan todos los Estados la mejor forma de regularlas es la celebración de un Tratado Internacional ratificado por todos los Estados.

    Existen dos posibilidades, la primera sería la celebración de un nuevo tratado que sea especifico sobre la materia en cuestión y la segunda es que los Estados celebren un protocolo que se anexe a una Convención ya existente. Dentro de esta segunda hipótesis las opciones serian un anexo a el Convenio sobre Diversidad Biológica de Río de Janeiro (1992) que sea específico en la actividad marina o un anexo a la Convención del Mar de Montego Bay (1982) que sea específico sobre la actividad científica relacionada con la biodiversidad. Creo oportuno esta última posición, y el fundamento es mas bien estratégico considerando que la Convención del Mar es uno de los Tratados con mayor aceptación mundial por parte de los Estados, y esto facilitaría la ratificación del protocolo propuesto.

    Una vez resuelta la adopción de la forma en que se va a instrumentar la convención en cuestión, cabe hacer hincapié en los objetivos que sí o sí deben ser mencionados por el preámbulo de la misma. Estos son los citados por el art. 1° del Convenio sobre Diversidad Biológica: "…Conservación de la Diversidad Biológica, utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos…", y además estipular que tales objetivos serán alcanzados mediante "…el acceso adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada de la tecnologías pertinentes teniendo en cuenta todos los derechos sobre esos recursos y a esas tecnologías así como mediante una financiación apropiada…".

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