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Decisiones y desafíos geopolíticos de Chile


Partes: 1, 2

    1. Resumen ejecutivo
    2. Integración del territorio nacional
    3. Energía
    4. Territorio Antártico
    5. Migraciones
    6. Multiculturalidad. Pueblo originarios
    7. Nuevas Regiones
    8. Los acuerdos de libre comercio o asociaciones comerciales
    9. Satélites artificiales
    10. Comentarios
    11. Bibliografía

    Resumen ejecutivo

    En las últimas décadas las autoridades chilenas han adoptado decisiones políticas de significativa trascendencia para el progreso y desarrollo de Chile. La mayoría de ellas se han concretado al interior del territorio nacional, y no afectan los intereses de otros Estados, pero aumentan el poder nacional y tienen consecuencias en la evolución de Chile. En una perspectiva diferente a la geopolítica tradicional, este artículo intenta explicitar las políticas en cuestión, pero también demostrar que éstas tienen connotaciones geopolíticas, ya que han permitido que Chile tenga una posición privilegiada en el contexto internacional, que no ha sido obtenida por azar, ni por efectos de la economía de terceros, es el fruto de las decisiones de Estado.

    Palabras claves: Geopolítica – decisiones – política – desarrollo – desafíos

    Introducción

    Este artículo comprende una perspectiva diferente de la geopolítica tradicional, se aleja del conflicto y de los intereses contrapuestos, se aproxima a identificar aquellas políticas nacionales que, por sobre la coyuntura o el partidismo, son decisivas para la evolución y el desarrollo del Estado, y complementariamente, influyen en su poder nacional.

    Al iniciar el siglo XXI, es posible advertir que las relaciones de interdependencia entre los países del Cono Sur se han incrementado, y que nuevos factores se incluyen en la política exterior de los Estados: la energía, integración, medio ambiente, el respeto de los derechos humanos, las libertades fundamentales y la buena gestión gubernamental han pasado a ser esenciales para la estabilidad, la paz, el desarrollo político, económico y social de los Estados. En la agenda internacional están presentes desafíos que, en algunos casos son comunes, como el problema de la energía, los recursos naturales, la alimentación y los movimientos poblacionales, y en otros son situaciones particulares de cada Estado, pero que requieren del concierto internacional para superarlos, como son el narcotráfico, terrorismo, la delincuencia y la preservación de la democracia.

    Este momento de la política exterior pareciera que era el contexto que estaba esperando la geopolítica para nuevamente emerger como ciencia que estudia la evolución de los Estados, y ser de utilidad ante las nuevas dificultades que afectan a la humanidad en general y a los países latinoamericanos en particular.

    Llama la atención el reposicionamiento que ha tenido la geopolítica para explicar los principales retos que enfrenta el mundo. Mientras en algunas partes del orbe las preocupaciones son el choque cultural de civilizaciones o la protección del medio ambiente, en otras lo son la hambruna o las guerras tribales. Pese a ello, indistintamente a los fenómenos, se les ha dado un carácter de geopolíticos, o al menos se ha utilizado la acepción con esos fines. En algunos casos el término se ha empleado por el trasfondo de intereses antagónicos involucrados, y en otras para referirse a aspectos geográficos, que afectan de una forma u otra a una región, hemisferio, e incluso al planeta.[1] Si hace 30 años existía confusión entre las áreas que le correspondían a la geopolítica, geografía política y geoestrategia, hoy pareciera que no es necesario volver al pasado para solucionar la confusión aludida, y menos continuar con el ensimismamiento de su clasificación.

    En la década de los ochenta del siglo pasado, se consideraba a la geografía política como una rama de la geografía, mientras que la geopolítica era del dominio de la ciencia política, pero también se indicaba que ambas trataban las mismas materias, pero de una manera diferente: la geografía política estudiaba al Estado en forma estática, y la geopolítica lo hacía a la luz de la dinámica de los espacios terrestres y de las fuerzas políticas.

    Después de casi treinta años, en un interesante artículo del profesor de geopolítica Germán García Arriagada, se asevera que en EEUU y Europa la jerarquía de la geopolítica se ubica más dentro de la geografía que de la ciencia política, y que se le considera una sub disciplina de la geografía humana: por lo tanto, discutir sobre el encasillamiento exacto de ella no resulta, a la fecha, muy productivo.[2] Otra afirmación importante de Germán García es que la geopolítica es vista sólo como una aproximación de utilidad para los que toman decisiones políticas: su carácter de ciencia es discutido.[3] Se indica, además, que los contenidos claves en los estudios contemporáneos geopolíticos, incluyen temas que se relacionan con los efectos de la globalización, desterritorialización, las percepciones de los ciudadanos acerca de la localización geográfica y la reterritorialización.

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