INTRODUCCION
"Orquesta de cámara ahora -escribía Juan Ramón Jiménez- de hermanos Loynaz, leves, balbucientes en la hora dudosa (…), entre los cuales Dulce María sale de la cuerda del violín o quizá de la viola del amor".Dulce María es una de las voces más altas del idioma castellano. Como poetisa ha ganado, sin proponérselo, los lauros más difíciles. Ella prestigia el hemisferio de las Letras, dueña absoluta del magisterio que representa su pensamiento. Más de una vez lo puso a prueba. Ejemplo de ello es el Premio de Periodismo que en 1991 obtuvo en España con su ensayo El último rosario de la Reina, sobre Isabel la Católica. Casi hasta el final de sus días, Dulce María se mantuvo lúcida y ágil de mente, aunque frágil de salud y casi ciega, como para decir "es terrible y demasiado duro tener que renunciar a la lectura y a las emociones. Es como vivir en un pozo sin fondo". Y añadía: "¡Cómo comprendo al escritor argentino Jorge Luis Borges! No poder ver esuna maldición para todos, pero mucho más para un escritor y amante de la lectura". Dulce María Loynaz nació en La Habana, el 10 de diciembre de 1902 y falleció en la capital cubana el 27 de abril de 1997. Su historia personal es en parte la historia de la isla que la vio nacer. Dulce María representa, con su imagen, ceremoniosa y auténticamente cubana, el último miembro de una familia fundadora: la del general Enrique Loynaz del Castillo, héroe de la Cuba,que nace con el siglo, y su madre, una mujer muy delicada aficionada al canto, la pintura y el piano. Los hermanos Loynaz eran cuatro: Flor, Enrique, Carlos Manuel y Dulce María. Los cuatro hicieron versos, y lo que es más interesante: los hicieron sin la menor influencia de uno sobre otro. Todos fueron genuinos poetas, cada uno a su modo. «Creo que la poesía estaba dentro de nosotros como esos ríos que corren gran trecho bajo la tierra hasta que al fin encuentran cualquier grieta por donde brotar».
La casa habanera de los Loynaz fue siempre lugar de acogida para los escritores españoles que llegaban a Cuba: García Lorca, Alberti, Juan Ramón Jiménez, Luis Rosales y tantos otros. Lorca se carteó en los años veinte con Enrique, abogado y también poeta. La mezcla de decadencia y extravagancia fascinó a Federico, que intimó, sobre todo, con Flor y Carlos Manuel. A Carlos le dedicó su drama El público y a su hermana Flor dejó un original de Yerma.Dulce María se doctoró en Derecho en 1927, carrera que llegó a ejercer durante un cierto tiempo "con mediano éxito –según reconoció ella misma- porque la providencia no me había llamado para ser abogada". Los primeros poemas de la poetisa cubana aparecieron bajo el título de Versos en el periódico habanero La Razón, en 1938, obra iniciada en 1920, cuando tenía diecisiete años.Es considerada por la crítica como una de las poetisas fundamentales de la posmodernidad de lengua castellana del siglo XX. También es autora de obras notables en el campo de la novela y el ensayo. Ella posee el poderoso misterio de un lirismo americano, y así pudo lograr no sólo viajar a España en compañía de su esposo, Pablo Álvarez de Cañas, sino triunfar en la tierra de sus más lejanos ancestros. Dulce María amó al pueblo español, y a sus gentes de letras, con los cuales siempre mantuvo una entrañable amistad: Federico García Lorca la visitó en 1930, JuanRamón Jiménez y su esposa Zenobia Camprubí, en 1936. En las visitas que realizara a España desde 1947 hasta 1958, Dulce María fue haciendo muchos y buenos amigos, en una España a la que dedicó gran parte de su mejor literatura.En Cuba, a raíz de que fuera "descubierta", recibió el Premio Nacional de Literatura, la Orden Félix Varela y el doctorado honoris causa en Letras por la Universidad de La Habana. Desde 1959 dirigió la Academia Cubana de la Lengua, y fue también miembro de la Real Academia Española. Dulce María cumplió su hora de gloria más destacada con el Premio de Literatura Miguel de Cervantes del año 1992. En l996 le es otorgada l Medalla Gabriela Mistral.
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