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El proyecto emancipatorio de Enrique Dussel y la concepción marxista leninista (página 2)


Partes: 1, 2, 3, 4

El  trabajo consta de tres capítulos: en el primero se  asume, por parte del autor, la concepción materialista  de la  historia  de  Carlos Marx,  como  indispensable  elemento metodológico de partida; en el  segundo capitulo se realiza un análisis  pormenorizado de  los  principales  puntos  de  vista  de  Enrique  Dussel; inicialmente  se hace referencia al intento de negar toda  la filosofía  anterior, para luego ofrecer la metafísica  de  la alteridad  como alternativa  a  esta labor destructiva;  en el tercero se exponen los puntos de vistas de  Dussel acerca de Marx en una  primera  y  segunda etapas.

La metodología utilizada para el análisis fue la siguiente: hubo una primera etapa de trabajo con las obras de Dussel, donde de manera clara y precisa se constató cómo este autor se desentendía de todo el pensamiento anterior incluido el de Marx, para luego formular sus propios puntos de vista. No fue difícil percatarse de que, detrás de todo un lenguaje ambiguo y complicado, se encontraba una ética para las relaciones humanas, la cual partía del uso de los preceptos bíblicos: "cara a cara", y el "boca a boca",  fundamentada mediante la  opción por "el otro" y utilizando como conceptos claves: La Erótica (relación varón- mujer), Pedagógica (Padre-    hijo, Maestro- alumno), Política (Hermano- Hermano). (Esta etapa fue muy bien analizada por los autores Germán  Marquínez y Gilberto  Pérez Villacampa). Hay un segundo momento de gran importancia, y es cuando Dussel se introduce en el análisis de las obras de Marx:  "Los Grundrisse y los Manuscritos del 61 al 63", mediante las cuales este asume una interpretación muy original y peculiar de Marx; se trataba entonces de descubrir el porqué de la asunción de la teoría marxista como elemento doctrinario, luego de haber afirmado durante toda una etapa que éste – al igual que toda la filosofía nordatlántica – era poseedor de  un pensamiento opresor y totalizador.

Además había que establecer si en realidad se asumía por parte del Dussel el pensamiento de Marx de manera creadora, o si se manipulaba y adaptaba a los preceptos formulados por él en su obra; este fue el momento más complejo por cuanto en la literatura consultada no se había realizado un análisis con el rigor necesario para determinar en realidad su posición al  respecto, hay que tener en cuenta que Dussel muy al contrario de la tradición marxista se dedica a hurgar en toda la papelería marxista inédita, para tratar de encontrar elementos novedosos que le permitieran fundamentar sus concepciones, es decir, hay una manera muy peculiar de asumir la doctrina marxista que es la de llevar a Marx a su teoría, muy por el contrario de lo que nos tiene acostumbrado a hacer la tradición Marxista .  

Se realizó la  revisión bibliográfica  minuciosa  de  las obras de Dussel  y  de  las se otros autores que han abordado su concepción. En el capitulo dedicado a los Grundrisse, se utilizó la edición en español, que se traduce del francés y que difiere en algunas partes de la versión  utilizada por Dussel, no obstante se cotejó – en  los casos necesarios – con la edición en ruso.

Capítulo 1

LA CONCEPCIÓN MARXISTA DE LA SOCIEDAD. ASPECTOS METODOLÓGICOS DERIVADOS DE SU ESTUDIO

Se analiza el pensamiento filosófico latinoamericano  tomando como punto de partida una cosmovisión marxista leninista,  en virtud  de que dicha concepción parte del papel y  lugar  del hombre  en  la  sociedad,  y de su  expresión  en  la  praxis política;  este  último  elemento,  medular  en  la  filosofía latinoamericana.

    Hoy  en  día  cuando se pone de moda el proyecto  de  fin  de ideologías, de fin de la historia; cuando de muchos se apodera el nihilismo en cuanto a lograr un discurso coherente  que permita  al  hombre orientarse en el complejo  mundo  social, aparecen teorías que tratan de encontrar una explicación para la  praxis  humana.  Pero el hombre tiene  en  su  haber  el discurso  marxista acerca de la comprensión  materialista  de los fenómenos sociales, lo que le ha permitido una  reflexión científica sobre este complejo mundo.

    El hecho de que una idea haya sido interpretada, o  utilizada de  manera inadecuada, no significa que se deba  renunciar  a ella obligatoriamente, máxime si se trata de una teoría  (2). Esto es lo que está ocurriendo actualmente cuando se acude  a "nuevas  maneras"  de pensar la  realidad,  desconociendo  la alternativa marxista acerca de la sociedad,  circunscribiendo esta sólo a la obra científica de los clásicos,  al margen   de  la  evolución  de  esta  forma  de  pensar    en correspondencia con el desarrollo posterior. (3)

    Se  debe  partir  de  un análisis  marxista  para  tratar  de encontrar una visión correcta de los fenómenos de la sociedad americana, al igual que hicieron otros pensadores de esta parte  del mundo como Mariátegui, Ché, Fidel,  Arismendi, etc. (4)

    Marx elaboró su doctrina sobre la sociedad a partir de las concepciones de dos pensadores que desempeñaron un papel importante en la Historia de la Filosofía: Hegel y Feuerbach. Las posiciones hegelianas y feuerbachianas de carácter contrapuesto (materialismo e idealismo), fueron llevadas hasta un nivel muy elevado en  el ámbito de la filosofía de su época.

Marx y Engels, en la crítica a Hegel y Feuerbach,  sintetizaron los  elementos  más trascendentales que se habían  tratado  a través de la Historia de la Filosofía (5); defendiendo  junto con ello una posición clasista y partidista. Por esto y por la trascendencia que tuvieron sus postulados hacia la  praxis política es la consideración de que, con ambos pensadores se produce  una  revolución en la filosofía, cuyos  ecos  llegan hasta  la  actualidad, sin los cuales se  hace  imposible  el análisis de cualquier problemática social de manera objetiva, en virtud de las herramientas metodológicas que esta doctrina aporta.

    En Feuerbach, a pesar de asumir una posición materialista  en cuanto  a la naturaleza, al llegar a la sociedad resuelve  de modo idealista la comprensión de los fenómenos sociales. Para él, la fuerza motriz de la Historia es el amor, esto equivale a  conceptuar  al hombre como género  ahistórico,  atemporal, indiferenciado,  fuera de las clases (6); de ahí  que  repita los postulados del humanismo burgués, como consecuencia de no haber podido ser materialista en todas las esferas, incluyendo  la sociedad.

    Al hacer el análisis de la filosofía contemporánea, se  deben tener  en  cuenta los elementos metodológicos  señalados  por Marx  y  Engels  en las obras:   Tesis  sobre  Feuerbach,  La Ideología Alemana, Prólogo a la Contribución a la Crítica  de la  Economía Política, Manuscritos Económicos  y  Filosóficos del  44;  en las cuales se destacan  errores  cardinales  que comete  el  materialismo  premarxista, así  como  también  el idealismo   hegeliano  y que- según  se  observará – tienen   gran actualidad en la valoración de  la producción del autor  que se analiza.

    En el estudio y comprensión de la sociedad, según Marx, ocupa un lugar central el problema de la práctica. En la obra Tesis sobre  Feuerbach  – de acuerdo con el criterio de R.  Pupo- este clásico descubre magistralmente cuestiones tales como:

1)           El  papel de la práctica en la Gnoseología (como  base  y criterio  del conocimiento), la  unidad  dialéctica  práctica- teoría.

2)           La  práctica  como  categoría  sociológica  central,   la práctica   revolucionaria  como  unidad  del  hombre  y   las circunstancias, la esencia del hombre a partir de las relaciones sociales.

3)            Se  expone profundamente la comprensión de  los  momentos objetivos y subjetivos de la práctica social de los hombres. (7)

    Lo anterior pone en evidencia que para Marx la práctica es el fundamento  de toda relación humana, en virtud de que sólo  a través  de ella se pueden conceptuar integralmente  los  dos polos  que  le son inherentes a lo filosófico: lo ideal y lo material.

    ¿Cómo entiende Marx la categoría práctica?

    La  práctica,  es el núcleo de la actividad, y  la  actividad material  adecuada a fines. Es una esencial relación  Sujeto-Objeto,  donde  lo  ideal  y  lo  material  interactúan,   se convierten  mutuamente  en virtud de que en  la  práctica  es donde  la  idea  coincide más plenamente con  el  objeto  que refleja. Esta  concepción  se  contrapone  radicalmente al materialismo  mecanicista y contemplativo feuerbachiano  y  a las ideas de los idealistas dialécticos que conceptuaban  la actividad  sólo  desde  el punto de  vista  de  la  actividad teórica pura. El elemento mediador práctica como núcleo de la actividad, permite la humanización continua de la  naturaleza y  con  ello  la transformación del mismo  hombre  y  de  las condiciones  en  que éste realiza su vida. Con  ello  la sociedad  civil  deja de ser comprendida como  tal  para  ser aprehendida como sociedad humana socializada. El conocer  del hombre por medio del marxismo no conceptúa  en  la  relación sujeto-objeto al primero como un ente pasivo aislado.

    Lo expuesto se  ilustra  cuando  Marx  aduce  como  defecto fundamental  de todo  el materialismo anterior  el  concebir  las  cosas bajo la forma de objeto o contemplación,  no  como actividad  sensorial  humana,  por lo cual  le  es  imposible comprender la actuación revolucionaria práctico crítica. (8)

Por  tanto,  la  concepción metafísica del  pensar,  aúna  al mecanicismo y el carácter contemplativo de este  materialismo y  no  permite mantener de forma consecuente  dicha  posición filosófica; pero, además, impide analizar dialécticamente  la esencial relación sujeto-objeto, donde lo material e ideal se convierten mutuamente en idénticos en virtud de que el sujeto se aproxima constantemente a la aprehensión del objeto,  cuya imagen refleja debe coincidir con él. En Marx aparece también el  concepto de tipo vital y determinante de  actividad  para comprender  la sociedad, es decir, la  actividad  productiva. Marx parte de la producción como elemento medular que permite analizar  los demás aspectos de la vida social.  Al  respecto Rigoberto Pupo apunta:

   "No  se  trata sólo de considerar a la sociedad  sólo  como producto  de  interacción  de los hombres,  como  proceso  de coincidencia  del cambio, y transformación de los  hombres  y las condiciones objetivas de su vida, sino que además, en  el  marco  de la estructura de la práctica determinar el  eslabón fundamental,  alrededor del cual interaccionan los  restantes eslabones.  Los  fundadores del marxismo fijan  la  actividad productiva  como  determinante, en tanto que la  base  de  la existencia  de  la  sociedad lo constituye  la  producción  y  reproducción de los bienes necesarios para la vida." (9).

    La  determinación de este eslabón fundamental  alrededor  del cual   interactúan  los  restantes  (actividad   productiva), condición  indispensable para la vida de cualquier  sociedad, es la idea  con la que inicia Marx para explicar  la comprensión  materialista de los fenómenos sociales A  partir de  aquí, siguiendo la lógica del proceso, describe  la concepción  de la producción social como fundamento  de  toda actividad humana, incluyendo lo espiritual, sin desconocer el papel  activo  que corresponde a ésta en  la  sociedad.Tal análisis  es  conceptuado como dialéctico por el  marxismo  y revela  cómo – a  partir  del elemento  más  simple- se  puede expresar en forma lógica todo el devenir histórico social.

    No se puede equiparar el análisis marxista con la  concepción hegeliana  acerca de la sociedad. Muchos críticos de Marx  han intentado   identificar  a  ambos,  (10)  partiendo   de   la utilización de la dialéctica como teoría del desarrollo.

    La  dialéctica  hegeliana parte de  una  posición  filosófica diferente,  toma como punto de partida la "Idea en  su  forma pura"  (11)  que se desdobla en la naturaleza y  el  espíritu universal; pero Marx establece muy claramente  la  diferencia entre su concepción y la de Hegel cuando expone:

   "La  enciclopedia de Hegel al comenzar, como lo hace,  con  la Lógica,  con el pensamiento especulativo puro, y al  terminar con  el  conocimiento absoluto, -con  el  espíritu  abstracto autoconsciente,  autocomprensivo,  filosófico  o  absoluto (es decir,  sobrehumano)-  es  en su totalidad nada  más  que  la muestra,  la  autoobjetivación, de la  esencia  del  espíritu filosófico,  y el espíritu filosófico no es otra cosa que  el espíritu  enajenado  del  mundo  que  piensa  dentro  de   su enajenación, es decir, comprendiéndose a sí mismo en forma abstracta." (12).

    Esta concepción deformada de la objetividad hace que:

   "El  hombre  real  y la naturaleza  real  se  conviertan  en simples predicados, símbolos de ese hombre irreal, esotérico y de esta naturaleza irreal." (13) Por tanto para Marx, la dialéctica materialista  en oposición  a la de Hegel, expresa el devenir real de los objetos  y  fenómenos del mundo material. En su concepción aparece el hombre real y concreto  insertado en un tipo específico de  sociedad.  Para desentrañar  los  "misterios" de la sociedad  Marx  y  Engels investigaron  las  contradicciones  del  modo  de  producción capitalista,  pues la producción  es  elemento  vital  para  la sociedad, pero más allá de eso, hay que investigar el modo  en que el hombre produce, en la base del  cual se encuentran  las fuerzas  productivas  con que éste interactúa  con  el  medio natural para humanizarlo.

    El  hombre es portador de la fuerza de trabajo y se  comporta como   un  elemento  técnico  de  las   fuerzas   productivas materiales. La acción de la fuerza de trabajo recae, no sobre cosas aisladas, sino sobre un objeto, pero el objeto desde el punto  de vista del marxismo es una categoría  histórica  por cuanto es un producto humano. El objeto no es una  categoría natural, sino social, se refiere el entorno sobre el cual  ha llegado el proceso de humanización. (14)

    Los  medios e instrumentos de trabajo en mayor medida son  ya medios sociales; pues ellos requieren de una actividad que no tiene  como  fin inmediato el consumo. El hombre  es  un  ser social,  portador  de  la fuerza de  trabajo;  por  tanto  el trabajo, el objeto y el sujeto son  sociales, todos insertados en un modo de producción concreto. Marx  investiga el carácter antagónico del modo de producción capitalista,  en  el  cual  existen  las   fuerzas productivas,  como expresión del grado  de  dominio del  hombre  sobre la naturaleza y cuya forma  social son las relaciones de   producción, que están  en correspondencia con el  nivel y carácter del desarrollo  de aquellas. En la base de  estas relaciones  de  producción se encuentran  las  relaciones  de propiedad   a partir de las cuales se pueden  determinar  las clases sociales existentes. Las clases dominantes tienen como interés primordial mantener las relaciones de producción  que responden  a su posición privilegiada, para ello se valen  de una  fuerza pública con medios punitivos que permite  imponer sus intereses espirituales. Por ello, según esta  concepción, las  ideas de una época son las de las clases dominantes  que brotan  de  la base del poder material que poseen y  que  les permite mantener las relaciones de producción existentes. (15)

    Marx  y Engels, partiendo de la producción, investigaron  las contradicciones   del  modo  capitalista,  lo  cual  permitió desentrañar las bases objetivas y subjetivas de la revolución y las diversas relaciones sociales: la actividad ideológica, el estado las clases, etc.(16) Pero Marx no se limita sólo  a ello,  pues el hombre hace su historia y por tanto  no  puede esperar  al  cambio  espontáneo  de  la  sociedad,  sino  que conociendo  la  base real y objetiva del  desarrollo  social, interviene  a través de la actividad  práctico-revolucionaria en   función   de  cambiar  el  mundo,   para   hacerlo   más racional. (17).

    Marx y Engels no se limitan sólo a plantear el problema, sino que  señalan  que  – en la sociedad antagónica-  la  vía  más efectiva  de emancipación ha sido y es la lucha de clases,  a la cual catalogan como fuerza motriz del desarrollo de  estos tipos de sociedades a través de la historia. En el caso de la sociedad  capitalista  le  dan una  connotación  nueva  a  la explicación  teórica del problema, al plantear que  la  clase obrera  es  la   más revolucionaria, pues  la  actividad  que desarrolla en el ámbito de la producción,  le permite   fijar como proyecto social la emancipación propia como clase social y al mismo tiempo la emancipación de toda la humanidad. (18)

    La anterior explicación pretende dejar muy en claro la diferencia  entre  el pensamiento de Marx con  respecto  a  otras concepciones.  La  pretensión emancipatoria del  marxismo  no puede   reducirse  sólo  a  lo  europeo,  pues   este   ideal desalienatorio  tiene carácter universal y se identifica  con la necesidad de un proyecto que elimine de una vez por  todas la explotación del hombre por el hombre y permita  remontarse sobre la prehistoria de antagonismos sociales, para  escribir una verdadera historia de la humanidad. (19)

    El   hecho  de  que  una  teoría  o  unas  ideas   se   tomen incorrectamente  y  que  su  aplicación  permita   justificar intereses  mezquinos, no significa que se debe   renunciar  a ellas.  Tampoco  se  deben convertir las  teorías  en  dogmas rígidos  que lleven a la equivocación. Hoy más que  nunca  la humanidad   necesita  ideales  emancipatorios  que   permitan eliminar  las  calamidades sociales. Por  ello  el  paradigma marxista no ha desaparecido, sino que adquiere mayor  significación actual. (20)

    El  obrero fue y es todavía potencialmente revolucionario,  a veces  inconscientemente  revolucionario. Para un  obrero  no puede  escapar  el  hecho de producir  palacios  y  vivir  en tugurios. (21)

    ¿Qué explicación se puede tener acerca de esto?

    ¿Cómo  trabajar  en una fábrica donde  se  producen  manjares apetecibles  y sin embargo estar privado de una  alimentación decorosa?

    Esta  contraposición, que se da a nivel de cada obrero, es  lo que  abona el terreno para que llegue una teoría y  corrobore estos elementos. Obrero es el que trabaja en la producción de bienes  materiales y por ello tiene una  reacción  valorativa directa  ante los problemas, lo cual le permite decir: "esto es  injusto", elemento que se confirma a cada momento en  la teoría.  En el ámbito de  cada trabajador  se  da  cada  día  la contradicción  entre su capacidad de creación  y  el  proceso intelectivo en que le da explicación a ello. Por lo mismo  la pobreza no puede presentarse como el elemento  caracterizador de   la  actividad  revolucionaria  del  obrero. El ideal emancipatorio del marxismo no ha desaparecido, lo cual indica que  hay  que leer las páginas de las  teorías  que  permitan hacer  una valoración, desde los pueblos de América y  de  la periferia,  de  cómo debe realizarse la lucha  por  un  mundo mejor.

La interpretación de la realidad enajenante del  capitalismo hoy  se  ha metamorfoseado, y la existencia del  centro  y  la periferia  – junto a  las transformaciones de la clase  obrera en el orden cualitativo- hacen más difíciles la lucha por  la emancipación social;  pero no han desaparecido las advertencias del marxismo acerca de la enajenación humana:

    Lo  que  sale  de  las manos del obrero  se  le  escapa  para convertir en ricos a otros, de aquí el fetichismo de ver  las relaciones  entre  los  hombres  como  las  relaciones  entre cosas. (22)

    Las  clases  no siempre existieron, la  explotación  de  unos hombres  por otros no siempre estuvo. El mensaje de  Marx  es que  la  clase obrera por su posición es la encargada  de  la emancipación  de  toda la humanidad. El  proletariado  es  la culminación del proceso clasista. Si en épocas anteriores  el tránsito  de un régimen social culminó con la implantación de un  nuevo  sistema explotador, con la clase  obrera  no  debe suceder lo mismo, pues su interés no puede ser la sustitución de una forma de explotación por otra, sino el de instaurar un sistema social sin explotación. (23) La clase obrera, a pesar de todas las derrotas que ha sufrido el ideal del  socialismo y  el  comunismo,  a  pesar de  la  existencia  de  un  mundo unipolar, es la única que contiene como clase los  elementos necesarios  para  lograr  la  universalidad  no  vista   como elemento   homogéneo,   sino  incluyendo  la   variedad,   la diversidad como uno de sus componentes.

    Por ello al analizar la sociedad hay que incluir un ideal   clasista  que  permita  definir   concretamente   los intereses  que  se representan. El centro y la  periferia  no deben  conceptuarse  al margen de estas categorías,  pues  se corre el riesgo de situar en un mismo contexto la doctrina de los explotados y los explotadores.

    La  clase burguesa, a pesar de mostrarse como  representativa de intereses humanos universales – en virtud de sus  intereses y  de su finalidad explotadora (obtención de  plusvalía)-  se escinde  hasta  el  último  tipo  de  división  atómica:   el individuo.  Se produce la concentración  y centralización  de la  producción.  Se  polariza  la  riqueza  hasta  un   grado inconcebible:  mientras  en un polo de la realidad  existe  a veces  de  manera  alarmante  el  lujo,  la  opulencia  y  el derroche,  en  el  otro  polo se  concentra  la  pobreza,  la mendicidad y la carencia. (24) Hoy en día esto aparece  dentro de los países, pero también entre los países pobres y ricos.

Centro  y  periferia son conceptos que  deben  ser  enfocados desde el ámbito clasista para poder comprender  el proceso de  globalización en el cual está sumido el  mundo actual,  y poder  entender  el mensaje marxista acerca  de  la  sociedad comunista sin explotación.

    La   clase  obrera  y  su  paradigma  emancipatorio  no   son privativos  sólo  de Europa: son perfectamente  aplicables  a América,  pero  lógicamente la teoría no  debe  interpretarse como algo muerto; sino considerando los contextos específicos para  trazar una correcta orientación de la praxis  de  estos pueblos. (24)

    En la siguiente visión del Dr. Rafael Plá sobre el comunismo, por  cierto esbozada en una polémica con Enrique  Dussel,  se ofrece una valoración muy a tenor con lo planteado:

    "El  comunismo  es la ideología capaz  de  llevar  adelante consecuentemente  el proceso de universalización abierto  por la  burguesía. Si la forma tosca del comunismo no  ha  hecho  más  que  retornar  (al  menos  en  apariencia)  a   formas cuasifeudales  de  negación del capitalismo, no  hay  razones para  desalentarse en relación a que una forma civilizada del  comunismo  complete la misión liberadora,  que  objetivamente tiene ante sí." (26)                                          

CONCLUSIONES CAPÍTULO I

    Según Marx, la clase obrera constituye la clase más revolucionaria   y  ello se debe a las condiciones  en  que desarrolla su actividad. La pobreza no puede presentarse como  elemento  caracterizador de la actividad  revolucionaria  del  obrero. La pobreza aparecerá en la concepción de Dussel  como  un  concepto  de  gran importancia,  hacia  el  cual  tratará también de llevar a Marx pues- según aquel – ella se  convierte en un presupuesto necesario para la liberación.

En Marx y  la teoría  marxista  el  elemento  metodológico  central  es  el análisis  clasista, pero al mismo tiempo, el  tránsito  hacia una sociedad sin clases es trascender a la prehistoria humana  (27). Ello demuestra que en Marx también subyace una ética para las relaciones humanas. Trascender a la prehistoria humana, eliminar los antagonismos sociales, constituye el ideal de la sociedad comunista sin clases, sin explotadores,    lo  cual se demuestra científicamente al  revelar  las contradicciones propias del capitalismo (28). Ello convierte   a Marx en paradigma imprescindible para la liberación.

Capítulo 2

ELEMENTOS  TEÓRICOS DE LA DOCTRINA DE ENRIQUE DUSSEL

La  figura de Enrique Dussel se ha convertido en uno de  los principales   representantes   del   movimiento    denominado "Filosofía  de  la  Liberación",  en el cual  aparece  como intención – casi  general para todos  sus  representantes -  el lograr una reflexión original sobre los problemas de  América Latina.  En  Dussel,  al  igual  que  en  el  resto  de   los intelectuales que representan este movimiento, está  presente el  intento  de  redefinir  la  historia  y  el   pensamiento latinoamericanos, buscando zafarse de la tutela occidental en sus juicios de valor y concepciones en general. (29)

    Para  la realización del presente trabajo se  utilizaron  las opiniones  de algunos autores cubanos que han investigado  la obra de Enrique Dussel:

    Eunices  Rossel y otros autores (30) centran su  atención  en tres importantes aspectos: a) la génesis del atraso económico en América Latina, b) las vías de solución de este  problema en  el continente, c) la teoría tecnológica  dusseliana.  Ellos hacen una valoración crítica  de la posición de Dussel al situar en un primer plano el desarrollo tecnológico, de lo cual se infiere que la causa principal del atraso económico y el subdesarrollo  radica en el atraso tecnológico. Los  autores opinan que Dussel centra su atención solamente en un  aspecto del  fenómeno  y  no en su causa, lo  cual  asumen correctamente como  una limitación del autor al abordar el problema.

    Gilberto  Pérez  Villacampa analiza en su trabajo  (31)  las características  principales  del  método  analéctico  en  su primera etapa, cuando desdice de todo el pensamiento anterior incluido  el de Marx, y en la segunda etapa, cuando  comienza sus  incursiones a través del prisma marxista. El autor  hace una  valoración  exhaustiva acerca de la  destrucción  de  la ontología  dominadora  por Dussel,  y  a su falta de definición clasista en su opción por "el otro".

    Al  caracterizar  la segunda  etapa;  cuando  ya  Dussel  se   ha compenetrado  de  alguna manera con Marx, considera  que  los conceptos   del  filósofo  adquieren  mayor  concreción,   al identificar  el  otro como el "trabajo vivo",  el  trabajador mismo  como  otro  que el capital.  El  Otro  es  considerado idéntico  a  la clase obrera y el capital como  elemento  que subsume al trabajo vivo y la tecnología; dicho autor caracteriza muy acertadamente esta etapa al conceptuarla como un paso  de la  analéctica  por Marx, donde lo que importa  no  es  tanto Marx,  como la validación de la antropología  filosófica  que Dussel había desarrollado en detalles. (32)

    Este  crítico  en  otro  de  sus  trabajos  (33)  expone  las variaciones de la obra Filosofía de la  Liberación de Dussel, después  de  haber  aparecido  sus  trabajos:  La  Producción Teórica de Marx un Comentario  a los Grundrisse; Carlos  Marx Cuaderno  Tecnológico  Histórico. Se  hacen  reflexiones  muy importantes  acerca de las incursiones de Dussel en Marx;  se expresa  que  la  crítica va  dirigida,  no  contra  el marxismo ortodoxo, sino contra el marxismo dogmático:  "…lo cual  está  muy  a tenor con su intención  actual  de  ir  al rescate del Marx original." (34) También se apunta cómo en la nueva versión de la Filosofía de la Liberación no sólo se radicalizan los antiguos postulados de  Dussel: "…sino que el propio Marx se ve  alumbrado  por una doctrina ético-filosófica donde se instala." (35) Sin embargo, no se precisan cuáles son las tergiversaciones o manipulaciones de Dussel con respecto a Marx. 

    Por otra parte  se realizó el análisis de un artículo  de  Francisco León  Tejera  y otros autores(36) en el cual  se valora el antiimperialismo  de  Enrique Dussel a la luz  del  desarrollo tecnológico desigual, lo cual conduce a una reflexión fuera  de las clases y, por tanto, a una posición reformista.  Además se valora cómo la toma de conciencia sobre el oprimido hace que  Dussel  se  acerque  a Marx  y  lo  tome  como  elemento metodológico para comprender la sociedad, pero estos críticos tampoco se adentran en los aspectos de la obra de Marx que Dussel asume incorrectamente.

Cada   uno  de  los  exámenes  realizados exhaustivamente en cuáles  son  sus   manipulaciones  más significativas  con respecto a la teoría de Marx, sobre  todo en la última etapa.            

    Al  abordar  la  obra de Dussel no  se  puede  desconocer  el contexto epocal en que se inicia en el cual hay un  despertar del   pensamiento   latinoamericano  que  toma   como   línea fundamental lograr la emancipación ideológica, lo que proyectaría la tarea de liberarse de  los  "Centros  de Poder" que oprimen a la periferia y donde se incluyen  países con  regímenes económicos distintos, pero con  un  desarrollo superior.

    El  esquema  de trabajo dusseliano para lograr  tal  empresa, transcurre por varios momentos:

1.    Determinación de los lineamientos más trascendentales  de  la filosofía  nordatlántica con el objetivo de demostrar su carácter totalizador, de opresión y justificación de la dependencia. Dussel plantea la necesidad de la destrucción de  todo el pensamiento filosófico opresor, es decir,  el  de los países explotadores- en primer lugar- del europeo.

   2.   Formulación   de  una  concepción   filosófica   "nueva",  auténtica,  original y que responda -a diferencia de todo  el pensamiento  anterior-  a la problemática social  de  América Latina.

   3.  Construcción de un aparato categorial propio  que  permita reflejar   en   la  práctica  la  problemática del   pueblo latinoamericano y teóricamente determinar las vías, medios  y fines  para  lograr una auténtica liberación del pobre  y  el oprimido.

    Enrique  Dussel  define  sus  objetivos,  al  caracterizar   la Filosofía de la Liberación, de la siguiente manera:

    " La Filosofía de la Liberación o metafísica de la  alteridad se  propone  más  allá  de  la modernidad  europea  y  de  la dependencia   cultural   propia  a   nuestra   Latinoamérica, descubrir  un  camino que se va trazando en la  misma  praxis liberadora del pueblo latinoamericano." (37).

    Esto quiere decir: encaminarse hacia la praxis liberadora del pueblo  latinoamericano;  en otras palabras, se trata  de  un proyecto de liberación para América Latina.

    Como  se observará más adelante, el lenguaje de Dussel es  tan academicista, tan rebuscado, que a veces se  hará  de  difícil comprensión, y estará muy lejos de poder arrastrar tras sí  al pueblo para lograr un universo cultural al margen del  pensamiento europeo ni tampoco alcanzar un proyecto de liberación.

A.   CRÍTICA  A LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL EN LA OBRA DE DUSSEL.

Para caracterizar la Filosofía de Enrique Dussel es necesario seguir   los pasos que ofrece este autor para  independizarse de todo el pensar nordatlántico.La primera tarea que cumple en su metafísica de la  alteridad o  filosofía  del pobre latinoamericano, es la  de exponer los momentos más trascendentales  de la Historia de la Filosofía, con el objetivo de  demostrar dos cuestiones:  en  primer  lugar, el  carácter  inservible  de  esta filosofía  para América Latina en virtud del lenguaje  y  los objetivos  de  dominación  que posee y,   en  segundo  lugar, demostrar que  el carácter opresor de estas concepciones hace necesario la destrucción sistemática de esta filosofía de  la opresión  para  conformar un lenguaje de  la  liberación. Esta pretensión  emancipatoria tiene el inconveniente de  que asumirla  implicaría desconocer el carácter universal  de  la filosofía,  la  cual trasciende las  fronteras  nacionales  y continentales.   

La  reflexión  anterior tampoco debe  desecharse  totalmente, pues  en  ella existe un grano de razón en virtud de  ser  un intento   para   lograr  un  pensamiento   representativo   y originario  de esta parte del mundo, que cumpla  una  función desalienatoria;  aunque  para  ello  no  se  debe  obviar  el pensamiento universal en el cual se representan los elementos más positivos de las culturas anteriores.   

Dussel parte de la tesis de que este lenguaje de la  opresión y   la  opulencia  se  convierte  en   expresión   ideológica representativa   de   los   intereses   clasistas   de  los explotadores.  Tampoco  se debe  rechazar  radicalmente  esta tesis,  por  cuanto "el centro" se ha  especializado  en  la tarea  de crear doctrinas acreditativas de sus  posiciones  de clase las cuales sirvan como elementos teóricos que sustenten sus sistemas sociales.    Al  respecto  Dussel  toma como esquema  de  pensamiento  una posición   nihilista,   que  niega   radicalmente   todo   el pensamiento filosófico precedente y sugiere:   "Es necesario, entonces y previamente desarticular,  destruir, desarmar  dicho lenguaje y lógica para que la brecha  abierta en  la  fortaleza  de  la  sofística  pueda  accederse  a  la realidad."(38).   

Para  cumplir con la misión de "destruir"  todo  el pensamiento anterior, Dussel toma como puntos de  partida  las categorías   de lo "mismo" y lo "otro", conceptos que  en  lo adelante  van a tratar  de caracterizar las relaciones  entre el oprimido y la dominación, entre el centro y la  periferia. Tal relación representará el dominio de un mundo por el otro, como expresión del dominio y la sumisión del más débil al fuerte.  Destruir  el  pensamiento  del  centro  equivale   a demostrar la imposibilidad de asumir esta forma de  reflexión  en  virtud  de  su carácter dominador y opresivo. A todo  el pensar nordatlántico Dussel lo cataloga como "Ontología de la Totalidad",  es  decir, representativo de la opresión  y,  por ello, imposible de utilizar, pues posee funciones  diferentes, a los intereses de este contexto latinoamericano. Esta labor que  se propone Dussel indica desde un inicio la asunción  de un esquema de pensamiento y análisis unilateral e  incorrecto desde el punto de vista metodológico, porque el pensamiento del hombre  está  objetivamente condicionado por todo  el  acervo cultural que hereda de generaciones anteriores.    

Acerca  de  la  relación de "lo mismo"  y  "lo  otro"  Dussel apunta:   "Lo  diferente  es  lo  arrastrado  desde  la  identidad,  in-diferencia   originaria  o  unidad  hasta  la  dualidad.   La diferencia  supone la unidad: lo mismo, mientras que lo  dis- tinto ( de dis; y del verbo tinguere: pintar, poner tintura), indica mejor la diversidad y no supone la unidad previa.(39).    De lo anterior se puede llegar a la siguiente interpretación:    La  Dialéctica Monológica asume un pensamiento totalizador  a partir de la existencia de una identidad originaria fuera  de lo  cual no puede existir otra cosa, por lo tanto,  no  puede darse una relación con "lo otro" (el oprimido); la Dialéctica Monológica, dígase totalizante, debe ser sustituida  por la  Analéctica  Dialógica, – según Dussel -, pues  permite  el  diálogo  no  el monólogo, o sea, la relación con el "otro", donde el otro  es el  oprimido. El pueblo latinoamericano está subsumido en  el "otro",   por  lo  cual  la  filosofía  en  tanto   que   sea representativa del lenguaje ideológico del centro, no sirve a la periferia pues es expresión de la identidad originaria que no permite más allá de sí lo diferente. (40)   

Tomando como base este presupuesto teórico, el autor enfila su lenguaje  en  contra  de  todas  las  formas  anteriores  de filosofar por considerarlas como partes del pensamiento de  la totalidad,  que  cumplen con su función dominadora.  Así,  por ejemplo,  el  pensamiento  de  la  antigüedad clásica   es caracterizado como el de la dominación, sobre lo cual apunta:   "Todo pensar presocrático, Platón, Aristóteles y el  helenismo se mueve dentro de la ontología de "lo mismo", como ámbito de la totalidad." (41).    El  hecho de partir del principio de la  contextualidad  para concebir  un auténtico pensamiento latinoamericano,  no  debe tener  como idea inicial privar a la filosofía de su carácter universal.  El  pensar  presocrático de  los  albores  de  la humanidad  surge  en esos contextos con la intención  de  dar respuestas a los problemas de aquella sociedad; pero no es privativo de esa parte del mundo, sino que forma parte de  la cultura  universal  en  la cual  se  encuentra  insertada  la cultura latinoamericana.    La filosofía hegeliana, que  representó un momento importante para toda reflexión filosófica, tiene como error el punto  de partida idealista que no permite obtener una visión  acertada de  la  realidad. No obstante, este pensamiento- a  pesar  de cualquier  rencor  intelectual por la  incorrecta  valoración hecha  a  la  historia de los pueblos de  América-  no  puede llevar  a  la  conclusión de que se deba  excluir  como  algo inútil  a  la  intelección  filosófica  de  estos  lares.  Al respecto Dussel expone:   "Si  ha habido en la modernidad un caso paradigmático de  esta inclusión de "el otro" en "lo mismo" absoluto ha sido  Hegel. Lo  absoluto  sin  alteridad es lo  absuelto,  lo  único,  lo solitario, lo que no tiene otro que sí mismo. (42).   

En  el  caso de Hegel, Dussel se detiene  para  demostrar  el carácter dominador y opresor de este pensamiento, por lo  que ha  representado  para la Historia de la Filosofía y  por  la apreciación  que tenía  sobre los  pueblos  latinoamericanos. Por  ello, interpreta la dialéctica del señor y el esclavo  y la  conversión  de  este último mediante la  libertad  de  la autoconciencia concluyendo que "el otro" hegeliano no es  más que  desdoblarse  o  escindirse en "lo mismo,"  y  por  tanto sugiere:   "Los  opuestos hegelianos, las sucesivas reconciliaciones  del momento  especulativo,  nunca pueden abrirse a  lo  realmente nuevo, a lo realmente "otro"; sólo se mueven  dialécticamente dentro  de  "lo  mismo" sin ninguna  novedad,  sin  auténtica alteridad.  La  categoría  de Totalidad  nunca  ha  sido  tan sistemáticamente pensada como por Hegel." (43).   

Como  se observa, el pensamiento hegeliano- según Dussel-  no puede ser tomado como expresión de ningún elemento del pensar latinoamericano, y se debe destruir totalmente. El  desprecio de  Hegel  hacia  estos pueblos, al  considerarlos  como  sin historia,  presupone que su destrucción debe hacerse  de  una manera sistemática y acabada.   

A Descartes y Levinas los aplaude por haber utilizado la idea del infinito, según él, para oponerse a la totalidad. (Dussel toma  a Levinas (44) como un autor básico que ha influido  de manera  determinante en su obra filosófica), y  conceptúa  a este pensador como un crítico de la Totalidad:    "  Descartes  admite la alteridad en la idea de  lo  infinito (Dios)  Levinas ha fundado en dicha idea de infinito toda  su crítica  a la totalidad."(45).   

A no ser Descartes y Levinas, prácticamente todo el resto  de la  filosofía  es  caracterizada como de  la  totalidad,  por ejemplo la filosofía kantiana, el yo fichteano, la  filosofía de  Kierkegaard,  Comte, Heidegger y  Marx  son  conceptuados también  como  filosofía  de la  dominación,  sin  establecer diferencias de ningún tipo.   "Todas  las  descripciones  ontológicas  de  Heidegger  o   de Husserl,  todas las descripciones de Feuerbach y de Marx,  en el  fondo,-apunta  Dussel- tienen como  última  categoría  la totalidad.    Ahora   nos  enfrentaremos  exactamente  a  esta   categoría. Solamente mostrando su espantosa agresividad, cuando ella  se cierra,  es  que vamos a comprender la  realidad.  Desde  las ruinas  de  la totalidad ha de surgir la  posibilidad  de  la filosofía latinoamericana." (46).   

De  forma  clara queda expresado el intento de  librarse  del tutelaje   de   la  Filosofía  Occidental,   como   condición indispensable  para  lograr  un discurso  coherente  para  la liberación. Este esquema de pensamiento ha sido utilizado  en innumerables  momentos de la Historia de la  Filosofía como intento de situarse por encima del materialismo y del  idealismo,  es  decir,  con el objetivo de  encontrar  un  tercer partido en filosofía.    

El hecho de considerar a Marx en la misma posición de Hegel, Feuerbach  y  otros pensadores, indica  también que  en  esta primera etapa de su quehacer filosófico Dussel todavía no ha tenido la oportunidad de leer integralmente el pensamiento marxista, y por ello le es imposible encontrar la distinción entre éste y otros pensadores, o entre Hegel y los  filósofos que le anteceden para apreciar el aporte que pueden  brindar estas reflexiones para el mundo latinoamericano.    La  obra  cultural  de  los  hombres  actuales  de  cualquier contexto,  ha sido posible porque tiene tras sí  la  labor imperceptible y continua de la humanidad y a ello no se puede renunciar  por  ningún rencor, ni tampoco será  el  camino  a seguir  para  encontrar los  instrumentos  desalienatorios  y epistémicos para la liberación. La resultante de una posición similar  puede ser la repetición – con otras  palabras  y  en otros contextos- de viejas fórmulas filosóficas que  entonces serán  tomadas  como  nuevas, o  el  desprecio  de  elementos positivos   y   necesarios   que   no   serán    considerados correctamente de la filosofía anterior.   

A partir de la existencia de la Ontología de la Totalidad, es decir,  de  un pensamiento de la opresión, Dussel  deduce  la existencia de una praxis de la opresión.    La  relación entre "lo mismo" y "lo otro" es analizada,  en el  ámbito  del  pensamiento, como  la  función  totalizadora, dominadora  de "lo mismo" hacia "el otro", (el  pobre);  pero esta  praxis  de la opresión se desdobla como  ideología  del "centro"  explotador, dominador, que instaura un sistema   de represión  con  su fundamentación  justificativa,  es  decir, ideológica,  la  cual  usa medios y  fines  para  impedir  la subversión  del sistema. La consideración de todo el  pensamiento  anterior  como ontología de la totalidad,  expresa  la idea   de  que  no  ha  existido  un  discurso  humanista   y desalienatorio   para  esta  parte  del   mundo   -incluyendo lógicamente- el discurso marxista.    Las  categorías  de "lo mismo" y "lo otro"  son  usadas  para exponer,   también,  cómo  la  opresión  -a  partir   de   un pensamiento  dominador- se desdobla hacia la praxis  política para reprimir cualquier intento de reclamar justicia:

    "En este caso -expone Dussel- habría que eliminar "el  otro", que  defiende su exterioridad, esa es la causa ontológica  de los "campos de concentración" de la identidad totalizante del totalitarismo  hitleriano o fascista, esa es la causa de  los trabajos  forzados de Siberia de la  "dictadura",  pretendida del  proletariado, esa es la causa de la represión contra  el "negro"  en  Estados Unidos, esa es la causa por la  que  los regímenes  policíacos luchan, cuando lo reducido a ser  "  lo otro " defiende su dignidad de ser "el otro" intotalizable en una  ideología que se arroga la veracidad originaria  de  "lo mismo"  y, porque lo mismo defiende su pretensión de  ser  la Totalidad, es que se instaura la guerra como modo  permanente de  la  subversión del totalitario orden del  todo,  que  "lo otro" como vendría a poner en cuestión." (47).

    La  relación del centro con la periferia se produce  bajo  la "Unipolaridad".  Dussel capta y predice  la  intención  del pensamiento  de  la  dominación  de lograr  un  mundo  de  la dominación   unipolar,  donde exista una sola  voz,  un  solo esquema  de  pensar,  una sola ideología,  un  solo  proyecto social con sus aparatos hegemónicos que permitan perpetuar la dominación  de unos pocos y justificar la opresión de  otros. Dussel,  de  una  manera  intuitiva  y  genial,  adivina   la tendencia  de  este  pensamiento  de  la  dominación  en   la gestación  de  un mundo unipolar. Por ello hay  una razón  muy  valedera que es necesario leer  con  detenimiento para tener una idea más exacta de la comprensión actual de  la  sociedad y sus tendencias. Al  mismo  tiempo  ignora  en  el  análisis entre "lo mismo"  y  "lo  Otro",  el problema   de   clases  -elemento   importante   para   poder caracterizar  la relación entre el centro y la periferia-  es decir,  entre  "lo mismo" y "lo otro" e  incluso  dentro  del mismo  centro o la misma periferia. Utilizar el  enfoque  de clases hubiera permitido tener una concepción más acabada, una verdadera  disección    de  los  mecanismos  hegemónicos   de dominación  del  centro  con  sus  desigualdades  y  de   los elementos más importantes de la periferia, o sea, se  hubiera logrado  una  visión  más  concreta  del  problema.  Todo  lo anterior  se realiza sin tener en cuenta la  visión  clasista del  fenómeno,  pero  lo interesante es  que  se  Adivina  la tendencia  del  pensamiento de la dominación,  de  lograr  la existencia de un mundo unipolar.

B.        LA  METAFÍSICA DE LA ALTERIDAD, ALTERNATIVA DUSSELIANA  ANTE EL PENSAR NORDATLÁNTICO

A la labor planteada por Dussel de "destruir" todo el  pensar del  centro  para lograr uno diferente en la  periferia,  se añade  la  tarea de formular una concepción que  permita  dar respuesta a las expectativas y los problemas del mundo de los oprimidos, pero principalmente del mundo latinoamericano-  es decir-  el desmontaje de  todo el pensamiento anterior  para construir una concepción  de la periferia    El  hecho de que en América la filosofía es también  toma  de conciencia para la actuación práctica, hace que detrás de  la crítica  a la Ontología de la Totalidad realizada por  Dussel subyazga también una praxis política en pos de la liberación. Dussel comienza la construcción de su proyecto  emancipatorio tomando como punto de partida pasajes bíblicos para  realizar la interpelación al "otro".   

La  primera categoría que utiliza en este sentido es  la  del cara a cara como vía de interpelar al "otro":   " (el Antiguo Testamento del Occidente se relata que "  Yahveh hablaba  con Moisés Cara- a- cara" como el hombre  que  habla con  un íntimo (Exodo 33,11) Y hablaba Jehová a Moisés cara  a cara, como cualquiera a su compañero." (48).    "El  cara  a  cara"  es utilizado por  Dussel  como  manera  de demostrar intimidad, poner atención, oír y prestar "servicio" al "otro"; es una forma de demostrar que entre dos  personas o  dos  pueblos existe una comunicación, una  intimidad,  una confianza. Junto con "el cara a cara", también utiliza "el  boca a boca" de (números, 12, 8 a). (Ambos pasajes bíblicos expresan un  punto de partida para comprender cómo debe ser la  manera de  relacionarse  dos personas o dos pueblos  en  los  cuales exista verdaderamente una relación de hermandad).   " Ese  "cara  a- cara", "boca a- boca" -apunta Dussel-  es  la relación  irrespectiva  de  la  intimidad,  amor   alterativo (expresado  en  hebreo, en el primer texto,  por  la  palabra rehehi,  filón en griego). El rostro de un hombre  frente  al rostro  de  otro  en  la intimidad, en  la  justicia,  es  el colocarse  como  un  "yo" personal ante  un  otro  igualmente personal." (49).    La  relación del "yo- otro"  ("el mismo" – "el otro"),  tiene su  expresión más concreta en la formulación de los  opuestos varón-   mujer  (erótica),  maestro-discipulo   (pedagógica), hermano-  hermano (política). Dussel utiliza estos  conceptos para  caracterizar las relaciones entre los individuos en  la sociedad en todos los contextos:   "La  analéctica de la alteridad – según Dussel- se  cumple  en real   concreción  entre  el  varón-   mujer,   padres-hijos, hermano-hermano. 

Todos estos encuentros pueden darse  en  la modalidad del libre-libre." (50)    El concepto de "dominación" y su opuesto el "servicio", en la teoría   dusseliana   no   se  reduce   simplemente    a   la  "dominación"  o el "servicio" como conceptos  genéricos  sólo para   centro- periferia (de lo cual se habló en el  capítulo anterior),  sino que se desdobla hacia lo cotidiano  y  se inserta   en   la  vida  y  la  cultura   de   los   pueblos, convirtiéndose en un elemento que se traduce hacia todas  las relaciones humanas, es decir, es más bien una relación ética. Esto implica que el concepto "liberación" debe  tener  una  multilateralidad e  integralidad  para  que llegue hasta los rincones más apartados de la vida cultural e ideológica  de la sociedad. Por ello, como se  observará  más adelante,  el  concepto de pueblo pasará a  ocupar  un  lugar central  en  la  concepción dusseliana, lo  cual  se  vincula también  al  carácter  abstracto y ambiguo de ésta.    

La  Erótica  es  la relación varón- mujer,  donde aquella aparece  como "el otro", como el oprimido. Esto  deviene  muy directamente    del   papel   que   ha desempeñado la    mujer latinoamericana, como persona oprimida por la manera machista en  que se comportan las relaciones en estos lares,  lo  cual  tiene su historia, desde la mujer india  conquistada por  los españoles hasta nuestros días. Al respecto Dussel plantea:   "El  varón  domina  a la mujer y,  en  la  totalidad  varonil, la mujer cumple entonces la función de parte. En el caso de que la mujer se liberara, como exterioridad con respecto al varón, sólo entonces se daría el cara- a- cara en la libertad." (51).   

Estas   apreciaciones  de  Dussel  encuentran   simpatías   y aceptación   por   cuanto  reflejan  una   problemática   que históricamente    se   ha   manifestado   en   la    sociedad latinoamericana y que aún predomina en la actualidad.    La Pedagógica es la relación padre- hijo, maestro- alumno. En ésta se toma como paradigma la pedagogía dominadora, en la cual el hijo  debe reproducir en pequeña escala o en nueva escala  al padre:   "La pedagogía dominadora en síntesis es -según Dussel- que  el hijo  sea  "lo mismo" que los padres. En este  caso  el  hijo queda  también reducido a ser un objeto de depósito  bancario de la pareja, de la tradición, de la cultura o del Ministerio de Educación, que es "lo mismo".   

El  hijo dominado es totalizado dentro del sistema. Por  ello es necesario una liberación Pedagógica." (52).    La Política: Relación hermano- hermano, con la cual:     " A su vez, también al hermano se lo puede totalizar: -apunta Dussel-  esa  totalización   del  hermano  es  la  dominación política. Esta será la última en la exposición, porque a  su vez,  la  dominación  política  permite  un  condicionamiento pedagógico y erótico." (53)      

La  dominación política se conceptúa como totalización  entre hermanos,  donde  unos  oprimen a los  otros;  pero,  por  el carácter   de  las  relaciones  entre  ellos,  debieran   ser relaciones  de  fraternidad. Esto se  analiza  utilizando  el término benevolencia:   "¿Cómo podríamos llamar a la relación existente entre alguien que está  en  el  sistema o totalidad  y  el  otro?  -indaga Dussel-.  Me agradaría volver al término latino muy antiguo, el término "benevolencia". La benevolencia indica el querer el bien, la benevolencia en su sentido profundo, significa el querer el bien del otro como otro. Esto es amistad, ya que ésta   -   tal como decían los clásicos- es   la   mutua benevolencia; es amor mutuo que desemboca en el  "nosotros". a Para  que sea posible la mutua benevolencia hay que  comenzar por el amor en la gratitud. Solamente el que pueda desear la libertad, la liberación del otro que es el pobre, desde él y no desde la totalidad, es quien realmente puede instaurar una política de justicia." (54).   

Las  relaciones  erótica,  pedagógica y  política  tratan  de llevar  el  concepto  liberación hacia todos los rincones de  la cotidianidad, intentan convertir la filosofía en una  praxis política, pero más bien se convierte en una ética, que  debe  solucionar  todos  y  cada  uno  de  los problemas de la sociedad latinoamericana. Este mensaje es en cierta medida racional, por cuanto indica que la  filosofía  está llamada también a resolver  los problemas de este mundo "actuando en él",  pero para  cumplir  con  esta tarea es  necesario  establecer  una orientación  hacia  los  fines del hombre en  virtud  de  los contextos en que se desarrolle. Entre  la  Erótica,   la Pedagógica  y la Política, el elemento básico es  la  última, pues es en la relación que se deben encontrar los hombres y mediante   ella, se puede lograr la  "benevolencia"-  que  es según   el   planteamiento  de   Dussel -"amor",   condición indispensable  para  lograr la desalienación  del  individuo. Esta   fórmula   lógicamente debe   tener   como centros a la familia y la escuela, contextos donde se forman  los elementos culturales necesarios para  activar  la conciencia  del hombre y poder vivir en cualquier sociedad.  Por ello  la función liberadora está permeada de un fuerte  matiz educativo.  La praxis política se convierte en praxis educativa que pretende preparar ideológicamente al individuo para la tarea de la liberación.    

La  escuela  y  la familia constituyen  factores  dentro  del sistema  de   influencias   educativas   en   una   sociedad determinada,  donde la primera desempeña un papel  rector  ya que  es la encargada de formar al hombre  en  correspondencia con  el  fin y los objetivos de la educación,  todo  lo  cual responde  directamente  al sistema económico y  político; aunque ambas  tengan también una influencia preponderante en el resto de la sociedad. El discurso dusseliano -a pesar de que pretende librarse  del tutelaje de la Filosofía Nordatlántica- repite la fórmula del "amor",  la  "fraternidad", la "benevolencia",  etc.,  que  en incontables ocasiones se ha utilizado con diversos matices en la  filosofía  y por ello, la labor de eliminar  el  tutelaje  occidental  no se logra, sino que se repiten momentos  de  la anterior. (Feuerbach, Pierre Teilhard de Chardín, etc.). Tómese como ejemplo el siguiente párrafo y compárese con la visión dusseliana del mundo:   "Si la esencia del hombre es la esencia suprema del hombre, -escribió   Feuerbach   hace bastante   tiempo-   debe   ser prácticamente la ley suprema y primera del hombre, el amor del hombre por el hombre. Homo homini Deus est.- Es éste el principio supremo y práctico- es éste el momento decisivo que cambia la historia del mundo. Las relaciones del niño con los padres, del esposo con la esposa, del hermano con el hermano, del amigo con el amigo y en general del hombre con el hombre, en una palabra todas las relaciones morales, son de por sí relaciones verdaderamente religiosas. "(55)   

Si se insertara este párrafo subrepticiamente en los textos de Dussel, seguramente pasaría inadvertido. Como se observa en Feuerbach existía la erótica, la pedagógica y la política, de lo cual se pueden sacar conclusiones acerca de las fuentes utilizadas por Dussel para conformar su concepción.  Hay un parecido tan cercano entre ambas formulaciones, que a veces no se puede determinar quién es uno o cuál es el otro.  Es esto lo que se recoge de la labor dusseliana de "destruir" todo el pensamiento anterior de más allá del Atlántico."En  el ideal de fusión de las almas -habíamos  expresado  en relación  con Feuerbach- se encuentra nuevamente la idea  del nacimiento  y el retorno a Dios esta vez a través  del  amor, elemento  usado por Feuerbach mucho antes para justificar  la necesidad  de  una  religión.  Este elemento   presenta   un segundo aspecto que se vincula al papel práctico del hombre como ser consciente…" (56)    En la Metafísica de la Alteridad subyace subliminalmente el mensaje del sentimiento religioso, con la benevolencia, el amor, el servicio al "otro". Es más bien una ética, una teoría del deber ser que se complementa con un elemento de gran importancia para Dussel el método filosófico. Que debe ocupar un lugar central   en cualquier concepción. Es por ello que Dussel se detiene, muy en correspondencia con sus objetivos, en el análisis de  esta importante categoría para lo cual asume consecuentemente  una posición  similar   al  esquema de  pensamiento  inicial,  es decir, esta filosofía nordatlántica  debe tener un método  en correspondencia  con su función dominadora y de opresión,  el cual  también  debe ser destruido – al igual que se  hizo  con toda  la  filosofía -, para buscar un  método  propio   de  la Filosofía  de  la  Liberación,  en el  que  por  lógica  debe aparecer  como  premisa indispensable el cumplimiento  de  su función liberadora.   

Según   Dussel,   el método dialéctico de   la   Filosofía Nordatlántica cumple con su función totalizadora; por tanto, hay que proponer uno nuevo después de haber destruido el primero.   "El  método  dialéctico  es  la  expansión  dominadora  de  la totalidad  desde sí, el pasaje de la potencia al acto de  "lo mismo". El método analéctico es el pasaje al "servir- le" (al Otro) creativamente." (57).   

Los Métodos Dialéctico y Analéctico tienen distintas funciones -según Dussel- quien parte de la Ontología de la Totalidad que por su esencia es totalizadora, abarcadora, dominadora, explotadora, y tiene como cualidad indispensable reconocer sólo y exclusivamente su todo; por ello la engloba dentro de la categoría de "lo mismo". Esta totalidad se organiza de tal manera, que retorna sobre sí mismo, sin escuchar "oír", la "voz del "otro".  Para este son válidas la filosofía de Hegel, Nietzche, Platón, Marx, etc. Por tanto a Latinoamérica lo que hicieron fue absorberla dentro de la "Dialéctica del abuso" sobre el "Otro". Es decir, el método dialéctico de los filósofos mencionados es opresor, totalizador. Más allá de la totalidad  se halla el "otro", para lo cual clama  Dussel  el ser  oído, exige por una nueva relación entre ambos, por  una nueva forma de relacionarse, por una Analéctica, donde sea el "cara-  a – cara", el "servicio", "oír la voz del otro"  que, visto  como exterioridad a la totalidad, es considerado  como bárbaro, como el no-ser. Por tanto el método analéctico debe sustituir al dialéctico que es el de la opresión, en el cual conceptúa por igual a Marx, Hegel, etc., reiterando no distinguir la diferencia entre ambos pensadores:   "El método ana- léctico -señala Dussel- surge desde el Otro y avanza dialécticamente; hay una discontinuidad que surge de la libertad del otro. Este método, tiene en cuenta la palabra del  otro  como otro, implementa  dialécticamente  todas  las mediaciones  necesarias para responder a otras  palabras,  se compromete  por la fe a la palabra histórica y de todos  esos pasos esperando el día lejano en que pueda vivir con el  otro y  pensar  su palabra, es el método ana- léctico,  método  de liberación pedagógico analéctico de liberación." (58).   

El  método analéctico, como se observa, pretende  convertirse en  una praxis política -pero en abstracto-, pues  no  señala una  orientación  hacia  fines concretos, ni  vías  y  medios efectivos  que permitan -de una manera específica- lograr  la liberación  en cualquiera de los sentidos propuestos.  Cuando se  habla  de métodos es porque se quiere señalar  el  camino hacia algo, la vía efectiva, la guía para lograr un  objetivo y,  por  tanto, esto deberá conducir al  objetivo  propuesto, tomando como premisa un esquema de pensamiento que revele  la lógica  del aparato conceptual desde el punto de vista de  la Filosofía,  para  poder  hacer  su  aporte  al  proyecto   de liberación, en el cual no sólo ésta debe intervenir.    

Los "centros de poder" no se conmocionan por la "fe en la palabra histórica". Por ello Dussel -tomando como punto de partida un esquema abstracto como método filosófico- plantea como solución el deseo de liberación por parte del centro :"Cuando el "centro" reconozca su falta y permita la liberación de los pueblos dominados, – sugiere Dussel- habrá un otro y, cuando se produzca el reconocimiento del otro, sólo entonces surgirá   la posibilidad de la revelación del   absoluto alterativo.  El absoluto otro por su parte, será el punto de apoyo de la crítica que se ejerza en el nuevo sistema que se organice mundialmente." (59).   

Esta  posición  utópica está muy en  correspondencia  con  la función  que le concede Dussel al  filósofo como maestro  que se opone a la totalidad criticando la ideología que  sustenta el  sistema, lo cual lo distingue del político  por  ser  este último representativo del poder, de ahí que: "El filosofo, en América  Latina, debe comenzar por ser discípulo del  pueblo oprimido latinoamericano. " (60).   

Este ejercicio discipular del filósofo en América Latina,  está muy relacionada con la función pedagógica que -según  Dussel- debe adquirir  aquél como maestro de las nuevas generaciones, magisterio que  debe adquirir una  función  ideológica  muy vinculada   a  la praxis política  -pero  distinguiéndose  de ella-  lo cual  conduce a que en  determinado  momento el filósofo deba  enfrentarse al político que lo acompaña en la  lucha.  Por ello Dussel justifica la ambigüedad del discurso filosófico, pues el filósofo en su enfrentamiento al político debe enmascarar sus palabras para no ser criticado y reprimido. Para ello parte de su experiencia personal, cuando fue atacado en su casa con una bomba y una de sus estudiantes resultó muerta.   "De  ahí, repito -explica Dussel- que la función del  filósofo sea  liberadora  porque se vuelve sobre la  polis,  sobre  la ciudad   para  criticar  las  ideologías  que  ocultan     la dominación y al mismo político que fue su compañero de  lucha en el proceso de liberación. (61).

CONCLUSIONES CAPÍTULO II.

    En  resumen,  se  puede decir que  el  método  analéctico  se transforma  en una praxis teórica donde subyace,  enmascarada en  un  discurso  ambiguo, una  crítica  teórica  al  sistema político para trazar un "camino" teórico de la "liberación".    

El mensaje de Dussel -a través de toda su obra- es conciliatorio, no para la verdadera liberación:   "La Liberación -apunta Dussel- no es primera ni esencialmente un odio o una lucha. La liberación primera y esencialmente es un movimiento de amor al bien común futuro, una esperanza en el bien-estar, una voluntad de libertad, sentido de realidad (que es exterior al ser del sistema opresor)." (62).   

Si bien es cierto que hay racionalidad en el planteamiento de la  necesidad  de  una liberación del  centro,  el  hecho  de plantear  un  discurso  ambiguo y  abstracto,  fuera  de  las clases, priva a la concepción de una verdadera concreción  en estos primeros momentos.    

Como   se   observa,  en  esta  etapa  inicial   existe   una contraposición entre ambos métodos, – la dialéctica y la analéctica -  lo cual se "suaviza"  con el  ulterior  desarrollo de las concepciones de  Dussel,  muy especialmente  cuando comienza a incursionar en  el  marxismo (63). En "el cara a cara", "boca a boca" y la "opción por el otro", subyace una ética de las relaciones humanas, derivada de la interpretación de los escritos bíblicos como elemento indispensable, la obra de Levinas y la visión feuerbachiana del mundo, de crear una religión del amor para todos los hombres, mensaje que se traduce en esta doctrina, en "la opción por el otro" a partir del "cara a cara", "boca a boca" y las relaciones entre las personas a través de la Erótica, la Pedagógica y la Política.   

Capítulo 3

VISIÓN DE ENRIQUE DUSSEL ACERCA DE LA OBRA DE CARLOS MARX

A).ACERCAMIENTO INICIAL DE ENRIQUE DUSSEL A LA OBRA DE CARLOS MARX.

"Los filósofos no han hecho mas que interpretar de diversos     modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo."                

Tesis 11 de Marx Sobre Feuerbach. (64)Toda  concepción  que pretenda dar  una  interpretación  acertada acerca  de  la problemática humanística actual, sea cual  sea  la tendencia  a que pertenezca, casi siempre de alguna  manera  hace referencia al pensamiento marxista, de lo cual no ha escapado  el pensador Enrique Dussel.

El  pensamiento dusseliano con respecto a Marx no es  exactamente igual  en  todas sus etapas: hay un momento inicial  en  que  se rechaza  radicalmente  el pensamiento de  Marx  por  considerarlo dentro de   la  llamada  Ontología  de   la   Totalidad,   pero posteriormente  en  la  medida en que Dussel  se  adentra  en  el conocimiento  de  esa forma de reflexión, aparece  un  acercamiento mucho  más  directo y original al extremo de  considerarse  a  sí mismo un marxista. Lo primero que no puede desconocerse cuando se profundiza en el pensamiento de Dussel es el hecho de que en América la filosofía se encuentra íntimamente relacionada con la praxis política. Esto se  deriva  del fin orientador que asume  la  misma,  para encontrar  la  esencia  del ser  latinoamericano,  su  distinción original  con respecto a otras racionalidades y a la función  que  siempre ha desempeñado en la comprensión y transformación de la  realidad. A la teoría marxista no se le puede desconocer la función de praxis política que desempeña en relación con su carácter orientador y cosmovisivo. A la concepción filosófica  de Enrique Dussel también le es inherente la intención de  convertir la filosofía en una praxis política, a partir de la necesidad  de utilizarla como una forma de ilustración de las mentes americanas para el logro de una verdadera emancipación en todos los órdenes, a fin de alcanzar  un  pensamiento  auténtico  y  original  que  sea representativo del hombre americano. Desde este ángulo se  puede considerar  entonces  a  la  filosofía  latinoamericana  con  una función   mucho  más  cercana  a  las  necesidades del   hombre latinoamericano,  lo que está en medio de la discusión no  es  la categoría  filosófica de "esencia", sino la configuración  de  un proceso liberador (de un proyecto) para América Latina. (65)

La visión del marxismo se ha adaptado y se adapta como teoría a la comprensión de los problemas del mundo latinoamericano. Ejemplos hay muchos: Mariátegui, Aníbal Ponce, Ernesto  Guevara, Fidel Castro, etc. pero la concepción de Dussel como filósofo  de la  liberación  en  esta  primera etapa es  la  de  librarse  del tutelaje  de  la Filosofía Occidental  en la cual se  incluye  la concepción del marxismo al lado de Hegel, Platón, etc." Karl Marx -escribe Dussel- por su parte, más hegeliano que  los nombrados, queda apresado dentro de la categoría de la totalidad, en  especial  por  la noción de  Gattungswesen  del  hombre  como humanidad.   La   dialéctica  hegeliana  del   señor-esclavo   es ónticamente  interpretada,  asignándosele al señor (que  era  una "figura"  de  la  conciencia)  la clase  burguesa  y  al  esclavo (momento  superior  de la conciencia) la clase proletaria:  "  La historia de toda la humanidad hasta nuestros días no ha sido  sino la  historia  de  la lucha de clases 320. A  esta  dialéctica  se agrega  la  del hombre y la naturaleza, que se  concreta  por  el trabajo que el hombre como praxis efectúa sobre la naturaleza: la cultura. Cuando el hombre recupera su ser alienado en la obra  del trabajo, que va a parar a manos ajenas en el sistema capitalista, dicho hombre se realiza como "ser genérico" (Gattungswesen), como humanidad  sin  contradicciones  desapareciendo  la   "conciencia desdichada"  y  produciéndose  la plena resurrección  en  la  que consiste la humanización de la naturaleza o la naturalización del hombre: situación límite irreversible de la conciencia, identidad y efectividad humano-natural: Totalidad cultural como  resultado. Si  se  tiene  en  cuenta lo  dicho  podrá  comprenderse  que  la categoría  de totalidad sigue incluyendo todos los  momentos  del pensar de Marx.Todas  las  oposiciones dialécticas son internas al  todo  de  la naturaleza  e  historia, y, por su parte, al haber  reducido,  el hombre  a  la sola praxis, como trabajo, la totalidad al  fin  es cultural: homo faber."  (66)

Partes: 1, 2, 3, 4
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