El proyecto emancipatorio de Enrique Dussel y la concepción marxista leninista (página 2)
Enviado por Orlando Florian Cuetu
El trabajo consta de tres capítulos: en el primero se asume, por parte del autor, la concepción materialista de la historia de Carlos Marx, como indispensable elemento metodológico de partida; en el segundo capitulo se realiza un análisis pormenorizado de los principales puntos de vista de Enrique Dussel; inicialmente se hace referencia al intento de negar toda la filosofía anterior, para luego ofrecer la metafísica de la alteridad como alternativa a esta labor destructiva; en el tercero se exponen los puntos de vistas de Dussel acerca de Marx en una primera y segunda etapas.
La metodología utilizada para el análisis fue la siguiente: hubo una primera etapa de trabajo con las obras de Dussel, donde de manera clara y precisa se constató cómo este autor se desentendía de todo el pensamiento anterior incluido el de Marx, para luego formular sus propios puntos de vista. No fue difícil percatarse de que, detrás de todo un lenguaje ambiguo y complicado, se encontraba una ética para las relaciones humanas, la cual partía del uso de los preceptos bíblicos: "cara a cara", y el "boca a boca", fundamentada mediante la opción por "el otro" y utilizando como conceptos claves: La Erótica (relación varón- mujer), Pedagógica (Padre- hijo, Maestro- alumno), Política (Hermano- Hermano). (Esta etapa fue muy bien analizada por los autores Germán Marquínez y Gilberto Pérez Villacampa). Hay un segundo momento de gran importancia, y es cuando Dussel se introduce en el análisis de las obras de Marx: "Los Grundrisse y los Manuscritos del 61 al 63", mediante las cuales este asume una interpretación muy original y peculiar de Marx; se trataba entonces de descubrir el porqué de la asunción de la teoría marxista como elemento doctrinario, luego de haber afirmado durante toda una etapa que éste – al igual que toda la filosofía nordatlántica – era poseedor de un pensamiento opresor y totalizador.
Además había que establecer si en realidad se asumía por parte del Dussel el pensamiento de Marx de manera creadora, o si se manipulaba y adaptaba a los preceptos formulados por él en su obra; este fue el momento más complejo por cuanto en la literatura consultada no se había realizado un análisis con el rigor necesario para determinar en realidad su posición al respecto, hay que tener en cuenta que Dussel muy al contrario de la tradición marxista se dedica a hurgar en toda la papelería marxista inédita, para tratar de encontrar elementos novedosos que le permitieran fundamentar sus concepciones, es decir, hay una manera muy peculiar de asumir la doctrina marxista que es la de llevar a Marx a su teoría, muy por el contrario de lo que nos tiene acostumbrado a hacer la tradición Marxista .
Se realizó la revisión bibliográfica minuciosa de las obras de Dussel y de las se otros autores que han abordado su concepción. En el capitulo dedicado a los Grundrisse, se utilizó la edición en español, que se traduce del francés y que difiere en algunas partes de la versión utilizada por Dussel, no obstante se cotejó – en los casos necesarios – con la edición en ruso.
Capítulo 1
LA CONCEPCIÓN MARXISTA DE LA SOCIEDAD. ASPECTOS METODOLÓGICOS DERIVADOS DE SU ESTUDIO
Se analiza el pensamiento filosófico latinoamericano tomando como punto de partida una cosmovisión marxista leninista, en virtud de que dicha concepción parte del papel y lugar del hombre en la sociedad, y de su expresión en la praxis política; este último elemento, medular en la filosofía latinoamericana.
Hoy en día cuando se pone de moda el proyecto de fin de ideologías, de fin de la historia; cuando de muchos se apodera el nihilismo en cuanto a lograr un discurso coherente que permita al hombre orientarse en el complejo mundo social, aparecen teorías que tratan de encontrar una explicación para la praxis humana. Pero el hombre tiene en su haber el discurso marxista acerca de la comprensión materialista de los fenómenos sociales, lo que le ha permitido una reflexión científica sobre este complejo mundo.
El hecho de que una idea haya sido interpretada, o utilizada de manera inadecuada, no significa que se deba renunciar a ella obligatoriamente, máxime si se trata de una teoría (2). Esto es lo que está ocurriendo actualmente cuando se acude a "nuevas maneras" de pensar la realidad, desconociendo la alternativa marxista acerca de la sociedad, circunscribiendo esta sólo a la obra científica de los clásicos, al margen de la evolución de esta forma de pensar en correspondencia con el desarrollo posterior. (3)
Se debe partir de un análisis marxista para tratar de encontrar una visión correcta de los fenómenos de la sociedad americana, al igual que hicieron otros pensadores de esta parte del mundo como Mariátegui, Ché, Fidel, Arismendi, etc. (4)
Marx elaboró su doctrina sobre la sociedad a partir de las concepciones de dos pensadores que desempeñaron un papel importante en la Historia de la Filosofía: Hegel y Feuerbach. Las posiciones hegelianas y feuerbachianas de carácter contrapuesto (materialismo e idealismo), fueron llevadas hasta un nivel muy elevado en el ámbito de la filosofía de su época.
Marx y Engels, en la crítica a Hegel y Feuerbach, sintetizaron los elementos más trascendentales que se habían tratado a través de la Historia de la Filosofía (5); defendiendo junto con ello una posición clasista y partidista. Por esto y por la trascendencia que tuvieron sus postulados hacia la praxis política es la consideración de que, con ambos pensadores se produce una revolución en la filosofía, cuyos ecos llegan hasta la actualidad, sin los cuales se hace imposible el análisis de cualquier problemática social de manera objetiva, en virtud de las herramientas metodológicas que esta doctrina aporta.
En Feuerbach, a pesar de asumir una posición materialista en cuanto a la naturaleza, al llegar a la sociedad resuelve de modo idealista la comprensión de los fenómenos sociales. Para él, la fuerza motriz de la Historia es el amor, esto equivale a conceptuar al hombre como género ahistórico, atemporal, indiferenciado, fuera de las clases (6); de ahí que repita los postulados del humanismo burgués, como consecuencia de no haber podido ser materialista en todas las esferas, incluyendo la sociedad.
Al hacer el análisis de la filosofía contemporánea, se deben tener en cuenta los elementos metodológicos señalados por Marx y Engels en las obras: Tesis sobre Feuerbach, La Ideología Alemana, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, Manuscritos Económicos y Filosóficos del 44; en las cuales se destacan errores cardinales que comete el materialismo premarxista, así como también el idealismo hegeliano y que- según se observará – tienen gran actualidad en la valoración de la producción del autor que se analiza.
En el estudio y comprensión de la sociedad, según Marx, ocupa un lugar central el problema de la práctica. En la obra Tesis sobre Feuerbach – de acuerdo con el criterio de R. Pupo- este clásico descubre magistralmente cuestiones tales como:
1) El papel de la práctica en la Gnoseología (como base y criterio del conocimiento), la unidad dialéctica práctica- teoría.
2) La práctica como categoría sociológica central, la práctica revolucionaria como unidad del hombre y las circunstancias, la esencia del hombre a partir de las relaciones sociales.
3) Se expone profundamente la comprensión de los momentos objetivos y subjetivos de la práctica social de los hombres. (7)
Lo anterior pone en evidencia que para Marx la práctica es el fundamento de toda relación humana, en virtud de que sólo a través de ella se pueden conceptuar integralmente los dos polos que le son inherentes a lo filosófico: lo ideal y lo material.
¿Cómo entiende Marx la categoría práctica?
La práctica, es el núcleo de la actividad, y la actividad material adecuada a fines. Es una esencial relación Sujeto-Objeto, donde lo ideal y lo material interactúan, se convierten mutuamente en virtud de que en la práctica es donde la idea coincide más plenamente con el objeto que refleja. Esta concepción se contrapone radicalmente al materialismo mecanicista y contemplativo feuerbachiano y a las ideas de los idealistas dialécticos que conceptuaban la actividad sólo desde el punto de vista de la actividad teórica pura. El elemento mediador práctica como núcleo de la actividad, permite la humanización continua de la naturaleza y con ello la transformación del mismo hombre y de las condiciones en que éste realiza su vida. Con ello la sociedad civil deja de ser comprendida como tal para ser aprehendida como sociedad humana socializada. El conocer del hombre por medio del marxismo no conceptúa en la relación sujeto-objeto al primero como un ente pasivo aislado.
Lo expuesto se ilustra cuando Marx aduce como defecto fundamental de todo el materialismo anterior el concebir las cosas bajo la forma de objeto o contemplación, no como actividad sensorial humana, por lo cual le es imposible comprender la actuación revolucionaria práctico crítica. (8)
Por tanto, la concepción metafísica del pensar, aúna al mecanicismo y el carácter contemplativo de este materialismo y no permite mantener de forma consecuente dicha posición filosófica; pero, además, impide analizar dialécticamente la esencial relación sujeto-objeto, donde lo material e ideal se convierten mutuamente en idénticos en virtud de que el sujeto se aproxima constantemente a la aprehensión del objeto, cuya imagen refleja debe coincidir con él. En Marx aparece también el concepto de tipo vital y determinante de actividad para comprender la sociedad, es decir, la actividad productiva. Marx parte de la producción como elemento medular que permite analizar los demás aspectos de la vida social. Al respecto Rigoberto Pupo apunta:
"No se trata sólo de considerar a la sociedad sólo como producto de interacción de los hombres, como proceso de coincidencia del cambio, y transformación de los hombres y las condiciones objetivas de su vida, sino que además, en el marco de la estructura de la práctica determinar el eslabón fundamental, alrededor del cual interaccionan los restantes eslabones. Los fundadores del marxismo fijan la actividad productiva como determinante, en tanto que la base de la existencia de la sociedad lo constituye la producción y reproducción de los bienes necesarios para la vida." (9).
La determinación de este eslabón fundamental alrededor del cual interactúan los restantes (actividad productiva), condición indispensable para la vida de cualquier sociedad, es la idea con la que inicia Marx para explicar la comprensión materialista de los fenómenos sociales A partir de aquí, siguiendo la lógica del proceso, describe la concepción de la producción social como fundamento de toda actividad humana, incluyendo lo espiritual, sin desconocer el papel activo que corresponde a ésta en la sociedad.Tal análisis es conceptuado como dialéctico por el marxismo y revela cómo – a partir del elemento más simple- se puede expresar en forma lógica todo el devenir histórico social.
No se puede equiparar el análisis marxista con la concepción hegeliana acerca de la sociedad. Muchos críticos de Marx han intentado identificar a ambos, (10) partiendo de la utilización de la dialéctica como teoría del desarrollo.
La dialéctica hegeliana parte de una posición filosófica diferente, toma como punto de partida la "Idea en su forma pura" (11) que se desdobla en la naturaleza y el espíritu universal; pero Marx establece muy claramente la diferencia entre su concepción y la de Hegel cuando expone:
"La enciclopedia de Hegel al comenzar, como lo hace, con la Lógica, con el pensamiento especulativo puro, y al terminar con el conocimiento absoluto, -con el espíritu abstracto autoconsciente, autocomprensivo, filosófico o absoluto (es decir, sobrehumano)- es en su totalidad nada más que la muestra, la autoobjetivación, de la esencia del espíritu filosófico, y el espíritu filosófico no es otra cosa que el espíritu enajenado del mundo que piensa dentro de su enajenación, es decir, comprendiéndose a sí mismo en forma abstracta." (12).
Esta concepción deformada de la objetividad hace que:
"El hombre real y la naturaleza real se conviertan en simples predicados, símbolos de ese hombre irreal, esotérico y de esta naturaleza irreal." (13) Por tanto para Marx, la dialéctica materialista en oposición a la de Hegel, expresa el devenir real de los objetos y fenómenos del mundo material. En su concepción aparece el hombre real y concreto insertado en un tipo específico de sociedad. Para desentrañar los "misterios" de la sociedad Marx y Engels investigaron las contradicciones del modo de producción capitalista, pues la producción es elemento vital para la sociedad, pero más allá de eso, hay que investigar el modo en que el hombre produce, en la base del cual se encuentran las fuerzas productivas con que éste interactúa con el medio natural para humanizarlo.
El hombre es portador de la fuerza de trabajo y se comporta como un elemento técnico de las fuerzas productivas materiales. La acción de la fuerza de trabajo recae, no sobre cosas aisladas, sino sobre un objeto, pero el objeto desde el punto de vista del marxismo es una categoría histórica por cuanto es un producto humano. El objeto no es una categoría natural, sino social, se refiere el entorno sobre el cual ha llegado el proceso de humanización. (14)
Los medios e instrumentos de trabajo en mayor medida son ya medios sociales; pues ellos requieren de una actividad que no tiene como fin inmediato el consumo. El hombre es un ser social, portador de la fuerza de trabajo; por tanto el trabajo, el objeto y el sujeto son sociales, todos insertados en un modo de producción concreto. Marx investiga el carácter antagónico del modo de producción capitalista, en el cual existen las fuerzas productivas, como expresión del grado de dominio del hombre sobre la naturaleza y cuya forma social son las relaciones de producción, que están en correspondencia con el nivel y carácter del desarrollo de aquellas. En la base de estas relaciones de producción se encuentran las relaciones de propiedad a partir de las cuales se pueden determinar las clases sociales existentes. Las clases dominantes tienen como interés primordial mantener las relaciones de producción que responden a su posición privilegiada, para ello se valen de una fuerza pública con medios punitivos que permite imponer sus intereses espirituales. Por ello, según esta concepción, las ideas de una época son las de las clases dominantes que brotan de la base del poder material que poseen y que les permite mantener las relaciones de producción existentes. (15)
Marx y Engels, partiendo de la producción, investigaron las contradicciones del modo capitalista, lo cual permitió desentrañar las bases objetivas y subjetivas de la revolución y las diversas relaciones sociales: la actividad ideológica, el estado las clases, etc.(16) Pero Marx no se limita sólo a ello, pues el hombre hace su historia y por tanto no puede esperar al cambio espontáneo de la sociedad, sino que conociendo la base real y objetiva del desarrollo social, interviene a través de la actividad práctico-revolucionaria en función de cambiar el mundo, para hacerlo más racional. (17).
Marx y Engels no se limitan sólo a plantear el problema, sino que señalan que – en la sociedad antagónica- la vía más efectiva de emancipación ha sido y es la lucha de clases, a la cual catalogan como fuerza motriz del desarrollo de estos tipos de sociedades a través de la historia. En el caso de la sociedad capitalista le dan una connotación nueva a la explicación teórica del problema, al plantear que la clase obrera es la más revolucionaria, pues la actividad que desarrolla en el ámbito de la producción, le permite fijar como proyecto social la emancipación propia como clase social y al mismo tiempo la emancipación de toda la humanidad. (18)
La anterior explicación pretende dejar muy en claro la diferencia entre el pensamiento de Marx con respecto a otras concepciones. La pretensión emancipatoria del marxismo no puede reducirse sólo a lo europeo, pues este ideal desalienatorio tiene carácter universal y se identifica con la necesidad de un proyecto que elimine de una vez por todas la explotación del hombre por el hombre y permita remontarse sobre la prehistoria de antagonismos sociales, para escribir una verdadera historia de la humanidad. (19)
El hecho de que una teoría o unas ideas se tomen incorrectamente y que su aplicación permita justificar intereses mezquinos, no significa que se debe renunciar a ellas. Tampoco se deben convertir las teorías en dogmas rígidos que lleven a la equivocación. Hoy más que nunca la humanidad necesita ideales emancipatorios que permitan eliminar las calamidades sociales. Por ello el paradigma marxista no ha desaparecido, sino que adquiere mayor significación actual. (20)
El obrero fue y es todavía potencialmente revolucionario, a veces inconscientemente revolucionario. Para un obrero no puede escapar el hecho de producir palacios y vivir en tugurios. (21)
¿Qué explicación se puede tener acerca de esto?
¿Cómo trabajar en una fábrica donde se producen manjares apetecibles y sin embargo estar privado de una alimentación decorosa?
Esta contraposición, que se da a nivel de cada obrero, es lo que abona el terreno para que llegue una teoría y corrobore estos elementos. Obrero es el que trabaja en la producción de bienes materiales y por ello tiene una reacción valorativa directa ante los problemas, lo cual le permite decir: "esto es injusto", elemento que se confirma a cada momento en la teoría. En el ámbito de cada trabajador se da cada día la contradicción entre su capacidad de creación y el proceso intelectivo en que le da explicación a ello. Por lo mismo la pobreza no puede presentarse como el elemento caracterizador de la actividad revolucionaria del obrero. El ideal emancipatorio del marxismo no ha desaparecido, lo cual indica que hay que leer las páginas de las teorías que permitan hacer una valoración, desde los pueblos de América y de la periferia, de cómo debe realizarse la lucha por un mundo mejor.
La interpretación de la realidad enajenante del capitalismo hoy se ha metamorfoseado, y la existencia del centro y la periferia – junto a las transformaciones de la clase obrera en el orden cualitativo- hacen más difíciles la lucha por la emancipación social; pero no han desaparecido las advertencias del marxismo acerca de la enajenación humana:
Lo que sale de las manos del obrero se le escapa para convertir en ricos a otros, de aquí el fetichismo de ver las relaciones entre los hombres como las relaciones entre cosas. (22)
Las clases no siempre existieron, la explotación de unos hombres por otros no siempre estuvo. El mensaje de Marx es que la clase obrera por su posición es la encargada de la emancipación de toda la humanidad. El proletariado es la culminación del proceso clasista. Si en épocas anteriores el tránsito de un régimen social culminó con la implantación de un nuevo sistema explotador, con la clase obrera no debe suceder lo mismo, pues su interés no puede ser la sustitución de una forma de explotación por otra, sino el de instaurar un sistema social sin explotación. (23) La clase obrera, a pesar de todas las derrotas que ha sufrido el ideal del socialismo y el comunismo, a pesar de la existencia de un mundo unipolar, es la única que contiene como clase los elementos necesarios para lograr la universalidad no vista como elemento homogéneo, sino incluyendo la variedad, la diversidad como uno de sus componentes.
Por ello al analizar la sociedad hay que incluir un ideal clasista que permita definir concretamente los intereses que se representan. El centro y la periferia no deben conceptuarse al margen de estas categorías, pues se corre el riesgo de situar en un mismo contexto la doctrina de los explotados y los explotadores.
La clase burguesa, a pesar de mostrarse como representativa de intereses humanos universales – en virtud de sus intereses y de su finalidad explotadora (obtención de plusvalía)- se escinde hasta el último tipo de división atómica: el individuo. Se produce la concentración y centralización de la producción. Se polariza la riqueza hasta un grado inconcebible: mientras en un polo de la realidad existe a veces de manera alarmante el lujo, la opulencia y el derroche, en el otro polo se concentra la pobreza, la mendicidad y la carencia. (24) Hoy en día esto aparece dentro de los países, pero también entre los países pobres y ricos.
Centro y periferia son conceptos que deben ser enfocados desde el ámbito clasista para poder comprender el proceso de globalización en el cual está sumido el mundo actual, y poder entender el mensaje marxista acerca de la sociedad comunista sin explotación.
La clase obrera y su paradigma emancipatorio no son privativos sólo de Europa: son perfectamente aplicables a América, pero lógicamente la teoría no debe interpretarse como algo muerto; sino considerando los contextos específicos para trazar una correcta orientación de la praxis de estos pueblos. (24)
En la siguiente visión del Dr. Rafael Plá sobre el comunismo, por cierto esbozada en una polémica con Enrique Dussel, se ofrece una valoración muy a tenor con lo planteado:
"El comunismo es la ideología capaz de llevar adelante consecuentemente el proceso de universalización abierto por la burguesía. Si la forma tosca del comunismo no ha hecho más que retornar (al menos en apariencia) a formas cuasifeudales de negación del capitalismo, no hay razones para desalentarse en relación a que una forma civilizada del comunismo complete la misión liberadora, que objetivamente tiene ante sí." (26)
CONCLUSIONES CAPÍTULO I
Según Marx, la clase obrera constituye la clase más revolucionaria y ello se debe a las condiciones en que desarrolla su actividad. La pobreza no puede presentarse como elemento caracterizador de la actividad revolucionaria del obrero. La pobreza aparecerá en la concepción de Dussel como un concepto de gran importancia, hacia el cual tratará también de llevar a Marx pues- según aquel – ella se convierte en un presupuesto necesario para la liberación.
En Marx y la teoría marxista el elemento metodológico central es el análisis clasista, pero al mismo tiempo, el tránsito hacia una sociedad sin clases es trascender a la prehistoria humana (27). Ello demuestra que en Marx también subyace una ética para las relaciones humanas. Trascender a la prehistoria humana, eliminar los antagonismos sociales, constituye el ideal de la sociedad comunista sin clases, sin explotadores, lo cual se demuestra científicamente al revelar las contradicciones propias del capitalismo (28). Ello convierte a Marx en paradigma imprescindible para la liberación.
Capítulo 2
ELEMENTOS TEÓRICOS DE LA DOCTRINA DE ENRIQUE DUSSEL
La figura de Enrique Dussel se ha convertido en uno de los principales representantes del movimiento denominado "Filosofía de la Liberación", en el cual aparece como intención – casi general para todos sus representantes - el lograr una reflexión original sobre los problemas de América Latina. En Dussel, al igual que en el resto de los intelectuales que representan este movimiento, está presente el intento de redefinir la historia y el pensamiento latinoamericanos, buscando zafarse de la tutela occidental en sus juicios de valor y concepciones en general. (29)
Para la realización del presente trabajo se utilizaron las opiniones de algunos autores cubanos que han investigado la obra de Enrique Dussel:
Eunices Rossel y otros autores (30) centran su atención en tres importantes aspectos: a) la génesis del atraso económico en América Latina, b) las vías de solución de este problema en el continente, c) la teoría tecnológica dusseliana. Ellos hacen una valoración crítica de la posición de Dussel al situar en un primer plano el desarrollo tecnológico, de lo cual se infiere que la causa principal del atraso económico y el subdesarrollo radica en el atraso tecnológico. Los autores opinan que Dussel centra su atención solamente en un aspecto del fenómeno y no en su causa, lo cual asumen correctamente como una limitación del autor al abordar el problema.
Gilberto Pérez Villacampa analiza en su trabajo (31) las características principales del método analéctico en su primera etapa, cuando desdice de todo el pensamiento anterior incluido el de Marx, y en la segunda etapa, cuando comienza sus incursiones a través del prisma marxista. El autor hace una valoración exhaustiva acerca de la destrucción de la ontología dominadora por Dussel, y a su falta de definición clasista en su opción por "el otro".
Al caracterizar la segunda etapa; cuando ya Dussel se ha compenetrado de alguna manera con Marx, considera que los conceptos del filósofo adquieren mayor concreción, al identificar el otro como el "trabajo vivo", el trabajador mismo como otro que el capital. El Otro es considerado idéntico a la clase obrera y el capital como elemento que subsume al trabajo vivo y la tecnología; dicho autor caracteriza muy acertadamente esta etapa al conceptuarla como un paso de la analéctica por Marx, donde lo que importa no es tanto Marx, como la validación de la antropología filosófica que Dussel había desarrollado en detalles. (32)
Este crítico en otro de sus trabajos (33) expone las variaciones de la obra Filosofía de la Liberación de Dussel, después de haber aparecido sus trabajos: La Producción Teórica de Marx un Comentario a los Grundrisse; Carlos Marx Cuaderno Tecnológico Histórico. Se hacen reflexiones muy importantes acerca de las incursiones de Dussel en Marx; se expresa que la crítica va dirigida, no contra el marxismo ortodoxo, sino contra el marxismo dogmático: "…lo cual está muy a tenor con su intención actual de ir al rescate del Marx original." (34) También se apunta cómo en la nueva versión de la Filosofía de la Liberación no sólo se radicalizan los antiguos postulados de Dussel: "…sino que el propio Marx se ve alumbrado por una doctrina ético-filosófica donde se instala." (35) Sin embargo, no se precisan cuáles son las tergiversaciones o manipulaciones de Dussel con respecto a Marx.
Por otra parte se realizó el análisis de un artículo de Francisco León Tejera y otros autores(36) en el cual se valora el antiimperialismo de Enrique Dussel a la luz del desarrollo tecnológico desigual, lo cual conduce a una reflexión fuera de las clases y, por tanto, a una posición reformista. Además se valora cómo la toma de conciencia sobre el oprimido hace que Dussel se acerque a Marx y lo tome como elemento metodológico para comprender la sociedad, pero estos críticos tampoco se adentran en los aspectos de la obra de Marx que Dussel asume incorrectamente.
Cada uno de los exámenes realizados exhaustivamente en cuáles son sus manipulaciones más significativas con respecto a la teoría de Marx, sobre todo en la última etapa.
Al abordar la obra de Dussel no se puede desconocer el contexto epocal en que se inicia en el cual hay un despertar del pensamiento latinoamericano que toma como línea fundamental lograr la emancipación ideológica, lo que proyectaría la tarea de liberarse de los "Centros de Poder" que oprimen a la periferia y donde se incluyen países con regímenes económicos distintos, pero con un desarrollo superior.
El esquema de trabajo dusseliano para lograr tal empresa, transcurre por varios momentos:
1. Determinación de los lineamientos más trascendentales de la filosofía nordatlántica con el objetivo de demostrar su carácter totalizador, de opresión y justificación de la dependencia. Dussel plantea la necesidad de la destrucción de todo el pensamiento filosófico opresor, es decir, el de los países explotadores- en primer lugar- del europeo.
2. Formulación de una concepción filosófica "nueva", auténtica, original y que responda -a diferencia de todo el pensamiento anterior- a la problemática social de América Latina.
3. Construcción de un aparato categorial propio que permita reflejar en la práctica la problemática del pueblo latinoamericano y teóricamente determinar las vías, medios y fines para lograr una auténtica liberación del pobre y el oprimido.
Enrique Dussel define sus objetivos, al caracterizar la Filosofía de la Liberación, de la siguiente manera:
" La Filosofía de la Liberación o metafísica de la alteridad se propone más allá de la modernidad europea y de la dependencia cultural propia a nuestra Latinoamérica, descubrir un camino que se va trazando en la misma praxis liberadora del pueblo latinoamericano." (37).
Esto quiere decir: encaminarse hacia la praxis liberadora del pueblo latinoamericano; en otras palabras, se trata de un proyecto de liberación para América Latina.
Como se observará más adelante, el lenguaje de Dussel es tan academicista, tan rebuscado, que a veces se hará de difícil comprensión, y estará muy lejos de poder arrastrar tras sí al pueblo para lograr un universo cultural al margen del pensamiento europeo ni tampoco alcanzar un proyecto de liberación.
A. CRÍTICA A LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL EN LA OBRA DE DUSSEL.
Para caracterizar la Filosofía de Enrique Dussel es necesario seguir los pasos que ofrece este autor para independizarse de todo el pensar nordatlántico.La primera tarea que cumple en su metafísica de la alteridad o filosofía del pobre latinoamericano, es la de exponer los momentos más trascendentales de la Historia de la Filosofía, con el objetivo de demostrar dos cuestiones: en primer lugar, el carácter inservible de esta filosofía para América Latina en virtud del lenguaje y los objetivos de dominación que posee y, en segundo lugar, demostrar que el carácter opresor de estas concepciones hace necesario la destrucción sistemática de esta filosofía de la opresión para conformar un lenguaje de la liberación. Esta pretensión emancipatoria tiene el inconveniente de que asumirla implicaría desconocer el carácter universal de la filosofía, la cual trasciende las fronteras nacionales y continentales.
La reflexión anterior tampoco debe desecharse totalmente, pues en ella existe un grano de razón en virtud de ser un intento para lograr un pensamiento representativo y originario de esta parte del mundo, que cumpla una función desalienatoria; aunque para ello no se debe obviar el pensamiento universal en el cual se representan los elementos más positivos de las culturas anteriores.
Dussel parte de la tesis de que este lenguaje de la opresión y la opulencia se convierte en expresión ideológica representativa de los intereses clasistas de los explotadores. Tampoco se debe rechazar radicalmente esta tesis, por cuanto "el centro" se ha especializado en la tarea de crear doctrinas acreditativas de sus posiciones de clase las cuales sirvan como elementos teóricos que sustenten sus sistemas sociales. Al respecto Dussel toma como esquema de pensamiento una posición nihilista, que niega radicalmente todo el pensamiento filosófico precedente y sugiere: "Es necesario, entonces y previamente desarticular, destruir, desarmar dicho lenguaje y lógica para que la brecha abierta en la fortaleza de la sofística pueda accederse a la realidad."(38).
Para cumplir con la misión de "destruir" todo el pensamiento anterior, Dussel toma como puntos de partida las categorías de lo "mismo" y lo "otro", conceptos que en lo adelante van a tratar de caracterizar las relaciones entre el oprimido y la dominación, entre el centro y la periferia. Tal relación representará el dominio de un mundo por el otro, como expresión del dominio y la sumisión del más débil al fuerte. Destruir el pensamiento del centro equivale a demostrar la imposibilidad de asumir esta forma de reflexión en virtud de su carácter dominador y opresivo. A todo el pensar nordatlántico Dussel lo cataloga como "Ontología de la Totalidad", es decir, representativo de la opresión y, por ello, imposible de utilizar, pues posee funciones diferentes, a los intereses de este contexto latinoamericano. Esta labor que se propone Dussel indica desde un inicio la asunción de un esquema de pensamiento y análisis unilateral e incorrecto desde el punto de vista metodológico, porque el pensamiento del hombre está objetivamente condicionado por todo el acervo cultural que hereda de generaciones anteriores.
Acerca de la relación de "lo mismo" y "lo otro" Dussel apunta: "Lo diferente es lo arrastrado desde la identidad, in-diferencia originaria o unidad hasta la dualidad. La diferencia supone la unidad: lo mismo, mientras que lo dis- tinto ( de dis; y del verbo tinguere: pintar, poner tintura), indica mejor la diversidad y no supone la unidad previa.(39). De lo anterior se puede llegar a la siguiente interpretación: La Dialéctica Monológica asume un pensamiento totalizador a partir de la existencia de una identidad originaria fuera de lo cual no puede existir otra cosa, por lo tanto, no puede darse una relación con "lo otro" (el oprimido); la Dialéctica Monológica, dígase totalizante, debe ser sustituida por la Analéctica Dialógica, – según Dussel -, pues permite el diálogo no el monólogo, o sea, la relación con el "otro", donde el otro es el oprimido. El pueblo latinoamericano está subsumido en el "otro", por lo cual la filosofía en tanto que sea representativa del lenguaje ideológico del centro, no sirve a la periferia pues es expresión de la identidad originaria que no permite más allá de sí lo diferente. (40)
Tomando como base este presupuesto teórico, el autor enfila su lenguaje en contra de todas las formas anteriores de filosofar por considerarlas como partes del pensamiento de la totalidad, que cumplen con su función dominadora. Así, por ejemplo, el pensamiento de la antigüedad clásica es caracterizado como el de la dominación, sobre lo cual apunta: "Todo pensar presocrático, Platón, Aristóteles y el helenismo se mueve dentro de la ontología de "lo mismo", como ámbito de la totalidad." (41). El hecho de partir del principio de la contextualidad para concebir un auténtico pensamiento latinoamericano, no debe tener como idea inicial privar a la filosofía de su carácter universal. El pensar presocrático de los albores de la humanidad surge en esos contextos con la intención de dar respuestas a los problemas de aquella sociedad; pero no es privativo de esa parte del mundo, sino que forma parte de la cultura universal en la cual se encuentra insertada la cultura latinoamericana. La filosofía hegeliana, que representó un momento importante para toda reflexión filosófica, tiene como error el punto de partida idealista que no permite obtener una visión acertada de la realidad. No obstante, este pensamiento- a pesar de cualquier rencor intelectual por la incorrecta valoración hecha a la historia de los pueblos de América- no puede llevar a la conclusión de que se deba excluir como algo inútil a la intelección filosófica de estos lares. Al respecto Dussel expone: "Si ha habido en la modernidad un caso paradigmático de esta inclusión de "el otro" en "lo mismo" absoluto ha sido Hegel. Lo absoluto sin alteridad es lo absuelto, lo único, lo solitario, lo que no tiene otro que sí mismo. (42).
En el caso de Hegel, Dussel se detiene para demostrar el carácter dominador y opresor de este pensamiento, por lo que ha representado para la Historia de la Filosofía y por la apreciación que tenía sobre los pueblos latinoamericanos. Por ello, interpreta la dialéctica del señor y el esclavo y la conversión de este último mediante la libertad de la autoconciencia concluyendo que "el otro" hegeliano no es más que desdoblarse o escindirse en "lo mismo," y por tanto sugiere: "Los opuestos hegelianos, las sucesivas reconciliaciones del momento especulativo, nunca pueden abrirse a lo realmente nuevo, a lo realmente "otro"; sólo se mueven dialécticamente dentro de "lo mismo" sin ninguna novedad, sin auténtica alteridad. La categoría de Totalidad nunca ha sido tan sistemáticamente pensada como por Hegel." (43).
Como se observa, el pensamiento hegeliano- según Dussel- no puede ser tomado como expresión de ningún elemento del pensar latinoamericano, y se debe destruir totalmente. El desprecio de Hegel hacia estos pueblos, al considerarlos como sin historia, presupone que su destrucción debe hacerse de una manera sistemática y acabada.
A Descartes y Levinas los aplaude por haber utilizado la idea del infinito, según él, para oponerse a la totalidad. (Dussel toma a Levinas (44) como un autor básico que ha influido de manera determinante en su obra filosófica), y conceptúa a este pensador como un crítico de la Totalidad: " Descartes admite la alteridad en la idea de lo infinito (Dios) Levinas ha fundado en dicha idea de infinito toda su crítica a la totalidad."(45).
A no ser Descartes y Levinas, prácticamente todo el resto de la filosofía es caracterizada como de la totalidad, por ejemplo la filosofía kantiana, el yo fichteano, la filosofía de Kierkegaard, Comte, Heidegger y Marx son conceptuados también como filosofía de la dominación, sin establecer diferencias de ningún tipo. "Todas las descripciones ontológicas de Heidegger o de Husserl, todas las descripciones de Feuerbach y de Marx, en el fondo,-apunta Dussel- tienen como última categoría la totalidad. Ahora nos enfrentaremos exactamente a esta categoría. Solamente mostrando su espantosa agresividad, cuando ella se cierra, es que vamos a comprender la realidad. Desde las ruinas de la totalidad ha de surgir la posibilidad de la filosofía latinoamericana." (46).
De forma clara queda expresado el intento de librarse del tutelaje de la Filosofía Occidental, como condición indispensable para lograr un discurso coherente para la liberación. Este esquema de pensamiento ha sido utilizado en innumerables momentos de la Historia de la Filosofía como intento de situarse por encima del materialismo y del idealismo, es decir, con el objetivo de encontrar un tercer partido en filosofía.
El hecho de considerar a Marx en la misma posición de Hegel, Feuerbach y otros pensadores, indica también que en esta primera etapa de su quehacer filosófico Dussel todavía no ha tenido la oportunidad de leer integralmente el pensamiento marxista, y por ello le es imposible encontrar la distinción entre éste y otros pensadores, o entre Hegel y los filósofos que le anteceden para apreciar el aporte que pueden brindar estas reflexiones para el mundo latinoamericano. La obra cultural de los hombres actuales de cualquier contexto, ha sido posible porque tiene tras sí la labor imperceptible y continua de la humanidad y a ello no se puede renunciar por ningún rencor, ni tampoco será el camino a seguir para encontrar los instrumentos desalienatorios y epistémicos para la liberación. La resultante de una posición similar puede ser la repetición – con otras palabras y en otros contextos- de viejas fórmulas filosóficas que entonces serán tomadas como nuevas, o el desprecio de elementos positivos y necesarios que no serán considerados correctamente de la filosofía anterior.
A partir de la existencia de la Ontología de la Totalidad, es decir, de un pensamiento de la opresión, Dussel deduce la existencia de una praxis de la opresión. La relación entre "lo mismo" y "lo otro" es analizada, en el ámbito del pensamiento, como la función totalizadora, dominadora de "lo mismo" hacia "el otro", (el pobre); pero esta praxis de la opresión se desdobla como ideología del "centro" explotador, dominador, que instaura un sistema de represión con su fundamentación justificativa, es decir, ideológica, la cual usa medios y fines para impedir la subversión del sistema. La consideración de todo el pensamiento anterior como ontología de la totalidad, expresa la idea de que no ha existido un discurso humanista y desalienatorio para esta parte del mundo -incluyendo lógicamente- el discurso marxista. Las categorías de "lo mismo" y "lo otro" son usadas para exponer, también, cómo la opresión -a partir de un pensamiento dominador- se desdobla hacia la praxis política para reprimir cualquier intento de reclamar justicia:
"En este caso -expone Dussel- habría que eliminar "el otro", que defiende su exterioridad, esa es la causa ontológica de los "campos de concentración" de la identidad totalizante del totalitarismo hitleriano o fascista, esa es la causa de los trabajos forzados de Siberia de la "dictadura", pretendida del proletariado, esa es la causa de la represión contra el "negro" en Estados Unidos, esa es la causa por la que los regímenes policíacos luchan, cuando lo reducido a ser " lo otro " defiende su dignidad de ser "el otro" intotalizable en una ideología que se arroga la veracidad originaria de "lo mismo" y, porque lo mismo defiende su pretensión de ser la Totalidad, es que se instaura la guerra como modo permanente de la subversión del totalitario orden del todo, que "lo otro" como vendría a poner en cuestión." (47).
La relación del centro con la periferia se produce bajo la "Unipolaridad". Dussel capta y predice la intención del pensamiento de la dominación de lograr un mundo de la dominación unipolar, donde exista una sola voz, un solo esquema de pensar, una sola ideología, un solo proyecto social con sus aparatos hegemónicos que permitan perpetuar la dominación de unos pocos y justificar la opresión de otros. Dussel, de una manera intuitiva y genial, adivina la tendencia de este pensamiento de la dominación en la gestación de un mundo unipolar. Por ello hay una razón muy valedera que es necesario leer con detenimiento para tener una idea más exacta de la comprensión actual de la sociedad y sus tendencias. Al mismo tiempo ignora en el análisis entre "lo mismo" y "lo Otro", el problema de clases -elemento importante para poder caracterizar la relación entre el centro y la periferia- es decir, entre "lo mismo" y "lo otro" e incluso dentro del mismo centro o la misma periferia. Utilizar el enfoque de clases hubiera permitido tener una concepción más acabada, una verdadera disección de los mecanismos hegemónicos de dominación del centro con sus desigualdades y de los elementos más importantes de la periferia, o sea, se hubiera logrado una visión más concreta del problema. Todo lo anterior se realiza sin tener en cuenta la visión clasista del fenómeno, pero lo interesante es que se Adivina la tendencia del pensamiento de la dominación, de lograr la existencia de un mundo unipolar.
B. LA METAFÍSICA DE LA ALTERIDAD, ALTERNATIVA DUSSELIANA ANTE EL PENSAR NORDATLÁNTICO
A la labor planteada por Dussel de "destruir" todo el pensar del centro para lograr uno diferente en la periferia, se añade la tarea de formular una concepción que permita dar respuesta a las expectativas y los problemas del mundo de los oprimidos, pero principalmente del mundo latinoamericano- es decir- el desmontaje de todo el pensamiento anterior para construir una concepción de la periferia El hecho de que en América la filosofía es también toma de conciencia para la actuación práctica, hace que detrás de la crítica a la Ontología de la Totalidad realizada por Dussel subyazga también una praxis política en pos de la liberación. Dussel comienza la construcción de su proyecto emancipatorio tomando como punto de partida pasajes bíblicos para realizar la interpelación al "otro".
La primera categoría que utiliza en este sentido es la del cara a cara como vía de interpelar al "otro": " (el Antiguo Testamento del Occidente se relata que " Yahveh hablaba con Moisés Cara- a- cara" como el hombre que habla con un íntimo (Exodo 33,11) Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como cualquiera a su compañero." (48). "El cara a cara" es utilizado por Dussel como manera de demostrar intimidad, poner atención, oír y prestar "servicio" al "otro"; es una forma de demostrar que entre dos personas o dos pueblos existe una comunicación, una intimidad, una confianza. Junto con "el cara a cara", también utiliza "el boca a boca" de (números, 12, 8 a). (Ambos pasajes bíblicos expresan un punto de partida para comprender cómo debe ser la manera de relacionarse dos personas o dos pueblos en los cuales exista verdaderamente una relación de hermandad). " Ese "cara a- cara", "boca a- boca" -apunta Dussel- es la relación irrespectiva de la intimidad, amor alterativo (expresado en hebreo, en el primer texto, por la palabra rehehi, filón en griego). El rostro de un hombre frente al rostro de otro en la intimidad, en la justicia, es el colocarse como un "yo" personal ante un otro igualmente personal." (49). La relación del "yo- otro" ("el mismo" – "el otro"), tiene su expresión más concreta en la formulación de los opuestos varón- mujer (erótica), maestro-discipulo (pedagógica), hermano- hermano (política). Dussel utiliza estos conceptos para caracterizar las relaciones entre los individuos en la sociedad en todos los contextos: "La analéctica de la alteridad – según Dussel- se cumple en real concreción entre el varón- mujer, padres-hijos, hermano-hermano.
Todos estos encuentros pueden darse en la modalidad del libre-libre." (50) El concepto de "dominación" y su opuesto el "servicio", en la teoría dusseliana no se reduce simplemente a la "dominación" o el "servicio" como conceptos genéricos sólo para centro- periferia (de lo cual se habló en el capítulo anterior), sino que se desdobla hacia lo cotidiano y se inserta en la vida y la cultura de los pueblos, convirtiéndose en un elemento que se traduce hacia todas las relaciones humanas, es decir, es más bien una relación ética. Esto implica que el concepto "liberación" debe tener una multilateralidad e integralidad para que llegue hasta los rincones más apartados de la vida cultural e ideológica de la sociedad. Por ello, como se observará más adelante, el concepto de pueblo pasará a ocupar un lugar central en la concepción dusseliana, lo cual se vincula también al carácter abstracto y ambiguo de ésta.
La Erótica es la relación varón- mujer, donde aquella aparece como "el otro", como el oprimido. Esto deviene muy directamente del papel que ha desempeñado la mujer latinoamericana, como persona oprimida por la manera machista en que se comportan las relaciones en estos lares, lo cual tiene su historia, desde la mujer india conquistada por los españoles hasta nuestros días. Al respecto Dussel plantea: "El varón domina a la mujer y, en la totalidad varonil, la mujer cumple entonces la función de parte. En el caso de que la mujer se liberara, como exterioridad con respecto al varón, sólo entonces se daría el cara- a- cara en la libertad." (51).
Estas apreciaciones de Dussel encuentran simpatías y aceptación por cuanto reflejan una problemática que históricamente se ha manifestado en la sociedad latinoamericana y que aún predomina en la actualidad. La Pedagógica es la relación padre- hijo, maestro- alumno. En ésta se toma como paradigma la pedagogía dominadora, en la cual el hijo debe reproducir en pequeña escala o en nueva escala al padre: "La pedagogía dominadora en síntesis es -según Dussel- que el hijo sea "lo mismo" que los padres. En este caso el hijo queda también reducido a ser un objeto de depósito bancario de la pareja, de la tradición, de la cultura o del Ministerio de Educación, que es "lo mismo".
El hijo dominado es totalizado dentro del sistema. Por ello es necesario una liberación Pedagógica." (52). La Política: Relación hermano- hermano, con la cual: " A su vez, también al hermano se lo puede totalizar: -apunta Dussel- esa totalización del hermano es la dominación política. Esta será la última en la exposición, porque a su vez, la dominación política permite un condicionamiento pedagógico y erótico." (53)
La dominación política se conceptúa como totalización entre hermanos, donde unos oprimen a los otros; pero, por el carácter de las relaciones entre ellos, debieran ser relaciones de fraternidad. Esto se analiza utilizando el término benevolencia: "¿Cómo podríamos llamar a la relación existente entre alguien que está en el sistema o totalidad y el otro? -indaga Dussel-. Me agradaría volver al término latino muy antiguo, el término "benevolencia". La benevolencia indica el querer el bien, la benevolencia en su sentido profundo, significa el querer el bien del otro como otro. Esto es amistad, ya que ésta - tal como decían los clásicos- es la mutua benevolencia; es amor mutuo que desemboca en el "nosotros". a Para que sea posible la mutua benevolencia hay que comenzar por el amor en la gratitud. Solamente el que pueda desear la libertad, la liberación del otro que es el pobre, desde él y no desde la totalidad, es quien realmente puede instaurar una política de justicia." (54).
Las relaciones erótica, pedagógica y política tratan de llevar el concepto liberación hacia todos los rincones de la cotidianidad, intentan convertir la filosofía en una praxis política, pero más bien se convierte en una ética, que debe solucionar todos y cada uno de los problemas de la sociedad latinoamericana. Este mensaje es en cierta medida racional, por cuanto indica que la filosofía está llamada también a resolver los problemas de este mundo "actuando en él", pero para cumplir con esta tarea es necesario establecer una orientación hacia los fines del hombre en virtud de los contextos en que se desarrolle. Entre la Erótica, la Pedagógica y la Política, el elemento básico es la última, pues es en la relación que se deben encontrar los hombres y mediante ella, se puede lograr la "benevolencia"- que es según el planteamiento de Dussel -"amor", condición indispensable para lograr la desalienación del individuo. Esta fórmula lógicamente debe tener como centros a la familia y la escuela, contextos donde se forman los elementos culturales necesarios para activar la conciencia del hombre y poder vivir en cualquier sociedad. Por ello la función liberadora está permeada de un fuerte matiz educativo. La praxis política se convierte en praxis educativa que pretende preparar ideológicamente al individuo para la tarea de la liberación.
La escuela y la familia constituyen factores dentro del sistema de influencias educativas en una sociedad determinada, donde la primera desempeña un papel rector ya que es la encargada de formar al hombre en correspondencia con el fin y los objetivos de la educación, todo lo cual responde directamente al sistema económico y político; aunque ambas tengan también una influencia preponderante en el resto de la sociedad. El discurso dusseliano -a pesar de que pretende librarse del tutelaje de la Filosofía Nordatlántica- repite la fórmula del "amor", la "fraternidad", la "benevolencia", etc., que en incontables ocasiones se ha utilizado con diversos matices en la filosofía y por ello, la labor de eliminar el tutelaje occidental no se logra, sino que se repiten momentos de la anterior. (Feuerbach, Pierre Teilhard de Chardín, etc.). Tómese como ejemplo el siguiente párrafo y compárese con la visión dusseliana del mundo: "Si la esencia del hombre es la esencia suprema del hombre, -escribió Feuerbach hace bastante tiempo- debe ser prácticamente la ley suprema y primera del hombre, el amor del hombre por el hombre. Homo homini Deus est.- Es éste el principio supremo y práctico- es éste el momento decisivo que cambia la historia del mundo. Las relaciones del niño con los padres, del esposo con la esposa, del hermano con el hermano, del amigo con el amigo y en general del hombre con el hombre, en una palabra todas las relaciones morales, son de por sí relaciones verdaderamente religiosas. "(55)
Si se insertara este párrafo subrepticiamente en los textos de Dussel, seguramente pasaría inadvertido. Como se observa en Feuerbach existía la erótica, la pedagógica y la política, de lo cual se pueden sacar conclusiones acerca de las fuentes utilizadas por Dussel para conformar su concepción. Hay un parecido tan cercano entre ambas formulaciones, que a veces no se puede determinar quién es uno o cuál es el otro. Es esto lo que se recoge de la labor dusseliana de "destruir" todo el pensamiento anterior de más allá del Atlántico."En el ideal de fusión de las almas -habíamos expresado en relación con Feuerbach- se encuentra nuevamente la idea del nacimiento y el retorno a Dios esta vez a través del amor, elemento usado por Feuerbach mucho antes para justificar la necesidad de una religión. Este elemento presenta un segundo aspecto que se vincula al papel práctico del hombre como ser consciente…" (56) En la Metafísica de la Alteridad subyace subliminalmente el mensaje del sentimiento religioso, con la benevolencia, el amor, el servicio al "otro". Es más bien una ética, una teoría del deber ser que se complementa con un elemento de gran importancia para Dussel el método filosófico. Que debe ocupar un lugar central en cualquier concepción. Es por ello que Dussel se detiene, muy en correspondencia con sus objetivos, en el análisis de esta importante categoría para lo cual asume consecuentemente una posición similar al esquema de pensamiento inicial, es decir, esta filosofía nordatlántica debe tener un método en correspondencia con su función dominadora y de opresión, el cual también debe ser destruido – al igual que se hizo con toda la filosofía -, para buscar un método propio de la Filosofía de la Liberación, en el que por lógica debe aparecer como premisa indispensable el cumplimiento de su función liberadora.
Según Dussel, el método dialéctico de la Filosofía Nordatlántica cumple con su función totalizadora; por tanto, hay que proponer uno nuevo después de haber destruido el primero. "El método dialéctico es la expansión dominadora de la totalidad desde sí, el pasaje de la potencia al acto de "lo mismo". El método analéctico es el pasaje al "servir- le" (al Otro) creativamente." (57).
Los Métodos Dialéctico y Analéctico tienen distintas funciones -según Dussel- quien parte de la Ontología de la Totalidad que por su esencia es totalizadora, abarcadora, dominadora, explotadora, y tiene como cualidad indispensable reconocer sólo y exclusivamente su todo; por ello la engloba dentro de la categoría de "lo mismo". Esta totalidad se organiza de tal manera, que retorna sobre sí mismo, sin escuchar "oír", la "voz del "otro". Para este son válidas la filosofía de Hegel, Nietzche, Platón, Marx, etc. Por tanto a Latinoamérica lo que hicieron fue absorberla dentro de la "Dialéctica del abuso" sobre el "Otro". Es decir, el método dialéctico de los filósofos mencionados es opresor, totalizador. Más allá de la totalidad se halla el "otro", para lo cual clama Dussel el ser oído, exige por una nueva relación entre ambos, por una nueva forma de relacionarse, por una Analéctica, donde sea el "cara- a – cara", el "servicio", "oír la voz del otro" que, visto como exterioridad a la totalidad, es considerado como bárbaro, como el no-ser. Por tanto el método analéctico debe sustituir al dialéctico que es el de la opresión, en el cual conceptúa por igual a Marx, Hegel, etc., reiterando no distinguir la diferencia entre ambos pensadores: "El método ana- léctico -señala Dussel- surge desde el Otro y avanza dialécticamente; hay una discontinuidad que surge de la libertad del otro. Este método, tiene en cuenta la palabra del otro como otro, implementa dialécticamente todas las mediaciones necesarias para responder a otras palabras, se compromete por la fe a la palabra histórica y de todos esos pasos esperando el día lejano en que pueda vivir con el otro y pensar su palabra, es el método ana- léctico, método de liberación pedagógico analéctico de liberación." (58).
El método analéctico, como se observa, pretende convertirse en una praxis política -pero en abstracto-, pues no señala una orientación hacia fines concretos, ni vías y medios efectivos que permitan -de una manera específica- lograr la liberación en cualquiera de los sentidos propuestos. Cuando se habla de métodos es porque se quiere señalar el camino hacia algo, la vía efectiva, la guía para lograr un objetivo y, por tanto, esto deberá conducir al objetivo propuesto, tomando como premisa un esquema de pensamiento que revele la lógica del aparato conceptual desde el punto de vista de la Filosofía, para poder hacer su aporte al proyecto de liberación, en el cual no sólo ésta debe intervenir.
Los "centros de poder" no se conmocionan por la "fe en la palabra histórica". Por ello Dussel -tomando como punto de partida un esquema abstracto como método filosófico- plantea como solución el deseo de liberación por parte del centro :"Cuando el "centro" reconozca su falta y permita la liberación de los pueblos dominados, – sugiere Dussel- habrá un otro y, cuando se produzca el reconocimiento del otro, sólo entonces surgirá la posibilidad de la revelación del absoluto alterativo. El absoluto otro por su parte, será el punto de apoyo de la crítica que se ejerza en el nuevo sistema que se organice mundialmente." (59).
Esta posición utópica está muy en correspondencia con la función que le concede Dussel al filósofo como maestro que se opone a la totalidad criticando la ideología que sustenta el sistema, lo cual lo distingue del político por ser este último representativo del poder, de ahí que: "El filosofo, en América Latina, debe comenzar por ser discípulo del pueblo oprimido latinoamericano. " (60).
Este ejercicio discipular del filósofo en América Latina, está muy relacionada con la función pedagógica que -según Dussel- debe adquirir aquél como maestro de las nuevas generaciones, magisterio que debe adquirir una función ideológica muy vinculada a la praxis política -pero distinguiéndose de ella- lo cual conduce a que en determinado momento el filósofo deba enfrentarse al político que lo acompaña en la lucha. Por ello Dussel justifica la ambigüedad del discurso filosófico, pues el filósofo en su enfrentamiento al político debe enmascarar sus palabras para no ser criticado y reprimido. Para ello parte de su experiencia personal, cuando fue atacado en su casa con una bomba y una de sus estudiantes resultó muerta. "De ahí, repito -explica Dussel- que la función del filósofo sea liberadora porque se vuelve sobre la polis, sobre la ciudad para criticar las ideologías que ocultan la dominación y al mismo político que fue su compañero de lucha en el proceso de liberación. (61).
CONCLUSIONES CAPÍTULO II.
En resumen, se puede decir que el método analéctico se transforma en una praxis teórica donde subyace, enmascarada en un discurso ambiguo, una crítica teórica al sistema político para trazar un "camino" teórico de la "liberación".
El mensaje de Dussel -a través de toda su obra- es conciliatorio, no para la verdadera liberación: "La Liberación -apunta Dussel- no es primera ni esencialmente un odio o una lucha. La liberación primera y esencialmente es un movimiento de amor al bien común futuro, una esperanza en el bien-estar, una voluntad de libertad, sentido de realidad (que es exterior al ser del sistema opresor)." (62).
Si bien es cierto que hay racionalidad en el planteamiento de la necesidad de una liberación del centro, el hecho de plantear un discurso ambiguo y abstracto, fuera de las clases, priva a la concepción de una verdadera concreción en estos primeros momentos.
Como se observa, en esta etapa inicial existe una contraposición entre ambos métodos, – la dialéctica y la analéctica - lo cual se "suaviza" con el ulterior desarrollo de las concepciones de Dussel, muy especialmente cuando comienza a incursionar en el marxismo (63). En "el cara a cara", "boca a boca" y la "opción por el otro", subyace una ética de las relaciones humanas, derivada de la interpretación de los escritos bíblicos como elemento indispensable, la obra de Levinas y la visión feuerbachiana del mundo, de crear una religión del amor para todos los hombres, mensaje que se traduce en esta doctrina, en "la opción por el otro" a partir del "cara a cara", "boca a boca" y las relaciones entre las personas a través de la Erótica, la Pedagógica y la Política.
Capítulo 3
VISIÓN DE ENRIQUE DUSSEL ACERCA DE LA OBRA DE CARLOS MARX
A).ACERCAMIENTO INICIAL DE ENRIQUE DUSSEL A LA OBRA DE CARLOS MARX.
"Los filósofos no han hecho mas que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo."
Tesis 11 de Marx Sobre Feuerbach. (64)Toda concepción que pretenda dar una interpretación acertada acerca de la problemática humanística actual, sea cual sea la tendencia a que pertenezca, casi siempre de alguna manera hace referencia al pensamiento marxista, de lo cual no ha escapado el pensador Enrique Dussel.
El pensamiento dusseliano con respecto a Marx no es exactamente igual en todas sus etapas: hay un momento inicial en que se rechaza radicalmente el pensamiento de Marx por considerarlo dentro de la llamada Ontología de la Totalidad, pero posteriormente en la medida en que Dussel se adentra en el conocimiento de esa forma de reflexión, aparece un acercamiento mucho más directo y original al extremo de considerarse a sí mismo un marxista. Lo primero que no puede desconocerse cuando se profundiza en el pensamiento de Dussel es el hecho de que en América la filosofía se encuentra íntimamente relacionada con la praxis política. Esto se deriva del fin orientador que asume la misma, para encontrar la esencia del ser latinoamericano, su distinción original con respecto a otras racionalidades y a la función que siempre ha desempeñado en la comprensión y transformación de la realidad. A la teoría marxista no se le puede desconocer la función de praxis política que desempeña en relación con su carácter orientador y cosmovisivo. A la concepción filosófica de Enrique Dussel también le es inherente la intención de convertir la filosofía en una praxis política, a partir de la necesidad de utilizarla como una forma de ilustración de las mentes americanas para el logro de una verdadera emancipación en todos los órdenes, a fin de alcanzar un pensamiento auténtico y original que sea representativo del hombre americano. Desde este ángulo se puede considerar entonces a la filosofía latinoamericana con una función mucho más cercana a las necesidades del hombre latinoamericano, lo que está en medio de la discusión no es la categoría filosófica de "esencia", sino la configuración de un proceso liberador (de un proyecto) para América Latina. (65)
La visión del marxismo se ha adaptado y se adapta como teoría a la comprensión de los problemas del mundo latinoamericano. Ejemplos hay muchos: Mariátegui, Aníbal Ponce, Ernesto Guevara, Fidel Castro, etc. pero la concepción de Dussel como filósofo de la liberación en esta primera etapa es la de librarse del tutelaje de la Filosofía Occidental en la cual se incluye la concepción del marxismo al lado de Hegel, Platón, etc." Karl Marx -escribe Dussel- por su parte, más hegeliano que los nombrados, queda apresado dentro de la categoría de la totalidad, en especial por la noción de Gattungswesen del hombre como humanidad. La dialéctica hegeliana del señor-esclavo es ónticamente interpretada, asignándosele al señor (que era una "figura" de la conciencia) la clase burguesa y al esclavo (momento superior de la conciencia) la clase proletaria: " La historia de toda la humanidad hasta nuestros días no ha sido sino la historia de la lucha de clases 320. A esta dialéctica se agrega la del hombre y la naturaleza, que se concreta por el trabajo que el hombre como praxis efectúa sobre la naturaleza: la cultura. Cuando el hombre recupera su ser alienado en la obra del trabajo, que va a parar a manos ajenas en el sistema capitalista, dicho hombre se realiza como "ser genérico" (Gattungswesen), como humanidad sin contradicciones desapareciendo la "conciencia desdichada" y produciéndose la plena resurrección en la que consiste la humanización de la naturaleza o la naturalización del hombre: situación límite irreversible de la conciencia, identidad y efectividad humano-natural: Totalidad cultural como resultado. Si se tiene en cuenta lo dicho podrá comprenderse que la categoría de totalidad sigue incluyendo todos los momentos del pensar de Marx.Todas las oposiciones dialécticas son internas al todo de la naturaleza e historia, y, por su parte, al haber reducido, el hombre a la sola praxis, como trabajo, la totalidad al fin es cultural: homo faber." (66)
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