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El siglo XVIII cubano: ¿Un siglo de crecimiento interno?


Partes: 1, 2

  1. Justificación
  2. Bibliografía
  3. Anexo

Justificación

El siglo XVIII en la Isla de Cuba, se caracteriza por una evolución desigual de los complejos económicos; determinando un desigual desarrollo del centro y oriente de la isla con relación al occidente (La Habana).

La historiografía hasta nuestros días toma por general (siglos XV, XVI, XVII y XVIII) lo que comúnmente ha ocurrido en el occidente de la Isla de Cuba (La Habana) o mejor expresado la Historia de Cuba se expresa a través de lo que tiene lugar en el Occidente de la Isla; dada la escases de información sobre los primeros siglos coloniales y concentrarse los estudios e investigaciones hacia esta región; justificadas en las propias diferencias que tienen lugar entre una y otras zonas de la isla.

Pudiera llevarnos al error que "un siglo de crecimiento interno" es para la isla y, no es el caso puesto que la tendencia del "desarrollo" durante el mismo apunta a una zona, que no es incluso al inicio del mismo una región; está limitada a La Habana de extramuros, que indudablemente se irá ampliando en un cordón durante todo el siglo XVIII, pero que está circunscripta solo a ella y no al resto del país. Cualquier intento científico de explicación e indagación histórica posterior de la Historia de Cuba tiene que tener claro este precedente que tiene sus raíces precisamente en este siglo, dando inicio a las marcadas diferencias que tienen lugar en Cuba entre el oriente y el occidente cubanos(entiéndase La Habana).

Estas diferencias expresan desde finales del siglo XVII, que ", además, de la capacidad del país para autogenerar un aumento demográfico y diversas formas de cultivo, aunque también se manifiestan indicios de que este crecimiento es desigual en los diferentes complejos regionales que se forman"[1]. A medida que transita el siglo XVIII, estas diferencias se multiplican; lo singular es que La Habana tiene condiciones internas y externas que la favorecen, en las cuales se conjugan las económicas (comerciales), políticas y geográficas que son exclusivas; que no tiene ninguna otra ciudad-puerto de la Isla. Para esta época, finales del siglo XVII y principios del XVIII, "solo en las regiones montuosas del centro y el oriente de la colonia había tierras, donde "descubrir" con el objeto de solicitar la merced correspondiente"[2]. Mientras en la zona central se mercedan tierras, en La Habana se asiste al proceso de disolución de las haciendas comuneras durante la primera mitad del siglo XVIII; de ahí que perviva entre otras razones esta institución en el centro y parte del oriente, que será causa de un retraso y de marcadas diferencias económicas con el occidente de la isla; como ya ha quedado demostrado el latifundio ganadero "se resistió a toda parcelación" [3]en la parte central de la isla y Camagüey.

Este proceso de disolución que tiene lugar en La Habana, lo posibilita las relaciones comerciales que esta establece y el tipo de evolución agrícola que tiene lugar al asentarse sobre bases comerciales; tales tendencias ya tienen sus indicios a principios del siglo XVIII; las que se amplían con la producción tabacalera e ir incrementándose paulatinamente-aunque muy reducido en esta etapa-las exportaciones de azúcar. La vega de tabaco constituyó todo un proceso de concentración mientras que la hacienda ganadera fue todo lo contrario: se caracterizó por la dispersión. Una diferencia notable entre zonas lo establece el que la producción azucarera a principios del siglo XVIII no constituyera una actividad económica de relativa importancia en las Jurisdicciones de Santa Clara, Remedios y Puerto Príncipe; cuyo asiento fundamental en el orden económico estaba basado en la ganadería. Pero aún dentro de la zona central por ejemplo se aprecian notables diferencias entre Santa Clara, Remedios y Trinidad; pues estas dos últimas estaban en condiciones más favorables para el comercio al estar ubicadas muy cerca de la costa.

Partes: 1, 2
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