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Conversaciones con Renato Mayora en Tarmas

Enviado por León Morales


    Conversaciones con el afro-florideño y tarmeño Renato Mayora Mayora – Monografias.com

    Conversaciones con el afro-florideño y tarmeño Renato Mayora Mayora

    Natural de la Hacienda "La Florida" en la Parroquia Carayaca-Edo. Vargas.

    Lugar: Plaza Bolívar del pueblo de Tarmas.

    Hora: 03:00 p.m.

    Día: Jueves, 11/07/2.013.

    edu.red

    Diablos Danzantes de Tarmas

    Esta conversación se llevó a cabo con el señor Renato Mayora Mayora, quién es cultor musical y artesano en el pueblo de Nuestra Señora de la Candelaria de Tarmas, y a la cual esperamos sacarle el mayor provecho posible.

    Buenos días señor Renato, quisiéramos conversar con usted en este día; pudiéramos hacerles algunas preguntas, ya que somos miembros del Equipo Local de Investigaciones Históricas "Carapaica".

    El antes mencionado hacedor de cultura nos respondió de la siguiente manera:

    No hay problemas, yo les contaré sobre lo que sé y conozco de este pueblo y del lugar en donde nací, allá en la Hacienda "La Florida" en 1.928.

    ¿Puede usted hablarnos sobre sus orígenes, fecha, lugar de nacimiento y quienes fueron sus padres, señor Renato?

    Claro vale. Mi madre se llamaba Santiaga Mayora y murió cuando yo tenía 9 años en 1.941; y mi padre se llamó Natividad Mayora y falleció cuando yo ya tenía los 40 años de edad. A mi madre la enterraron en el actual cementerio del pueblo de Tarmas; y mi padre está sepultado en el cementerio de La Guaira.

    La Hacienda "La Florida" fue una hacienda ubicada entre esos montes que están entre las antiguas haciendas "Chichiriviche", "Uricao" y "El Guire". Allá fue en donde me crié y pasé mi niñez y mi juventud entre conucos y trabando con arreos de burros para Tarmas y Carayaca.

    ¿Puede usted narrarnos como eran esos trabajos como arreador de burros en esa época y en donde y a quien le entregaba las mercancías que traía de "La Florida", señor Renato?

    Les diré, que siempre venía al pueblo de Tarmas con mercancías cargadas en varios burros y mulas. Las cuáles venían cargados con sacos de maíz y de caraotas, para vender el kilo de cada cosa de esa a 3 centavos de Bolívar y me los compraba y recibía el señor Ezequiel Mayora quién era hijo de la señora Ezequiela Mayora con Ambrosio Porras.

    La casa que yo le conocí en esos tiempos a Ezequiel Mayora y era su bodega, era la misma casa en donde nació el poeta tarmeño Pío Rengifo. Claro está, Ezequiel nos compraba lo que ya dije a 3 centavos y él las vendía a la gente en 4 centavos, le ganaba muy poco a esos productos; todo lo que él compraba tenía que venderlo por un centavo más, no podía aumentarle el precio por nada del mundo, eso era muy delicado en esos tiempos.

    ¿Y a qué se debía eso, señor Renato?

    Eso se debía a que el gobierno en esos tiempos del General Isaías Medina Angarita, las autoridades tenían mucho control sobre esas cosas, ya que tenían personas que revisaban las pesas y de encontrar algo raro, los multaban y hasta los podían meter presos.

    ¿Y cómo eran esos trayectos con las bestias cargadas, estando usted de arriero, señor Renato?

    Fíjate cómo eran las cosas, que yo salía a la una de la mañana de "La Florida" con las bestias cargadas y bien aperadas; a veces pasábamos por atajos y caminos que conocíamos para llegar más rápido a hacer la entrega de lo que llevábamos. Los caminos eran duros, porque había picas destruidas por las lluvias y en ocasiones teníamos que ayudar a las bestias a pasar por esos atajos.

    Luego de andar a pie varias horas de la madrugada, a eso de la 7 de la mañana comenzábamos a avistar al pueblo de Tarmas; haciendo una escala en la bodega que tenía la familia Kienzler en el viejo camino que iba a Uricao.

    La familia Kienzler eran viejos alemanes que llegaron a este pueblo y en sus dominios en las cercanías del pueblo de Tarmas tenían un sitio en donde las bestias bebían agua y allí aprovechábamos de lavarnos los sobacos y los pies; luego nos colocamos las alpargatas, porque el trayecto lo cubríamos a pies descalzos.

    En la bodega de ellos me comía dos cortados, que eran unos dulces que allí vendían. Después íbamos subiendo a la plazuela del pueblo y de esa forma a eso de las 7 de la mañana llegábamos a la bodega del negro Ezequiel Mayora, el papá de Zaida con la señora Ventura Yépez Pedrón. Allí le dejábamos la mercancía que desde "La Florida" les enviaban.

    ¿Cómo era el pueblo de Tarmas en eso tiempos, señor Renato?

    La plaza del pueblo de Tarmas era un plan, eso es lo que era vale. Y el suelo de la plaza era un pantanal, siempre estaba empantanado; ya que allí se jugaba bolas criollas, y entre esos jugadores estaban Bruno Kienzler Tortoza y Juan de Jesús León.

    ¿Y qué más no puede decir del pueblo de Tarmas, señor Renato?

    Tarmas era un pueblo en donde había pocas familias, las casas eran de barro y cogollos, muy pocas tenían tejas. Los burros se amarraban en donde está la bodega del pueblo; la misma que tiene ahora el portugués José. Allí se ensuciaban y orinaban las bestias; y la hediondez era de tal forma, que en ese lugar no se podía estar por nada del mundo.

    Esa bodega en esos días estaba regentada por el señor Trinidad Mayora quién era el papá de "Chepo", conocido como Florencio Mayora, natural de Cangonga en la fila de Jesús en las cercanías de la vieja Hacienda "Curiana".

    Florencio Mayora con el tiempo llegó a ser Oficial de la Policía Municipal de Caracas; las bestias y los animales luego eran llevados a la estancia o casa del señor Encarnación Díaz, en donde los encasquillaban y los ensillaban.

    ¿Qué anécdota nos puede contar usted del pueblo de Tarmas, señor Renato?

    Mira vale. Cuando nosotros oíamos los cohetes en "La Florida", decíamos que en Tarmas había alguna fiesta buena. Ya que la gente en este pueblo era muy alegre, quizás el más alegre que había en toda esta corrida.

    Yo recuerdo que en un día sábado, me vine desde "La Florida" a Tarmas, encontrándome con la grata sorpresa de que se estaba casando en esos momentos Zago Benítez León con Alejandrina Rangel Arias. La verdad es que ese día era muy raro y de gran extrañeza, ya que habían cosas que uno no conocía, debido a que sonaban las cornetas y la novia estaban tan bonita y bien ataviada con su traje blanco y muy largo en ese terreno de la plaza.

    Zago Benítez León estaba recién llegado del cuartel o servicio militar, en donde estuvo por 24 meses en los Andes, creo que en San Antonio del Táchira. Él tenía un traje que lucía muy orondo sacando ese pechote, ja ja ja ja.

    Zago tenía puesta una camisa blanca con yuntas de oro y caminaba en verdad sacando pecho, se veía inflado y caminaba hacia la puerta de la iglesia; y allá hicieron la boda, en verdad yo no estaba acostumbrado a ver una boda así.

    ¿Y usted tenía familia aquí en Tarmas, señor Renato?

    Si, vale. Aquí vivía mi tía Juana Onofre Mayora, mujer de Juan de Jesús León y madre de mi primo Nicanor León Mayora. Ellos eran también de "La Florida", pero se habían venido hace muchos años atrás, y vivieron en un sitio cercano a Tarmas llamado "El Mulato".

    ¿Y en cuanto a la parte musical en Tarmas, que me puede decir, señor Renato?

    En aquellos tiempos, venía aquí un buen guitarrista de Caracas, llamado Benicio Hernández. Él fue quien enseñó al tarmeño Venancio Benítez Mayora a tocar tres, cuatro, guitarra grande y el bongó. Y Venancio fue quien enseñó a tocar cuatro a Simón Díaz Martínez. Cabe decir, que su hermana Valentina Benítez Mayora quién es más joven que Venancio, trabajó como dama de servicio en la casa de Demetrio Álvarez, quién fue policía en la vieja PTJ.

    Demetrio Álvarez fue un alto jefe de la policía judicial en Maiquetía y él tuvo con Valentina un hijo que se llama Daniel Benítez, quien ahora tiene la responsabilidad del Niño Jesús de Tarmas. La casa de Demetrio Álvarez fue la misma que fue propiedad de la italiana Gigliola Caneshi, por los lados del cementerio de Tarmas.

    ¿Usted cree que aún hay ancianos y ancianas que nos pueden hablar de ese pasado del pueblo de Tarmas, señor Renato?

    Claro vale. Aunque hay muy pocos, los hay; entre ellos están Regino Mayora, Venancio Benítez Mayora, Zago Benítez León, María Yépez Pedrón, para citar algunos.

    ¿Qué otras cosas nos puede decir usted, señor Renato?

    Bueno vale. Yo te puedo hablar sobre mi primo Nicanor León Mayora, él no nació en "La Florida", sino en el sitio de "El Mulato". Él trabajó como ayudante en los camiones en el año 1.947 y para esa entonces no manejaba camiones, debo decir, que la muerte de ese primo fue muy extraña, él tenía familia aquí y lo velaron en La Esperanza, y aquí lo trajeron y lo colocaron casi en el piso en la entrada del cementerio de Tarmas.

    Cayaya, la mujer que vivió por muchos años con él y que era hija del señor José Félix Tortoza Castillo con la señora Bernarda Bello Saavedra está enterrada con mi tía Juana Onofre Mayora, y Juan de Jesús Mayora con mi primo Nicanor. Yo mismo hice esas tumbas.

    ¿Qué nos puede decir usted sobre las formas como traían a los muertos en Tarmas, desde la Hacienda "La Florida", señor Renato?

    Cuando moría una persona en "La Florida", inmediatamente venía un mensajero desde allá notificando la muerte; y le avisaba al comisario del pueblo para que lo notificara en la jefatura civil en Carayaca y a su vez les decía a la gente en Tarmas para que preparan una bóveda en el cementerio, la cual hacían a punta de pico, ya que en esos días no se usaban bloques como ahora.

    Allá se agarraban 4 tablas de jabillo o de caoba, tal vez de otro árbol; y se hacía el ataúd y se colocaba al muerto adentro; al día siguiente, se claveteaba la urna y no se abría más. Luego era amarrada en dos palos o varas muy fuertes y a hombros se traían desde allá para Tarmas, en donde pasábamos por atajos y picas muy difíciles, era una proeza en algunos momentos traer los muertos.

    Cuando llegábamos al cementerio en muchas ocasiones el hueco estaba abierto y le colocábamos abajo y le echábamos tierra hasta hacerle el túmulo. Pero había ocasiones que poníamos a un lado la urna y nos tocaba a nosotros abrir el hueco. Aquí en Tarmas hacían las urnas los señores Encarnación Díaz, Saturnino Díaz, Tomás Benítez Capote y Zago Benítez León. Re

    ¿Y en cuanto al servicio militar, que nos puede contar, señor Renato?

    Yo pagué servicio militar en el año 1.948. Resulta, que un día decidí venirme al pueblo de Carayaca a inscribirme en el registro militar, y cuando me preguntaron la edad y fecha de nacimiento, recuerdo que me dijeron estas palabras:

    "…Ah, carajo. Si usted es renuente para el servicio militar, tiene seis pasados de la edad…".

    ¿No sabía usted que no pagar el servicio militar es un delito, cuando no nos inscribimos a tiempo?

    En realidad yo no sabía lo que me estaban diciendo, ya que no sabía leer ni escribir, esa era la verdad. Allí me retuvieron y me dijeron que tenía que irme a pagar el servicio militar, encontrándome en la jefatura civil que era conocido por mi familia, quién me dijo estas palabras:

    "…Renato, móntate arriba en ese camión, que nos vamos para Catia la Mar y allá te entregó al ejército…".

    Me monté en ese camión y Al llegar a Catia la Mar me entregaron a la marina de guerra y de allí me mandaron para un buque de guerra, en donde serví por 8 meses. Pero cómo era lo mismo estar en la armada que en el ejército, me desembarcaron y me mandaron para un cuartel del ejército en La Victoria en Aragua.

    Allá cumplí 26 meses deservicio militar. Te diré que ninguno de los soldados que pagaron servicio militar conmigo no sabían ni leer un carajo, por eso no podíamos leer los periódicos que llevaban para el cuartel, ya que de vainas el único que sabía era el comandante del cuartel; en esa vaina lo que nos ponían era a echar machete en esos montes y eso si lo sabíamos hacer bien, ya que la gran mayoría éramos campesinos.

    ¿Y qué nos puede decir sobre los Diablos Danzantes de Tarmas en Corpus Cristi o en San Juan Bautista, señor Renato?

    Lo que sé es que cuando se iban a bailar tambor en Tarmas, se aparecía un tipo con una máscara disfrazado de diablo, nadie sabía quién era ese hombre, y de pronto gritaba en la plaza estas palabras:

    "…Yo soy el Diablo…".

    ¿Ustedes no me conocen?

    ¿No saben que yo soy el Diablo, ah?

    Ese diablo llamaba la atención, ya que hacía muchas morisquetas y de pronto pegaba un grito y se iba corriendo y luego se metía dentro de esos gamelotes que había por ahí, berreando como una bestia; se quitaba la máscara y el traje y luego se colaba entre la gente que estaba bailando en la plaza toda la noche, y de esa manera nunca se sabía quién era el tipo que hacía el papel del diablo.

    ¿Y usted tenía familia en el viejo pueblo de Catia la Mar, señor Renato?

    Yo conocí al viejo pueblo de Catia la Mar y recuerdo cuando lo tumbaron para pasar a la gente en lo que después llamaron Urbanización Soublette. Allá vivía mi tío Hipólito Mayora.

    ¿Finalmente, que más nos puede decir, señor Renato?

    Yo toco tres, aquí ya no quedan músicos, el único es Venancio y ya está muy enfermo, Ñema no le toca a su pueblo, menos Pedro "Mulita" Díaz. El pueblo de Tarmas ya no tiene músicos y es bueno que se haya rescatado la fiesta de los Diablos Danzantes de Tarmas y para ellos hay que hacerle un reconocimiento a quienes trabajaron en eso, el maestro Alexi Rojas, Víctor González y a ti León Morales.

    Yo conocí muy bien a tu abuelo Manuel Morales, yo era quien le traía a la gente de La Florida a él, para que los viera, ya que él era curandero y sabia mucho de botánica, y su mujer Carmen González era partera y su hijo Juan González era buen arpista, él tocaba en la casa de Pablo Lozano, quien era paisano de ellos, en esa casa se apisonaba el piso con agua y así se evitaba que la gente se llenara de tierra.

     

     

    Autor:

    Recopilador:

    León Manuel Morales.

    Patrimonio Cultural Viviente del Edo. Vargas.

    Francmasón Grado 33.

    Oficial de Marina Mercante.