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Concepciones Ideológicas de Simón Rodríguez: Una luz en el túnel

Enviado por Moisés Rodríguez


Partes: 1, 2

    El análisis social del entorno colonial obviamente conlleva un hecho puntual en las relaciones humanas basadas en las divisiones del poder y las derivaciones consiguientes, las oportunidades establecidas por el status económico, la casta y las buenas conexiones con la realeza. Todo ello un compendio de elementos fundamentales en las opciones para vivir dignamente y en un espacio de justicia e igualdad.

    Dentro de este entorno ser descendiente directo del negro africano, del aborigen, e incluso no mucho mejor estaba el blanco de orilla que a pesar de no sufrir la discriminación de los primero, tampoco tenía grandes oportunidades de incorporarse satisfactoriamente a la sociedad productiva y de cierta manera era portador de un soslayo fundamentado en sus escasas potencialidades económicas y naturalmente en su menor poder político, por no tildar de inexistente este último. (Balaguer, 2001).

    Evidentemente, las barbaries y la injusticia dentro de la sociedad en la que creció Rodríguez en el siglo XVIII, las cuales observó y ante las que se formó, no pudieron alejarse jamás de la forma en como éste concibió su mundo.

    Una concepción que como seguidor de los postulados e ideas filosóficas de Thomas Hobbes, de Charles-Louis de Montesquieu, Jean-Jacques Rousseau o Voltaire constituyeron el epicentro de su formación ideológica, que naturalmente en sus años de juventud expuso como forma de expresión y liberación.

    Adicional a esto, los movimientos y hechos concretos acaecidos durante su periodo de vida La Revolución Francesa, la Revolución Industrial Inglesa, las ideas humanistas, los postulados de la ya naciente democracia, constituían sin duda, factores decisivos en la particularidad en que este hombre culto por sus conocimientos integrales y sus revolucionarios pensamientos, y no por la comparación que a tal término se le asignaba para las relaciones de una persona en razón de otras con relación a la riqueza material.

    En este sentido, Balaguer (ob.cit) expresa "Rodríguez creció en un mundo de desiguales, de inmediatez por la servidumbre, por la nostalgia de los sueños de un pueblo del cual se sintió parte y que susurraba su profunda ignorancia."(p54). Todos estos factores son decisivos junto con su formación académica en lo que se consuma su pensamiento humanista, en lo extenso de su visión analítica de la realidad y de los hechos y situaciones que conformaban su realidad social, cultural, económica y religiosa.

    Son varias entonces las confluencias que deben develarse y estudiarse con el detenimiento necesario para entender en modo sensato los aspectos sucedidos, que pernoctan en la mente del maestro al esgrimir su obra en su discípulo privilegiado, Bolívar.

    A tal efecto se cita a Rufo (2001), éste expresa que el ardid político era tan abismal, elocuente y efectivo que afirma en razón de los líderes y conductores sociales de la época "son en general de espíritus bizarros y corazones briosos, y tan inclinados a todo lo que es política que hasta los negros, siendo criollos, se desdeñan de no saber leer y escribir" (p.9).

    Estos apuntes esgrimen la dominación presente y el nexo de venta de una sociedad que a pesar de ser injusta y desequilibrada en todo sentido, hace que los oprimidos sientan placer por la supuesta gentileza del opresor, este un proceso ideológico en el cual las personas afectadas les ha sido introyectado un tipo de pensamiento en el cual se sienten que son afortunados al carecer de lo carecen y muy afortunados en tener la miseria en que viven, el conformismo como modo de vida.

    Es obvia la opulencia de los actos de un vandalismo camuflajeado, en este sentido José Luis Fortoul citado por Rufo (ob. Cit.) comenta en los años de Rodríguez por el siglo XVIII existía una "higiene pública primitiva, como en la metrópoli; desdén del baño y del jabón epidemias frecuentes y mortalidad de hasta cuarenta por mil" (p.12).

    Todos estos factores partes inherentes de una sociedad, fundamentos de una concepción española de limpieza de sangre y en la cual sólo hay espacio para el beneplácito de un sector minoritario de la misma.

    Es evidente dentro de este ambiente la inequidad desde toda perspectiva, lo cual se vislumbra en el pensamiento del joven Rodríguez, quien desde su análisis implica como características principales de su proceder ser observador y rebelde, competencias que se mezclan con el espíritu revolucionario que implica la propuesta de un contexto social distinto a las pautas establecidas, de las que experimentó y posteriormente cuestionó, pues él tuvo la oportunidad de estudiar , de formarse según las oportunidades de los de su clase.

    Es importante considerar en alusión a esto último, que la historia lo califica como un filósofo y educador, algunos lo tildan de visionario y humanista, su papel más trascendental formar al Libertador quien expuso la educación integral que éste le brindó, llena de amor, para la vida, liberadora, axiológica y fuera, eso si, de todo estigma de discriminación, un verdadero altruista en la construcción de la sociedad americana de entonces.

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