- Definición de milagros
- Ejemplos de milagros creídos y luego desacreditados
- Razonamiento sobre milagros
- Imposición de milagros
- Refutación de milagros
- Dificultades en las denuncias
- Las profecías
Del libro DIOS NO EXISTE de Christopher Hitchens.
De los milagros
David Hume (1711-1776). Filósofo escocés. A partir de sus análisis ya no fue posible hablar con la misma seguridad que antes de los milagros y el diseño del universo. Hume somete las pretensiones milagrosas a un interrogatorio con el cual deja al desnudo su naturaleza espuria.
Definición de milagros
Un milagro es la violación de las leyes de la naturaleza. Lo que sucede dentro del curso habitual de la naturaleza no es milagro. Debe haber una experiencia natural uniforme en contra de un hecho milagroso de los contrario no se trata de un milagro. Las leyes de las naturalezas constituyen experiencias firmes e inalterables. Por ejemplo, no es milagro que un hombre aparentemente saludable muera repentinamente, el milagro consiste en que algún muerto resucite. No es milagro que las frutas caigan de los árboles, pero sí que se queden flotando en el aire. Cuando se testimonia un milagro nos hacemos dos reflexiones: el relator o testigo engaña o ha sido engañado, o el hecho narrado ocurrió realmente.
Ejemplos de milagros creídos y luego desacreditados
Del emperador Vespasiano. Tácito, famoso historiador romano, relata cómo el emperador Vespasiano curó en Alejandría a un ciego con su saliva y aun cojo de un toque con uno de sus pies.
Podemos enumerar por lo menos cinco elementos usados para imponer la evidencia de esta superstición. La autoridad del historiador, en este caso de Tácito famoso historiador romano. La autoridad del milagrero, seriedad, solidez, edad y probidad del emperador Vespasiano a lo largo de su vida. La autoridad de los testigos, las personas en que Tácito se basó al relatar el milagro, eran reconocidas por su juicio y veracidad. La exposición del testimonio por Tácito con toda la fuerza del razonamiento y de la elocuencia. Las circunstancias de credulidad de un pueblo pagano donde los emperadores eran deificados.
Cómo se desacreditó el milagro?. Por declaración de falsedad de los testimonios. A los supuestos testigos no les cumplieron las promesas y más tarde declararon la falsedad de sus testimonios.
Del aceite sagrado. El cardenal Retz cuenta que cuando huyó a España, esquivando la persecución de sus enemigos, conoció en la catedral de Zaragoza a un hombre con sus dos piernas normales. Este hombre había trabajado en ella durante siete años como sacristán y se le conocía porque le faltaba una pierna. El milagro se había realizado al frotarse el muñón con aceite sagrado.
Cómo se intentaba imponer esta superstición? Este milagro fue confirmado por todos los canónigos de la catedral y todos los feligreses de la ciudad, quienes con ferviente devoción creían en este prodigio.
A pesar de que los testigos eran muchos y atestiguaban haber sido espectadores del hecho, el cardenal no dio crédito a la historia. Argumentó que no era necesario demostrar la falsedad del testimonio, dadas las circunstancias de bajeza y credulidad que lo produjeron. Sabia lo extremadamente difícil que era probar la veracidad del hecho universalmente, dada la ignorancia, la intolerancia, la astucia y la bribonería de gran parte de los seres humanos. Concluyó que tal milagro llevaba la falsedad en sí misma y que a pesar de haber sido confirmado por autoridades religiosas y creyentes devotos, serviría de tema de burla y no de afianzamiento religioso.
Del abate París. Otra de tantas historias es la del abate París, con cuya santidad la gente estuvo engañada durante mucho tiempo. Nunca hubo mayor número de milagros atribuidos a una sola persona, como los que se dice se produjeron sobre su tumba. En todas partes se hablaba de curación de enfermos, restitución de audición a sordos, y de vista a los ciegos.
Cómo se refutó esta serie de milagros? Una refutación razonable para no aceptar tantos hechos como milagrosos fue la dificultad en encontrar suficientes circunstancias que los corroboraran, o sea, la absoluta imposibilidad de comprobar el carácter milagroso de los sucesos relatados por la multitud de testigos.
Estos argumentos de refutación silencian las intolerancias y supersticiones más arrogantes y nos protege contra sus asechanzas impertinentes.
Como durante todo el tiempo los relatos de milagros y prodigios han formado parte de las historias sagradas y profanas, argumentos como los anteriores sirven a sabios y a doctos contra cualquier engaño supersticioso y les son útiles a muchas personas.
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