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Freud: Un Hombre para todas las épocas

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

  1. More el ser humano
  2. ¿A qué me refiero en este instante?
  3. Freud y su nuevo biógrafo: Peter Kramer
  4. Bibliografía

Esta tesis se basa en parte en la aplicación de la producción teatral de Robert Bolt, A Man for All Seasons. En esta pieza, un hombre, de fama legendaria — con imperfecciones humanas — Sir Thomas More — se torna en un héroe del momento, cuando mide sus creencias y deberes de clérigo contra las demandas de un monarca lerdo y vanidoso

El monarca es Henry VIII. Famoso por sus apetitos insaciables en todos los sentidos de esta palabra tan amplia, como su cuerpo majestoso, lo fuera.

Henry sería obeso, gotoso y deslucido. Pero, como hombre; fue muy narcisista y todavía más peligroso.

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Su majestad: Henry VIII

La ocasión que trae los dos personajes en este farsa en curso de colisión histórica — y, para More, fatal — fue el rechazo del Papa reinante a facultar una anulación del matrimonio de Henry con la española Catalina de Aragón — ya que el mismo pontífice, primeramente, había dispensado con Ley Canónica para permitir la unión entre Henry y Catalina.

El Cabeza de la Iglesia en esta historia es Pablo III, hombre salaz y engreído cuyo ascenso al papado se debería a los oficios diligentes de su hermana, la bellísima Giulia Farnese, amante del Papa Alejandro VI, el siniestro Rodrigo Borja.

Catalina está envejeciendo. Es poco atractiva, y no le ha dado un sucesor al rey, quien desea la disolución de su matrimonio para contraer nupcias con su amante, Anne Boleyn.

La obra de Bolt es de interés en esta lección ya que es una reflexión del comportamiento del ser humano cuando comanda poder o prestigio — estableciendo asimismo una reconsideración de los efectos del hubris en la afectación de nuestros semejantes, y de la aplicación del principio de la moralidad, que a tantos poderosos elude y que a pocos de ellos gobierna. (Véase mi artículo: Déjame que te Cuente Genoma).

La obra es una adaptación de un hecho histórico, el que, a continuación, condensamos.

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Catalina de Aragón

Ésta es la ordalía de Sir Thomas More, Canciller de Inglaterra en el Siglo XVI

More es un miembro del clero, y favorito del rey — pero, como tal, vive, rodeado, de enemigos que lo envidian y que — peor para él — son muy poderosos.

En la obra y en la realidad histórica, More opone los deseos del monarca de anular su matrimonio para casarse de nuevo. More, mientras así lo hace, apoya la posición del Papa contraria a los deseos del rey — insistiendo que una persona se define por sus ideas, las que plasman su identidad — y más que nada, por su conciencia.

El jerarca cree que si se aparta de los dogmas, especialmente, en este asunto tan delicado, que al final, será castigado por Dios.

Pero, More no es desleal a Henry. Como prelado, él obedece los dictámenes de su iglesia y la voluntad de su Papa.

La trama, repetimos, es acerca del poder y de la dominancia animal e instintiva, de quien lo ejercita

Por su oposición a los deseos del monarca, More, al final, paga con su vida, condenado por un tribunal apócrifo del delito de lèse-majesté. Cuya consecuencia es el tajo del verdugo.

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More el ser humano

El jerarca, aunque eventualmente sería canonizado por la iglesia católica, en la vida real no fue santo — lo que da credibilidad al título de ésta; nuestra composición, ya que siempre se puede ser leal a ambos al rey y a la iglesia — como lo hubiera hecho More, de haber sido, un hombre para todas las épocas.

Freud, pudo haberlo asistido en poder mantener su balance en la, precaria, cuerda floja del destino, como ya veremos cuando de él hablemos.

More el literato

More, escribió, la obra famosa, Utopia, por la que se le recuerda.

El renacimiento del psicoanálisis, de Freud y de Jung

A fines del pasado siglo, surgió una corriente de orientación del pensamiento que naciera en sincronía con el establecimiento de la neurociencia como la disciplina por excelencia, para el estudio de la mente.

Antes de este renacimiento, los psicoanálisis, tanto freudiano como jungiano, habían encontrado, quedamente, sus posiciones fijas entre las ciencias intelectuales humanistas y filosóficas — lo que hicieran, como sistemas de terapia y nada más.

No habría razón para anticipar que cambios espectaculares en estas disciplinas durmientes, eran de ser anticipados.

Las razones para el status quo

El psicoanálisis, como sistema, ya había agotado la influencia de que gozara durante el apogeo de sus glorias.

Freud era una figura en el ocaso de su fama y Jung, un astro apagado.

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