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Ciudades Diseñadas. El caso de La Punta (San Luis – Argentina)


Partes: 1, 2, 3, 4

    1. Resumen
    2. Ciudades
    3. La Punta
    4. Un sistema complejo
    5. Bibliografía

    Resumen

    El siguiente trabajo reflexiona sobre la forma que toman las prácticas culturales dentro del espacio urbano y cómo estas van conformando lo que se conoce cómo ciudadanía. Dentro de esta temática se aborda principalmente el tema de las ciudades diseñadas, construidas por una decisión política, tomando como ejemplo principal el caso de la Ciudad de La Punta, un complejo urbanístico levantado en la provincia argentina de San Luis hacia el año 2003.

    Este trabajo comienza con un breve repaso sobre el significado del espacio urbano y sobre las formas históricas que han tenido las ciudades de construirse y crecer. Para luego describir y analizar de forma más pormenorizada los diferentes elementos que hacen a la constitución de las prácticas culturales y ciudadanas en La Punta, las cuales son vistas desde la perspectiva de la complejidad.

    1. Ciudades

    Las ciudades son hoy en día el principal espacio social, económico y cultural en el cual se desenvuelven las actividades humanas. Esto es así debido a una simple cuestión demográfica, según un reporte de las Naciones Unidas, a partir de 2007, y por primera vez en la historia de la humanidad, la suma total de los habitantes de las ciudades superará en número a la de los habitantes de zonas rurales.

    Sin embargo, pese a la importancia que cumple hoy en día el espacio urbano en darle forma al transcurso de la historia, pocos son los que se hacen la pregunta más básica de todas: ¿qué es una ciudad?

    Por lo general, para el habitante promedio una ciudad simplemente es, le otorga categoría de atemporal, extra-histórica; como si la ciudad siempre hubiese estado allí, y que siempre estará. Se evita de esta manera encontrarse de frente con todas las cuestiones y problemáticas que convirtieron a ese lugar en lo que es.

    Me permitiré en este momento efectuar una transpolación del concepto básico en el que me baso desde la antropología lingüística, Ward Goodenough expresa que "La realidad parece tan obvia que la tomamos como algo dado y seguimos considerando las cuestiones clásicas de la antropología (…) sin detenernos a examinar críticamente la supuesta realidad"

    Las palabras de Goodenough, que parecen en si mismas tan obvias como esa en apariencia sólida realidad, pueden ser tomadas como el puntapié inicial de mi análisis sobre este tema, de aquí en adelante me permitiré, basándome en mi propia experiencia como ciudadano, profesional, viajero y persona, especular con respecto al tema.

    En primer lugar, los tiempos de acuerdo a los cuales una ciudad tiene su ciclo de vida son evidentemente mas dilatados que los de la vida humana. El cambio en una ciudad puede ser tan gradual que para sus habitantes el tener conciencia de este y de sus razones puede no ser posible a menos que se haga un esfuerzo deliberado para notarlo.

    Esto tampoco quiere decir que nadie note jamás ninguna diferencia, después de todo, las frases más comunes que se pueden escuchar en boca de gente de mediana edad en adelante refiriéndose a la vida en las ciudades son: "En mis tiempos las cosas eran diferentes"; "Cómo cambió todo…"; y otras similares.

    ¿Pero indica esto alguna conciencia del estado dinámico de la vida de una ciudad? ¿Del hecho de que se trata de una entidad en permanente movimiento que tuvo un origen en algún punto del tiempo y que tendrá de seguro un final en otro punto del tiempo?

    En mi opinión, no, ya que se trata de enunciados comparativos, que toman dos puntos congelados en el tiempo, uno en un momento del pasado, y otro en el presente, sin conectarlos entre sí, sin ver ni intentar comprender las causas que llevaron del punto A al punto B, sin proyectar ni hacia adelante ni hacia atrás.

    Por lo tanto, la conciencia del proceso de cambio, de sus causas y de sus consecuencias, es inexistente en estos casos.

    En conclusión, para el habitante típico de una ciudad cualquiera de hoy en día, la idea de una ciudad como entidad dinámica en permanente cambio no es algo que esté presente en su conciencia. En su lugar, la forma de ver los cambios que resultan irrefutables ante sus ojos es más bien la de un proceso mítico, ocurrido totalmente fuera de su control, para el que no tiene explicación ni tampoco la busca.

    Esta falta de conciencia hace que a la hora de insertarse en los circuitos culturales, laborales, o de cualquier índole de cualquier ciudad, el recién ingresado, ya sea que se trate de un recién llegado al espacio urbano o que haya nacido en él, tome todos los procesos presentes como algo que siempre estuvo allí, estable y atemporal.

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