Acerca del mundo "visual" del ciego
Enviado por Cristina Oyarzábal
En La Interpretación de los Sueños (1900-1901) Freud nos dice que el miramiento por la figurabilidad dentro del peculiar material psíquico de que se sirve el sueño, consta, las más de las veces, de imágenes visuales. También señala que no todos los sueños muestran esa trasmudación de la representación en una imagen sensible; hay sueños compuestos sólo por pensamientos. ¿Deberíamos pensar que los sueños de los ciegos no pasan por la trasmudación a lo sensible, que simplemente son pensados o sabidos como suelen serlo en la vigilia? Ciertamente que no. Conozco sujetos adultos que han cegado siendo niños y todavía sueñan con imágenes visuales; a otros que han cegado recientemente, los colores se les van borroneando, desgastando, otros sueñan con colores vivaces, fluorescentes, casi irreales. También puedo relatar el caso de una joven mujer que hace más de la mitad de su vida que está ciega. Cuando sueña, ella se ve en el sueño como los otros la ven, sin embargo se sueña ciega, es decir se "mira" pero ella como protagonista del sueño, no mira, porque está ciega. Sin embargo, el enigma, lo ofrecen, los ciegos congénitos. ¿cómo sueñan? Les pregunto a un grupo de jóvenes.
-Tal como vivimos- contesta uno de ellos.
-Sueño con el traqueteo del tren, con su sonido, con mi cuerpo en movimiento -dice otro
-Sueño con un olor que me invadió, con la suavidad o la aspereza de algo, contesta un tercero
-No sé por qué siempre sueño que estoy en la casa de mi mamá y no en la mía- dice una muchacha -¿cómo te das cuenta?, le pregunto -porque mi departamento es pequeño, en seguida lo recorro, en cambio la casa de mamá es amplia, tiene muchas habitaciones, un patio grande.
Dejemos de soñar y vayamos a la ciencia. ¿Qué nos dice hoy, 250 años después de los planteos filosóficos a los que nos hemos referido en las entregas anteriores?
Las opiniones, hoy como entonces, siguen divididas. Juan Cuatrecasas (1969) (neurobiólogo) define al hombre como un animal geométrico gracias a la función visual sosteniendo que la proyección de las imágenes es el soporte de nuestro pensamiento; nuestra mentalidad se basa en la óptica. Respecto del ciego de nacimiento, sostiene que sólo carece de los referentes externos tales como la visión de los colores, que siendo un fenómeno interesante no deja por ello de ser secundario. Se trata de un fenómeno de matización de las imágenes; sin embargo, no resultan indispensables para la percepción de las mismas. Para imaginar, la visión de los colores no resulta necesaria ni tan siquiera la experiencia retiniana individual puesto que la elaboración de las imágenes es función de la más alta esfera sensorial óptica autónoma del órgano.
El desconocimiento de las funciones ópticas corticales y subcorticales -que confunde la fisiología ocular periférica con la psicofisiología de los centros encefálicos relacionados con la visión-, es lo que ha llevado a algunos autores a sostener que los ciegos no pueden concebir el mundo en forma semejante a quienes ven porque sólo tendrían acceso al concepto de un espacio táctil derivado de las imágenes táctiles localizadas en las yemas de los dedos. Sin embargo, la supuesta suplencia táctil del ciego sólo es parcial. Las percepciones táctiles pronto se desprenden de sus caracteres específicos, tales como presión, temperatura, movimiento, etc, al ser centralizadas e interpretadas por el sistema nervioso dejando la sensación de forma, espacio, que los centros corticales transforman en verdaderas sensaciones espaciales.
Es indudable que existe una percepción de la espacialidad a la que concurren, además de la visión, diferentes sentidos, especialmente el tacto y el sentido kinestésico, pero no determinan por si mismos la percepción del espacio, este autor nos advierte que no debemos caer en el error de intentar explicar las representaciones espaciales del ciego por la suplencia táctil ya que ésta, realizada a través de los otros sentidos, es puramente formal y externa. Los datos obtenidos a través del tacto son interpretados rápidamente para situar el objeto palpado en proyección espacial porque el ciego, tal como aclara Lacan, opera con la "visión geometral", es decir, la visión situada en un espacio que no es, en su esencia, lo visual".
En las antípodas de esta posición encontramos al oftalmólogo, Alberto Valvo quien sostiene que la percepción simultánea de los objetos es algo insólito para aquellos que están habituados a la percepción secuencial a través del tacto. De este modo, afirma que los que vemos vivimos en el espacio y en el tiempo; los ciegos sólo viven en un mundo temporal pues, construyéndolo a partir de secuencias de impresiones táctiles, auditivas, olfativas, siendo incapaces de tener una percepción simultánea, de crear una escena instantánea. La idea que transmite es que el ciego, casi exclusivamente, "vive en el tiempo".
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