Y aquí estamos, de vuelta al principio, cuando intentábamos averiguar si la prudencia nos parecía lo mismo que la sabiduría, para poder aceptar como buena o no, la segunda definición que teníamos de esta, esa que dice que la sabiduría es la conducta prudente en la vida o en los negocios. Una vuelta que en realidad tampoco es tal, pues si lo pensamos bien, todo este extenso análisis lo hemos hecho para analizar la definición indefinida que teníamos de la prudencia. Y aunque al final hemos descartado la definición, o al menos las partes o sinónimos de esta que la formaban, como igual a la sabiduría, no por eso creo que podamos descartar el concepto. La razón, es que cuando hemos analizado los componentes de la definición y los que surgieron de ellos, hemos visto que muchos de ellos aunque muy parecidos, no son exactamente lo mismo. Y mucho me temo que con la prudencia y su indefinida definición nos pueda pasar lo mismo. Podríamos pensar entonces que el largo trabajo que hemos hecho analizando su indefinida definición ha sido en vano, puesto que parece no acercarnos más a nuestro objetivo. Pero si no lo hubiéramos hecho, no habríamos llegado a la conclusión de que debemos ahondar mas en el significado de la prudencia antes de descartarla. Así pues intentemos indagar en el origen de la palabra prudencia y ver si así entendemos mejor su significado, para intentar saber si es lo mismo que la sabiduría o no. Por lo que parece la prudencia, viene del latín "prudentia", que a su vez viene de "pro videntia", ósea el que ve por adelantado o ve por delante. Con lo que creo podríamos decir, que la prudencia es una especie de anticipación o previsión de los acontecimientos, que nos induce a tomar ciertas precauciones. Uno anticipa o prevé que va a llover y en consecuencia coge un paraguas antes de salir de casa, con lo que podríamos decir que ha sido prudente. Diríamos entonces que la prudencia es lo mismo que la sabiduría?, yo en principio diría que no, no me parece que la sabiduría sea la anticipación o previsión de nada, de hecho me parece que la prudencia es en cierta manera de la misma naturaleza que la cautela y la precaución, que ya analizamos antes. Y que como estas solo es buena en su justa medida, pues si además de coger el paraguas por si llueve, como voy a ir a pasear al monte, cojo la navaja por si la necesito, la mochila con comida por si me pierdo, etc., al final no me hago ningún bien, pues voy cargado en exceso para el camino. Y si esto es así podemos descartarla como igual a la sabiduría, por las mismas razones que lo hicimos con estas, que la sabiduría es buena siempre y no solo en su justa medida. Por lo que ser prudente en la vida y en los negocios, no sería lo mismo que la sabiduría. Con lo que podríamos decir también, que la segunda definición que teníamos de la sabiduría, tampoco parece acertada.
Y como por lo que parece ninguna de las tres definiciones que teníamos de la sabiduría, acaba de satisfacernos, nos vemos como Sócrates, que tras mucho indagar tampoco fue capaz de llegar a ella y lo único que pudo hacer fue descartar las que le ofrecían. He de reconocer que este análisis que a mí me ha llevado unos cuantos días realizar, seguramente el lo habría hecho mejor y en menor tiempo, pero espero al menos ser digno de su aprobación, aunque solo sea por haber hecho el intento de analizarlo.
Llegados a este punto, yo quiero a diferencia de Sócrates, y seguramente porque soy más ignorante que él, aventurarme a dar una definición de la sabiduría, a la que he llegado tras mucho reflexionar, y que a diferencia de las que hemos visto y otras muchas que se me han pasado por la cabeza, parece satisfacerme. En mi humilde opinión, la sabiduría podría definirse como la buena gestión, o el buen uso que se hace del conocimiento, entendiendo por buena la que produce algún bien o utilidad, como ya hemos dicho antes. Mientras escribo esto, se me ocurre que igual que hemos dicho antes que la inteligencia es la capacidad de adquirir conocimiento, podríamos decir que la sabiduría es la capacidad de producir un bien o una utilidad con ese conocimiento adquirido.
Por que se pueden conocer muchas cosas y hacer un mal uso de ese conocimiento y que eso produjese un mal, como ya hemos visto muchas veces, y a eso no lo llamaríamos sabiduría. Alguien podría conocer muy bien un bosque y usar ese conocimiento para mantener y conservar el bosque, lo que produciría un bien y podríamos decir de él que es un hombre sabio. Y por contra también podría usar ese conocimiento para destruir el bosque y producir un mal, con lo que yo al menos no lo consideraría sabio precisamente. Por lo que, aunque es evidente que es necesario algo de conocimiento para tener sabiduría, me parece que la sabiduría no depende de la cantidad o la excelencia de los conocimientos que se poseen, si no de la buena gestión o el buen uso que se hace de los mismos.
Autor:
Yoel Ocampo.
| Página siguiente |