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El orgasmo de la Mujer y la neurociencia: Una tesis feminista desarrollada y lo que muchos hombres no captan?

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

    1. La mujer es algo único amén de especial…
    2. La plasticidad sexual de algunos vertebrados y de los primates
    3. Los principios del placer
    4. Las trayectorias del orgasmo y de la estimulación sexual
    5. El cerebro, órgano sexual par excellence…
    6. La neurociencia al rescate…
    7. El orgasmo como función adaptadora
    8. En resumen
    9. Bibliografía

    Obviamente, creemos, aunque de ello no estemos totalmente convencidos, que los vertebrados superiores llegan al orgasmo con la misma constancia con que se llega en nuestra especie, Homo sapiens sapiens.

    Además algunos investigadores piensan que el orgasmo, esa sensación singular de placer indescriptible fundamenta la razón para que la copulación exista y para que la reproducción entre individuos de dimorfismo sexual se consume.

    El estudio del orgasmo, siempre asunto del mayor interés para el científico, ha recibido mucha atención en las últimas dos décadas, especialmente por los antropólogos y neurocientíficos de todas las sub-disciplinas existentes.

    Entre los sexos, el orgasmo que ha sido sujeto de la mayor atención ha sido el de la mujer, cuyos mecanismos aún no se entienden de manera plausible ni conclusivamente.

    Ratón de campo. Cuando se quiere de veras, como te quiero yo a ti…

    Lo que es muy posible es que el significado de la experiencia no es constante para todas las variedades de especies que existen, o para los dos sexos en aislamiento, o para dos mujeres distintas, o para la misma mujer con diferentes parejas.

    La mujer es algo único amén de especial…

    Por nuestra inhabilidad de conversar con otros animales, solamente podemos colegir que entre ellos, el orgasmo también existe, aunque no se pueda medir o demostrar.

    En ese respecto, reconocemos que no somos únicos ni estamos solos, aunque quizás nunca podremos lograr la experiencia de interpretar los sentimientos de otros seres vivientes, cuyas naturalezas, a veces, no residen muy distantes a la nuestra.

    Y, cándidamente hablando, nunca podremos dilucidar los instintos sexuales de insectos — asimismo seres vivientes como nosotros, con misiones reproductivas propias y peculiares — quienes, como la tarántula del género viuda negra (Latrodectus mactans), engulle el arácnido que la impregna, o del mantis predicador (Mantis religiosa) que decapita al macho que la fecunda.

    Existen teorías que tratan de razonar el comportamiento de los insectos descritos, pero éstas permanecen conjeturas en espera de confirmaciones formales, por ello aquí no las detallamos.

    Algunos investigadores no se detienen en sus especulaciones, afirmando que el orgasmo existe en todos los vertebrados, aunque la respuesta observable del acto sexual de una vaca es muy remota a la de nuestra especie. Lo que no impide que muchos recurran al antropomorfismo descriptivo, ya que nuestro folklore está repleto de fábulas y mitos en las que nos comunicamos con los animales que nos rodean — y aún con árboles — como si éstos fueran seres animados.

    Cuervo de Nueva Caledonia

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