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El discurso ideológico en el filme ?CruzadA?

Enviado por ejj39


    Dir.: Ridley Scott

    c/ Orlando Bloom (Balian of Ibelin), Jeremy Irons (Tiberias), Liam Neeson (Godfrey of Ibelin), Eva Green (Sybilla), Edward Norton (Rey Baldwin IV), Brendan Gleeson (Reynald), Marton Csokas (Guy de Lusignan)

    USA-UK-España/2005/Épica

    Ridley Scott siempre tuvo predilección por los temas históricos, o mejor dicho, el ambientar una narración en un contexto histórico determinado: "Los duelistas" (que le valió el premio a mejor ópera prima en el Festival de Cannes 1977) ambientada en la época de las guerras napoleónicas; "1492", "Gladiador" (en la época del imperio romano) y, ahora, "Cruzada"*, con un trasfondo ideológico bastante evidente.

    Los resultados han sido disparejos, mientras "Los duelistas" era una película sostenida en los caracteres de los personajes, que tienen duelos rituales a lo largo de 15 años; "Gladiador" era un gran espectáculo, donde la presencia de Russell Crowe es determinante para darle ese aire de héroe trágico a su personaje; en cambio, "Cruzada" se quedó a medio camino entre las dos películas anteriores. Veamos porqué.

    EL DISCURSO IDEOLÓGICO:

    Por la época de la ambientación histórica (las cruzadas que durante la Edad Media perpetraron los europeos para recuperar la tierra santa de manos de los "infieles" –de allí el título original-), el filme se prestaba para contrastar el ambiente de fanatismo de los cristianos medioevales contra el discurso racional y hasta escéptico de algunos escasos pero lúcidos personajes que buscan más bien una convivencia pacífica con los musulmanes (quienes en honor a la verdad no son pintados nada intolerantes en el filme, sino todo lo contrario). Ya Scott había planteado lo mismo en "Los duelistas": el discurso de la razón encarnado en el personaje de Keith Carradine (Armand D’Hubert) contra el discurso irracional, fanatizado, encarnado en Harvey Keitel (Gabriel Feraud). Al final ganaba la razón, que no busca la violencia per se, sino el tratar de comprender el mundo a través de un discurso lógico-racional y de la tolerancia hacia el otro.

    "Cruzada" se prestaba para ese planteamiento, incluso en las primeras escenas parecía que iba por allí. Tenemos a un excepcional Liam Nelson (tan bueno en su actuación como en "Kinsey"), que en un corto papel, refleja ese discurso racional, tolerante, escéptico, hasta agnóstico, al dudar de la existencia de un ser superior, luego de retornar de la guerra santa, donde ha preferido hacer un pacto de convivencia con los musulmanes que el exterminio del contrario, a sabiendas que ese sería también el final de los cristianos. Ese retorno de tierra santa significa también el buscar al hijo no reconocido (Orlando Bloom) y trasmitirle su sabiduría y el apellido, y por tanto el título de noble.

    El planteamiento es muy bueno, logrado. Todos esperamos que se trate de una lucha entre el irracionalismo y oscurantismo de la edad media contra la razón y la tolerancia del mundo moderno. Pero, cuando Orlando Bloom asume el papel como heredero de los sabios consejos del padre, la película desfallece, pierde dramatismo.

    En principio, que a Orlando Bloom le quedó grande el papel. No está a la altura de las circunstancias, a fin de darle un aire trágico a su personaje, sumido en la disyuntiva entre aceptar su destino al cual pareciera no escapar (algo que sí hizo magistralmente Russell Crowe en "Gladiador") y el libre albedrío como aspiración máxima del individuo.

    Luego, la película gira hacia las escenas de batallas, que no son muy logradas (si bien las comparaciones son odiosas, pero las de "Alexander" estaban mucho mejor elaboradas) y hacia una historia de amor con la hermana del rey de Jerusalén (irreconocible Edward Norton como el Rey Baldwin IV, tras una máscara de metal y kilos de maquillaje, con lo que se desperdicia el talento de un gran actor), y de allí, hasta el desenlace: la batalla final (que es lo mejor), que es más de resistencia a fin de poner condiciones para la capitulación de la ciudad santa (predominando la racionalidad, que sabe que la batalla está perdida de antemano y que lo que se puede conseguir más bien es una capitulación honrosa a fin que no pasen a cuchillo los musulmanes a los habitantes de la ciudad), y el mensaje final de liberación de toda atadura sea de clase social, título u otra similar, en la huída de Balian y Sybilla (que nos hace recordar la escena final de "Blade Runner").

    No estamos de acuerdo con el mensaje (enfatizado en el cartel final) de que la confrontación de Oriente y Occidente sea sólo un "choque de culturas" como lo propone Huntington, por supuesto hay algo más en esa lucha en que se ha enfrascado Occidente –y concretamente Estados Unidos– en las actuales circunstancias.

    Pudo haber sido una muy buena película, quizás más al estilo de reflexión filosófica-moral (sin llegar, claro, a los niveles de "El séptimo sello" de Bergman), aprovechando el contexto histórico, pero se queda a mitad de camino, entre esa reflexión y las escenas de acción, no llegando a convencer en ninguno de los dos sentidos, confirmando –salvo excepción posterior- que el mejor Ridley Scott es el de la juventud, el que abarca "Los duelistas", "Alien" y su mejor película hasta el momento "Blade Runner". "Cruzada" es una obra menor.

    * A fin de evitar la confusión en el título de la película, "Cruzada" fue el título con que se estrenó en México y varios países de América Latina; mientras que con "El reino de los cielos" –traduciendo literalmente el título original- fue presentada en España; pero se trata de la misma película.

    Autor: Eduardo Jiménez J.

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