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La obesidad, los microbios y la agonía de ser obeso: Una lucha de proporciones enormes

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

    1. En resumen
    2. Bibliografía

    Richard Atkinson y sus colegas en Virginia Commonwealth University han estudiado un grupo de personas obesas que iban a ser operadas para reducir de peso.

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    Aborigen australiano

    De todos sus hallazgos, el más sorprendente fue que, de veras, las personas obesas, por lo general, ingieren más calorías de la cuenta. Algunas comiendo por encima de 6,700 calorías en un día.

    Pero, de manera sorprendente, no todas comen en exceso.

    En esta lección hacemos un resumen de los trabajos recientes que tratan de explicar la obesidad desde perspectivas distintas a las acostumbradas.

    Una paciente en el estudio fue Janet S., una mujer de 25 años que pesaba 348 libras cuando se prestó como voluntaria en el experimento en el 1975.

    En retribución por aceptar ser hospitalizada por tres meses — con otras 30 personas en similares circunstancias — para ser estudiada antes de ser operada con una reducción del estómago, gratis.

    Las dietistas determinaron cuántas calorías serían necesarias para que una persona como Janet, de 5"6" de estatura, mantuviera su peso de 384 lb.

    Ellas le alimentaron las calorías determinadas con precisión absoluta. Mientras que Janet obedeció el protocolo de la investigación.

    La sorpresa fue, que en dos semanas, Janet ganó doce libras. Casi una libra diaria.

    Los sorprendidos investigadores la acusaron de introducir comida subrepticiamente en el hospital donde estaba. A lo que ella respondió indignada: "estoy ganando de peso, porque ustedes me están dando demasiada comida".

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    No adenovirus

    La experiencia con Janet fue una llamada despertadora al hecho de que el entendimiento de la obesidad es más complejo que la idea sobrevaluada del sistema fiduciario.

    Los expertos en la salud pública, por mucho tiempo han mantenido que para mantener un peso establecido, que la energía (calorías consumidas) debe de igualar la energía utilizada (calorías utilizadas).

    Pero, asimismo entenderían que existen factores genéticos a considerar. El primer "gen de la obesidad" se descubrió en el 1994, y, desde entonces, los científicos han determinado la existencia de 50 genes adicionales.

    Algunos de los genes determinan cómo las personas acumulan sus reservas de grasa.

    Otros regulan cuánto desean las personas comer, en primer lugar.

    Mientras que otros controlan cuándo parar de comer o cómo distribuir la energía disponible. Sea por medio de inquietud ansiosa o corriendo maratones.

    Para las personas como Janet, que pueden engordar con muy poca ingesta de comida, esa capacidad pudo haber sido ventajosa en otros entornos ya pasados, porque cuando la comida es abundante puede constituir un peligro.

    Pero, aunque nuestro entendimiento de los genes y el comportamiento se vuelven más sofisticados, algunos casos nos dejan atónitos.

    Ejemplo: gemelos idénticos que comen lo mismo y cuyos pesos son muy diferentes.

    Actualmente una nueva generación de investigadores está explorando explicaciones que no caen dentro de las que nos ofrecen la simple genética, las que culpan el comer en exceso, o de no hacer ejercicios en cantidad suficiente.

    La nueva orientación nos conduce a explorar lo que pueda considerarse una posibilidad muy remota: los organismos con quienes vivimos todo el tiempo.

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    Apnea nocturna

    Hace un año, la idea de que los microbios pueden causar la obesidad ganó ascendencia cuando se creó en el Pennington Biomedical Research Center Louisiana, el primer departamento de virus y obesidad.

    Su director es Nikhil Dhurandhar, un médico que inventó el término "infectobesidad" para describir el nuevo campo.

    El interés de Dhurandhar es en la relación que existe entre la obesidad y un virus común, el adenovirus.

    Otros científicos, trabajando con un grupo de microbiólogos en Washington University en Saint Louis, están analizando las actividades de los trillones de microbios que residen en nuestro intestino, para determinar si algunos de ellos hacen que su huésped engorde.

    Si los microbios pueden explicar aunque sea una proporción pequeña de la obesidad, esto iluminaría un problema que plaga a millones de personas por todo el mundo.

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