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La membrana del himen, y el destino de la mujer: gobernado por una reliquia evolutiva

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

  1. La "justicia" islámica
  2. Neda: Mártir de la elección facticia de Mahmoud Ahmadinejad o el mullah sanguinario
  3. El himen: asunto de estado, de poder, y de control. La intrascendente estructura anatómica, con el valor metafórico más exagerado
  4. Ahora, conozcamos al himen, invitado especial para esta lección
  5. En resumen
  6. Referencias

La membrana del himen, y el destino de la mujer: gobernado por una reliquia evolutiva, que la selección natural olvidara

"Una de las supersticiones del ser humano es creer que la virginidad es una virtud." François Marie Arouet (Voltaire) [1694-1778]

Las noticias, difundidas por todos los medios, despertaron, despavorida, la ciudad dormida. Una familia islámica, residente de Saint Louis, había ejecutado la sentencia merecida. Brutalmente, ajusticiando su única hija.

¿Cuál sería el pecado tan grave que la desdichada, mujer cometiera? La respuesta: Mancillar el honor familiar. Lo que se descubriera cuando ella confiara a su prometido — igualmente musulmán y oriundo de Irán — que, meses antes de conocerlo, había perdido su "virtud".

La "virtud" en este caso, la encarnaba una membrana vestigial.

La "justicia" islámica

Los padres, acompañados de un hermano mayor, golpearon a Rana1 con tubos de plomería, hasta que la víctima sucumbió de hemorragias masivas.

Habiendo cumplido su cometido, los familiares se postraron — como manda la ley de sharia — besando el suelo y cantando alabanzas a su dios, mientras que la víctima agonizaba inconsciente con fracturas del cráneo y de las extremidades.

No es fenómeno raro, maltratar la mujer en círculos religiosos fundamentalistas. Mientras se culpa a ella, y no al hombre — aunque éste sea igualmente responsable — por el supuesto, "crimen" cometido.

Lo extraño del caso, es que el futuro marido, jactanciosamente admitió, haber procreado hijos ilegítimos con un número indeterminado de mujeres.

Neda: Mártir de la elección facticia de Mahmoud Ahmadinejad o el mullah sanguinario

Neda, otra mujer persa, encontraría, muchos años después, la misma brutalidad, producto de la represalia implacable impuesta a los apóstatas por los gobernantes de esa llamada "República Islámica de Irán".

Prosiguiendo con la historia de Rana, nombre de pila de la mujer asesinada.

Entrevistado por reporteros de todos los canales televisivos en Saint Louis, el "ultrajado" novio — quiso aprovechar toda oportunidad ofrecida para expresar su indignidad farisaica — acusó a la mujer, ya muerta, de ser una renegada "inmunda" a la religión y cultura islámica.

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Himeneo

Para concluir su melodramática y pedante pantomima — mientras las cámaras filmaban — este fatuo espécimen de la insensibilidad a la naturaleza humana, pronunció las siguientes palabras: "En mi país su muerte la justifican el Corán y la ley".

Para muchos — tanto en el Islam como en el catolicismo y otras religiones — el tabú de la virginidad es un dogma muy arraigado que contribuye a perpetuar la hegemonía injusta, del hombre sobre la mujer.

Como inspiración poética, la virginidad encuentra su lugar en el simbolismo refinado, que Pablo Neruda empleara en su Oda a la Cebolla. Veamos:

"…hada madrina envuelta en delicado papel, sales del suelo, eterna, intacta, pura como semilla de astro, y al cortarte el cuchillo en la cocina sube la única lágrima sin pena…"

Mis colegas freudianos gozarían de un verdadero festín interpretativo al aprender de la desfloración simbólica de esta herbácea bulbosa, erotizada por el bardo chileno…

Prosiguiendo

El propósito de esta lección, es avanzar, una tesis enfocada desde el punto de vista de la globalización cultural y económica, que impacta en nuestras vidas y asuntos personales. Y de cómo esta situación, a veces, confusa, amenaza con transformar nuestra civilización en sus valores éticos y culturales.

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Recién casados. Ella de 13 años. Él de 65…

Nuestro mundo se ha reducido, en tamaño, de tal manera que no podemos escapar indiferentes, los affaires y las costumbres características de los demás habitantes de este pequeño planeta. Nuestros vecinos están muy cerca. Los representantes de otras culturas no nos son extraños. Los acogemos, con resquemores, porque nos llegan de todos lados. Lo que no sabemos hacer, es cómo lidiar con la manera de superioridad moral con que, algunos de entre ellos, tratan de imponernos sus costumbres, a veces, al costo de las nuestras.

Partes: 1, 2
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