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La Revolución Mexicana


Partes: 1, 2

    1. Breve resumen
    2. Causas
    3. Plan de San Luis y sus repercusiones
    4. Acuerdos de Ciudad Juárez y sus contradicciones (revolución no aprovechada)
    5. El gobierno de Madero y sus dificultades
    6. El Plan de Ayala, programa eminentemente agrario y social
    7. La Decena Trágica y sus responsables
    8. El Plan de Guadalupe. En busca de la legalidad. Reagrupación de diferentes tendencias revolucionarias
    9. Notas

    Descripción y análisis sobre sus causas, desarrollo y consecuencias. De Madero al triunfo de la Revolución Constitucionalista

    Breve resumen:

    La Revolución Mexicana es uno de los acontecimientos más importantes de la historia de México y principalmente del siglo XX. Con ésta, dio fin la larga dictadura porfirista y se pasó a una etapa difícil por la participación de distintas tendencias revolucionarias y sus respectivos caudillos, que al tener propósitos y objetivos diferentes unos de otros, lucharon entre sí para favorecer sus intereses. La Revolución iniciada por Madero con el Plan de San Luis, fue provocada por causas de orden político, económico y social.

    El propósito inicial era el derrocamiento de Porfirio Díaz de la presidencia de la República. La revolución maderista fue acogida con beneplácito por grandes sectores de la sociedad mexicana, principalmente por los campesinos, que esperanzados por lo prometido por Madero, se lanzaron a la lucha armada; Villa, Orozco y Zapata, encabezaron esta lucha campesina, pero pronto se dieron cuenta de que el reparto o la restitución de las tierras era lo que menos importaba a los dirigentes del movimiento.

    Tanto Madero como Carranza pensaban que las reformas sociales debían aplazarse, primero estaban la solución a las demandas políticas, más que sociales, lo que originó que primero, los zapatistas se alzaran en armas contra el gobierno maderista al considerarlo como traidor al no restituirles las tierras a las comunidades campesinas. Más tarde, después del triunfo constitucionalista sobre el huertismo, los villistas se rebelarían contra Carranza.

    CAUSAS.

    1. El envejecimiento del sistema y la inmovilidad del gabinete porfirista.– Se refiere no sólo a la prolongada permanencia de Porfirio Díaz en la presidencia de la República, sino también de sus secretarios de Estado, de gobernadores de los Estados y demás funcionarios públicos que se habían enquistado en el poder con todas las prerrogativas y privilegios que les ofrecía la dictadura. Para darnos una idea el ministro más joven tenía 60 años de edad y por lo menos, 20 años en el puesto. En 1910 Porfirio Díaz tenía ya 80 años de edad, la mayoría de sus colaboradores estaban también muy viejos y sólo se sustituían a los que morían, como en el caso del gobernador de Sinaloa, Francisco Cañedo, que fallece en 1909, al cual le sucede, por imposición, Diego Redo, partidario de Díaz. Ante esta situación la oposición va en aumento, principalmente de la clase media y de algunos sectores privilegiados que se sentían con el derecho a participar del poder político, como es el caso de Madero y Carranza en Coahuila; y, Obregón y Calles en Sonora.
    2. El régimen dictatorial personalista perfecto. John Kenneth Turner lo explica de la siguiente manera: "… El Presidente, el gobernador y el jefe político son tres clases de funcionarios que representan todo el poder en el país; en México no hay más que un solo poder gubernamental: el ejecutivo. Los otros dos poderes sólo figuran de nombre y ya no existe en el país ni un solo puesto de elección popular; todos son ocupados por nombramiento expedito por alguna de las tres clases de funcionarios del ejecutivo mencionado. Estos controlan la situación en sus totalidad, sus palabras son leyes en sus propias juridiscciones: el presidente domina en los 29 estados y dos territorios de la República; el gobernador en sus Estado; el jefe político en su distrito. Ninguno de los tres es responsable de sus actos ante el pueblo…"1 De esta manera se fue abonando el terreno para el descontento social, no sólo de los campesinos y obreros, sino también de la gente que tenía una situación económica favorable, pero que deseaba y aspiraba a ocupar puestos públicos que tenía acaparados la camarilla porfirista, por cierto, ya longeva.
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