- El pensamiento crítico, antídoto contra el pensamiento único.
- El mercado en el sistema capitalista es libre. El mercado libre es esencial para una economía dinámica y viable. El mercado libre beneficia al ciudadano. El mercado se autorregula.
- La única forma de crear riqueza para el pueblo es mediante el crecimiento económico. La moderación salarial es fundamental para el crecimiento económico.
- En el sistema capitalista es posible el pleno empleo. Es indispensable la flexibilidad laboral para crear empleo.
- El sistema capitalista se sustenta en la democracia. La democracia es el menos malo de los sistemas.
- La libertad implica inevitablemente desigualdad. Cualquiera puede prosperar en el capitalismo.
- En el sistema capitalista es posible un consumo responsable. Es posible un desarrollo sostenible, un capitalismo ecológico.
- El sistema capitalista es el único posible. No hay un sistema económico serio alternativo.
- Notas finales
Las falacias del capitalismo
Razón vs. Fe.
El pensamiento crítico, antídoto contra el pensamiento único.
En tiempos de crisis como el actual, el sistema se delata a sí mismo. Son momentos en los que las caretas se caen y muestran los auténticos rostros. Sin embargo, con un mínimo de observación, de información, de memoria, de razonamiento, de sentido común, no es tan difícil poner en evidencia las contradicciones y falacias del sistema capitalista, incluso en tiempos de aparente prosperidad. Es posible también quitarle las caretas al sistema sin esperar a que éstas se caigan por sí solas.
El capitalismo vive de las apariencias. Pone toda la carne en el asador para aparentar lo que no es y para ocultar lo que realmente es. No es de extrañar que se sustente en el férreo control de los medios de comunicación. Férreo a la vez que disimulado. Un control social nunca es eficaz si no pasa desapercibido. Sin embargo, el capitalismo no puede evitar ser cada vez más recuestionado porque no puede impedir que sus mentiras sean poco a poco descubiertas. Los hechos contradicen los discursos. Las consecuencias nefastas del sistema capitalista ya no pueden pasar desapercibidas. Las evidencias ya no pueden ser ocultadas ni manipuladas. La realidad, tarde o pronto, habla por sí sola.
Me propongo, de la forma más breve posible, y desde la humildad de un ciudadano corriente que incita al lector a cuestionar sus opiniones y a rebatir sus razonamientos, aportar argumentos para combatir algunas de las falacias que el sistema capitalista nos vende continuamente a todos los ciudadanos. Con las únicas armas del sentido común, de la razón, de la observación, del pensamiento crítico y libre, de un mínimo de memoria y de información, es también posible combatir ideológicamente al sistema. Evidentemente, el estar bien informado, o el estar bien formado, ayuda mucho para combatir dichas falacias. Pero, en el fondo, tampoco es necesario estar excesivamente informado para ver las contradicciones del sistema capitalista, hasta el punto de ponerlo en cuestión. Incluso, a veces, es peor una mala información o una mala educación que la falta de las mismas. Porque una información sesgada produce prejuicios. Y no hay mayor enemigo de la libertad de pensamiento que los prejuicios. Esto bien lo saben los que manipulan a la gente, bien se encargan de llenarnos la cabeza de prejuicios desde que nacemos. Incluso, a veces, también es peor el exceso de información que nos impide ver el bosque al ver sólo las ramas, que nos crea la falsa sensación de que al estar "mucho" informados estamos "bien" informados. Precisamente, la mejor manera que tiene el sistema actual de desinformar al ciudadano medio es avasallándolo de mucha información de baja calidad. No hay espíritu más libre que el de un niño que aún no ha sido "contaminado" por la cultura de su entorno, hasta el punto de hacer preguntas que muchos adultos ya ni se plantean. Y, mientras no se demuestre lo contrario, ser capaces de preguntar es condición sine qua non para llegar al conocimiento. Sin preguntas, no hay respuestas, no hay búsqueda de la verdad, y por tanto no hay conocimiento. Como se suele decir, la clave del conocimiento reside en hacer las preguntas adecuadas.
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