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Sobre el papel de la mentira en la conformación de las sociedades complejas

Enviado por carhumb


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Monografía destacada

    1. Resumen
    2. La Mentira y la Verdad. Consideraciones generales
    3. La mentira en la perspectiva semiótica
    4. Mentira y retórica
    5. Mentira y Sociedad
    6. La mentira desde la perspectiva del tratadista (Mentira y hombres de estado)
    7. Platón
    8. Maquiavelo
    9. Rousseau
    10. M. Foucault
    11. Hannah Arendt
    12. La mentira y el Estado (Legitimación de la mentira: mentira y hombres de Estado)
    13. Consideraciones finales
    14. Bibliografía

    Quien hoy pretenda combatir la mentira y la Ignorancia y escribir la verdad, debe superar, cuando menos cinco dificultades. Debe tener el VALOR de escribir la verdad, aunque en todas partes la sofoquen; la sagacidad de reconocerla, aunque en todas partes la desfiguren; el arte de hacerla manejable como arma; el jucio de escoger aquellos en cuyas manos resultará más eficaz; la maña de propagarla entre estos. (B. Brecht, 1977:5)

    Resumen.

    La mentira o "deliberada negación de la verdad fáctica" como es definida por Hannah Arendt (1973) ha sido, más que un arma, una herramienta en manos de los hombres a cargo de la dirección política –y religiosa- de las sociedades, sin importar el momento histórico ni el grado de complejidad o desarrollo en que estas se encuentren. En este ensayo trato de hacer un breve recorrido por el pensamiento de algunos importantes tratadistas del manejo de la cosa pública, desde Platón hasta Hanah Arendt, destacando de su pensamiento aquellos pasajes en los cuales han tomado alguna posición en relación con el uso de la mentira como una herramienta eficaz para la administración del estado.

    INTRODUCCIÓN

    ¿Empezamos mintiéndonos?

    Al introducir el desarrollo del tema estimo necesario plantear mi posición en torno al título descriptivo del mismo, particularmente en lo que se refiere a lo de "sociedades complejas".Considero que el carácter de "complejo" que frecuentemente atribuimos a unos grupos humanos, en detrimento de otros a los que, en oposición, denominamos "simples", no es más que un producto de nuestra racionalidad, antes que de la naturaleza específica de los grupos a los que damos esa calificación. Simple o complejo no son categorías analíticas , son apenas conceptos –casi que me atrevo a decir "solo palabras"- cuya utilización depende exclusivamente de una forma etnocéntrica de observar la alteridad, típica de nuestra formación occidentalizada, que nos enseñó -entre tantas otra cosas- a ver la inferioridad del otro comparada con los avances de nuestra propia cultura, de la misma manera que nos ha enseñado a hacer comparaciones estimando solamente aquellos parámetros que a nuestro juicio son válidos para el fin propuesto y de las que resultan clasificaciones, casi siempre arbitrarias, entre inferior y superior, bonito y feo, bueno y malo, bárbaro y civilizado, simple y complejo, etcétera.

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