Amor online: refugios, resistencias e inicios posmodernos
Enviado por Ps. Roberto Balaguer Prestes
- Introducción / resumen
- El amor en tiempos de globalización
- La comunicación como baluarte en las relaciones actuales
- Resistencia al nuevo amor por sus formas de inicio
- Un triple refugio
- Cotidianeidad y encuentro
- Nuevos escenarios para viejos dilemas
- Bibliografía
INTRODUCCIÓN / RESUMEN
La Red se ha transformado entre otras cosas en un lugar que abre a posibilidades de conocer gente y enamorarse en formas más simples que lo que permite el ritmo de vida actual. El presente artículo aborda la cuestión del amor online dando cuenta de sus similitudes con las relaciones de amor cotidianas de la modernidad.
Este amor que comienza como comunicación tecleada puede resultar también un refugio, trabajándose este aspecto en tres acepciones de refugio. Sin embargo, juzgar las (im)pertinencias de los amores por sus formas de inicio digitales pareciera ser un enfoque intelectual soberbio al cual no resulta grato adscribirse.
Este enfoque deja de lado la novedad, las nuevas maneras de estar en el mundo globalizado. A través de la Red suele haber manifestaciones muy intensas, de fuerte compromiso emocional a pesar de la ausencia de contacto físico, a pesar de lo virtual.
El amor en pantalla permite la huída pero no pareciera diferir mucho de las relaciones que se establecen en los territorios de conquista como ser bares, pubs y discotecas.
A diferencia de tiempo atrás donde el amor fantaseado moría en la propia fantasía, a través de lo online es posible dar una vuelta más a la imaginación y encontrar dialogado de fantasías, paliar las soledades, dar inicio a infidelidades, lograr encuentro y por qué no amor también. El amor online o el simple flirteo puede romper la monotonía del matrimonio, de la rutina y abrir brechas que solo el tiempo determinará sus dimensiones.
El amor en tiempos de globalización
Unidas por la fibra óptica de norte a sur y este a oeste las identidades de las sociedades intentan acomodarse frente al trastorno identitario generado por la globalización.
Para muchos este proceso globalizador ha sido causa de esta suerte de vuelta sobre sí mismos de los pueblos, como defensa frente a la inminente licuidificación de la identidad cultural (Castells, 1996; Giddens, 1999). Las denuncias sobre este tipo de sociedades vueltas sobre sí mismas, hedónicas, narcisistas, se hacen oír desde hace años. Al tiempo que eso sucede las personas mientras tanto, se vuelven también de variadas formas sobre sí mismas para reencontrarse.
Asistimos entonces a infinitos procesos de búsqueda y reforzamiento identitarios que van desde las sociedades hasta los individuos particulares. Las diferencias tienden a borrarse y los grupos humanos de un mundo cada vez más pequeño se uniformizan buscando a la vez recobrar las raíces perdidas por causa del proceso globalizador.
La velocidad de los cambios es vertiginosa y la incertidumbre es lo más certero de ser encontrado en el camino. La tecnología impacta fuertemente y las personas buscan adaptar sus modos de vincularse tradicionales a los tiempos que corren. La globalización con su consecuente "empequeñecimiento del mundo" ha abierto la posibilidad de conocer gente de casi cualquier lugar del planeta con solo poseer una conexión telefónica y una computadora. Internet permite compartir espacios virtuales con miles de personas alrededor del mundo y volver a encontrarse eliminando las distancias: físicas y psicológicas.
En estos nuevos, virtuales, espacios psicosociales (Balaguer, 2003) sin locación física, los sujetos se encuentran, se conocen y hasta se enamoran. Allí entonces comienza el amor online.
La comunicación como baluarte en las relaciones actuales
Similar al fuerte debate generado en torno a los menores y su acceso a la pornografía a través de la red, el tema del amor online, las relaciones a través de la computadora ha dado y está dando que hablar.
Muchos programas radiales, de televisión, revistas de actualidad y de variedades, han incorporado el tema por lo candente que resulta en la vida social actual cada vez más tecnificada.
Las historias de parejas que se han casado, divorciado, conocido a través de Internet, inundan las páginas y las conversaciones acerca de la red, alimentando mitos y contribuyendo al desarrollo de la cibercultura.
La Red cada vez más se transforma en un lugar que abre a posibilidades de conocer gente y por tanto enamorarse. Estamos hablando de enamorarse frente a la computadora, o sea a solas desde un punto de vista material, físico.
La pregunta que recorre la mente de muchos entonces es si esta vuelta sobre sí mismos, esta nueva forma de conocer gente se corresponde con una posición autoerótica, narcisista, autística. Si esto fuera así, ¿es acaso el amor online un síntoma de ello?
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