La aplicación del Arte en valores tales como lo bello, lo sublime, lo cómico y lo trágico
Enviado por Yésica Luque
En la presente monografía nos proponemos desarrollar las diferentes concepciones del arte de autores como Immanuel Kant y Friedrich Hegel. Además, nos aproximaremos a temas relacionados con las formas de emitir juicios puros en lo que refiere a los juicios sobre lo bello y lo sublime, que plantea la filosofía kantiana.
Conviene decir que el sentimiento estético que alude a una experiencia sensible, o aisthesis, ha de ser en Kant desinteresado y ajeno a los fines.
Por otra parte, bajo el contexto del idealismo alemán, con representantes como Fichte, Schelling y Hegel, se transformó la filosofía kantiana para establecer grandes sistemas en los que emergió un nuevo concepto de razón: una Razón infinita y absoluta (Yo o Idea o Espíritu) constituyente de todo lo real, que se desenvuelve históricamente mediante procesos dialécticos. En Sistema del idealismo trascendental, Schelling plantea, al final de su libro, que el verdadero órganon de la filosofía es el arte, en oposición a Aristóteles, quien expresa que el órganon de la filosofía es la lógica. El arte, plantea Schelling, es la morada de lo absoluto, la unidad entre espíritu y la naturaleza; alma y cuerpo; razón y entendimiento. Todo lo que aparece como oposición, se le aparece a Schelling unificado en una obra de arte, todo el sistema de oposiciones se reduce a la contradicción sujeto y objeto. Estos aparecen reconciliados en una obra de arte. Sea cual fuere la obra, es algo configurado: sensibilidad y discursividad, conciente e inconsciente (carente de conciencia). La obra de arte unifica todo lo que en la vida aparece escindido, lo que es contradictorio, lo que aún no aparece. Es decir, van apareciendo anticipaciones de cosas aún no realizadas en espacio y tiempo. El pasado encuentra lugar, pero, lo que aún no es fermenta a su lado. Por ejemplo, si uno escribe un poema, éste está vinculado, aunque no se lo advierta, con la historia de la poesía. De esta manera, lo ya sido encuentra lugar en la obra de arte, se transforma al lado de lo que no es aún.
Por su parte, Hegel, afirma que el arte es apariencia, no en términos peyorativos, sino apariencia como su esencia, puesto que apariencia significa exteriorización, manifestación. La verdad, según plantea, tiene que aparecer sensiblemente. Lo verdadero tiene que manifestarse. La forma de lo verdadero tiene que ser discursividad, concepto. Sólo se puede acceder a lo verdadero cuando la verdad sea concepto, es decir, que la verdad está consignada en la Filosofía. La religión y el arte son, para el filósofo, modos sensibles de manifestaciones.
Para empezar, podemos decir que la obra de arte está dotada de sentido, el cual se va desplegando de modo intratemporal, relacionándose con otras épocas de manera intencional o no, produciendo significado y sentido durante el tiempo. La obra de arte tiene sentido porque, ciertamente, emite, desencadena, produce, esos sentidos, esos significados. Estos sentidos y significados no están encapsulados en un sujeto que está frente a ella, sino que estos sentidos se van desplegando en el tiempo. Cualquier obra de arte, aún sin quererlo, va incorporando elementos, frases, colores, ideas de otras obras de arte. Finalmente, en el momento en que la obra de arte deja de producir sentidos y significados se acaba como tal. La obra de arte deviene mundo y despliega sus significados en él, a partir de las obras literarias y filosóficas. Estas son obras de arte porque significan, porque de ellas sabemos todo lo que sabemos y lo que no sabemos también. Ellas nos enseñan, nos muestran e indican cuáles son nuestras pasiones visibles y las no visibles. La obra de arte produce un mal entendido permanente puesto que nunca va a dar un sentido claro, preciso y permanente, ni tampoco dará el sentido propio, sino el sentido figurado, es decir, metáforas, símbolos, alegorías.
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