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La vejez sin achaques y como proceso normal

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

    1. Hablemos entonces, del envejecer y de la vejez
    2. El ejercicio físico regular y metódico
    3. El secreto de la longevidad
    4. La verdad acerca del envejecimiento normal

    Ayer recibí una carta que me enviara un colaborador y amigo, quien reside en la Carolina del Norte.

    Me dice: "Querido amigo: Cuán malo y cuán difícil es envejecer. Yo aun recuerdo aquéllos días cuando las nevadas me parecían bellísimas y cuando el tiempo de tormentas no me atemorizaba. Hoy, me da miedo tan solo el pensar, que yo pudiera sufrir una caída si resbalo; y aun, me preocupa más el hecho de que no puedo casi recordarme de las cosas sin inusitado esfuerzo.

    Desde la semana pasada cargo en mis bolsillos papelitos de notas para recordar los nombres de personas a quien me presentaran el día antes.

    Mujer – Max Beckman (1884-1950)

    "Cuando me miro en los espejos, mis arrugas me atemorizan. Oír se me está volviendo más duro cada día que pasa, y estoy muy olvidadizo… por ejemplo, ayer llegué tarde a mi trabajo, porque no podía encontrar la llave de mi carro, la cual había dejado colgada con el llavero en la puerta de la casa.

    Frecuentemente traspongo los dígitos de números de teléfono con la consternación consecuente… y me canso, me canso muy fácilmente. Y duermo, duermo mucho.

    "La comida no la apetezco, pero el peso lo gano fácilmente, resultándome difícil el perderlo de nuevo.

    "Mi esposa y yo hace muchos meses que no hemos compartido el lecho nupcial. Yo he inventado un dolor de espalda ficticio para dormir en otra cama y en otra habitación — ¡Qué cosa más terrible es envejecer!"

    Yo me puse a cavilar con el contenido de esta carta tan extraña. Ray, mi amigo, sólo tiene 66 años siendo más joven que yo. Y, yo… yo no me siento mal…

    No es una depresión en este caso, es una crisis existencial, de las que hemos hablado en otras ponencias ya publicadas.

    Hablemos entonces, del envejecer y de la vejez

    Solamente en tiempos recientes a la vejez se la ha considerado anatema —a pesar de que la juventud se ha codiciado como el oro, a través de toda nuestra historia.

    Ponce de León fue guiado por la ambición de encontrar la Fuente de la Eterna Juventud, con las aguas de la cual él trataría de prolongar las vidas jóvenes de quienes las bebiesen.

    Narciso, el héroe mitológico, de sí mismo enamorado, encontró su muerte cuando no podía dejar de admirar su reflexión en las aguas de un estanque. (Véase mi ponencia: El Narcisismo).

    Dorian Gray hizo un pacto satánico que le permitió permanecer como hombre muy joven mientras que su retrato, escondido en las penumbras de un ático, envejecía y exhibía los estigmas de su malevolencia. (Véase mi ponencia: El Retrato de Dorian Gray).

    El Retrato de Dorian Gray. Ivan Albright (1897-1983)

    Uno de los seres mitológicos más desafortunados, fue quien a los dioses pidiera que le garantizaran el deseo de nunca morir, sin haber perdido que se le garantizara simultáneamente el de nunca envejecer… así que vivía y vivía y envejecía y envejecía.

    En nuestra situación actual. Con los avances médicos logrados, con la eliminación y control de algunas enfermedades y con el tratamiento efectivo de tantas otras; el resultado ha sido que, en muchos países, la vejez se prolonga, a veces de modo inútil y penoso.

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