Las manifestaciones de actitud y de comportamientos que expondremos más adelante se podrán observar en algunas mujeres que han experimentado abortos. Las reacciones podrán variar desde una desolación leve hasta una muy profunda, la última que podría incluir síntomas del llamado el Desorden de Tensión Emocional Post-traumática (Post-Traumatic Stress Disorder). Para el entendimiento del PTSD se recomienda: Vietnam: A Casebook por J. Lindy).
En esta ponencia se reconoce a la mujer que tuvo el aborto como lo que es: la víctima sobreviviente, y no la persona nefasta — que tantos santurrones católicos — cruelmente, dedican sus vidas insignificantes, a atormentar.
Parada de rigor…
En la primera de las páginas de su libro The Red Queen, Matt Ridley expresa algo, que resuena en mi mente siempre que escribo estos artículos. Aquí lo parafraseo en el idioma original:
"Science writers become accustomed to the feeling that they are plagiarists, raiding the minds of those who are too busy to tell the world about their discoveries. There are scores of people who could have written each chapter of my book better than I. My consolation is that few could have written all the chapters". Las letras bastardillas son las mías).
Sigamos adelante…
Los abortos, por su historia, han sido parte de nuestra existencia y la de otros vertebrados que lo provocan en sus hembras con las que desean procrear, pasando sus propios genes. (Para un estudio detallado de este tema en el ser humano, sugerimos: Historia del Aborto por G. Galleotti, para la de los animales, recomendamos, The Selfish Gene por R. Dawkins).
Es que el aborto no es invención nueva.
La sociedad en que vivimos, nuestras iglesias y nuestras familias prefieren ignorar que el aborto, más que una transgresión de índole moral, constituye una verdadera lesión; amén que un trauma narcisista para la mujer obligada a tenerlo. Es más, el mensaje que se transmite a la sociedad con respecto al aborto nos dice que esta experiencia resuelve un problema y que por lo tanto es una "no-experiencia".
Pero, no es así. Porque amarga experiencia lo es — además de ser prueba adversa y negativa. Así lo es, porque para la mujer, víctima de esta circunstancia, el aborto es ordalía singular. Repito que la "víctima" en lo que al aborto respecta, es la mujer sobreviviente. Porque es ella quien, en su propia carne, sufre y vive las consecuencias de su acción.
Lo que nos deja con este residuo moral y psicológico: (que) para muchas mujeres, el trauma del aborto es una dificultad insuperable.
Aborto en Kiev
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