El telón no se corre todavía

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Resúmen

 

Escribo estas líneas, sencillamente porque creo, hijo mío, que tal vez los leas, escudriñes el fondo de mis pensamientos y anhelos todavía no cumplidos, créeme no puedo hacerlo a cualquier persona, porque sencillamente no comprenderán o no se abstraerán en el infinito, leyendo los pensamientos de quien está condenado a pronto morir, o no se estremecerá su corazón pensando en la desigualdad de fortunas que tenemos.

¡No lo destruyas! ¡Guárdalo! Vale la pena.

Alguna vez pensé escribir un libro vibrante de mi vida, de tal manera que el lector hubiere quedado sencillamente angustiado, un libro que sería un himno a la excelsitud, a la perfección, rebelde a toda mediocridad, pero el tiempo y mi enfermedad, coartó mis ideales.

¿Sabes algo, hijo mío?

Estos tiempos son los más felices de toda mi malgastada vida… ¡los más felices! “Apenas conocí que mis horas están contadas, abandoné todo”, desde entonces, dedicado estoy a descubrirme y descubrir el contenido del alma humana, un privilegio al que le conceden unos días más ¿verdad? Pienso, entonces, ¿por qué? Goethe murió pidiendo más luz; por qué Musset, quiso amar incesantemente después de haber amado, por qué ofreció su vida por una caricia y su genio por un beso Dirás: ¡Esas cosas que tiene el viejo!

 

 

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Enviado por Juan Diego Siguenza Rojas

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