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La Anhedonia, síntoma residual y frecuente de algunas depresiones y de cómo tratarla

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

    1. Un ejemplo clínico
    2. La psicoterapia intensiva
    3. Bibliografía

    Muy a menudo, una paciente nos informa que su depresión está controlada y que, lo que le queda es una sensación residual de no poder gozar su vida, de no poder entusiasmarse, o de no poder sentir capacidad ninguna de disfrutarlo todo.

    No es que estas pacientes estén deprimidas. Por el contrario, la depresión, con su constelación de afectos desagradables y negativos se ha esfumado… lo que les queda es esa molestia persistente y discreta que les roba a muchos la tranquilidad y la paz.

    Cuando la depresión endógena (con sus trastornos metabólicos intrínsecos) se trata debidamente y se alivia… en su estela, a veces, y como una sombra, se alojan y siguen los problemas existenciales, que antes fuesen cubiertos por las amargas experiencias del sentirse deprimido.

    Un ejemplo clínico se usará en este lugar:

    BGR (*)

    Tenía unos 29 años, cuando ella fue referida porque tenía una aversión extrema a la presencia de la comida — especialmente a la carne.

    No era que ella fuese vegetariana. No. Era simplemente, que la vista de carnes, el olor de las mismas y la presencia de platos que las contuvieran bastaban para evocar sentimientos negativos, conducentes a la náusea y (a menudo) al vómito.

    Habiendo perdido mucho de peso, BGR fue admitida a un servicio hospitalario interno para proporcionarle tratamiento psiquiátrico intensivo.

    Por una semana se la sedó totalmente y a la vez se le administraron dosis heroicas de tranquilizantes para reducir "sus ansiedades".

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