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La Octava Esfera

Partes: 1, 2

    1. La naturaleza inferior del hombre opuesta a la Octava Esfera
    2. El descenso de Cristo al inframundo
    3. Materialismo y clarividencia visionaria
    4. Nota adicional

    La Octava Esfera (llamada esfera en el sentido que lo son las siete fases sucesivas de desarrollo evolutivo desde Saturno a Vulcano) viene a ser una especie de luna compuesta de las imaginaciones luciféricas y del elemento material terrestre ahrimánico, lo cual conforma así un fenómeno completamente falso en el Universo, mediante la creación de un plano cósmico de existencia irreal en un mundo paralelo a la tierra, con el consiguiente torcimiento y desviación del proceso evolutivo, en sustitución del impulso crístico ascendente hacia la siguiente esfera a la tierra, que sería el nuevo Júpiter. Constituye un mundo de espectros y fantasmas creados por Lucifer y Ahriman, en forma de imaginaciones arrancadas de la tierra, no puras como lo eran las de la verdadera luna, sino densificadas con la materia elemental de lo mineral. Es por tanto una esfera lunar rellena de material elemental terrestre, que supone un hecho equivocado en el cosmos, en el intento combinado de Lucifer y Ahriman de arrancar al hombre de la tierra, pasando por encima del desarrollo del Yo planificado por las correctas Jerarquías superiores como fase indispensable en la evolución de los seres humanos. 

    Lo que pretenden Lucifer y Ahriman es la desaparición de todo el proceso evolutivo de la humanidad ciñéndolo a la Octava Esfera, para cambiar así el curso de toda la evolución. Si Lucifer quiere llevarnos a un medio similar a la Antigua Luna, mediante la introducción del reflejo imaginativo de los mundos espirituales superiores, con un fin similar se le une Ahriman que, en su objetivo de arrancar la materia de la tierra, colabora con aquél permeando aquellas imaginaciones con materia terrestre para darles una apariencia de total realidad, de manera que su actividad combinada da como resultado las imaginaciones lunares densificadas en la materia, que es lo que forma el contenido de la Octava Esfera, que no son sino verdaderos espectros o fantasmas irreales creados así por ambas jerarquías rezagadas, que hacen que la Humanidad viva en un estado de "Maya" e ilusión ante tales fenómenos. 

    Para proteger a la Humanidad y evitar esos objetivos de Lucifer y Ahriman de que todo el reino físico fuera absorbido en esa Octava Esfera, la Jerarquía de los Espíritus de la Forma (los Elohim) mandaron a Jehová a la luna para, con la fuerza de atracción de la tierra sobre ella a causa de su densidad mineral, mantener al ser humano aferrado a la tierra hasta desarrollar firmemente su Yo, y a partir de entonces poder ya acceder al mundo espiritual. La tentación luciférica, consistente en la prematura espiritualización humana, dio lugar a que la humanidad viva en continuo estado de espejismo o maya, pues lo que ve no es un espejo de lo real, sino un reflejo del mundo de la Octava Esfera, que no es la luna actual sino una Luna anterior conservada a nivel imaginativo y densificada por Ahriman, hasta el punto de adquirir una consistencia de materia terrenal que contiene los reflejos de  los mundos espirituales  más elevados, que hacen que los humanos los vean como materia cada vez más sutil. Si no hubiera tenido lugar la venida de Cristo y el Misterio del Gólgota, el hombre se hubiera desarrollado hasta un alto nivel conducido por la luz de Lucifer, penetrando en el mundo espiritual luciférico, de carácter nirvánico, hasta conocer a los Principados o Archai, de manera que así los hombres, dejando atrás lo corporal, se habrían espiritualizado ascéticamente. Con ello se hubiera consumado el plan de Lucifer, que básicamente quería apartar a las almas de la tierra y abandonarla, de forma que las almas humanas se habrían salvado pero la tierra no hubiera evolucionado.

     

    La naturaleza inferior del hombre opuesta a la Octava Esfera 

    Si antes del Gólgota los hombres no siguieron ese impulso de Lucifer de conducirlos a un mundo de luz espiritual fue porque los dioses superiores introdujeron en épocas remotas la Octava Esfera. Lo hicieron con el fin de impedir a Lucifer que pudiera extraer prematuramente la naturaleza superior del hombre, y para ello implantaron en su naturaleza una tendencia hacia la materia que haría que el hombre adquiriese una inclinación y atracción tan fuertes hacia su naturaleza inferior (la carne, la naturaleza física, la reproducción sexual, etc.) que le haría vivir totalmente implicado en la materia, hasta desarrollar eventualmente su individualidad y su Yo. Introdujeron en el hombre una mayor gravedad/densidad enraizándole en la materia, y así las mismas religiones hacían que el hombre venerase lo terrestre, la carne y la sangre, para que el hombre fuese lo suficientemente pesado como para no ascender inmediatamente al universo espiritual. 

     Se formó entonces la tierra en torno al sol y ella recibió a la luna como satélite a su alrededor, de manera que la fuerza de la tierra que atrae a la luna es la misma  -en su contraparte espiritual- que encadena al hombre a su naturaleza inferior, pues la luna existe precisamente para frenar lo luciférico y para que la naturaleza inferior pueda llegar a espiritualizarse en su día. Podemos afirmar por tanto que los Dioses, las Jerarquías Superiores, por medio de Jehová, han colocado a la luna para ligar provisionalmente al hombre a su naturaleza inferior, incapacitándole mientras tanto para ascender a los mundos espirituales a través de un camino de absoluta moralidad como es el preconizado por Lucifer. La "caída del hombre" significa cómo Jehová aprisionó al hombre en cuerpos de carne, para eludir el proyecto de Lucifer de proporcionar al hombre la inmortalidad (el Fuego de los Dioses) y la autocomplacencia espiritual, evitándole la necesidad de tener que atravesar los sufrimientos de la experiencia física en el mundo terrestre. 

    Partes: 1, 2
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