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Credos y sabiduría: Lo que nos hace sentir que somos seres señalados

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

    1. Mientras que… en África, mundo remoto y prístino
    2. Lujos, molicie y comodidades
    3. La escuela del conocimiento y la docencia de la observación en el plantel de los instintos
    4. El desarrollo y la etología
    5. El Jardín del Edén
    6. Nada superfluo en el plan de la Naturaleza
    7. La semántica, las coincidencias, las simetrías, las premoniciones
    8. El exegeta

    Nunca debemos estar satisfechos con lo que somos, con lo que sabemos, ni con lo que tenemos. Porque la vida; fenómeno caprichoso, de curso tortuoso y de derrotero impreciso, siempre nos recuerda que sus procesos son sorpresivos, misteriosos y enormes.

    Lo esencial en la vida no es tanto conseguir los objetivos que nos trazamos, como es la capacidad de luchar tenazmente para el logro de los mismos.

    El trabajo nos consigna a una esclavitud que es, contradictoriamente, una forma de libertades cuantiosas.

    Mientras que… en África, mundo remoto y prístino

    Toda mañana en ese continente, se despierta un animal, se despierta un león. Este animal se despierta hambriento, y se despierta con el conocimiento de que tiene que correr más rápidamente que el antílope más veloz o quedará sin almorzar — así que cuando asoma el sol, al león le conviene correr, y correr muy rápido. Traduciéndolo mejor: a este león, le conviene "trabajar".

    Pensamos en la tarea del león, porque en nuestra filosofía y labores de ayudar al prójimo a lograr su propio entendimiento, es menester que apliquemos el conocimiento que nos transmitieran nuestros antepasados, humanos y salvajes, para comprendernos mejor.

    Nuestros antecesores no podían concebir que nuestras habilidades físicas y nuestras competencias psicológicas, desarrolladas para la labor de medrar y procrear, terminarían siendo usadas para llegar al estado en que hoy nos encontramos, donde sólo vivimos para vivir, comer, gozar y engordar. Vegetando en una disipación de placer.

    Lujos, molicie y comodidades

    Dinero, poder, indulgencia y apatía conducen a que seamos blandos y frágiles. A través de la historia han sido los tenaces, los que más se sacrificaran a ellos mismos y los que batallaran por sus derechos quienes sobrevivirían y, los que al final, conquistaron.

    La vida misma, es una lucha que nunca termina hasta que nos sorprende la llamada final e ineludible de la muerte.

    Porque cada día es una resurrección cuando comienza, y una anticipación al sabor de la muerte cuando este concluye con la llegada del sueño. Cada día es una recopilación del ciclo vital en celebración de quienes saben aprovecharlo y vivirlo.

    Carpe diem, decían los romanos…

    Pero, ¿a dónde nos dirigimos para adquirir el conocimiento que nos garantiza una vida provechosa, saludable, exitosa y productiva?

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