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Alcoholismo: antecedentes, diagnóstico y tratamiento

Enviado por Gisela Martínez


Partes: 1, 2

  1. Antecedentes históricos
  2. Generalidades
  3. Alcoholismo
  4. Datos de laboratorio
  5. Esteatosis hepática
  6. Hepatitis alcohólica
  7. Cirrosis
  8. Biopsia hepática
  9. Modelos teóricos
  10. Efectos del alcohol sobre la salud. Factores que explican los efectos negativos sobre la salud
  11. Trastornos inducidos por el alcohol
  12. Criterios para el abuso de sustancias
  13. Diagnóstico diferencial
  14. Prevención
  15. Tratamiento
  16. Recursos especializados para controlar el alcoholismo. Recursos aversivos
  17. Bibliografía

Antecedentes históricos

El alcohol, del árabe alkuhi (esencia o espíritu), es el producto de la fermentación de sustancias vegetales. Su utilización por el hombre, en forma de brebaje, se supone que data de los albores de la humanidad cuando nuestros más remotos antepasados tuvieron la experiencia de beber el líquido resultante de la colección de agua de lluvia en alguna irregularidad del tronco de un árbol, luego de haber caído en dicho depósito natural alguna fruta desprendida que sufriera, posteriormente, el proceso de fermentación. La capacidad de observación del hombre primitivo le permitió reproducir dicho fenómeno y obtener el preparado, aunque éste sólo pudo ser utilizado en cantidades importantes a partir de la cultura del neolítico, 10 000 años atrás, cuando fue posible la utilización de recipientes adecuados gracias al desarrollo de la alfarería.

La ingestión inicial con finalidades religiosas dio paso a su consumo colectivo con fines festivos, en ocasiones muy especiales, y finalmente alcanzó mayor potencialidad dañina cuando su utilización dependió de la decisión personal; desde entonces se establecieron 2 grandes categorías de consumidores, representadas por quienes beben dentro de las normas sociales de responsabilidad y aquéllos que desgraciadamente no pueden lograr ese objetivo y se convierten en bebedores irresponsables.

El vino y la cerveza fueron conocidos desde la época de los egipcios (unos 5 000 años atrás). Hipócrates, médico griego, habló hace unos 2 400 años de la locura alcohólica y en el año 800 de nuestra era, Rhamses, un químico árabe, descubrió lo que a la postre aumentaría notablemente el poder dañino del tóxico: la destilación. Hasta ese momento, las únicas formas conocidas de producción no superaban la concentración de 12 a 14 grados de alcohol, ya que a partir de esa cifra el propio contenido del tóxico neutraliza el proceso de fermentación. Surgieron así, en la historia de la humanidad, las bebidas destiladas, llamadas también fuertes o espirituosas como el aguar diente, el ron, el cogñac y otras.

En 1849 surgió el término alcoholismo, gracias a Magnus Huss, un médico sueco que vivió en la época en que su país era el primer consumidor de alcohol de todo el mundo, pero no fue hasta los trabajos de Jellinek, a media dos del presente siglo, que el alcoholismo fue considerado una enfermedad luego que este autor lo describiera como "todo consumo del alcohol que determinara daños a quien lo ingiere, a la sociedad o a uno y otra".

En la mayoría de las culturas el alcohol es un depresor del sistema nervioso central utilizado con más frecuencia y el responsable de una morbilidad y una mortalidad considerable. En Estados Unidos en algún momento de su vida el 90% de la población ha tenido una experiencia con el alcohol y un 60% de hombres y 305 de mujeres han tenido uno o más acontecimientos adversos relacionados con el (p. ej., conducir después de haber bebido en exceso o una baja en rendimiento escolar debido a la resaca).

Las tradiciones culturales que fomentan el consumo del alcohol en la familia, y en la vida social, especialmente durante la infancia, afectan tanto los patrones de consumo de alcohol, como la probabilidad de que se presenten problemas relacionados con él.

En muchas culturas asiáticas la prevalencia global de los trastornos relacionadas con el alcohol es relativamente baja; en cambio, la proporción hombres a mujeres es alta. Las bajas tasas de prevalencia entre los asiáticos parecen estar relacionados a un déficit en casi el 50% de los japoneses, chinos y coreanos, de la aldehído-deshidrogenasa responsable del metabolismo del alcohol a través del acetaldehído. Cuando el 10% estimado de individuos que carece completamente de enzimas metabolizadoras del alcohol consumen esta sustancia presentan rubefacción facial y palpitaciones de tal intensidad que muchos deciden no beber en lo absoluto.

Entre los latinos existe una prevalencia menor en las mujeres que en las de los grupos étnicos. El bajo nivel educativo, la falta de empleo y un bajo status socioeconómico se asocian con trastornos relacionados con el alcohol. Los años de escolaridad no son importantes en la determinación de riesgos de problemas alcohólicos, pero si el hecho de que la escolaridad no se culmine.

El alcohol es un gran desinfectante. Como tal, es de uso común. También se utiliza con mucha frecuencia en la elaboración de medicamentos, en laboratorios para producir precipitados y demás, en bebidas, jarabes, en la elaboración de perfumes y cosméticos, en distintas aplicaciones dentro de la industria, como combustible, en la fabricación de pintura, barnices, lacas, disolventes, aerosoles, etc., y en un sinfín de productos, unos para consumo humano y otros para uso eminentemente industrial. Aunque existen alrededor de 16 tipos diferente de alcoholes, vamos a centrarnos en dos de ellos por ser los más habituales.

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