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La situación actual de la crisis financiera internacional

Enviado por Amós Abel Lino


Partes: 1, 2

    1. Terremoto en los mercados
    2. Sobre la crisis que se viene y como evitarla. Crecimiento económico y brecha externa
    3. La absurda contracción fiscal
    4. Las medidas

    TERREMOTO EN LOS MERCADOS

    La agudización de la crisis financiera internacional y sus efectos recesivos en la economía  real en los países industrializados ya está repercutiendo negativamente: en países como el nuestro se están reduciendo los precios de los commodities  afectando el sector externo de nuestras economías y, como consecuencia, los capitales empiezan a salir generando presiones al alza del tipo de cambio.

    Los inicios de crisis.

    Algunos economistas, como OSCAR UGARTECHE y PEDRO PABLO KUCZYNKI, advirtieron en su momento de las probables y nefastas consecuencias de la crisis hipotecaria en todo el sistema financiero y de créditos de EE.UU. (El comercio 23/01/2008).

    El problema empezó así: a medida que la demanda de viviendas se incrementaba los precios subían. La  demanda crecía impulsada por la facilidad de obtener créditos en el sistema financiero lo que, ahora lo sabemos, implicó una flexibilización – en ocasiones extrema- de los requisitos y condiciones para obtenerlos.

    Todo aquello produjo una vorágine de precios al alza, tasas de interés a la baja  y de demanda de viviendas y créditos tanto por parte de quienes buscaban comprar casa así como de las constructoras que buscaban liquidez para construir más y seguir vendiendo.  La espiral capitalista de generación de riqueza en su máxima expresión.

    Al mismo tiempo los bancos y otras instituciones dedicadas al otorgamiento de créditos hipotecarios  vendían dichas hipotecas las deudas a bancos de inversiones para, con la liquidez así obtenida, otorgar más créditos.

    Anatomía del desastre:

    Como la demanda por créditos para vivienda continuaba creciendo con robustez, los bancos, al percatarse de lo fácil que resultaba vender dichas deudas encargándoselas aun tercero (banco de inversión), empezaron a relajar las condiciones de otorgamiento de crédito.

    Recordemos que los bancos son intermediarios de liquidez: eso significa que reciben fondos por los que pagan una tasa de interés entregan créditos por lo que cobran una tasa mucho mas alta.

    Es decir, a mas créditos entregados a tasa mas altas, mas utilidades y, por supuesto, mayores bonos(precios del fin del año) para los funcionarios responsables.

    Esa lógica lleva a que, en algún momento, se llegaran a otorgar créditos hipotecarios a personas que no podían acreditar ingresos sin garantía colateral alguna y sin cuota inicial.

    "Con los precios de las viviendas y la demanda al alza, a nadie le preocupaba que no pudieran pagar. Por ultimo, no había ningún problema en liquidar la vivienda en cuestión), explica un ejecutivo de bienes raíces de MASSACHUSET quien no quiso ser identificado.

    Mientras en el siglo descrito continuaba al alza, los bancos de inversión "Empaquetaban" estas hipotecas (un activo en términos de flujo de capital) con otros activos que luego vendían a través de los mercados de valores a los bancos, fondos de cobertura y fondos de pensiones de todo el mundo.

    Según la lógica del desaparecido banco de inversión, se podía promediar el riesgo de las malas hipotecas con otros activos menos riesgosos. "Era como vender 7 gallinazos empaquetados y decir que eran lo mismo que un cóndor" comentaba un reconocido economista del INSTITUTO PERUANO DE ECONOMIA (IPE).

    Pero aquí habían otros jugadores: las aseguradoras. Estas  aseguraban a quienes compraban estos instrumentos  contra la posibilidad (en aquel entonces todavía muy remota) del lo pago de las obligaciones por alguna de las partes.

    Y se puso peor. El mismo mecanismo servía para hipotecar varias veces el mismo inmueble. Por ejemplo, si uno obtenía un crédito por US$ 110000 era porque ese era el valor de dicho activo. Pero con los precios de los muebles subiendo como la espuma, al año de haber obtenido el mencionado crédito el valor de la vivienda se había incrementado en un 40% es decir, ahora su valor era de US$ 154000. El propietario podía obtener un crédito hipotecario adicional por el valor restante: esto es, US$44000 + lo terrible fue que eso paso varias veces: un departamento porque se pago inicialmente US$ 150000 podía estar hipotecando 2 ó 3 años después hasta por US$ 500000. Ese dinero extra se convertía en consumo y las deudas extras eran empaquetadas y vendidas.

    Si a eso se añade que los créditos se otorgan a tasa variable – es decir, la tasa podía variar de acuerdo con las condiciones de la economía y a discreción de la institución otorgante, solo hacia falta un empujoncito para caer al precipicio. Luego de unos años desenfreno, llego el momento de pagar la cuenta,

    El empujoncito.

    Cuando las personas a quienes se les había dado crédito sin garantías y sin una adecuada calificación crediticia empezaron a dejar de pagar, la señal de alarma debió encenderse entonces. Pero no lo hizo, había muchísimo dinero en juego. A medida que mas y mas personas dejaban de pagar, las aseguradoras (entre ellas la nacionalizada AIG) hacían frente a las deudas pero la percepción del riesgo respecto a estos papeles se incremento al punto que los precios cayeron hasta casi pulverizarse. Así, sin poder vender mas hipotecas, los bancos dejaron de prestar originando la caída de la demanda por viviendas y, con ello, de los precios.

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